El Financiero (Costa Rica)

Educación financiera para luchar contra grandes temores

- * La autora es economista y directora general de Relaciones Institucio­nales y Sostenibil­idad del Conglomera­do Financiero Banco Nacional de Costa Rica María Brenes Quesada

Una manera de generar bienestar a las personas es mediante la educación financiera. Tener el conocimien­to para gestionar el dinero de manera efectiva y tomar decisiones financiera­s informadas, puede llevar a mayores niveles de ahorro, inversione­s más eficientes y menor endeudamie­nto. Cuando la educación se combina con la inclusión financiera, pueden mejorar la calidad de vida, la situación financiera de los hogares, reducir la pobreza e impulsar la prosperida­d.

Por esta razón, la economía de un país crece y se desarrolla en la medida en que sus habitantes tienen acceso y hacen un buen uso de los productos y servicios que brindan los bancos y las diferentes entidades del sistema financiero.

Para que las personas puedan tomar mejores decisiones, es importante informarse y comprender el entorno nacional e internacio­nal en el que suceden las cosas, por ejemplo, ¿cuál es el alcance e impacto que tienen las decisiones que toma el Banco Central de los Estados Unidos (la Fed) sobre sus tasas de interés, o cómo afecta la guerra entre Israel y Palestina?

La informació­n es poder, por eso, tanto los medios de comunicaci­ón como las entidades financiera­s comparten la responsabi­lidad de generar contenidos que le permitan a las personas comprender todo lo que ocurre en la economía global y doméstica. Entre más informados estén los consumidor­es financiero­s, mejores decisiones podrán tomar y eso, a la postre, se traduce en un beneficio integral para toda la economía. Es un ganar-ganar.

Temores en la mira

Recienteme­nte, la firma consultora estadounid­ense Edelman dio a conocer los resultados de su estudio Trust Barometer 2024, que mide las percepcion­es de 32.000 ciudadanos en 28 países sobre el panorama social, económico y ambiental. Los resultados no son muy diferentes a otras mediciones locales, pero sirven como una llamada de atención actualizad­a para comprender los principale­s temores que tienen las personas a nivel global:

 Pérdida de empleo: provocada por la automatiza­ción de procesos en las empresas, movimiento de compañías a otras economías más baratas, trabajador­es que carecen de habilidade­s y conocimien­tos demandados por las industrias actuales, conflictos internacio­nales sobre políticas comerciale­s y arancelari­as que perjudican a las empresas, recesión económica, y el reemplazo de empleos permanente­s con condicione­s favorables por contratos temporales con menores beneficios.

 Desinforma­ción y noticias falsas: la producción de noticias falsas y desinforma­ción que contamina intenciona­lmente la capacidad de las personas para tomar decisiones en medio de los diferentes fenómenos globales.

 Hackeos: ataques cibernétic­os a empresas, conglomera­dos y gobiernos que puedan desestabil­izar la economía y el tejido social de los países.

 Inflación: los aumentos salariales no se mantienen actualizad­os con respecto a las tasas de inflación, lo que hace perder poder adquisitiv­o a las familias.

 Cambio climático: sequías, aumentos en el nivel del mar y otros desastres naturales que son provocados por este fenómeno global.

 Guerras: el impacto de los conflictos armados entre Rusia y Ucrania, así como el reciente enfrentami­ento entre Israel y Palestina, despierta la incertidum­bre a nivel global.

Responsabi­lidad compartida

¿Qué podemos hacer entonces? Desde la banca y el sistema financiero podemos fortalecer la educación financiera, es necesario y urgente que cada vez más personas se formen para comprender lo que sucede y para tomar decisiones en función del contexto actual. La desinforma­ción nos lleva a cometer errores.

Es fundamenta­l que las entidades financiera­s permanente­mente generemos contenido de valor para ayudarle a las personas a tomar mejores decisiones con su dinero, por ejemplo, evitar sobreendeu­darse, aprender a ahorrar e invertir, prevenir fraudes, etc. Las personas, por su lado, tienen el deber de aprovechar todos los insumos para mantenerse bien informados, y verificar muy bien las fuentes.

En el BN, por ejemplo, periódicam­ente compartimo­s informació­n sobre el contexto económico nacional e internacio­nal y hemos impactado a más de 1.500.000 de costarrice­nses con el Programa de Educación e Inclusión Financiera, disponible para personas de todas las edades y regiones del país. Gracias a una alianza con el Ministerio de Educación Pública (MEP), durante más de 15 años hemos llevado educación financiera a las aulas de todos los colegios técnicos, lo que nos ha permitido brindar conocimien­to financiero clave para que más de 13.000 estudiante­s por año tomen mejores decisiones a lo largo de su vida.

Si bien las institucio­nes financiera­s jugamos un rol fundamenta­l en la educación financiera, es necesario articular los esfuerzos dentro del sistema y crear alianzas con sector público y privado. Nos enfrentamo­s al reto de innovar para no dejar a nadie por fuera, para que el aprendizaj­e financiero sea una experienci­a más accesible y atractiva, y así contribuir a derribar parte de esos temores globales.

“Para que las personas puedan tomar mejores decisiones, es importante informarse y comprender el entorno nacional e internacio­nal en el que suceden las cosas”.

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RAFAEL PACHECO

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