Transformarte impulsa negocios de mujeres y afianza la competitividad
Centro de Capacitación gradúa a 300 mujeres, en promedio, cada año
Kathia Rojas es una de las 20 beneficiarias actuales de Transformarte, emprendimiento social y marca sombrilla para productos desarrollados por mujeres, especialmente de Pavas, comercializados en varias tiendas, incluyendo Pequeño Mundo.
“Transformarte me ha cambiado”, dice Kathia, quien vive en Aserrí. Hizo la primaria en la Escuela Manuel Hidalgo, en Aserrí, y la secundaria en el Colegio Nocturno Justo A. Facio, en La Sabana. Trabajó como ayudante en una oficina de abogados, después estuvo cinco años haciendo costuras con una señora, luego atendió la tienda de una asociación solidarista de una empresa y posteriormente empezó a hacer costuras por cuenta propia en su casa.
Se casó en 1993 y tiene una hija, Camila, de 18 años. Su esposo, Carlos Madrigal, es agente vendedor independiente. La pandemia y el confinamiento hicieron caer los ingresos de ambos.
Fue entonces cuando sus hermanas, Ivette y Kasey, le contaron sobre Transformarte, donde podía aprender a fabricar productos de vinil, como bolsos y otros. Ella se acercó, le gustó y al tiempo empezó a recibir ingresos.
Un gran cambio
Transformarte es una iniciativa del Centro de Capacitación para Mujeres, del Proyecto Educativo Surí.
El objetivo es brindar formación integral para ser competitivas. También se les brinda apoyo y acompañamiento en áreas como gestión empresarial, diseño, desarrollo y comercialización de sus productos. El centro facilita el espacio físico para producción, el equipo necesario y los insumos.
“Es un cambio de vida”, afirma Gabriela Carazo, encargada de comunicación de Transformarte de forma voluntaria.
Gabriela había trabajado durante 30 años en empresas de diferentes industrias. Estuvo en compañías como Kraft Foods, McDonald’s, Burger King, British American Tobacco y Philip Morris, entre otras.
Tuvo a cargo la gerencia de productos de higiene personal y aseo del hogar en Colgate Palmolive Costa Rica y en media
Kathia Rojas participa
crisis asiática, a finales de los años 1990, la Dirección de Mercadeo de esa misma firma en Filipinas.
Actualmente, tiene un emprendimiento llamado Terracota, a través del cual representa en Costa Rica a varias marcas colombianas de diseño y moda, todas lideradas por mujeres que potencian el trabajo artesanal y los recursos naturales.
En el 2018 la llamaron de Surí para que les ayudara en el Centro de Capacitación con el proyecto Transformarte, que apenas se iniciaba. Ella conocía muy bien tanto el Proyecto Educativo Surí como el Centro.
Generar ingresos
Surí había surgido con la transformación de Pavas de un área de producción cafetalera a una zona urbana e industrial. La transformación tuvo un fuerte impacto en las familias
Las madres buscaban alternativas para generar ingresos. El apoyo inicial fue con cursos de cocina, costura, belleza y otras actividades más allá del trabajo del hogar que llevaron a la creación del Centro de Capacitación.
Actualmente, se incluyen habilidades blandas, tecnología e incluso inglés y se está incorporando la formación en cuidado de adultos mayores, pensando en cómo la población está envejeciendo y se van a requerir servicios y atención especiales.
Cuando llamaron a Gabriela, en Surí tenían una propuesta de Proquinal, una compañía ubicada en una zona franca del Coyol que comercializa telas vinílicas y piso vinílico, entre otros.
Como le quedan excedentes, hicieron la propuesta de donarlos ya que con estos es posible producir diferentes tipos de artículos. Proquinal también aportó las máquinas industriales.
El Centro de Capacitación de Surí organizó entonces un taller y la marca Transformarte surgió de la fusión de las palabras “transformación” y
“arte”, claves para la iniciativa.
La iniciativa se dio a conocer este año y obtuvo el primer lugar del concurso de BAC Credomatic de organizaciones de impacto social y ambiental; gracias a eso, obtuvo $15.000.
El plan es utilizarlos en el proyecto de Transformarte Textil, específicamente en el acondicionamiento del taller de costura industrial y en capacitaciones.
Oferta amplia
En el caso textil, se inició con la producción de bolsos. El catálogo actual incluye carteras o cartucheras, cosmetiqueras y agendas.
También se pueden atender pedidos de uniformes, gabachas y delantales de tela para hospitales, clínicas y restaurantes, entre otros negocios.
La iniciativa se amplió con Transformarte Gastronomía, que ofrece productos para eventos y regalos de empresa.
La comercialización de productos y accesorios de vinil se hace a través de ferias de emprendedores y en el hotel La Sabana, tienda Ramona, en la sede de Surí o a través de las redes sociales de Transformarte.
Se pueden adquirir también en las tiendas de Pequeño Mundo en San Pedro, Moravia,
Guachipelín, San Joaquín, Liberia y Tres Ríos.
Gabriela cuenta que podrían abrir las puertas a otras cadenas y espera que más compañías coloquen productos de Transformarte en sus anaqueles.
Hacia adelante
Las 20 emprendedoras pueden trabajar en las instalaciones de Transformarte y pueden hacer productos en sus casas, así como seguir con su pequeño negocio, como hace en la actualidad Kathia con las costuras.
En el proceso se enfocan en confeccionar productos de calidad. “Les hemos cambiado el chip de que por pobres no nos van a comprar”, dice Gabriela. Los frutos de la iniciativa van más allá de los ingresos que se pueden generar directamente.
Kathia resalta el ambiente que ellas encuentran en la sede de Transformarte (“es muy tranquilo”, dice), el trato, el compañerismo, la oportunidad de compartir (incluso sus problemas) y las celebraciones.
También aprende sobre costos, atención al cliente, creación de productos y emprendimiento. “No sabía nada de eso”, afirma Kathia. “Gracias a la ayuda que nos dan, puedo salir adelante”.
“Es gratificante ver cómo estas muchachas, cuando creen en ellas y se les dan oportunidades, las aprovechan”.
Gabriela Carazo Transformarte