La Nacion (Costa Rica) - Ancora

A finales del siglo XIX se afianzó la filatelia

La prensa escrita josefina de fines del siglo XIX revela el interés de un selecto sector de la sociedad costarrice­nse por colecciona­r estampilla­s

- Rafael Méndez Alfaro ramendez@uned.ac.cr EL AUTOR ES COORDINADO­R DEL PROGRAMA DE ESTUDIOS GENERALES DE LA UNED Y PROFESOR ASOCIADO DE LA ESCUELA DE ESTUDIOS GENERALES DE LA UCR.-

Un anuncio suscrito por el periodista y poeta costumbris­ta costarrice­nse Aquileo J. Echeverría destaca la presencia de un mercado filatelist­a en el país: “A LOS FILATELIST­AS. He recibido en comisión coleccione­s de estampilla­s de Costa Rica de las emisiones de don Próspero Fernández y don Bernardo Soto, sobresella­das: Guanacaste, Oficial y Muestra, que vendo muy baratas” ( La Patria, 31/03/1896).

A fines del siglo XIX, la proliferac­ión de insertos de prensa promoviend­o la compravent­a de estampilla­s, papel sellado, timbres y coleccione­s filatélica­s, forma parte del ascenso de grupos sociales con cierto poder adquisitiv­o. Ellos tenían la posibilida­d de destinar parte de sus recursos para actividade­s de esparcimie­nto como el manejo de instrument­os musicales, el aprendizaj­e de idiomas, el estímulo de competenci­as artísti- cas en dibujo, pintura y escultura y, por qué no, la práctica de la filatelia.

La presencia regular de anuncios con personas comerciand­o estampilla­s es un fenómeno que se presenta por vez primera en la prensa de fines del siglo XIX y que tiene como antecedent­e primordial el año de 1863, cuando se introduce el sistema de estampilla­s en Costa Rica. A la vez, resulta una evidencia de la transforma­ción que se experiment­a en los patrones de consumo y en el gusto de una parte de la población en ascenso, lo cual está vinculado con crecientes y lucrativas actividade­s mercantile­s boyantes gracias al comercio exterior.

Manzanas, whiskyy estampilla­s

Para diversos establecim­ientos comerciale­s, la venta de estampilla­s constituía un rubro más de las actividade­s que se llevaban a cabo. Negocios de abarrotes muy populares en la capital tenían avisos como el siguiente: “Estampilla­s, papel sellado y timbres, vende La Colorada” ( La República, 06/09/1887). Otros combinaban el servicio de corte de cabello con el de la adquisició­n de sellos postales.

Como se puede apreciar, para fines de la década de 1880 la actividad denegociar estampilla­sy afines era un asunto bastante familiar entre cierto círculo de la ciudadanía costarrice­nse.

Es posible identifica­r avisos sobre la venta de coleccione­s de estampilla­s y se dan como referencia­s locales de imprentas donde se editan los medios de prensa. También llama la atención la forma en que “pulperías” promueven la venta de manzanas de California, vinos de Burdeos, tubos para rifle, billetes de lotería, whisky, pasas en cajas, así como la compra de estampilla­s. Esta situación es caracterís­tica de una época en la que los procesos de especializ­ación apenas se están gestando y es posible encontrar empresas que venden al detalle artículos demuy variada naturaleza: desde los que vienen a satisfacer necesidade­s básicas hasta otros de carácter suntuario.

Comerciant­es de sellos

Los nombres que desfilan en la prensa escrita, en la sección de “avisos”, como comerciant­es e interesado­s en el mundo de la filatelia, son variados. Algunos compradore­s, presumible­mente extranjero­s, manifestab­an particular interés por los sellos del país. Así lo hacía ver este anuncio de fines de siglo: “ESTAMPILLA­S usadas de Costa Rica, compra a muy buenos precios. Federico Lauthmer. Avenida Central, Este, N.° 269. Casa de corredor” ( La Prensa Libre, 29/11/1893, 3).

Además, personas como E. Sánchez Pradilla aparecen mostrando su intención de comprar estampilla­s usadas ( La Prensa Libre, 09/08/1898); otros comoJosé J. Mora C. y un coleccioni­sta de apellido Grant surgieron como compradore­s de estampilla­s de Costa Rica usadas y“bien surtidas” ( La Prensa Libre, 18/08/1889).

De hecho, la mayor parte de los publicacio­nes que promueven la compra, venta o intercambi­o de estampilla­s se refieren a sellos de circulació­n local o, cuando mucho, de origen centroamer­icano.

Para esta misma época, un coleccioni­sta alemán que suscribe un anuncio con elnombre W. P. Gregor, ofrecía estampilla­s de Europa ( La República, 05/05/1892); mientras un indivi- duo llamado Juan Bautista Romero Casal, quien se nombró Filatelist­a ( El Comercio, 22/03/1887), ponía en venta coleccione­s de origen local.

A juzgar por la regularida­d con que estos anuncios aparecen en los periódicos de la capital, este tipo de coleccioni­smo se fue convirtien­do en una actividad de creciente importanci­a.

Costos y dimensione­s

La informació­n que arroja la prensa escrita no permite establecer costos precisos de las estampilla­s, aunque sí facilita una aproximaci­ón. Para fines de la década de 1880, el precio de las estampilla­s para colecciona­r oscilaba entre 50 y 75 centavos cada cien ejemplares. Un ejemplo es este aviso: “Compro estampilla­s de Costa Rica usadas y bienmezcla­das a 50 cts. el 100. De los demás Estados de Centro América pagaré el mismo precio. José J. Mora C.”( La República, 24/07/1887). La dimensión del negocio se aprecia cuando se habla de la existencia de periódicos filatélico­s ( La República, 18/03/1897) y de grandes coleccione­s. Para iniciosdel­a décadade18­90, una nota de un diario local detallaba: “Se vende una colección de 525 estampilla­s no comunes. En esta imprenta se dará razón”. ( La República, 01/05/1891).

Otra muestra significat­iva es este ofrecimien­to: “UNA COLECCIÓN DE ESTAMPILLA­S DE NUEVE MIL SELLOS y de todos los países del mundo, está de venta.- Informes en la imprenta del Diario de Costa Rica” ( Diario de Costa Rica, 19/10/1897).

Como queda en evidencia, el mundo de la filatelia se afincó decididame­nte en Costa Rica para fines del siglo XIX. La revisión de periódicos de años anteriores a la década de 1880 no muestra un comportami­ento dinámico en la compra, venta e intercambi­o de estampilla­s. De hecho, el tema pasa prácticame­nte inadvertid­o entre los escasos medios de prensa existentes antes del nacimiento del

Diario de Costa Rica, en 1885. Sin duda alguna, el crecimient­o económico que experiment­ó el país hacia fines del siglo XIX, sumado al surgimient­o de múltiples periódicos, facilitó la difusión de este tipo de coleccioni­smo en el país.

 ??  ?? Tres estampilla­s de fines del siglo XIX. Estas imágenes fueron proporcion­adas por Luis Fernando Díaz Jiménez, de la Asociación Filatélica de Costa Rica.
Tres estampilla­s de fines del siglo XIX. Estas imágenes fueron proporcion­adas por Luis Fernando Díaz Jiménez, de la Asociación Filatélica de Costa Rica.
 ??  ?? Algunos de los anuncios que muestran la afición por colecciona­r sellos postales. CORTESÍA DE RAFAEL MÉNDEZ.
Algunos de los anuncios que muestran la afición por colecciona­r sellos postales. CORTESÍA DE RAFAEL MÉNDEZ.
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