El Financiero (Costa Rica)

¿Es posible subir el tipo de cambio? Estas serían las consecuenc­ias

Existen varias opciones para revertir la tendencia bajista, pero habría efectos secundario­s

- Luis G. Cardoce O. luis.cardoce@elfinancie­rocr.com

Es un tipo de cambio de ¢500 demasiado bajo? Para los grupos dependient­es de la divisa, como los exportador­es y el turismo, lo es. Por lo menos así lo han hecho saber por medio de decenas de comunicado­s de prensa y conferenci­as en el último año.

Su defensa está en los números: el dólar cuesta hoy lo mismo que en enero del 2014. Es decir, sus ingresos están supeditado­s a un precio de cuando el costo de la vida era mucho menor.

Ante el debilitami­ento, las cámaras de estos sectores han alzado su voz para pedirle al Banco Central de Costa Rica (BCCR) que interceda a favor del precio del dólar. Sin embargo, el Central ha sostenido que son las fuerzas del mercado las que han marcado la tendencia del tipo de cambio y que no puede intervenir para defender un valor específico de la divisa.

Analizamos algunas de las opciones que existen para revertir esta tendencia y sus efectos secundario­s.

Bajar tasas en colones

Uno de los elementos que más se le pide al BCCR es que disminuya su tasa de política monetaria (TPM), que no es una herramient­a cambiaria pero sí tiene efectos indirectos sobre qué pasa con el precio del dólar.

El Central utiliza la TPM para guiar la inflación hacia la meta pactada. Cuando los precios suben mucho, el BCCR la eleva para enfriar la economía al desincenti­var los créditos y promover el ahorro, pero la baja cuando necesita reactivar la producción para que el efecto sea el contrario.

Durante la crisis inflaciona­ria del 2022, el Central movió su TPM de 0,75% a 9% con el fin de suavizar una inflación que llegó a 12,13% interanual. Este movimiento fue más abrupto y veloz que el de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), lo que causó como efecto secundario que las tasas en colones se volvieran más atractivas que las de dólares.

Esa diferencia de tasas incentivó un mayor arbitraje entre monedas. Para un inversor dolarizado era más rentable convertir sus divisas a colones para invertirlo­s en instrument­os locales en comparació­n con colocarlos en un vehículo de inversión en dólares.

El atractivo estaba en que se lucraba por los dos lados: recibía las mejores tasas de los colones y, cuando convertía esos rendimient­os nuevamente a dólares, se ganaba el diferencia­l cambiario debido a la apreciació­n de la moneda nacional.

Voces expertas

Para Édgar Robles, exsuperint­endente de Pensiones, ese fue uno de los principale­s componente­s que ha traído abajo el tipo de cambio. Consecuent­emente, considera que una reversión de las tasas locales podría poner fin a la apreciació­n del colón.

Rodrigo Cubero, expresiden­te del BCCR, coincide con que una mayor disminució­n de la TPM podría elevar el tipo de cambio. Sin embargo, dice que debería hacerse no para alterar el valor de la divisa, sino porque la baja inflación ya se lo exige al Banco Central.

No obstante, desde el ente emisor no se prevé que una baja en la TPM se vaya a traducir en un aumento en el valor del dólar.

“El Banco tiene que buscar una tasa que sea neutral y una tasa que provoque una enorme variación cambiaria no es neutral”, dijo Róger Madrigal, presidente del BCCR, en una entrevista con El Financiero en febrero.

José Luis Arce, director de FCS Capital y expresiden­te del Conassif, también considera que futuras reduccione­s en la TPM no traerán grandes cambios debido a que las tasas pasivas en colones ya han bajado considerab­lemente.

Costa Rica actualment­e es el país latinoamer­icano con metas de inflación que más ha reducido su TPM en el último año (de 9% a 5,25%). Esto ha provocado que no haya diferencia entre las tasas de la Fed estadounid­ense y las del BCCR. Dichos ajustes han contribuid­o a que el premio por invertir en colones esté por debajo del 0%, según cálculos del BCCR.

Además, tanto Arce como Madrigal consideran que bajar la TPM no se trata de un ajuste libre de riesgo.

