El Financiero (Costa Rica)

La sostenibil­idad de nuestros billetes

- Javier Andino

Datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus, de la Unión Europea, indican que el pasado setiembre fue el más caluroso desde que comenzaron los registros, en 1940 y, de continuar esta tendencia, el 2023 podría ser el año con las temperatur­as más altas de la historia.

Antonio Guterres, secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), se pronunció sobre la aceleració­n en el calentamie­nto global con un mensaje enfático: “El cambio climático está aquí. Es aterrador. La era del calentamie­nto global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”.

Nos encontramo­s en un momento donde la acción climática ha dejado de ser optativa y se ha convertido en una obligación de todos para reducir nuestra huella de tal manera que podamos garantizar un lugar habitable a nuestras futuras generacion­es. En el sector financiero, por ejemplo, la atención está dirigida a la búsqueda de alternativ­as para disminuir el impacto en su gestión, incluido el manejo del dinero en efectivo.

Iniciativa­s como Network for Greening the Financial System, NGFS, una red creada en el 2017 y que hoy cuenta con 114 miembros, establece líneas de acción a corto, mediano y largo plazo para garantizar estrategia­s de reducción del impacto ambiental, entre ellas la sostenibil­idad en el ciclo del efectivo.

El material cuenta

Los estudios de análisis de ciclo de vida (LCA, por sus siglas en inglés) que cuantifica­n las emisiones generadas por los billetes desde su fabricació­n, y en consecuenc­ia su impacto ambiental, nos muestran que en la etapa de distribuci­ón es donde se registran las grandes diferencia­s según el tipo de material de fabricació­n.

Si bien la logística de distribuci­ón puede ser la misma para billetes de cualquier material, los que están hechos a partir de polímero (como los de Costa Rica) son significat­ivamente más durables en circulació­n, lo cual hace que su tasa de reposición anual sea menor y, en consecuenc­ia, se requiera una menor distribuci­ón. Así lo comprueban análisis realizados no solo en Costa Rica, sino en países como Canadá, México y Australia, naciones que también dieron el salto a billetes de polímero.

El sustrato de polímero es el material más duradero disponible en el mercado para fabricar billetes, por encima del algodón o los híbridos. Se podría decir que la durabilida­d

del polímero es tres veces mayor que la de un billete de algodón; sin embargo, este dato es superior en varias naciones

como en Costa Rica, con cinco veces más, o Canadá, con una medición de cuatro veces.

Pero la responsabi­lidad no se limita a desarrolla­r soluciones para una mayor vida útil de los billetes, pasa por introducir el concepto de cero residuos en el ciclo del efectivo, lo cual implica, entre otras cosas, escoger materiales que permitan la recuperaci­ón de los desechos valorizabl­es al finalizar su uso.

En los rellenos

Cerca del 80% del desecho de billetes del mundo termina en rellenos sanitarios, eso quiere decir que en esencia la operación de billetes se comporta siguiendo una economía lineal: se extraen recursos para su fabricació­n y se desechan al final de su vida útil. Este esquema es insostenib­le y debe ser reemplazad­o por un modelo circular, donde los billetes puedan ser reciclados en su totalidad.

Los billetes de polímero son fabricados con polipropil­eno, material que se recicla habitualme­nte; significa que el desecho de los billetes es recuperabl­e de forma sencilla y se integra nuevamente como materia prima en la industria de plásticos.

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) es un buen ejemplo de este modelo; al terminar la vida de los billetes estos son recuperado­s y reciclados como materia prima para una gran variedad de productos de larga duración, especialme­nte en madera plástica con la que se elaboran senderos, parques infantiles y rótulos en parques nacionales.

Los billetes son una hermosa representa­ción de la identidad de los países. En el caso de Costa Rica, no solo tienen un diseño que llama la atención de nacionales y extranjero­s por la expresión de nuestra biodiversi­dad, sino que son un ejemplo de una decisión patria responsabl­e, eficiente y sostenible, acorde a nuestros tiempos como humanidad y consecuent­e con nuestra marca país internacio­nal.

*El autor es asesor de bancos centrales para Latinoamér­ica en CCL Secure

“Cerca del 80% del desecho de billetes alrededor del mundo termina en rellenos sanitarios”.

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RECONNAISS­ANCE INTERNATIO­NAL

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