Estudio y empeño impulsaron los negocios de esta emprendedora
María del Mar Echeverría fundó su propia empresa
Los maestros que María del Mar Echeverría tuvo de niña le advirtieron a su madre sobre los problemas que tenía para el aprendizaje. Ella los superó con esfuerzo y lo aprendido la impulsó a no rendirse.
Es la fundadora de MARE Design Center, una empresa de diseño enfocada en acabados de construcción de marcas italianas y europeas.
Es la segunda de tres hijas de Giselle Segnini y Carlos Echeverría.
Al ingresar a la Universidad de Costa Rica (UCR) eligió Ciencias Políticas, pero como no compartía el punto de vista de los profesores, a los seis meses se pasó a la Universidad Latina e ingresó a Publicidad.
La situación económica no era la mejor en Costa Rica. En el 2001 empezó a vender en sodas de San Pedro, en Montes de Oca, repostería hecha por su madre.
Pensaron en tener una cafetería, pero se necesitaba capital. María del Mar recordó que en su colegio la comida era poco atractiva, así que abrieron un quiosco en el Saint Claire; ofrecían repostería, pasteles de pollo, granizados, café. La familia entera se involucró y llegaron a tener dos kioscos más.
María del Mar repartía los productos en un Fiat Fiorino, su primer automóvil. Lo que más recuerda de entonces fue descubrir que le gustaban los negocios.
Una etapa nueva
Al concluir la carrera, en el 2004, su padre le planteó estudiar una maestría en el Incae, donde había estudiado él.
María del Mar aplicó y entró. Le hicieron una advertencia: “usted es un caso atípico, no tiene nada de matemáticas avanzadas. Le vamos a dar chance porque nos gusta su espíritu emprendedor”.
Los compañeros eran ingenieros, economistas y de otras profesiones especializadas. Le sacaban ventaja en las calificaciones y eso no favorecía su continuidad. Ahí vio su primera, y única, C.
Descubrió entonces que los cursos trataban de lo que había aprendido con el negocio de los kioscos. Y así llegó a la meta. “No me gradué con honores, pero pasé bastante bien”, dice.
Se graduó un sábado y el lunes siguiente estaba ingresando a su primer empleo. Los kioscos se habían cerrado, exigían el trabajo de varias personas y solo quedaba Giselle al frente.
Alguien le aconsejó a María del Mar tomarse su tiempo, viajar; pero ella quería retribuir la ayuda que le dio su padre, así que ingresó a H.B. Fuller, donde estuvo un año.
Era el 2008, año de la crisis financiera, y llegó muy poco dinero en la cuenta bancaria, así que aplicó a varias empresas.
La llamaron de Panamerican Woods, compañía dedicada al cultivo de teca. El proyecto para el que estaban contratando no se concretó, pero aun así la eligieron para un puesto enfocado en mover los productos terminados.
Conocer y seguir
María del Mar no sabía nada de madera, pero aprendió y empezó a empaparse de la industria. Supo que se iba a realizar en Nueva York una feria relacionada con ese campo y le planteó a la empresa asistir.
Allá conoció empresas y marcas globales y a un italiano dueño de una compañía que compraba teca en Asia. El contacto sería fundamental después para ella.
Salió de Panamerican Woods y ya pensaba en tener su negocio, pero ahora llegaban ofertas de trabajo.
La llamaron de Olam Group, una firma de alimentos y commodities para el mercado masivo. Le ofrecieron ir a la sede de la compañía, en Singapur, a un entrenamiento de gestión; luego estuvo con Olam en Panamá, en Colombia y en Perú aprendiendo sobre los mercados de madera, café y especias.
Con Olam trabajó en la división de madera en Gabón, África Central. Fue un año intenso y al regresar a Costa Rica ya tenía claro lo que haría: un negocio de diseño.
El empresario italiano al que conoció en Nueva York le envió unas muestras de madera. En el 2011, en su propio vehículo, empezó a ofrecer servicios de diseño de pisos. Un día visitó una floristería de Guachipelín de Escazú para comprar un arreglo y al salir vio un local comercial desocupado.
Atravesó la calle, preguntó y habló con el dueño del edificio y tres días después firmó el contrato. El capital que tenía eran los ingresos que obtenía como consultora.
Una vez firmado el contrato se dio cuenta de que solo vendía servicios de diseño y pisos de madera y que con eso no hacía nada. Compró un pasaje a Italia y allá contactó empresas en una feria especializada en diseño de interiores. Le ofrecían productos, pero ella no podía, ni quería, comprarles stocks.
Su modelo de servicios era personalizar hasta el último detalle. Algunos proveedores lo aceptaron. Era el 2014.
El gran momento
Así nació MARE Design Center. MARE viene de “madre” en catalán y de “mar” en italiano.
De diseño de interiores con pisos de madera pasó a ofrecer el servicio con todo tipo de productos para áreas interiores y exteriores: cocinas, puertas, mármoles, hardware, porcelanatos y hasta mobiliario.
Actualmente María del Mar se dedica más a lo estratégico y trabaja con un equipo que encabeza su hermana María Kristal.
En los proyectos se complementa con unos quince colaboradores externos y diferentes aliados como arquitectos, ingenieros, empresas de construcción o desarrolladoras y diseñadores, tanto locales como extranjeros.
En todas sus actividades siempre recuerda la enseñanza que recibió de su madre Giselle Segnini cuando, de niña, los profesores descartaban que pudiera aprender. Nunca se da por menos, ni por vencida.