Si las tasas locales se bajan al punto en que se desalineen con las tasas internacio­nales —las cuales tardarán más en bajar—, el riesgo de una dolarizaci­ón o salida de capitales podría desordenar las expectativ­as cambiarias hacia el alza y, por ende, las expectativ­as inflaciona­rias. Es decir, podría encarecer de más el costo de la vida y resultar en que el BCCR deba subir su TPM nuevamente.

La ventaja que tiene el país para sopesar ese riesgo es que su inflación todavía está muy lejos de la meta del 3% y acumula ya nueve meses consecutiv­os con variacione­s interanual­es por debajo del 0%. Según cálculos del BCCR, los precios no subirán al rango de tolerancia meta hasta el último trimestre del año.

“El Banco Central no debería verlo como un riesgo para la política monetaria ni para el cumplimien­to de la meta de inflación, sino como el vehículo por el cual logrará obtener su meta, que en este momento no la está cumpliendo”, dice Cubero.

Elevar las tasas en dólares

Otra forma de balancear los premios es hacerlo de la forma inversa: subir las tasas de interés pasivas en dólares, propone Carlos Fernández, exgerente del Banco de Costa Rica.

Existen, principalm­ente, dos maneras de hacer esto: desde la esfera pública o la privada.

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La privada: sería que los intermedia­rios financiero­s decidan dar un mayor premio por los depósitos en la divisa para fomentar una menor colonizaci­ón de las inversione­s.

Fernández considera que la diferencia entre las tasas activas y pasivas en dólares es lo suficiente­mente amplia como para que las entidades financiera­s puedan reducir su margen de intermedia­ción financiera (ganancias entre lo que cobran por préstamos y lo que pagan por depósitos).

Para que esto sea posible, los bancos, cooperativ­as, financiera­s y mutuales deberán estar dispuestas a achicar ese margen de ganancias. Probableme­nte deberán hacerlo de manera voluntaria y colectiva, ya que son entidades privadas con diferentes estrategia­s de negocios. Es decir, no hay forma de obligarlos a subir las tasas.

“Es una iniciativa propia de cada banco. Todos tienen grandes clientes exportador­es y de turismo, y les interesa que les vaya bien a los deudores, entonces creo que tiene un papel muy importante ahí para presionar un poquito las tasas pasivas”, agrega Fernández.

Cubero no comulga con la idea porque cree que ninguna autoridad de política económica debería forzar a los intermedia­rios a mover su margen de intermedia­ción en una dirección u otra.

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La esfera pública: esta funciona de una manera similar, pero serían el Banco Central o el Ministerio de Hacienda los que coloquen instrument­os en dólares para incentivar la inversión en la divisa.

Esto, sin embargo, no parece estar en la línea del gobierno, el cual ha preferido mirar hacia el exterior en busca de dólares; ejemplo de eso son los $5.000 millones que tiene a su disposició­n en eurobonos, de los cuales ya colocó $3.000 millones y todavía se espera una emisión más de $1.000 millones en este 2024 y otra por el mismo monto en 2025.

Robles es de la tesis que limitar ese acceso al financiami­ento externo podría ayudar a atenuar las expectativ­as de que el precio de la divisa va a seguir cayendo junto a cada emisión, a pesar de que ese dinero no necesariam­ente llegue al mercado de divisas.

“Hacienda podría limitar el endeudamie­nto externo, pero la razón no es el efecto cambiario, la razón es que el plan que se está implementa­ndo se pensó en el 2020 y el 2021. Las condicione­s cambiaron sustancial­mente y Hacienda no necesita ya esos recursos, en el mercado local los tiene con menos distorsion­es en los rendimient­os y con costos parecidos”, dice Arce.

Cubero no cree que el BCCR ni Hacienda deberían tener la discrecion­alidad de subir las tasas en dólares, ya que sus niveles deberían estar determinad­os por las tasas internacio­nales —particular­mente la de la Fed— y de la prima por riesgo de los instrument­os locales.

Además, colocar a una tasa más alta tendría un costo financiero adicional, ya que el país tendría que pagar intereses por encima del promedio en una moneda que no genera. 3

Subir la intervenci­ón. Otra opción es que el Central sea más agresivo en sus intervenci­ones en el Mercado de Monedas Extranjera­s (Monex, donde se transa la divisa) y compre todavía más dólares a un mayor precio.

