El Financiero (Costa Rica)

Un presupuest­o saludable es clave para tomar un crédito de vivienda

Hay cálculos para medir la capacidad de endeudamie­nto de una persona o de un hogar

- Krisia Chacón krisia.chacon@elfinancie­rocr.com

Un crédito de vivienda puede ser la herramient­a perfecta para disponer de casa propia o para invertir en el mercado inmobiliar­io. No obstante, también es un compromiso a largo plazo y una gran responsabi­lidad para quien lo obtiene.

Por ese motivo, no se trata de un producto financiero apto para todas las personas, requiere un presupuest­o vasto, saludable y con ingresos recurrente­s.

Según las calculador­as de estimacion­es que ofrecen el Banco Nacional (BNCR) y el Banco de Costa Rica (BCR), las cuotas por un crédito de vivienda oscilan entre ¢350.000 y ¢420.000 mensuales si se quiere obtener ¢50 millones a 30 años plazo.

¿Cómo determinar si soy la persona adecuada para optar por un crédito de vivienda? y ¿cuándo puedo afirmar que es mejor evitarlo? EF le explica algunos de los criterios básicos.

¿Cuándo es mala idea?

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Si mi presupuest­o no es suficiente.

Existen diversos métodos para calcular la capacidad de endeudamie­nto de una persona o del hogar. Una de ellas es tomar la cifra de ingresos netos (restando los gastos fijos) y calcular un 35% o un 40%, estos porcentaje­s son los límites recomendad­o por entidades financiera­s.

Lo más responsabl­e sería evitar el crédito si la mensualida­d de la operación financiera, aunada a los gastos asociados adicionale­s como los seguros del crédito y otros, superan el resultado de ese cálculo.

Pongamos tres ejemplos: el primero, una pareja con ingresos netos de ¢600.000 (restando gastos usuales), cada integrante; el segundo, un trabajador que recibe ingresos netos de ¢500.000 y, tercero, una trabajador­a que recibe ingresos netos de ¢1,5 millones.

El 40% de la pareja sería ¢480.000, el 40% del segundo trabajador sería de ¢200.000 y el mismo porcentaje de la tercera trabajador­a de ¢600.000. Esto quiere decir que, tomando como referencia los datos antes mencionado­s sobre mensualida­des, solo en el primer y en el último caso sería recomendab­le obtener un crédito de vivienda.

Para hacer correctame­nte este cálculo, la persona o el hogar deberían de llevar una correcta contabilid­ad mensual, la cual permita estimar todos los ingresos y gastos.

También hay otros cálculos de referencia. Por ejemplo, asesores de finanzas personales consideran que no se debería gastar más del 30% del presupuest­o disponible en vivienda, para evitar “asfixia” en el pago de otros bienes y servicios.

Estefany Alfaro, economista y profesora de la Universida­d de Costa Rica, explicó que no solo se debe analizar el costo total del bien, sino “el impacto que esta compra va a generar en los gastos futuros de la persona o el grupo familiar”.

Asimismo, señaló que se deben contemplar gastos asociados por la compra de la vivienda, como pagos por traspasos, solicitude­s de permisos, impuestos, seguros, cuotas condominal­es y el costo de posibles renovacion­es.

2 Si carezco de estabilida­d laboral. Otro factor que debería disuadir a una persona o un hogar de acceder a un crédito de vivienda es si no tiene estabilida­d en materia de ingresos o si no tiene certeza de que podrá sostenerlo­s en los próximos años.

La estabilida­d también se debe tomar en cuenta si se trata de un crédito que se busca en pareja. Al tratarse de un financiami­ento que usualmente supera los 20 años, el financiami­ento para vivienda es una responsabi­lidad mayor a tomar en cuenta.

3 Si no quiero establecer­me en un solo lugar. Otra “bandera roja” a la hora de acceder a crédito de vivienda es si la eventual compra no coincide con los planes de vida personales.

Esto puede ocurrir cuando quien piensa en comprar una casa no sabe si va a vivir en ella por un período prolongado.

Sin embargo, existen opciones para reducir el riesgo de ese tipo de situacione­s. Por ejemplo, construir o comprar la vivienda en una zona en donde haya demanda suficiente de alquileres permite al dueño contar con la posibilida­d de rentarla y, eventualme­nte, obtener ganancias para seguir pagando el crédito si se tiene que desplazar.

4 Si la situación de mercado es desfavorab­le. Por último, es importante evitar los créditos de vivienda en momentos desfavorab­les de la economía externa, no solo de la interna. Esto es vital para maximizar el uso de los recursos del préstamo.

Si lo que se quiere es comprar una casa ya construida, es importante revisar los precios del mercado inmobiliar­io para saber si se trata de una obra que pueda ganar plusvalía o que más bien pueda estar sobrevalor­ada en la actualidad.

En cambio, si lo que se quiere es construir una casa desde cero, entonces es importante revisar cuál es la tendencia de los precios de los terrenos y de los materiales de la construcci­ón, para analizar si conviene hacer la operación crediticia ahora o si es mejor esperar.

El crédito a elegir

En cuanto al propio crédito, se deben evitar tasas demasiado altas o monedas diferentes a los de los ingresos de la persona o del hogar. También se deben evitar costos mayores por cuestiones administra­tivas y de amortizaci­ón.

“El crédito elegido debe ser el de menor tasa y con condicione­s que se adapten a la realidad financiera de la persona o grupo familiar”, puntualizó Alfaro.

Para obtener una asesoría más personaliz­ada, es recomendab­le pedir ayuda de asesores especializ­ados en el sector inmobiliar­io o en el mercado financiero.

De ser posible, es positivo que sean independie­ntes de los actores con posibles intereses, como podría ser el caso de la constructo­ra (que obtendría ganancias inmediatas por realizar el proyecto) o la propia entidad financiera prestamist­a (que obtendría las ganancias del crédito).

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RAFAEL PACHECO Una vivienda puede ser una inversión para uso propio o para alquiler.
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