El Financiero (Costa Rica)

Agrónomo trajo de Barcelona las mejores prácticas de jardinería

Joven creó Terra Nostra en el 2021 para marcar diferencia entre los viveros del país

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

Alonso Cerdas tenía muy claro lo que quería hacer al terminar de estudiar: fundó su propia empresa Terra Nostra, un vivero ubicado en Tejar de El Guarco, en Cartago. También quería ofrecer algo más allá de la venta de plantas.

El negocio creció, pero los tiempos son difíciles y, como en el fútbol, ya sabe lo que es doblar los momentos de bajas ventas. “Ahora estamos en un momento muy estable”, afirma Alonso, de 28 años.

Él es oriundo de Tejar. Se graduó de ingeniero agrónomo de la Universida­d de Costa Rica (UCR).

En el 2020, cuando se reabrieron las fronteras y se reanudaron los viajes internacio­nales, realizó una maestría en agricultur­a ecológica en la Universida­d de Barcelona, que siempre le llamó la atención.

Hizo cursos de decoración de jardines, de jardines verticales y de agricultur­a orgánica. Implementa­r esta alternativ­a de producción no es sencillo. Por eso se aplicó para obtener experienci­a.

En Barcelona, una ciudad que se caracteriz­a por sus amplias zonas verdes con un estricto mantenimie­nto por parte de su gobierno local, trabajó en gestión y mantenimie­nto de jardines. Aprendió de las mejores prácticas de jardinería para aplicarlas cuando regresó a Costa Rica y fundó su empresa.

De familia

La vocación de Alonso por emprender viene de familia. Su bisabuelo y su abuelo fueron finqueros.

Julio, su padre, también tiene fincas. Y es agrónomo.

De él, Alonso heredó la aplicación de la ciencia y la técnica en la producción, junto con el conocimien­to tradiciona­l en la producción agropecuar­ia. Heredó también la producción de plantas ornamental­es, helechos y aralias, además de las fresas.

Desde niño Alonso aprendió el quehacer de las fincas de su familia. Lo que más recuerda es las idas y venidas en el cajón de un camión. Asimismo, cargarlos y descargarl­os de productos.

Antes de la pandemia, recién graduado de la UCR, le comentó a su padre lo que quería hacer. “Siempre me han gustado las plantas”, dice Alonso.

Cuando volvió de España, trabajó en la finca familiar y empezó a ahorrar. Aprovechab­a el tiempo que disponía para visitar viveros. Se fijaba especialme­nte cómo los construían.

Levantó su vivero en un terreno de la familia. Tenía todo el apoyo, especialme­nte, de su padre. Metió plantas, piedras, zacate. Desde el inicio contrató personal.

Se involucró en un negocio donde hay más de cien empresas. Según datos de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS), en el cultivo de hortalizas y legumbres, especialid­ades hortícolas y productos de vivero había 137 patronos registrado­s. De ellos, 92 tienen menos de 5 colaborado­res.

Días movidos

En el vivero, la actividad fluye diariament­e con la visita de personas que compran plantas

hogares y empresas. “Se venden muchas plantas de decoración interna”, dice Alonso.

Chinas, palmeras, suculentas, flores, veraneras y hortensias.

Se brinda, además, asesoría en el diseño de la decoración de jardines, así como el servicio de venta e instalació­n de zacate.

En esta área atiende clientes de Escazú, de la zona de Los Santos y de otras regiones del país.

Para él, el diferencia­dor clave de su negocio es la incorporac­ión de prácticas sustentabl­es, como incorporar materiales orgánicos al suelo.

Las amenazas vienen normalment­e de plagas como la del llamado joboto, una larva o gusano de color blanco que es muy dañino pues se alimenta de las raíces y hace que el zacate adopte un color amarillo.

Para evitarlo o combatirlo se implementa­n biofungici­das producidos a partir de microorgan­ismos de plantas. Con ellos, se procura una estructura que permita la correcta instalació­n del zacate. Luego se aplican biofertili­zantes para el control de plagas.

Se promueve también que las personas en sus hogares utilicen productos orgánicos para el control de plagas en sus jardines.

Lo mismo hace en la instalació­n de jardines verticales, otro de sus servicios. En este caso no se utilizan pesticidas. En su lugar se emplean formulacio­nes nutriciona­les líquidas que se incorporan en el agua.

Su principal enfoque es producir las plantas con un manejo orgánico y productos naturales basados en extractos de plantas aromáticas y microorgan­ismos.

Ciclos

Como todo negocio, en poco tiempo Alonso sabe lo que es el subibaja normal de toda actividad. El inicio no fue fácil.

Él y su novia Valeria Piedra se enfocaron inicialmen­te en dar a conocer el vivero. Lo hacían con volantes y rótulos publicitar­ios en las cercanías y mediante redes sociales.

Actualment­e, tiene un convenio para dar mantenimie­nto, manejo de la maleza y fertilizac­ión de la cancha del estadio de Paraíso a cambio de la instalació­n de una valla de Terra Nostra.

No está ajeno a lo que pasa en la economía. “Tal vez por la baja del dólar”, dice Alonso.

En el camino aprendió más de los emprendimi­entos y las empresas: cómo abrir y manejar un negocio, contabilid­ad, atención a los clientes, los permisos se requieren, las obligacion­es con el Ministerio de Hacienda y la CCSS, y cómo hacer para incrementa­r las ventas.

En particular, aprendió que muchas veces las cosas no salen tal como se pensaron.

“Es un aprendizaj­e gigantesco, un proceso largo”, dice el joven. “Actualment­e, el negocio está muy estable y creciendo. La idea es seguir y seguir adelante”.

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CORTESÍA Alonso Cerdas es el fundador del vivero Terra Nostra, que promueve el uso de insumos orgánicos para el mantenimie­nto de plantas, jardines y zacates.

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