Eremita crea más de 50 cervezas originales y agua con CBD
Cervecería artesanal tiene planes de expansión
Eremita Cervecería Ermitaña introdujo al mercado su último producto bajo en calorías, que vende en el bar restaurante Eremita Tap Room, su página web, bares especializados y, pronto, en supermercados y tiendas de conveniencia.
La cerveza no es su único producto, pues se le une la línea de aguas carbonatadas con CBD. Además, tiene en marcha planes de expansión de los puntos donde los comercializa.
“Damos respuesta a la necesidad de variedad e innovación”, explica Ignacio Castro, fundador de Eremita. Él y un grupo de socios inversionistas se propusieron crear y comercializar cervezas especiales y con variedad de sabores.
El sector viene creciendo desde la década anterior en América Latina y en España, así como en Estados Unidos. La Promotora de Comercio Exterior (Procomer) reportó que las ventas de cerveza artesanal en EE. UU. alcanzaron un valor de $22.000 millones en el 2015, el 12% del valor total de todas las ventas de la categoría cerveza en este mercado. En Costa Rica, la Asociación de Cerveza Artesanal indicó que en el 2022 operaban 73 marcas, las cuales generaban 400 empleos directos y 1.300 indirectos.
El origen
Ignacio es oriundo de Caracas, Venezuela, descendiente de españoles que llegaron a ese país. Su padre y sus tíos empezaron allá de cero. Fueron limpiabotas. Luego iniciaron una venta de telas que se convirtió en una de las principales cadenas locales en el sector.
El negocio permitió que sus hijos pudieran estudiar y ser profesionales. Ignacio se graduó en leyes y en ciencias políticas. Además, fue profesor universitario y asesor de organismos públicos.
Hace casi dos décadas vino a Costa Rica debido a la situación política de su país. Empezó a trabajar en una tienda de muebles y decoración, pero un amigo le mostró una cerveza artesanal que estaba produciendo. La probó y pensó que debía mejorarse. Le hizo una apuesta a su amigo. “En medio año puedo hacer una cerveza. Si gano, abriremos una cervecería”, le dijo.
La idea de emprender siempre había estado en su familia y él mismo tenía clientes como abogado y politólogo. Ganó la apuesta.
Al poco tiempo, en el 2015, iniciaron Treintaycinco Fábrica Cervecera, una de las pioneras en el movimiento de cervezas artesanales en Costa Rica. La empresa creció y exportó a diferentes países.
Ignacio quedó enamorado de la creación de cervezas. Su idea era crear unas especiales, aprovechando las levaduras naturales, y sin seguir el modelo de las grandes industrias.
Para él, además, era fundamental ver a sus clientes cuando consumían y disfrutaban sus productos. Quería una cervecería que fuera una casa para la gente que le gusta la cerveza.
Sin embargo, los socios decidieron tomar caminos distintos. “Era algo tenía que pasar tarde o temprano”, reconoce. Entonces habló con Andrés Salazar, otro emprendedor cervecero. Le propuso comprar el equipo, pero Andrés le hizo una contra propuesta: No le vendería el equipo, quería ser socio del nuevo emprendimiento.
En esa época, Ignacio tuvo que viajar a Guatemala como juez en un torneo cervecero. Allá se encontró con un amigo de la infancia, Héctor Valero. Tenían 20 años de no verse e Ignacio le comentó el proyecto de la nueva cervecería. Héctor lo venía siguiendo en redes sociales y se interesó por participar en la nueva iniciativa.
“Quiero ser parte”, le dijo. “Puedo levantar capital aquí en Guatemala”. La propuesta era atractiva. Héctor es especialista en finanzas y trabaja en la gestión de fondos de inversión. Se empezó a mover rápidamente.
A cuatro inversionistas les atrajo la propuesta de negocios. Resultó un apoyo clave. Además del capital, cada uno aportaba su experiencia y conocimiento de los negocios por las empresas en las que participaban. Con Ignacio se vino parte del equipo de Treintaycinco.
A finales del 2021 iniciaron la construcción del bar restaurante. Ahí también está la fábrica, al fondo, y la bodega con los barriles de madera a un costado, donde se ve el vaho causado por la baja temperatura.
La inauguración se realizó 10 meses después, en agosto del 2022. Se ubica en El Alto de las Palomas, detrás de la subestación del Instituto Costarricense de Electricidad, entre Escazú y camino a Santa Ana por el llamado “camino viejo”.
Hay residenciales y una actividad comercial en auge. Pero en ese punto predomina la vegetación, terrenos baldíos y parte de la montaña sin urbanizar. De ahí la idea del ermitaño. “Lejos de todo”.
El bar restaurante y los productos se dirigen a personas de alrededor de 30 años, interesadas en la gastronomía. El ambiente es tranquilo y familiar, para parejas o para grupos de amigos. Se puede disfrutar cerveza, ensaladas, hamburguesas o sándwiches.
La propuesta es encantar a los consumidores con diversidad de cervezas: negras, rojas y de inspiración estadounidense, francesa, belga o alemana.
El programa abarca cervezas frescas y salvajes. Las frescas son tipo Lager, que se fermentan con levaduras de fondo a bajas temperaturas (entre 4 y 12 grados centígrados), y tipo Ale, de fermentación alta.
En esta categoría se cuentan con ocho opciones fijas y cada mes producen dos novedades que se pueden adquirir a través de la página web.
Ignacio explica que el tiempo de proceso de las cervezas (hasta tres años en una de sus cervezas) es una de las principales diferencias respecto a las industriales, que duran menos plazos, tienen procesos más automatizados y utilizan más tecnología.
Variedad y planes
Eremita Cervecería Ermitaña actualmente produce y comercializa 48 cervezas distintas, que incluyen ocho series fijas y dos innovaciones cada mes, en presentaciones de lata (de 12 onzas o 355 miligramos) y de botellas (75 miligramos), así como bajo contenido de alcohol para que el consumidor mantenga el balance y el disfrute de la bebida.
Su último producto es la cerveza Eremita Low Cal, de solo 72 calorías, 2,8% de alcohol y sin antioxidantes ni preservantes artificiales. En su creación se tardaron seis meses.
Los planes se enfocan también en expandir los puntos de venta donde los clientes pueden adquirirlas. Están en conversaciones para que, a partir del segundo trimestre del 2024, se comercialicen los tres estilos de cervezas que más se venden en la actualidad en una cadena de supermercados y en tiendas de conveniencia.
Hay otros planes: abrir un bar en el este de San José, manteniendo la producción en El Alto de las Palomas, y probablemente en las zonas turísticas en volcanes y playa.
Eremita produce, además, la línea Superonda de aguas carbonatadas con CBD, sin azúcar, baja en sodio, baja en cafeína, con esencias naturales y vegana. Se comercializa en cadenas de supermercados y otros comercios a través de un distribuidor.
Actualmente la planilla alcanza 17 personas y en los 15 meses que tiene abierta la empresa obtuvo 18 premios en competencias cerveceras en Chile, Argentina, Colombia, Guatemala, Venezuela y Ecuador, entre otros.
“Espero que en unos 10 años tengamos un sabor absolutamente reconocible a nivel mundial”, dice Ignacio. “De cómo sabe una cerveza hecha con levaduras del Valle Central de Costa Rica”.