Negocio de festivales musicales busca crecer atrayendo extranjeros
Generan impacto económico, pero su organización no está a salvo de las críticas
Costa Rica es un país reconocido por las playas, volcanes y parques nacionales, pero ahora también está ganando notoriedad a nivel internacional como un destino de festivales de música y bienestar.
Los primeros meses del año, cuando las lluvias están ausentes, son el marco de al menos tres grandes festivales musicales de diferente índole que posicionan al país en la escena regional y mundial, aunque estos no son los únicos.
A pesar de que los festivales defienden el impacto económico que traen a las comunidades y la relevancia del sector para Costa Rica, su organización no está ajena a las críticas. La temporada de festivales se inicia en enero, cuando Tamarindo toma protagonismo con la realización de, al menos, dos actividades relacionadas a la música electrónica.
Uno de esos es el BPM, iniciales en inglés de “bartenders, promotores, música”.
Tras una búsqueda para tener una sede en la región, en 2020 se inauguró la versión del BPM en Tamarindo, Santa Cruz, la única en América Latina por ahora.
La elección de Tamarindo se dio por la disponibilidad y cantidad de servicios como alojamiento, restaurantes, seguridad, distancia del aeropuerto, además de la combinación de playa y bosque, explicó Vito Tomasicchio, cofundador del festival.
Al BPM en Tamarindo asisten unas La mayor cuota viene de Canadá y Estados Unidos. Los costarricenses son la tercera nacionalidad que más compró entradas en la edición del 2023, y la lista se completa con visitantes de Argentina, Reino Unido, Francia, España, Alemania, Italia, Brasil, Guatemala, Colombia, Perú y Suiza como los principales orígenes de los asistentes.
El crecimiento del festival en Tamarindo está amarrado a la oferta de servicios de esa localidad, manifestó Tomasicchio, por lo que el BPM crecerá conforme lo haga ese catálogo. La organización tiene datos para afirmar que durante el festival Tamarindo se queda corto y la onda se expande a lugares como Playa Grande o Playas del Coco.
Aunque la del 2024 será apenas la tercera edición del BPM
El Festival Picnic
FESTIVAL
UBICACIÓN
FECHAS en Costa Rica, el festival ve más oportunidades.
Por su lado, Picnic apareció en 2015 como un evento más conceptual, de un día, en el que se combinaba música y gastronomía en San Rafael de Alajuela y 2.000 personas disfrutaban con mantas en el césped, haciendo honor a su nombre.
“No fue tan buen negocio. En ese momento esa pérdida casi quebró la empresa”, contó Adrián Gutiérrez, gerente general de Jogo, empresa productora del festival.
No obstante, algunos patrocinadores impulsaron a Jogo a mantener vivo el proyecto, solo que adecuando la música para masificarlo. Con el paso de los años, y a las puertas de la octava edición en 2024, Picnic ha pasado a ser el festival más grande del país, con cinco tarimas.
Recibió en 2023 a 35.000 personas por día, número que se
ASISTENTES
PRECIO DE ENTRADAS mantiene para 2024. Esa cifra coloca al festival como el más masivo de Centroamérica, según Gutiérrez, y cercano a otros eventos como Baja Beach, en México, o al Estereo Picnic, en Colombia.
Luego del Picnic, el siguiente festival que toma lugar en el país es el Envision, en Uvita.
Es el más longevo de los tres festivales. Su primera edición se hizo en 2011, en Dominical, con la intención de replicar en Costa Rica la experiencia integral de otros “festivales de transformación” que mezclan música, danza y yoga en un concepto de bienestar, similar al Burning Man que se realiza en Nevada, Estados Unidos.
“Más que un festival es un movimiento experiencial que te permite expandir la conciencia y abrirse a la diversidad y riqueza cultural”, resumió Luigi Jiménez, manager de Comunicación
COSTO DE PRODUCCIÓN
del Envision.
Desde esa primera edición el festival ha crecido en días: de cuatro a siete, y en asistencia: de 700 a unas 5.000 personas, el 80% de ellas extranjeras.
El Envision tendrá en 2024 su edición número 12 y contará con siete tarimas en las que se presentarán no solo DJs y bandas, sino también charlas de salud y otros temas de bienestar.
Huella en economías locales
Los tres festivales generan una onda expansiva en las economías de sus comunidades que aún es difícil de cuantificar.
El BPM ha contratado estudios para poner cifras a ese impacto económico en Tamarindo, en elementos como hospedaje, tiquetes aéreos y otros, pero los datos no fueron compartidos con este medio al cierre de edición.
“Por mucho que seamos un festival de música, me gustaría pensar que también somos una oportunidad económica para la comunidad”, expresó Tomasicchio.
Picnic seguirá los pasos del BPM y para la edición del 2024 contratará a un profesional que cuantificará el derrame económico del festival en Belén. El evento genera entre 2.500 y 3.000 empleos directos para la operación.
La Municipalidad de Belén comentó que los tributos y los incentivos comerciales están entre los principales ingresos que le genera Picnic. Entre el año pasado y este, Picnic le ha generado entre ¢20 millones y 30 millones al gobierno belemita por razón de montos de espectáculos públicos, patentes temporales y licores, fondos que se usan en proyectos de desarrollo social e infraestructura.
El Envision aún carece de una medición específica de la huella que deja el festival en la economía de Uvita, pero Jiménez mencionó que representa la época de más alta ocupación en la zona, algo que confirmó Maicol Rugama, encargado de Turismo de la Municipalidad de Osa.
La Oficina de Patentes de dicha municipalidad detalló que en 2023 el Envision representó casi ¢21 millones en ingresos por impuestos municipales, monto que podría crecer para el próximo año.
Críticas
Estos mega eventos que ocurren en tres distintas partes del país acarrean algunos puntos de discordia a distintos niveles.
El Envision, por ejemplo, ha sufrido críticas en dos flancos: el costo de las entradas que algunas personas consideran “elevado y poco accesible para locales y, por otro lado, la relación del evento con su entorno, la cual algunos comentarios en redes sociales denominan “invasión”.
El precio de la entrada general para los siete días arranca en los $629 más recargos y la admisión VIP está en $1.039 más recargos, según se consigna en el sitio web.
Jiménez puntualizó en que hay un precio especial para ticos y centroamericanos. Además, argumentó que una producción como la de Envision se paga casi por completo con tiquetes, por lo que el costo es “alto” para tener una “producción de calidad mundial”.