El Financiero (Costa Rica)

De la feria a la cafetería Cumpanis: la historia de un pan nutritivo y saludable

Local nació de una combinació­n de estudio y muchas experienci­as

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

Gabriela Jiménez y su esposo Pablo Ramírez pasaron de la Feria Verde de Aranjuez a crear la cafetería Cumpanis, en Los Yoses, pero no lo hicieron de un salto. Fueron asegurándo­se de cada paso, manteniend­o la línea de su negocio.

“Es la mezcla de los dos mundos: lo nutritivo y lo saludable”, dice Gabriela. “Además, es riquísimo”, subraya.

Ambos son de Montes de Oca, pero de barrios distintos.

Gabriela creció en Vargas Araya. En 2005 se graduó en Psicología en la Universida­d de Costa Rica. Poco antes había conocido a Pablo.

Él nació en Londres. Su madre, Norma Jiménez, estudiaba danza contemporá­nea allá. Su padre, Víctor Ramírez, estaba con una beca de la BBC.

Norma tuvo una academia de danza que después transformó en un gimnasio.

Pablo, a quien le gusta la guitarra, estudió en el Colegio Metodista. Al salir de secundaria, ayudó a su mamá con el negocio.

El ambiente en la casa era muy activo. Estaba frente al gimnasio.

Ahí se conocieron Gabriela y Pablo. Tenían 22 y 26 años. Seis meses después, se casaron e iniciaron su aventura emprendedo­ra juntos.

Luego, viajaron a Argentina. Pablo llevó cursos de cocina y pastelería. Descubrier­on que no era suficiente, por lo que buscaron opciones en Barcelona.

En la capital catalana se vivía un auge gastronómi­co. La vanguardia de la cocina parecía concentrar­se ahí.

Gabriela se incorporó en una empresa de catering. Se encargó de contratar cocineros, meseros y personal de logística para los eventos.

Pablo estudió en una escuela especializ­ada y realizó, primero, una pasantía en una pastelería. Luego trabajó en un restaurant­e de dos estrellas Michelín. Más tarde, en uno más pequeño, como jefe de cocina y encargado de las entradas y de los postres. Llevaban dos años en la Ciudad Condal y dieron un giro.

Gabriela sufrió una lesión en la espalda. Como muchas situacione­s relacionad­as con la salud, debió hacer ajustes en la alimentaci­ón.

Investigar­on sobre la comida orgánica, vegetarian­a y crudista. Y el entorno ayudó.

Gabriela y Pablo se trasladaro­n a Múnich, Alemania. El proyecto era abrir un restaurant­e crudista, vegano y orgánico en Londres. Pasaron a vivir a Inglaterra. “Era algo muy nuevo, muy innovador”, recordó ella.

Mientras Pablo atendía el restaurant­e, Gabriela ingresó a trabajar en una fundación en el área de recursos humanos.

Su tarea era reclutar voluntario­s para los proyectos de siembras orgánicas en áreas de los parques. Es una actividad que se realiza durante todo el año, con excepción del invierno. El ambiente era muy activo e innovador.

Estaban aprendiend­o de primera mano y en cantidades. Para ese momento, ya pensaban en regresar a Costa Rica. Y también en tener siembras orgánicas.

Antes de volver, conversaro­n con un arquitecto estadounid­ense que vivía en San José y que pasó a Londres camino a Alemania, donde estudiaba su hijo.

“Paul anda con el telele de hacer una feria orgánica”, les había avisado Norma, la madre de Pablo.

Paul Ruge (ya fallecido) era “un alma libre”, que siempre andaba ideando proyectos y uniendo gente.

En aquel momento había una feria de productos orgánicos en Paso Ancho. Paul quería otra opción.

Conversaro­n en Londres, se pusieron de acuerdo y cuando estaban en el país se metieron de lleno en el proyecto.

Gran paso

Gabriela y Pablo empezaron a sembrar. Lo hacían en el patio de la abuela de Gabriela, en Vargas Araya. Después en un lote al lado del gimnasio de Norma.

A los dos años se creó la asociación, que incluía productore­s y consumidor­es. Gabriela y Pablo se incorporar­on como consumidor­es. Estaban aprendiend­o de la agricultur­a orgánica y sobre la fermentaci­ón para hacer panes y yogur.

Tenían un cultivo de fermento llamado kéfir, que se obtiene a partir de comunidade­s de bacterias y levadura (llamados nódulos o gránulos). Gabriela produjo yogur griego.

Un día, le propuso a Pablo aprovechar el suero sobrante para hacer pan. Al principio la masa madre quedaba como un ladrillo y con un sabor ácido.

Pablo investigó. Revisó videos en YouTube, volvió a probar hasta lograr la consistenc­ia y el sabor que quería.

Un día llevó el pan a la reunión de la asociación. La reacción fue inmediata.

“Tienes que hacerlo”, le dijo Paul, “No hay nada de esto aquí”, le recalcó.

La Feria Verde en Aranjuez se inauguró el 1.° mayo del 2010. Pablo y Gabriela se convirtier­on en productore­s. Vendían en una mesa pequeña. Llevaban panes y brownies todo se les acababa.

Con lo que vendían, ahorraban. También contrataro­n a Mariam, que luego llevó a una amiga y esta a su novio. Les surgieron clientes también en cafeterías.

Las ventas en la feria de Aranjuez también crecían. Pablo quería aprender más y viajaron de nuevo a San Francisco, California.

Asistieron a cursos y conocieron panaderos, entre ellos a Chad Roberton, cofundador de la mítica Tartine Bakery.

Pablo le escribió un correo electrónic­o, le envió fotos de la huerta y de los panes. Chad los recibió

Él asesoró en qué tipo de equipos comprar, en lo administra­tivo, en la logística y en el manejo de horarios y de los salarios. Con todo ese aprendizaj­e regresaron.

El primer paso que dieron fue el registro de la marca. El segundo, comprar una propiedad en Los Yoses.

Las ventas en la feria y de las cafeterías generaron el capital para terminar el local. Para el 2020 estaban listos para inaugurarl­o.

En marzo del 2020 tenían 14 personas y estaban a punto de abrir Cumpanis. El nombre se origina en el latín y alude a compartir con el pan.

Ambos se mantienen en la idea de producir todo lo que venden. La crema pastelera, la crema inglesa, las compotas o el panettone.

Este es un pan enriquecid­o, fermentado de manera natural durante dos días y sin preservant­es, creado en Italia y que tiene mucha popularida­d en la pastelería.

“Queda como un algodón de azúcar”, dice Pablo.

Ambos insisten en extender el ambiente familiar con sus comensales. Tienen clientes de una década. Y, en especial, en mantener la oferta de productos saludables y exquisitos.

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 ?? RAFAEL PACHECO ?? Gabriela Jiménez y Pablo Ramírez se inspiraron en la bondad del pan y la fermentaci­ón, pero en particular, en querer ofrecer un producto sano.
RAFAEL PACHECO Gabriela Jiménez y Pablo Ramírez se inspiraron en la bondad del pan y la fermentaci­ón, pero en particular, en querer ofrecer un producto sano.
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RAFAEL PACHECO En la panadería Cumpanis se llevan a cabo todos los procesos para la creación de los productos.

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