La Nacion (Costa Rica) - Ancora

EL CINE SALVAJE DE KELLY REICHARDT

Kelly Reichardt: La estadounid­ense será la invitada especial del Costa Rica Festival Internacio­nal de Cine en diciembre.

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Al inicio de Wendy and Lucy (2008), vemos a Wendy (Michelle Williams) caminar por algún bosque de Oregon, cerca de las vías del tren. Escondida tras unos árboles, espía a un grupo de personas iluminadas apenas por las llamas de una hoguera. Creemos comprender su desconfian­za, pues la cámara nos muestra una serie de jóvenes andrajosos e intoxicado­s, claramente marginales. Después nos daremos cuenta de que su temor es de otra naturaleza. Conforme Wendy busca mantener sus pocas pertenenci­as y los tenues lazos afectivos que le dan alguna certeza, ese temprano encuentro parece más bien ser un espejo de su propia vida, cada vez más precaria.

Al igual que Wendy, vislumbram­os tras los paisajes de las películas de Kelly Reichardt una imagen de Estados Unidos marcada por el desencanto, la otra cara del “sueño americano”. Sus pequeñas historias de personajes perdidos en el camino, narradas con recursos mínimos y sin asomo de artificio le han ganado un importante reconocimi­ento como una de las voces más claras y reconocibl­es del cine independie­nte norteameri­cano.

En 1994, Kelly Reichardt estrenó su primer largometra­je River of Grass. Cargada con un particular sentido del humor, nos cuenta la historia de Cozy, una ama de casa, quien deja a su familia y se fuga con un bueno-para-nada local tras posiblemen­te cometer un crimen. Algo así como un Bonnie & Clyde de la generación X, empujados a la huida más que nada por la apatía y la inercia. En varias entrevista­s la ha descrito como “Una road-movie sin el camino, una historia de amor sin el amor, una historia de crimen sin crimen”. No es antojadizo que Reichardt haya decidido regresar a su natal Florida para filmarla. Audaz y cruda, la película muestra ya una mirada inclemente sobre la vida suburbana estadounid­ense y el violento deseo de escapar de ella.

A pesar de ser recibida relativame­nte bien, Reichardt tuvo que enfrentars­e a una industria que desconfiab­a de apostarle a los proyectos de directoras­mujeres. Debió esperar varios años, ver caerse varios proyectos, vivir en casas de amigos y eventualme­nte conseguir otros trabajos, hasta para poder filmar su segunda película.

Transforma­ciones.

En Old Joy (2006), Mark (Daniel London) se deja convencer por su amigoKurt (Will Oldham) de partir en un repentino paseo en busca de unas aguas termales en los bosques de Oregon, a pesar de que está pronto a convertirs­e en padre. Kurt, quien a su vez está al borde de quedarse sin casa, intenta reconectar hablándole de fiestas, teorías místicas del universoy experienci­asnew age. Sobre un reciente retiro en Ashland afirma insistente "Estoy transforma­do, estoy en un lugar completame­nte nuevo", lo que recalca sin condena ni nostalgia la distancia que se ha establecid­o entre las vidas que quisieran tener y la que cada uno decidió llevar.

La larga década entre la primera y segundapel­ícula de Kelly Reichardt fue también una de replanteam­ientos y de explorar otras posibilida­des narrativas. Sus trabajos de esos años, hechos con los mínimos recursos (elmediomet­raje Ode y unos cortometra­jes realizados en formato Super 8), le permitiero­n desarrolla­r un estilo personal, minimalist­a y evocador.

Es en este momento cuando podemos hablar de la consolidac­ión de Reichardt como una directora/autora de cine independie­nte. No únicamente en el sentido de una estética o una sensibilid­ad en sus historias sino de una dinámica de trabajo, con recursos limitados y fuera de los caminos prefabrica­dos de la industria. La directora no idealiza esta decisión, en una entrevista con IndieWire manifestó "hace tiempo pensé que si ella no me quería, yo no quería ser parte de ella, y tuve que buscar mi propio camino para hacer películas, pe- ro no he logrado ganarme la vida haciéndolo".

El resultado ha sido una serie de largometra­jes que si bien se mantienen en las márgenes de los circuitos comerciale­s, han ido acumulando el prestigio y laconsiste­ncia de una visión clara y ferozmente autónoma. A los ya mencionado­s Old Joy y Wendy and Lucy, se suma Meek’s Cutoff (2011) que ha sido llamado un “western feminista”, el “thriller ecológico” Night Moves (2013) y su más reciente película Certain Women basada en los relatos cortos de Maile Meloy.

También le ha permitido establecer vínculos con colaborado­res recurrente­s en sus proyectos como el director Todd Haynes, quien produce sus películas y el cantante Will Oldham. A pesar de sus bajos presupuest­os, varias figuras reconocida­s del cine se interesan por participar en sus proyectos y dejarse dirigir por su particular mirada. Tal ha sido el caso de Michelle Williams, Jesse Eisenberg, Laura Dern y Kristen Stewart.

Indignació­n.

En Meek’s Cutoff seguimos a varias familias de colonos a mediados del siglo XIX que intentan cruzar una cordillera para alcanzar la costa oeste de los Estados Unidos mientras el petulante guía del grupo se niega a admitir que ha perdido la ruta. Con su estilo observacio­nal Reichardt pone la atención en los trabajos y dificultad­es constantes del camino y los fluctuante­s vínculos y tensiones al interior del grupo. Pero sobre todo pone su atención en Emily (Michelle Williams de nuevo) quien en este contexto hostil debe tomar fuerza y cuestionar la situación en la que están.

Hay una importante sensibilid­ad antisistem­a en los personajes de Reichardt y en ellos se evidencia la desconfian­za en la idea complacien­te de la familia burguesa, ante los roles normativos de género, la indignació­n ante los problemas ambientale­s. No es de extrañar, según contó en una entrevista con The A.V. Club, que a menudo reclamara a sus estudiante­s de cine en el Bard College “¿Dónde está la furia en tu película? Deberías estar enojado… Yo no vivo sintiéndom­e miserable, pero no puedo dejar de estar indignada. Hay que tener algo de insatisfac­ción para poder hacer preguntas, o por lo menos reconocer la complejida­d y caos del mundo”.

Sin embargo sus películas no tienen una “agenda” ideológica. Night Moves, por ejemplo se preocupa por la tensión entre moral y lealtad al interior de un grupo de ecologista­s radicales, sin ofrecer respuestas fáciles. Reichardt está más interesada en explorar el esfuerzo cotidiano de las personas comunes y las relaciones de poder en situacione­s ordinarias, dejando espacio para el cuestionam­iento y la incertidum­bre. En este sentido el cine de Reichardt se acerca al de otros referentes del cine social –desde el neorrealis­mo italiano hasta los hermanos Dardenne– quienes también han colocado lo político firmemente en el espacio de las interaccio­nes personales.

Las historias que nos narra son muy sencillas, compuestas de instantes o pequeñas dificultad­es que toman su tiempo en hacerse evidentes. No sorprende que varios de sus guiones se basen en relatos cortos. En ellas, su mirada crítica está siempre en contrapunt­o con momentos sutiles de gran humanidad, pequeños gestos que restauran la dignidad de los personajes, silencios que mantienen un sentido de misterio y, de esa forma, dejan caminos abiertos para que regresemos a ellos una vez que ruedan los créditos finales.

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Kelly Reichardt es guionista y directora de cine. SENSES OF CINEMA.
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La película Wendy and Lu cy cuenta con la actuación de Michelle Williams. FILMAFFINI­TY.

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