La Nacion (Costa Rica) - Ancora

El nuevo poemario de G. A. Chaves, Wallau

- G. A. Chaves Wallau Poesía Valparaíso México Pedidos: 2256-0414 GUSTAVO SOLÓRZANO ALFARO gustavosol­orzano9@gmail.com

En mayo del 2010, G.A. Chaves se encontraba en Estados Unidos

cuando recibió la noticia de que su padre había muerto. Sin posibilida­d de venirse de inmediato, no pudo asistir al funeral. Ahí empezó la elegía, ahí nació Wallau . Donde terminaba el padre empezaba el libro.

Wallau es un lugar en Alemania y un personaje de La sétima

cruz, novela de Anne Seghers. Esa es la onomástica del padre ido, la presencia que atraviesa Wa

llau, el nuevo volumen de poemas de G. A. Chaves, un viaje al origen, un homenaje y una revelación formal; 37 poemas distribuid­os en tres partes. Las dos primeras ofrecen la poesía más reciente de su autor, la tercera es un repaso y una vuelta de tuerca a los textos más importante­s de su primer poemario.

“I. Petricor”, el olor de la tierra llovida, ese olor tan caracterís­tico que es el de la nostalgia: “Ahí donde nunca hay nombres / que alguien silbe el rumor de lo invisible” (p. 16). Ocho poemas, diver- sos en forma y tono, que apuntan al recuerdo y a la reflexión del presente. De la ternura de Calle

Joaquina, Getsemaní a la ironía de la Égloga lisérgica. En el primero, leemos: “Una pareja de adolescent­es / espera el bus sin esperarlo / porque el lugar al que quieren ir / es el lugar donde ya están sus manos”(p. 15). Por su parte, la égloga, quizá el único texto reprochabl­e del conjunto, nos regala también uno de los mejores versos: “’Dios’es una palabra que está mal traducida” (p. 26).

“II. Wallau : una elegía” se inserta en una tradición que nos lleva –en español– de las Coplas a la

muerte de su padre, de Jorge Manrique hasta el potente Luz rabiosa, del chileno Rafael Rubio. En inglés, la referencia inmediata la ofrece el texto mismo, al parafrasea­r a Dylan Thomas: “Do not go gentle…/ Wallau, Padre: Do not go gentle…” (p. 33). El hablante recuerda a su padre. Luego, el álbum familiar se nutre de fotografía­s añejas, de hermanos y tías, de días de pesca y ajedrez: “El tueste de la piel del pescado que almorzábam­os / era siempre del mismo ámbar que el de las cervezas” (p. 31). El viaje a la semilla vade una casa con piso de tierra en 1929 hasta Portugal, al descubrimi­ento de su “judería secreta”. El recuerdo del padre es el descubrimi­ento del yo: donde muere uno nace el otro: “Después de las lluvias de octubre / han vuelto las lombrices buscando el sol. // Ellas que te han visto, Wallau, / ¿sabrán quién soy yo?” (p. 39).

Esta sección presenta importante­s hallazgos formales y combina con inusitada eficacia el verso blanco y el versículo: “Celeste el cielo, blanco elmundo, amarillo intenso el sol que lo recorre. Nunca noviembre brilló tanto. Tan poca paz escondida entre tanto duelo” (p. 46). Los versos se nutren de un ritmo preciso y de una música sutil.

Chaves ha labrado su obra literaria con meticulosi­dad. Reconocido escritor en varios géneros, en poesía debutó con Vida ajena (Euned, 2010), uno de los mejores libros costarrice­nses de los últimos años, que lastimosam­ente no fue apreciado como correspond­ía. Ahora, esa “vida ajena” se inserta con total sincronía en este nuevo proyecto.

Si en la segunda parte el hablante huía de su nombre y a la vez buscaba su identidad, en esta tercera se funden el nombre del padre y el del hijo, en la figura de ese “Dios mal traducido”: “Pues ya ves, Yahvé, que cuando digo 'soy' sólo intento serTúen mi traje de Nunca” (p. 81). Completo el viaje, cerrado el ciclo. Wallau sustituye a Vida ajenaporqu­e lo contiene, igual que el hijo contiene al padre. Con Wallau tenemos la oportunida­d de resarcirno­s y asistir a un pequeño milagro. Concluido el duelo, comienza el poema.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica