Economía tica crecería casi el doble de lo previsto a comienzos de año
BCCR estimó un crecimiento de 2,7% a inicios del 2023; en octubre, lo actualizó a 5%
El clima de este 2023 no ha sido particularmente alentador: el estado de la educación empeoró, se rompió el récord de asesinatos y las tasas de interés se han mantenido relativamente altas. Aun así, en lo que a algunos de los principales indicadores macroeconómicos se refiere, el país ha superado las expectativas que se tenían cuando dio inicio el año.
Según los últimos pronósticos del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el producto interno bruto (PIB) de Costa Rica crecerá alrededor de un 5% para el cierre del 2023, cifra considerablemente mayor que el 2,7% que proyectó a inicios del año. Este sería un crecimiento mayor, por ejemplo, al que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé para América Latina (2,3%) y el mundo (3%).
¿Cuánto se creía en el 2022?
Si retrocedemos un año, a octubre del 2022, el crecimiento del PIB que pronosticaba el BCCR para el año siguiente era de apenas un 2,7%. Si bien ese número no era despreciable dadas las condiciones poco favorables, tampoco era alentador, en especial porque venía con una perspectiva hacia la baja: tres meses antes su proyección era del 3,2%
Para entonces era difícil ver el 2023 con optimismo; era una época en la que el BCCR había subido agresivamente su Tasa de Política Monetaria (TPM), la cual pasó del 0,25% al 9% en un año, para combatir una inflación de doble dígito.
Un ajuste así de brusco, se pensaba, podía poner demasiado hielo a la economía, causando, si bien no una recesión, al menos una desaceleración marcada. Ese era el precio a pagar por luchar contra una inflación que alcanzó el 12%.
Esta previsión reservada no era exclusiva del BCCR. En noviembre del 2022, el FMI proyectaba un crecimiento del 2,9% y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calculaba un 2,6%.
Otros indicadores, como el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), tampoco daban buenas señas: en octubre de ese año apenas se alcanzó un crecimiento del 3,6%. La lectura del IMAE solo del régimen definitivo (empresas fuera de zonas francas) era todavía más preocupante: crecía solo
un 1,4%. Ese número asustaba aún más cuando se toma en consideración que de ese sector depende más de un 80% de la producción costarricense.
Además, el desempleo seguía en doble dígito: 11,4%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
A octubre del 2023, esos números pintan mejor: el BCCR casi duplicó la proyección de crecimiento del país hasta llevarla al 5%, igual que el FMI. La Cepal, más reservada, proyecta que creceremos un 3,8%.
El IMAE, en tanto, crece a tasas más saludables: un 6,6% a agosto, último mes con datos disponibles. Incluso, las empresas fuera de zonas francas crecen a un mejor ritmo (4,7%).
Además, el desempleo bajó a un 8,8%; aún es alto, pero por lo menos no empeoró ante el encarecimiento de las tasas.
¿Por qué superamos expectativas?
En el último Informe de Política Monetaria de octubre, el BCCR atribuye la mejoría a un incremento en la demanda interna, específicamente en el crecimiento que ha visto en el consumo privado, además de un aumento en la inversión privada y a la menor caída prevista de la inversión pública.
Según José Luis Arce, director de FCS Capital, la política monetaria restrictiva ha tenido un efecto más moderado sobre la demanda interna del que se preveía originalmente.
Arce menciona que una parte se puede deber a que todavía quedaban algunas “hambres” acumuladas del periodo prepandémico en el consumo de los hogares. “Las personas que acumularon un ahorro durante esa época mantuvieron sus niveles de consumo, a pesar del aumento en las tasas de interés”, explica.
Además, considera que la apreciación real del colón ayudó al consumo gracias a la caída en los precios de los bienes importados. Esto se suma a una demanda de crédito que se mantuvo moderada, a pesar del encarecimiento de los préstamos, por los tipos de interés.
“El consumo de los hogares pesa más del 60% en la economía; cuando se recupera, hay crecimiento”, afirmó Róger Madrigal, jerarca del BCCR. Actualmente, el indicador crece a 4,9% al tercer trimestre de este 2023, una mejora versus el 3,1% que registró en el mismo lapso del año anterior.
Después de un periodo en contracción, la construcción retomó la senda de crecimiento, con un aumento del 28,1% en el tercer trimestre del 2023.
Una rápida reducción de la inflación también jugó un papel importante, no solo al aliviar el calentamiento de los precios, sino porque permitirá una disminución más veloz de las tasas de interés.
Ya la TPM pasó del 9% al 6,25%; sin embargo, estos ajustes tardan hasta ocho meses en trasladarse al resto de la economía, según cálculos recientes del Central. El país ha sido de los pocos en el mundo que han podido realizar varias disminuciones en su tasa de referencia.
En cuanto a los factores externos, Costa Rica se ha beneficiado de que sus principales socios comerciales, si bien todavía luchan con inflaciones por encima de sus metas y altas tasas de interés, no han entrado en una marcada desaceleración; al menos, no todavía.
Esto ha ayudado a que el sector exportador, especialmente las empresas en el régimen especial (zonas francas), mantenga una alta tasa de crecimiento. Como un todo, este sector creció un 12% en el tercer trimestre del presente año.
¿Es sostenible este crecimiento?
Es difícil calcular cuánto del crecimiento se puede sostener en el tiempo; empero, Arce no es particularmente optimista.
“Creo que eso es una cuestión relativamente temporal porque factores estructurales que expliquen que Costa Rica crezca más rápido y más allá del 3-3,5%, que es el crecimiento potencial, yo los veo muy limitados, excepto el crecimiento de la inversión extranjera directa en los sectores de zona franca”, detalla.
Aun así, considera que el país podría encontrar pronto un techo al crecimiento del régimen especial, por razones de infraestructura y cantidad de personal capacitado. “No puede seguir creciendo a doble dígito permanentemente; eso también va a desacelerarse en algún momento”, dice. De hecho, aunque sigue fuerte (16,2%), ya acumula tres meses de menor crecimiento.
Arce agrega que la poca inversión social (atada a la regla fiscal), la caída en la calidad de la educación y el aumento en la inseguridad ciudadana son elementos que normalmente no afectan el crecimiento inmediato, pero pasarán una factura a mediano y largo plazo.
Madrigal, por su parte, rescata el crecimiento de la formación bruta de capital fijo como una mejora en la que se pueden edificar futuros crecimientos: “Es muy positivo porque eso aumenta la capacidad de producción de la economía, no es algo que consumo y desaparece, sino que, si es infraestructura, maquinaria, equipo, tiene un efecto durante el tiempo; fomenta la capacidad de crecimiento de la economía”.