Las historias humanas detrás del éxito
El pasado miércoles celebramos los Premios El Financiero 2023. Un evento de tradición y prestigio al que le hemos dado contibuidad por más de dos décadas. La ceremonia ocupó toda la mañana en el Country Club de Escazú y ahora se traslada a las páginas de esta edición impresa con las historias, reflexiones y rostros de nuestras cinco categorías galardonadas: Empresario, Empresaria, Crecimiento, Pyme e Innovación del Año.
Con gusto les comentamos que no fue fácil elegir con nuestros criterios periodísticos a los cinco ganadores, y eso habla muy bien de Costa Rica. Una vez que tuvimos la elección en firme, al equipo de EF nos satisfizo notar que hay una buena representación de diversos sectores empresariales.
En este espacio destacamos sobre todo las historias de crecimiento y liderazgo de Richard Vargas, de Walmart Centroamérica; de Carlos Wong, de Code Development Group; y de Maritza Solano, de Turrialba Gourmet.
En su trayectoria, Vargas pasó de ser cajero de supermercado a vicepresidente de operaciones de Walmart Centroamérica. Su formación le permitió liderar la expansión de una marca costarricense que el gigante Walmart no cambió sino que adoptó como una de sus puntas de lanza en la región: Palí. El 83% de los locales de Walmart en Costa Rica son Palí y Maxi Palí. Hablamos de 260 locales en todo el territorio, y es un formato que también se expandió por el istmo pero con otro nombre. La experiencia de Vargas, a quien dimos el galardón de Crecimiento del Año, es muestra de cómo un colaborador joven con ambición y ganas de formarse puede llegar muy alto en una empresa global.
En la premiación, un empresario nos comentó:
“Lo bonito de estos eventos es descubrir las historias humanas detrás de marcas que uno ve todo el año”. No lo podría expresar mejor. Y aplica para nuestra Empresaria y Empresario del Año.
La gestión de Carlos Wong desde Code Development Group es ejemplar. Esta empresa es la que administra la zona franca del Coyol —desde la que sale un 50% de las exportaciones de equipos médicos del país; la industria reina de Costa Rica con buena diferencia—, y la que gestionará la zona franca Evolution, en Grecia. Esta última ya está en construcción, será una zona franca fuera de la GAM y operará en 2026 con al menos seis empresas transnacionales de dispositivos médicos. Lo realizado por Wong y su equipo es modelo de cómo no relajarse cuando una entidad o industria están en la cima. Code ha leído e interpretado bien la cresta de la ola y va por más logros. Su director es el Empresario del Año de EF.
Por último, nuestra Empresaria del Año celebra dos grandes hitos en 2023: Maritza Solano colideró y ganó, junto con otros productores, la puja judicial por la Denominación de Origen ‘Queso Turrialba’ frente a grandes compañías de lácteos como Dos Pinos y Del Prado. Esto generó que los quesos frescos de esas marcas ya no pueden usar el apelativo “Turrialba” en sus productos. De hecho, en las góndolas de los grandes supermercados, una de las únicas marcas con la DO ‘Turrialba’ que uno puede encontrar es la de Solano. Además, su empresa, Turrialba Gourmet, logró asociarse con Grupo América para impulsar sus marcas de quesos de especialidad Le Chaudron y quesos frescos Del Guayabal, con una inversión cercana a los $6 millones.
La historia de Solano es la de un emprendimiento aguerrido, compuesto por personas que realmente creen en su propuesta de valor y que han sabido evolucionar a un ritmo natural y sólido. 2023 será inolvidable en la vida de esta empresa, de esta empresaria y de su equipo.
En El Financiero felicitamos a los dos empresarios del año y a las tres compañías ganadoras de nuestras categorías. Su labor enaltece a Costa Rica.
Drogas, sicariato, femicidios y violencia creciente amenazan la convivencia y exigen soluciones, más allá del punitivismo creyente en que el encarcelamiento basta.
La cuestión es compleja, se debe fortalecer el Estado Social con políticas que redistribuyan el ingreso, reduzcan la pobreza y disminuyan la desigualdad.
La coordinación entre política penal y el abordaje de las causas de la delincuencia debe generar políticas de Estado más allá de los berrinches presidenciales por la no aprobación de proyectos de ley mal formulados.
La coordinación entre los Poderes del Estado es fundamental, no a la rabieta que impide el diálogo. La separación de Poderes implica también colaboración para superar problemas comunes. La delincuencia no se enfrenta únicamente desde el código penal.
Precisan políticas multidimensionales que combatan la impunidad, fortalezcan las familias y las comunidades y creen nuevas oportunidades en educación y empleo, generando cohesión social.
Es necesario ir más allá de documentos necesarios para fijar objetivos, pues su ejecución implica involucramiento de actores políticos y sociales. En una democracia la regla no es la imposición sino inclusión y participación.
La seguridad pública no se limita a la guerra contra las drogas, concepto que conduce a la militarización de la policía. La lucha contra las drogas no puede ser únicamente contra la oferta, tenemos que pedir a nuestros socios internacionales un esfuerzo más intenso por controlar la demanda en sus países.
Es preciso distinguir entre seguridad nacional y seguridad pública. La primera tiene que ver con amenazas a la existencia del Estado. La segunda tiene que ver con la protección de los ciudadanos frente a amenazas internas. La oscuridad conceptual lleva a errores prácticos.
El presidente Chaves debe aceptar que es minoritario en el Congreso, debe ceder y negociar sus proyectos de seguridad sin enojarse. En materia de legislación la última palabra la tiene el parlamento, aunque el ejecutivo conserva toda la responsabilidad en materia de prevención de la delincuencia.
La búsqueda de entendimientos, no la repartición de culpas y enojos, debe ser el instrumento de navegación para superar la parálisis política.