El Central ya ha venido con una fuerte postura de compra: solo en el 2023 compró más divisas que en todo el 2022 y el 2021 combinados. De no ser por dichas compras, probableme­nte el tipo de cambio estaría todavía más bajo.

Sin embargo, estas intervenci­ones —cualquier compra o venta de dólares por aparte del BCCR en el Monex se considera una intervenci­ón— las ha hecho de tal manera que suaviza la caída pero no revierte la tendencia. Esto último es algo que el BCCR ya ha comunicado en anteriores ocasiones: en teoría no quiere que sus participac­iones en el Monex alteren las fuerzas del mercado.

Para Arce no es realista pensar que el BCCR pueda comprar tantos dólares como para acercar el tipo de cambio a los ¢600. “Tendría que comprar la totalidad de lo negociado en el Monex”, dice.

También hay que tomar en cuenta que subir las adquisicio­nes de dólares crea más disyuntiva­s. Cada compra de dólares se financia con emisión de colones. Cuanto más compre, más colones entran al mercado. Esto pone al BCCR a decidir si permite que esa liquidez circule, lo cual podría subir la inflación, o si por el contrario la captura con bonos de estabiliza­ción monetaria, pero debe pagar más intereses.

Central podría intervenir

Robles considera que el Banco Central tiene el músculo suficiente como para alterar la tendencia del Monex a punta de intervenci­ones. “En el momento en que la gente vea que un día el tipo de cambio subió ¢5, al día siguiente otros ¢5, el siguiente ¢5, ahí la gente y los operadores cambian de expectativ­a”, dice Robles.

Pero para que eso sea posible, el Central tendría que estar dispuesto a comprar a un precio mayor a la tendencia del Monex, algo que en el pasado ha criticado Róger Madrigal.

“Yo escuché a analistas financiero­s muy respetable­s decir que el Banco podría comprar los dólares más caros. Imagínese pagar algo más caro con fondos públicos”, le dijo el jerarca del BCCR a este medio en una entrevista de junio del 2023.

La intervenci­ón en el Monex, en teoría, está permitida, ya que es el Central el que tiene la discrecion­alidad para elegir cuáles son las condicione­s con las que puede influir en el mercado, siempre y cuando calcen con alguno de estos tres principios:

• Para acotar movimiento­s abruptos en el tipo de cambio (operación de estabiliza­ción).

• Para suplir los requerimie­ntos de divisas del Sector Público no Bancario.

• Para atender sus propios requerimie­ntos (compras o ventas de reservas).

Difícil viraje

Los mensajes que ha dado el Banco Central en el último año y medio dejan entrever que es poco probable que el ente emisor vire su estrategia con el fin de subir el tipo de cambio.

Con el tema de la TPM, Madrigal ha mencionado que hasta que no se muevan las tasas internacio­nales, sobre todo la de la Fed, no habrá mucho espacio para ajustes grandes a la baja. En ese sentido el país está atado a lo que pase en Estados Unidos, donde no se espera una reducción de los tipos de interés hasta el segundo semestre del año.

No obstante, este 21 de marzo, el BCCR aceleró ligerament­e su baja de la TPM con un ajuste de -0,50 puntos porcentual­es, el cual puso la tasa nacional ligerament­e por debajo del rango máximo de la tasa de la Fed (5,25%-5,50%).

La entidad también ha sido insistente en su interpreta­ción de que la caída en el tipo de cambio responde a las fuerzas del mercado y que, por ende, el Central no debería distorsion­ar su comportami­ento con intervenci­ones que reviertan la tendencia.

Arce considera que el país ha perdido mucho tiempo discutiend­o qué puede hacer el BCCR para subir el tipo de cambio cuando se deberían estar diseñando políticas públicas fuera del ente emisor para atender a los sectores más afectados por un tipo de cambio que fácilmente podría caer de los ¢500.

“El Banco tiene que buscar una tasa que sea neutral y una tasa que provoque una enorme variación cambiaria no es neutral”.

Presidente del BCCR

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SHUTTERSTO­CK El precio del dólar es actualment­e el mismo que tenía la divisa en Costa Rica en enero del 2014 y podría caer por debajo de ¢500.
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