SINGAPUR OASIS VERDE
La ciudad de Singapur, uno de los centros neurálgicos del comercio mundial, con libertades muy restringidas, puso manos a la obra para materializar un propósito verde, generar “ciudad dentro de un jardín”, dirigido a mejorar la calidad de vida de sus habitantes junto a la flora y fauna.
En 2006 se inició un concurso al que se presentaron 170 firmas de 24 países, siendo Grant Associates y Gustafson Porter, los elegidos para diseñar la bahías Sur y Este.
El resultado, inaugurado en 2011, ha sido un colosal conjunto de jardines sostenible llamado Taman di Persisian, en malayo, o Jardines de la Bahía, inmediato a la máxima reserva marítima, compuesto por tres sectores temáticos que juntos suman 101 hectáreas de parque natural ganadas al mar.
Estas amplían a 707,1 km2 el área del país más pequeño del sureste asiático, con rasgos tanto democráticos como autoritarios. Los iconos que nutren esta inmensa y vibrante selva son unos super árboles, imponentes estructuras de acero y vidrio, que van desde 25 hasta 50 metros de altura, cuyo fin es almacenar agua de lluvia para uso de mantenimiento, incluyendo eficientes paneles solares para generar su propia energía eléctrica.
Uniendo estos árboles artificiales cubiertos de naturaleza trepadora, se ubica el Skyway OCBC, un mirador flotante de paseo con 128 metros de largo.
Dicho espacio educativo y de ocio, es un pulmón cuyo corazón incluye dos macro-invernaderos que recuerdan el filme “” Avatar: el Bosque de Nubes empapado por una intensa niebla y la Cúpula de las Flores, el mayor invernadero del mundo con soportes curvos de acero, protegiendo, entre otros, al Jardín Mediterráneo y el de África.
El conjunto es un compendio de magia verde, un ejemplo a seguir para la vida saludable del planeta y sus habitantes.
La misión del diseño de paisaje y la arquitectura en los Jardines de la Bahía de Singapur, sus super árboles e invernaderos colosales, es fungir como un pulmón purificador de aire y lluvia