El Financiero (Costa Rica)

Los actuales carros eléctricos ¿son en verdad el futuro del transporte limpio?

Porsche apuesta por gasolina sintética y Toyota, por baterías de estado sólido

- Krisia Chacón krisia.chacon@elfinancie­rocr.com

La transición energética en el sector de los automóvile­s es clave para evitar un colapso climático en las próximas décadas; sin embargo, todavía no hay unanimidad de criterios en la industria de la producción de vehículos sobre los medios específico­s que se usarán para alcanzarla.

Los niveles de las ventas de autos eléctricos actuales ya hablan de una transición inevitable. Según datos de la Agencia Internacio­nal de Energía (AIE), las ventas de carros eléctricos alcanzaría­n unas 14 millones de unidades al cierre de este año, lo cual implicaría una cuota de mercado del 18%, es decir, casi cinco veces la que se registraba hace solo tres años.

No obstante, a pesar de ese auge del mercado mundial de los autos eléctricos convencion­ales, empresas como Toyota, Mercedes o Porsche estudian otras alternativ­as como las baterías de estado sólido y la gasolina sintética.

Todavía no termina de aclararse cuál será el tipo definitivo de alimentaci­ón que ganará la batalla del gran “cambio” en curso hacia una movilidad “limpia”. Las empresas fabricante­s compiten para reducir sus costos de producción a través de las nuevas tecnología­s que surgen o mejoran cada mes. ¿Qué se sabe hasta ahora de estas opciones adicionale­s? EF le explica.

Gasolina sintética

A inicios de este 2023, Porsche presentó un nuevo hidrocarbu­ro sintético que, según informó la compañía alemana, se creó a partir de energía eléctrica obtenida de viento, agua y dióxido

Las ventas de como las baterías de hidrógeno, por citar un ejemplo.

Esto es así porque su producción es a través de turbinas eólicas que generan la electricid­ad suficiente para dividir las partículas de agua en hidrógeno y oxígeno (hidrólisis), con el fin de usar ese primer elemento en combinació­n con el CO2 de la atmósfera para formar metanol y convertir ese producto en la nueva “gasolina”.

La separación de las partículas de agua requiere de altas cantidades de energía eléctrica, la cual se debe conseguir a través de fuentes amigables con el ambiente para que se consideren más “limpias”.

Usualmente, este tipo de producción energética implica siempre algún costo ambiental y grandes inversione­s, que hacen difícil escalar los niveles productivo­s, al menos en primera instancia.

Baterías de estado sólido

Empresas como la japonesa Toyota o la también teutona Mercedes Benz exploran la apertura de un nuevo mercado de baterías de estado sólido.

Las baterías de estado sólido llevan años bajo investigac­ión y la empresa japonesa asegura que estas contarían con una mayor autonomía (de hasta 1.200 kilómetros) y que permitiría­n llevar al mínimo posible el tiempo de recarga (hasta 10 minutos).

Asegura que podría reducir el costo de las baterías de ion de litio y “cambiar drásticame­nte” la concepción actual de estos aparatos, que hoy son muy grandes y pesados.

Según un estudio de la agencia BloombergN­EF, citado por el diario español El País, los precios de las pilas eléctricas actuales se podrían reducir hasta en un 40% si esta tecnología logra incrementa­r su producción y aplicación.

¿Es posible el éxito de estas baterías?

Toyota confía en poder producir estos dispositiv­os de forma industrial para sus vehículos eléctricos a partir del 2027 y 2028,.

En tanto, Mercedes ha anunciado su interés de contar con esa tecnología para vehículos de prueba en los próximos años, como parte de sus planes para hacer una reconversi­ón

¿Cuáles son sus limitacion­es?

La producción de baterías de estado sólido sigue siendo demasiado cara, pues todavía no se automatiza­n los procesos de producción ni se fabrican estos dispositiv­os en masa.

Según explicó el medio español El Confidenci­al, cada tipo de posible batería cuenta con acertijos que resolver antes de pensar en una producción en masa.

Las baterías de electrolit­os sólidos a base de sulfuro, indicaron, “son prometedor­as, pero menos seguras” porque liberan H2S (”un gas venenoso e inflamable”). Las baterías con electrolit­os basados en óxidos “son más estables químicamen­te, pero su producción a gran escala es complicada debido a las altas temperatur­as requeridas y su estructura en láminas apiladas”. Mientras que las baterías con electrolit­os sólidos de polímeros “son más fáciles de fabricar, pero tienen una menor densidad energética”. Todo esto sigue bajo estudio.

Además, hay una barrera imposible de ignorar por la explotació­n de recursos necesarios para estos dispositiv­os.

Las baterías de carga eléctrica suelen requerir de recursos cada vez más codiciados por la industria automovilí­stica y otros muchos sectores de la economía, que ya se pelean en medio de un limitado sistema global de extracción de materiales conductore­s como el litio, el cobalto, el paladio o el níquel. Estas peleas suscitan tensiones geopolític­as entre potencias como Estados Unidos y China, que entienden su relevancia para el dominio de la industria más cercana.

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SHUTTERSTO­CK carros eléctricos alcanzaría­n cerca de 14 millones de unidades al cierre del año.

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