Matrícula en instituciones privadas creció en los últimos ocho años
La crisis educativa en el sector público es un factor que tiende a favorecer a estos centros
Los colegios privados de Costa Rica tuvieron una matrícula de 29.222 alumnos en este 2023, el mayor registro conjunto de los últimos ocho años y una cifra que supera en más de 2.000 las plazas del 2021, cuando los hogares experimentaron el mayor shock financiero producto de la pandemia de covid-19.
La matrícula es más alta que en años anteriores, al igual que la cantidad de colegios disponibles. El Ministerio de Educación Pública (MEP) tiene el registro de 227 colegios privados, lo que representa 23 más que en el 2015 y nueve más que en 2021, el año que mostró un mayor retroceso en la cantidad de instituciones privadas.
Este fenómeno causa que hoy se reduzca la proporción de estudiantes por institución académica en este sector.
El promedio de alumnos por colegio privado pasó de 142 en el 2015 a 128 en el 2023: una disminución del 9,9% en menos de diez años. El dato refleja la realidad de un mercado con altos niveles de competencia.
Los colegios privados han experimentado impulsos y golpes que afectan el comportamiento de sus matrículas al mismo tiempo. Les favorece, por ejemplo, la crisis educativa en el sector público, pero también lidian con la situación económica de los hogares.
Unos ganan y otros pierden
Si se analizan las cifras de los 20 colegios con más estudiantes matriculados en este 2023, se observa que las cifras generales de estas instituciones crecieron un 2,7% en los últimos dos años, una vez superado el mayor embate de la pandemia (hasta un 5,8% en los últimos ocho años).
Sin embargo, la situación no es igual para todos los centros.
Si se comparan los datos de matrícula del 2021 (en pleno golpe de la pandemia) con los actuales, se puede observar que las cifras de nueve de esas 20 instituciones se mantuvieron más o menos estables; siete
experimentaron aumentos sustanciales y cuatro enfrentaron caídas.
Los colegios cuya matrícula aumentó en los últimos dos años, superada ya la mayor parte del efecto de la pandemia, fueron: CTP CIT, ubicado en Belén (con un crecimiento de 23,6% en los últimos dos años); el Saint Clare, localizado en La Unión (12,2%); el Bilingüe Nueva Esperanza, en Santa Bárbara (18%); el Marista, en Alajuela (6,4%); el Humboldt, en Pavas (7,2%); el Bilingüe
Sonny, en Cartago (15,2%) y el San Gerardo, también en Alajuela (24,4%).
Por otra parte, los descensos ocurrieron en el colegio Miravalle, de Cartago (con una caída de 10,3% en el mismo período); el Calasanz, en Montes de Oca (-8,9%); el Adventista, de San José (-12,6%) y el Angloamericano, de La Unión (-15,4%).
Esas caídas se profundizan, en algunos casos, cuando se observa la tendencia de largo plazo (de los últimos ocho años), más allá de solo la etapa
pospandemia.
Los centros educativos Santa Ana, Miravalle, San Miguel Arcángel, Angloamericano, Calasanz y Adventista enfrentaron pérdidas de más de un 20% de su acumulado de estudiantes desde el 2015, cada uno, a pesar de que por entonces el número general de alumnos de secundaria en instituciones privadas era similar al de ahora.
Entre los colegios que se mantuvieron más estables en los últimos años, a pesar de la emergencia sanitaria, estuvo el Lincoln School, que se localiza en Santo Domingo de Heredia. Este colegio apenas registró cinco alumnos menos este 2023 que hace dos años y contabiliza 54 más que en el 2015, con lo cual se mantiene como la institución privada de enseñanza secundaria más grande del país en términos del tamaño de su alumnado.
Motivos para subir y para bajar
Los motivos por los que una institución gana o pierde alumnos entre un año y otro suelen ser múltiples. Pueden responder a cuestiones que van desde asuntos internos, como el costo de la matrícula que fija cada institución, hasta a cuestiones externas, como la capacidad o el interés de los padres de seguir pagando el servicio (o de empezar a hacerlo).
Un factor que impulsa a las instituciones privadas y que alimenta su matrícula es que —en su mayoría— son capaces de ofrecer una educación más atractiva y con más recursos que los centros educativos públicos, los cuales cada vez cuentan con menos recursos y pierden terreno entre el