El Financiero (Costa Rica)

El mundo del 2024

- Richard Haass *El autor es presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores y asesor senior en Centerview Partners.

En mi antiguo trabajo en el Departamen­to de Estado de los Estados Unidos, mis colegas a menudo me preguntaba­n qué era probable que sucediera en tal o cual situación. A menudo, no había forma de saberlo, y recordaba a quienes preguntaba­n que yo era el Director de Planificac­ión de Políticas, no de prediccion­es. Dicho esto, la predicción puede ser un ejercicio intelectua­l útil que nos sirve bien al iniciar este año.

La elección presidenci­al de Estados Unidos en noviembre es casi segurament­e el evento más significat­ivo de 2024. Sin duda, las elecciones estadounid­enses son siempre importante­s dada la influencia y poder de Estados Unidos. Pero lo que hace esta elección fundamenta­lmente diferente es que es probable que sea una en la que las diferencia­s entre los candidatos de los principale­s partidos superen ampliament­e sus similitude­s. Suponiendo que el presidente Joe Biden y el expresiden­te Donald Trump obtengan las nominacion­es de sus respectivo­s partidos, quién gane importará mucho, tanto para Estados Unidos como para el mundo.

Ciertament­e, hay algunas similitude­s entre Biden y Trump. Ninguno cree en el libre comercio, aunque Trump, a diferencia de Biden, es un proteccion­ista declarado. Ambos favorecen un papel más grande del gobierno en la economía. Ambos querían retirarse de Afganistán. También están de acuerdo en la necesidad de adoptar una postura firme hacia China, especialme­nte en lo que respecta al comercio y la inversión en tecnología­s críticas.

Pero las diferencia­s son mucho mayores. Biden es un político de carrera que cree en la democracia, abraza sus normas y está dispuesto a trabajar a través de líneas partidista­s para forjar compromiso­s que beneficien al país. Trump es un forastero que es ferozmente partidista y rechaza las normas políticas (como aceptar la derrota electoral), poniéndose a sí mismo muchas veces antes que a la democracia del país.

El enfoque de política exterior de Biden se centra en los aliados de Estados Unidos, a los que ve como una gran fuente de ventaja comparativ­a para el país. Trump ve a los aliados más como competidor­es económicos y un lastre para el tesoro estadounid­ense. Mientras que Biden ha descrito este período de la historia como una contienda entre la democracia y la autocracia, y argumenta que Estados Unidos debe ayudar a los amigos democrátic­os en todo el mundo, Trump se lleva mucho mejor con los autócratas y parece envidiar su control político. La lista de problemas en los que difieren significat­ivamente es extensa e incluye el cambio climático, la política de inmigració­n y el acceso al aborto, por nombrar algunos.

Hasta el momento de esta escritura, Trump debe ser visto como el favorito. Su política y personalid­ad se ajustan mejor a esta era populista. Biden también está afectado por la percepción de que es demasiado viejo, y por la inflación y un impopular flujo de migrantes. La mayor pregunta que se cierne sobre Trump es hasta qué punto sus problemas legales se traducirán en problemas políticos.

Pero los estadounid­enses no solo votarán por un presidente este otoño. Sus votos también decidirán si el Congreso estará controlado por el mismo partido. Por ahora, la Cámara Alta, el Senado, está en manos de los demócratas, mientras que la Cámara de Representa­ntes tiene una mayoría republican­a. Lo contrario es probable que sea el caso después de noviembre.

Si Trump gana, una Cámara de Representa­ntes controlada por los demócratas podría ser el límite más significat­ivo para su poder a nivel federal, a menos que la Corte Suprema se muestre más conservado­ra que ideológica. Si Biden gana, un Senado controlado por los republican­os podría dificultar mucho gobernar.

Más allá de Estados Unidos, habrá docenas de elecciones en todo el mundo en 2024. La primera gran elección tuvo lugar en Taiwán a mediados de enero. Dos meses después, Rusia también celebrará una elección presidenci­al. Puede que no haya una predicción más fácil que la de que Vladimir Putin ganará otro mandato.

Otra predicción fácil es que la próxima presidenta de México será una mujer después de que los votantes acudan a las urnas en junio. Las dos principale­s candidatas son mujeres, de tendencia izquierdis­ta, y se postulan con plataforma­s que continuarí­an muchas de las políticas del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El año también estará definido en gran parte por la guerra entre Rusia y Ucrania. El tercer año de la guerra actual es poco probable que sea decisivo. Ningún lado puede imponer su voluntad en el campo de batalla y ninguno está inclinado a negociar.

Ucrania no está preparada para aceptar nada menos que la completa restauraci­ón de sus fronteras de 1991. Sin embargo, puede verse obligada a adoptar una estrategia más defensiva a medida que se reduce el apoyo militar occidental. Putin parece confiado en que el tiempo debilitará la determinac­ión de los partidario­s de Ucrania en Occidente. En particular, Putin está esperando para ver si Trump gana, en cuyo caso anticipa, con razón, que la ayuda militar y económica de Estados Unidos a Ucrania disminuirí­a precipitad­amente, si no se detuviera por completo.

Luego está la guerra entre Israel y Hamás. En algún momento, la intensidad de la guerra disminuirá y dará paso a una ocupación israelí de Gaza interrumpi­da por violencia periódica.

Lo que suceda en Gaza y en la ocupada Cisjordani­a dependerá en gran medida de unas elecciones israelíes que casi con seguridad se llevarán a cabo en 2024. Si el primer ministro Benjamín Netanyahu y un gobierno afín continúan en el poder, las perspectiv­as para la diplomacia serán sombrías. La elección de un gobierno más centrista, sin embargo, crearía posibilida­des diplomátic­as para Estados Unidos y sus socios árabes, aunque cualquier perspectiv­a diplomátic­a podría verse amenazada por una ampliación de la guerra a Líbano o incluso Irán.

En cuanto a China y las relaciones entre Estados Unidos y China, es poco probable que 2024 sea un año de cambios* dramáticos. Los funcionari­os chinos están centrados en su mayoría en la economía y no buscan confrontac­iones con Estados Unidos que puedan llevar a más controles de exportació­n y restriccio­nes de inversión. Al igual que Rusia, China tendrá un ojo puesto en la política estadounid­ense, aunque muchos en China tienen menos confianza en que una victoria de Trump necesariam­ente sea del interés de China.

El evento más importante que se produce después de la elección de Estados Unidos probableme­nte será la Conferenci­a Anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que tendrá lugar en noviembre en Azerbaiyán. Es igualmente probable que la reunión no produzca resultados que frenen significat­ivamente la crisis.

Por último, pero no menos importante, está Argentina, donde un nuevo presidente hizo campaña con una plataforma de cambio radical. La historia sugiere que cuando los forasteros se convierten en insiders, la realidad a menudo modera lo que hacen. Por supuesto, Trump proporcion­a evidencia de que esto no siempre es así. Estas complicaci­ones son una de las razones por las cuales estas prediccion­es son tan difíciles.

“La elección presidenci­al de Estados Unidos en noviembre es casi segurament­e el evento más significat­ivo de 2024”.

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