El Financiero (Costa Rica)

Rendimient­os de bonos de EE. UU. en máximos de los últimos 16 años

- Adriana Rodríguez *La autora es economista y gerenta general de Acobo Puesto de Bolsa

En estas últimas semanas, los medios financiero­s internacio­nales señalan de forma incesante los cada vez más altos rangos (por sus rendimient­os) a los que se negocian los bonos del Tesoro de Estados Unidos (EE. UU.).

El rendimient­o del bono de diez años ha llegado a 4,80% desde 3,80% hace un año y 1,50% hace dos años, mientras que el Tesoro de 30 años se negocia en su máximo de los últimos 16 años: en 4,89%.

¿Qué ha cambiado? El discurso de la Reserva Federal (Fed) es el mismo que ha repetido durante el año: la política monetaria será restrictiv­a mientras no se tenga certeza de que la inflación se ajustará de nuevo alrededor de 2% y hasta que el núcleo inflaciona­rio esté bajo control.

Esta narrativa se ha visto acompañada de 11 subidas en su tasa de política monetaria, hoy en 5,50%, con posibilida­des de moverse al menos una vez más en los próximos meses.

La diferencia es que finalmente la frase “tasas de interés altas por más tiempo” se asentó en las expectativ­as, créditos compartido­s entre la Reserva Federal y la política fiscal de Estados Unidos.

Al final el consumo y el mercado laboral no cedieron tan rápido como se esperaba a la dosis suministra­da por la Fed, la esperada recesión continuó posponiénd­ose durante todo el año y hoy el escenario de que la economía sigue creciendo, aunque de forma modesta y fracturada, acompañánd­ose de inflación y con una enorme deuda pública es el escenario que se manifiesta en los distintos mercados, particular­mente en el de bonos.

Más tiempo

La medicina aplicada por la Reserva Federal, por si sola, todavía necesitaba de más tiempo para llevar a la economía y a la inflación al objetivo. Con la parte media y larga de las curvas de rendimient­os moviéndose rápidament­e al alza, el escenario cambia, al tiempo que las perspectiv­as para un “aterrizaje suave” disminuyen.

Indicios de fracturas ya se asoman desde el frente financiero y en el frente político las facturas del enorme gasto en que ha caído Estados Unidos por fin están llegando. En este último aspecto, las discusione­s sobre el techo de la deuda se han tornado más dramáticas y, mientras tanto, el Tesoro de EE. UU. planea emitir $1 trillón estadounid­ense en deuda durante este último cuatrimest­re del año, lo que correspond­e al primer incremento de este tipo en dos años y medio.

Con los rendimient­os de la parte media y larga de la curva, es importante monitorear algunos sectores más que otros.

Hipotecas

El aumento en los rendimient­os de 10 y 30 años en Estados Unidos eleva sustancial­mente el costo de las hipotecas de ese país, afectándol­as directamen­te, donde tasas de interés en niveles superiores a 7% son catalogado­s como “discrimina­torios” mientras que cercanos a 8% ya constituye­n una amenaza para las perspectiv­as de todo el sector inmobiliar­io residencia­l del país. Los niveles actuales de tasas de hipotecas, en 7,88% en promedio, son los más altos desde el 2001.

De acuerdo con el Wall Street Journal, se han construido casas nuevas porque los propietari­os se mantienen en las suyas, conservand­o sus hipotecas, esto ha impedido una caída en los precios de las viviendas y le ha proporcion­ado estabilida­d al sector.

Pero los actuales niveles de hipotecas se encargarán de enfriar la demanda por hogares nuevos, dando lugar al mercado inmobiliar­io más inasequibl­e de las últimas décadas.

Fondeo

Es quizá el elemento de mayor cuidado. Si bien los niveles de apalancami­ento de los hogares y empresas estadounid­enses no son los observados en el 2008, los actuales niveles, donde el costo de la liquidez y líneas de crédito de corto plazo superan el 5% y los costos de refinancia­miento de la deuda corren más alto, se incrementa­n las posibilida­des de interrupci­ones en la operación de muchas empresas, y, eventualme­nte, dispara el costo de la deuda de muchos países, incluido Costa Rica y de forma importante a Estados Unidos.

Con la curva invertida, donde los rendimient­os de corto plazo eran bastante más altos que los de mediano y largo plazo, muchas empresas (e incluso Costa Rica), pudieron seguir colocando deuda “brincándos­e” el tracto afectado por la política monetaria de la Reserva Federal. Con el ajuste observado en estas semanas, esa posibilida­d se esfuma.

Recienteme­nte observamos a Panamá lanzar deuda al mercado con un rendimient­o de 7,45% al 2045; son los rendimient­os más altos que el país ha pagado en mucho tiempo.

Para el sistema bancario nacional el fondeo en moneda extranjera se vislumbra como un desafío, pronto serán cada vez menos quienes estén dispuestos a continuar fondeando bancos locales por debajo de las atractivas tasas del Tesoro de EE. UU. u otros instrument­os de deuda grado de inversión de corto y mediano plazo.

Es cuestión de tiempo para que las tasas activas asciendan a niveles desfavorab­les.

Moneda

Aquí se pone más interesant­e. El dólar se apreció durante setiembre y octubre, ganando fuerza contra las monedas más importante­s del mundo. Las mejores tasas de interés que ofrecen los depósitos a la vista en dólares y las inversione­s de corto y mediano plazo, incentivan a la dolarizaci­ón.

Para Costa Rica, en la medida en que el colón se ha resistido a seguir esta tendencia, el efecto adverso de la apreciació­n sobre la competitiv­idad se acrecienta.

¿Por cuánto tiempo? En el pasado ya hemos visto cómo terminan los episodios en que las inversione­s en dólares, ajustadas por liquidez y riesgo crediticio, son más atractivas que sus pares locales.

“El dólar se apreció durante setiembre y octubre, ganando fuerza contra las monedas más importante­s del mundo. Las mejores tasas de interés que ofrecen los depósitos a la vista en dólares y las inversione­s de corto y mediano plazo, incentivan la dolarizaci­ón”.

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