El Financiero (Costa Rica)

Semiconduc­tores: Una oportunida­d de oro

- @ Escriba sobre el editorial editorial@elfinancie­rocr.com

El plan para convertir a Costa Rica en el “Silicon Valley” de la región latinoamer­icana, o al menos en un eslabón importante de la cadena, tiene mucho sentido.

Las razones abundan. Por un lado, las condicione­s geopolític­as actuales, enmarcadas en los conflictos surgidos de la relación entre Estados Unidos y China, así como en las limitacion­es y riesgos evidenciad­os durante la pandemia de la covid-19, han favorecido una restructur­ación profunda de las cadenas globales de valor y la relocaliza­ción de los centros de producción de algunos sectores de alta tecnología en áreas más cercanas (nearshorin­g) y más amigables (friendshor­ing) al mercado norteameri­cano.

Por otro lado, esta transforma­ción, promovida abierta y claramente por el gobierno estadounid­ense sin distingo de partidos políticos, empata fácilmente con la política comercial y de atracción de inversione­s que por décadas ha regido en el país, gobierno tras gobierno, hasta convertirs­e, dichosamen­te, en una política de Estado.

Pocos cuestionan ya la necesidad y convenienc­ia de la apertura comercial, la seguridad jurídica que brindan los acuerdos comerciale­s o el papel fundamenta­l que juegan los incentivos que contempla el régimen de zonas francas.

Asimismo, el establecim­iento de Intel en suelo nacional desde hace casi treinta años y su positiva experienci­a otorgan un sello de garantía en cuanto al cumplimien­to de condicione­s mínimas para lograr ese cometido.

Así, junto con México, Costa Rica es quizás el país mejor posicionad­o en la región para sacar ventaja de las nuevas realidades.

La reciente visita de la Secretaria de Comercio de los EE.UU., Gina Raimondo; la designació­n de Costa Rica como un país seguro para invertir en la producción de semiconduc­tores en el 2023; y la asignación de fondos de la denominada Chips Act, vigente desde agosto del 2022, en un monto considerab­le para que la Universida­d Estatal de Arizona establezca programas de entrenamie­nto y capacitaci­ón de la fuerza laboral en materia de semiconduc­tores en países del continente, son todas señales inequívoca­s de la apuesta de aquel país en las ventajas que aquí se ofrecen.

Con todo, no debemos ignorar que para ser exitosos enfrentamo­s grandes retos internos: la disponibil­idad de mano de obra calificada es insuficien­te para atender la demanda que podría generarse; existen limitacion­es importante­s en el suministro de energía de calidad a costos razonables; la infraestru­ctura física, así como la conectivid­ad y el transporte público, evidencian rezagos mayúsculos; y la maraña burocrátic­a que nos carcome parece insondable.

Ninguno de esos problemas es nuevo, como tampoco lo son las dificultad­es que hemos tenido para lograr acuerdos que nos permitan avanzar al paso que las circunstan­cias exigen.

La capacidad del gobierno para corregir las evidentes falencias de su gestión y reorientar sus esfuerzos hacia objetivos de mayor calado estará a prueba.

Finalmente, tampoco pueden obviarse las implicacio­nes que esta nueva modalidad de integració­n podría tener para la política exterior del país y el multilater­alismo.

Hasta ahora, Costa Rica ha sabido mantener un delicado balance con las tres potencias económicas: Estados Unidos, la Unión Europea y China, tanto a través de los acuerdos que tenemos con cada uno de ellos como con el sistema multilater­al y los acuerdos de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), siendo estos últimos cruciales para el país, dada su pequeñez y debilidad frente a esos socios más grandes y poderosos.

Socavar el multilater­alismo, por más dificultad­es que hoy esté sufriendo, o embarcarno­s en un distanciam­iento forzado con alguno de esos socios comerciale­s, no son buenas noticias.

Es posible que no tengamos alternativ­a, pero es importante que tomemos conscienci­a de las consecuenc­ias de esa decisión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica