Abogados pueden beneficiarse de siete herramientas de la IA
Tecnología asiste en redacción de documentos y gestión de clientes
Los usos que tienen las herramientas de inteligencia artificial (IA) son múltiples y casi no dejan fuera a ningún oficio.
Usualmente, este tipo de instrumentos permiten agilizar procesos y ahorrar tiempo a los profesionales, y el campo de la abogacía no escapa de ello.
EF revisó qué herramientas de IA existen actualmente, con beneficios para este sector profesional. También analizó cómo se emplean actualmente y qué cuidados se debe tener con ellas.
Herramientas y usos
Existen múltiples herramientas que pueden usar los abogados para hacer más llevadero su día a día.
Revisión y análisis de documentos legales.
Existen múltiples herramientas de software para la revisión de documentos. Ellas permiten identificar la información más relevante de textos; por ejemplo, como punto de entrada para analizar un caso o un reclamo legal. Entre estas plataformas, algunos ejemplos son los de Kira Systems o Relativity, aunque no son las únicas. Investigación.
Otros instrumentos, por otra parte, ofrecen acceso a múltiples documentos relacionados con casos o documentos legales, que pueden servir como jurisprudencia o como soporte para un proceso en marcha. Algunos ejemplos de este tipo son Westlaw o LexisNexis, los cuales buscan reducir el tiempo de acopio de información, entre otras funciones.
Redacción de documentos rutinarios.
También existen herramientas que se pueden utilizar para crear contratos a partir de plantillas. Esto permite dejar de lado el uso de “machotes”, como se hace actualmente de forma convencional. Entre las más conocidas Superlegal (antes LawGeex)y Ironclad. Gestión de clientes.
Otras herramientas de software permiten gestionar las relaciones con clientes. Estos sistemas, popularmente conocidos como CRM, también permiten llevar más estructuradamente las relaciones con los usuarios de los servicios legales y sus casos específicos. Muchos de ellos permiten ordenar citas o seguir trámites, como Clio y PracticePanther. Traducciones.
También existen herramientas que pueden traducir documentos, o extractos de ellos, para aquellos abogados que así lo requieran. Se pueden utilizar directamente las herramientas de Google, como Translate, o hasta el reconocido Chat GPT. Además de ellos, existen otras herramientas tecnológicas externas que permiten hacer traducciones de textos más grandes, en formatos digitales muy particulares u obtener una narración oral de lo escrito.
Análisis de opinión pública.
Otra aplicación de la IA que puede facilitar el trabajo a abogados es la de aquellos instrumentos que permiten medir emociones en espacios de opinión pública. Esto puede ser esencial para tareas como identificar problemas de reputación que puedan repercutir en un caso, en determinadas circunstancias. Son muchos los ejemplos de este tipo de herramientas; sin embargo, algunos de los más conocidos son IBM Watson, que permite analizar opiniones en redes sociales y espacios de reseñas; o Amazon Comprehend, que posibilita identificar positividad, negatividad o neutralidad en textos. Asesoría legal.
Una aplicación adicional está relacionada con asesoría legal de referencia. Si bien es posible que una máquina no tenga todas las respuestas para todos los casos específicos, existen herramientas que utilizan IA para brindar asesoría básica a usuarios sobre sus problemas legales. Una de ellas, irónicamente, se llama DoNotPay (”no pague”), en referencia a la posibilidad de usar la herramienta y evitar así el pago de una consulta a un abogado de carne y hueso.
Algunas de las herramientas mencionadas anteriormente son gratuitas; sin embargo, la mayoría requiere el pago de una suscripción o una cuota por uso. En cuanto al idioma, la mayoría ofrece servicios en español, aunque no sea el lenguaje de interfaz principal. Algunas como Ironclad, por ejemplo, permiten a la persona contactar a la compañía y definir una cuota a partir de las necesidades específicas del contratante.
Si lo que se requiere es una orientación sencilla, herramientas como ChatGPT o DoNotPay ofrecen servicios gratuitos y pueden ser un buen punto de partida para obtener recomendaciones u ordenar tareas.
Manejo cuidadoso
A pesar de su fácil disponibilidad y su utilidad, estas herramientas no sustituyen al profesional en Derecho,para bien y para mal.
Para bien, porque la práctica del Derecho implica una fuente de trabajo para miles de personas y también permite situar la responsabilidad de los actos legales en personas que deben responder por ellos; y, para mal, porque las herramientas de IA pueden apoyar el análisis jurídico y sus actividades diarias, pero no pueden sustituirlas hasta garantizar su máxima efectividad.
Consultada por EF, la firma consultora EY -presente en Costa Rica- explicó que ya utiliza desde hace mucho tiempo este tipo de herramientas.
“Anteriormente el foco estaba en aplicaciones predictivas basadas en machine learning y data analytics, sin embargo, este último año el surgimiento de la inteligencia artificial “generativa” ha venido a cambiar el mundo y a complementar nuestro trabajo en el día a día a través de modelos que acompañan la creatividad”, explicó.
A nivel mundial, la compañía recordó que ha invertido unos $1.400 millones para el lanzamiento de su propia herramienta EY.ai.
Otra firma internacional que ofrece servicios legales el país, Grant Thornton, respondió a EF con una postura un poco más cautelosa. Señaló que se están revisando criterios de confidencialidad, confianza, capacitación y controles adicionales mínimos para evaluar el uso de este tipo de insumos en “el trabajo conjunto con clientes externos u otras tareas internas”.
Es sencillo analizar los beneficios y las oportunidades que ofrece la IA para el Derecho, pero es imposible cerrar un análisis al respecto sin mencionar la “cara b” de estas herramientas.
Los instrumentos de IA también permiten que cualquier persona realice actividades potencialmente delictivas, como alterar contenidos para falsificar documentos, realizar plagios o violar la propiedad intelectual de terceras personas. Incluso, en múltiples países ya se revisan casos en tribunales por la producción de material pornográfico con la imagen de personas que no lo consienten (incluidas menores de edad, como es el caso de España).