¿Qué pasa en Ecuador y por qué Costa Rica debería preocuparse?
Ecuador pasó de buenos niveles de seguridad a sufrir una alta tasa de homicidios
Ecuador era un país más o menos tranquilo hasta hace pocos años. Se trataba de una de las pocas naciones en América Latina que podía presumir con sus indicadores de seguridad junto con otros como Chile, Uruguay y Costa Rica. Sin embargo, el país sudamericano experimentó un vertiginoso deterioro que se evidencia en las calles y en los registros de crímenes violentos desde 2020.
La tasa de homicidios ecuatoriana pasó de 7,8 a 40 por cada 100.000 habitantes en los últimos tres años.
Uno de los homicidios de 2023, además, fue el del candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien apostaba a un discurso de “mano dura” en la reciente campaña para sustituir al expresidente Guillermo Lasso. Este asesinato incluso provocó que el actual mandatario, Daniel Noboa, y su contrincante, Luisa González, tuvieran que enfrentar el balotaje enfundados en chalecos antibalas; como síntoma de la disputa abierta entre el poder y el crimen organizado.
Un nuevo estallido de la violencia sacudió al Ecuador el 9 de enero. El presidente Noboa, decretó un “estado de excepción” en su país un día antes, luego de que hasta seis cárceles fueran tomadas por presos descontentos con traslados y de que el reconocido líder narco José Adolfo “Fito” Macías se fugó de la cárcel Regional de Guayaquil.
Tras el anuncio, se desataron agresiones a policías, población civil y periodistas (incluida la irrupción de un grupo armado que interrumpió una transmisión televisiva que se realizaba en vivo). También hubo ataques armados en las calles, a plena luz del día, como la toma de un centro universitario y tres ataques con explosivos en la provincia de Esmeraldas.
Hasta el 10 de enero, se contabilizaba una decena de personas muertas y más de un centenar de policías y trabajadores penitenciarios secuestrados.
Las causas de la crisis en Ecuador son múltiples y una buena cantidad se observan en Costa Rica: el país debería tomar nota.
❚ FACTORES REGIONALES
Ecuador quedó inmerso, como
El presidente de
damnificado, en un contexto de transformación de las redes de crimen organizado en Latinoamérica, principalmente en lo relacionado con el tráfico de drogas (aunque no solo en este campo).
A partir de la imposición de acuerdos de paz en Colombia en 2016 (más o menos efectivos en la práctica), así como el aumento en la producción de droga en ese país y en Perú, la actividad delictiva se desplazó con mayor fuerza a países vecinos.
A ello se sumó la diversificación de los destinos de la droga con el auge de mercados receptores como Asia y Europa, lo cual ha aumentado la demanda y la necesidad de generar rutas (a través de nuevos actores y oferentes de servicios ilegales).
Todos estos factores han provocado una mayor infiltración en nuevos países por parte de grandes cárteles de la droga (como los mexicanos de Sinaloa y Nueva Generación), los cuales requieren de cada vez más tentáculos para abarcar más mercado.
❚ CONDICIONES INTERNAS
La propagación de los grupos criminales en Ecuador no solo responde a los factores externos, sino que se combinaron con condiciones de política interna. Por ejemplo, el país sudamericano redujo su inversión social y en seguridad en los últimos años, ante sus complejas condiciones fiscales. Esto incidió en una menor disponibilidad de recursos gubernamentales para hacer frente a la ola criminal, al tiempo que empobreció a la población y la hizo más permeable por los grupos criminales. Así lo explicó el medio Cenital, en un reciente artículo de cara a la campaña electoral, en septiembre de 2023.
“Tenemos un ejército de 800.000 jóvenes entre 18 y 24 años que ni estudian ni trabajan y que actualmente están migrando o militando en las estructuras pandilleriles que ofertan los servicios criminales”, le dijo a ese medio Luis Córdova, director del programa de investigación en orden, conflicto y violencia, de la Universidad Central del Ecuador.
El país sudamericano, además, desarrolló una pobre gestión de sus cárceles. Durante la gestión del expresidente Lenin Moreno, entre 2017 y 2021, el gobierno eliminó el Ministerio de Justicia, que administraba las prisiones (hacinadas y con altos niveles de personas condenadas por narcotráfico), y suspendió la Agencia Nacional de Inteligencia; lo cual potenció el poder de las bandas criminales en estos ámbitos y aceleró su infiltración en el aparato estatal.
Ecuador, al igual que otros países de la región, además ofrecía condiciones atractivas para la actividad criminal como su vasto sistema portuario y de carreteras, y pobres controles sobre el lavado de dinero. También, tiene una economía dolarizada.
❚ ¿POR QUÉ COSTA RICA DEBERÍA TOMAR NOTA?
Si se observan las condiciones externas e internas que propiciaron el estallido de la violencia en Ecuador, se pueden apreciar varias similitudes con Costa Rica y que deberían encender las alertas. Nuestro país también sufre con los reacomodos del narco en la región latinoamericana y, al igual que Ecuador, está posicionada en un sitio clave para el crimen organizado.
Además, las dificultades financieras de la hacienda pública en los últimos años llevaron al gobierno costarricense a reducir su inversión en servicios sociales y en sus aparatos de seguridad; algo que el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) Randall Zúñiga, suele recriminar a las autoridades del Poder Ejecutivo
en sus intervenciones públicas más recientes.
Esta amalgama de factores ya genera problemas en suelo costarricense, aunque a menor escala que en el ecuatoriano. “Aunque Centroamérica, Colombia y México han estado plagados de violencia durante mucho tiempo, los cambios en las rutas y redes que sustentan el narcotráfico han provocado brotes de violencia en países como Ecuador y Costa Rica, que tradicionalmente se consideraban seguros”, advertía el informe Watch List 2023, del Crisis Group.
Tanto Ecuador como Costa Rica son países que pasaron de ser puentes para el tráfico de drogas a centros de distribución y consumo, lo cual atrae a una mayor cantidad de participantes, generalmente violentos. Las autoridades locales atribuyen a ese fenómeno el hecho de que el país haya cerrado 2023 con su peor tasa de homicidios desde la Guerra Civil de 1948 (casi 18 por cada 100.000 habitantes).
En su conferencia de prensa del miércoles 10 de enero, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves dijo que los costarricenses deben “fijarse en el espejo de lo que está, lamentablemente, viviendo la ciudadanía ecuatoriana”.