NAYARA HOTEL, SPA & GARDENS
LUJOSA JOYA EN EL MAJESTUOSO VOLCÁN ARENAL
Tuve el placer de visitar uno de los destinos más emblemáticos del país: La Fortuna, en San Carlos, donde se encuentra el volcán Arenal. El trayecto desde San José es de aproximadamente tres horas en carro, lo bueno es que es entretenido, se aprecia extensa vegetación, ríos y paisajes hermosos. Me hospedé en Nayara Hotel en su nueva área Nayara Springs, es un destino tan mágico como lo es el volcán, el personal es genuinamente amable, en su mirada denota disposición y empatía. La propiedad cuenta con vista directa al volcán, jardines estéticamente cuidados que se mezclan y complementan con la arquitectura, que destaca por sus toques eclécticos y modernos. La habitación es un placer a todos los sentidos, visualmente hermosa, amplia, inmersa en un bosque completamente privado, da la sensación que uno está solo en la selva con todas las comodidades, un jacuzzi en la terraza, una hamaca colgando como una clara invitación a relajarse, cama King Size, y uno de mis detalles favoritos: dos opciones de duchas una dentro de la habitación y otra en un jardín privado en el exterior. Hay senderos seguros, la vegetación luciéndose en cada lugar a donde se mire, puentes colgantes y jacuzzis escondidos en medio del bosque y áreas de piscinas. La oferta de actividades para realizar es amplia, me fue difícil escoger, me decidí por una clase de mixología. Luego almorcé en el restaurante Mis Amores, el menú es de comida internacional con opciones vegetarianas. Ordené una focaccia y como recomendación del chef un pescado con una guarnición de vegetales frescos y un arroz verde del cual pedí una porción extra de lo delicioso que estaba. Procurando explorar al máximo las ofertas del lugar en la noche cené en el restaurante Loco Amor, pedí una combinación de platillos para degustar. Amanecer en medio de la selva tiene su encanto, es un energizante natural para el cuerpo, la mente y el espíritu. Otra de las actividades que realicé fue una clase de yoga en un pabellón inmerso en la naturaleza, seguido por un desayuno estilo bufé con una oferta completa. Después del desayuno exploré más los alrededores y descansé en una de las áreas de la piscina, siempre observando el majestuoso volcán, recomiendo hospedarse al menos dos noches. Este destino posee el balance perfecto entre relajación y actividades recreativas, un regalo perfecto para uno mismo o para compartir.