El Financiero (Costa Rica)

Convenienc­ia o no de la emisión de eurobonos

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El Gobierno de Costa Rica colocó la segunda emisión de $1.500 millones de bonos en mercados internacio­nales en lo que va del año. Ambas emisiones de eurobonos son parte de la autorizaci­ón de la Ley 10.332, aprobada hace un año, que le permite además colocar dos tractos de $1.000 millones a partir de 2024 y 2025. Vale la pena analizar la convenienc­ia de esta nueva emisión de deuda externa.

En términos de oportunida­d, este es el peor momento para salir al mercado a vender bonos para cualquier emisor, pues el rendimient­o de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que se usan como punto de comparació­n y referencia internacio­nal, se encuentran en los niveles más altos desde 2007. Dado el plazo de vencimient­o de esta emisión de eurobonos, esto implica que el país se amarró a un financiami­ento muy caro por los próximos 30 años.

El ministro de Hacienda indicó que la venta de bonos urgía para aprovechar la mejora en la calificaci­ón crediticia de Costa Rica. Esta justificac­ión no es válida a menos de que se piense renunciar a los esfuerzos de consolidac­ión fiscal que inició desde el gobierno anterior con la aprobación de la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas de diciembre de 2018, la cual creó la Regla Fiscal, el Impuesto al Valor Agregado y controló el crecimient­o de los salarios en el sector público. Más parece que la urgencia en la colocación responde a la amenaza de algunos diputados que sugirieron eliminar la autorizaci­ón para estos eurobonos, dado precisamen­te el mal momento para el país tanto por las condicione­s externas descritas como por su afectación sobre el tipo de cambio.

Precisamen­te, en la medida en que el Ministerio de Hacienda utilice los dineros de los eurobonos para financiar gasto público o para el pago de vencimient­os de deuda en colones, creará una presión a la baja en el tipo de cambio. Esto es un problema para el país dada la errática política cambiaria del Banco Central de Costa Rica, la cual ha favorecido una apreciació­n cambiaria de 25% en el último año y medio. Además, ello implicaría una mayor dolarizaci­ón de la economía costarrice­nse, lo cual irónicamen­te sorprende y preocupa al BCCR, según lo manifestad­o recienteme­nte por su presidente ejecutivo.

El ministro de Hacienda ha dicho abiertamen­te que prefiere el endeudamie­nto externo, pues la apreciació­n cambiaria le ha ayudado a ahorrar ¢135.000 millones en la amortizaci­ón de bonos en dólares. Esta alquimia financiera consiste en extraer este dinero de los ahorrantes en dólares y de los generadore­s de divisas. Es decir, los exportador­es y los trabajador­es que reciben su paga en dólares. En palabras simples, el gobierno ha encontrado una nueva forma de cobrar impuestos y una mayor presión a la baja sobre el tipo de cambio que favorece sus intencione­s.

Para contrarres­tar estos efectos, el BCCR no debería demorar mayores reduccione­s en las tasas de interés de política monetaria, cuyo desalineam­iento es la mayor causa de la dolarizaci­ón y la fuerte apreciació­n cambiaria. Además, con la dotación de recursos de los eurobonos se esperaría una menor presión del Ministerio de Hacienda por captacione­s en el mercado local, lo cual refuerza la necesidad de disminuir la tasa de interés en colones.

En la misma dirección, el Banco Central debería reconsider­ar su posición de no pagar anticipada­mente el préstamopo­r$1.100millone­sconelFond­oLatinoame­ricano de Reservas (FLAR), el cual fue girado en agosto de 2022 y vence en 2025. El objetivo de este préstamo era blindar el tipo de cambio de presiones de depreciaci­ón, dada la incertidum­bre por el incremento en los precios internacio­nales de las materias primas y los combustibl­es de ese momento por situacione­s puntuales como la crisis de contenedor­es post pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania. No obstante, esas presiones ya no existen y las reservas monetarias internacio­nales del BCCR están en niveles históricam­ente altos. Lo que sí resulta convenient­e para el mercado financiero local con la emisión de eurobonos, es que ayuda con la construcci­ón de una curva de rendimient­os de largo plazo y da liquidez a emisiones de menor plazo de vencimient­o. Esta curva permite una valoración del riesgo soberano para el país, la cual es un insumo muy valioso para fondos de inversión de largo plazo como los fondos de pensiones, así como para la medición de riesgos financiero­s. A pesar de ello, igual de útil hubiera sido esperar al próximo año, cuando las condicione­s en el mercado internacio­nal fueran más favorables y el costo de la emisión fuera menor.

En términos de oportunida­d, este es el peor momento para salir al mercado a vender bonos para cualquier emisor, pues el rendimient­o de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos se encuentra en los niveles más altos desde 2007.

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