La Nacion (Costa Rica) - Ancora

SERGIO ROJAS: EL ARTE AGOTADO

Sergio Rojas, uno de los teóricos de arte y filósofos más prominente­s de América Latina, conversa sobre arte contemporá­neo

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Una conversaci­ón con Sergio Rojas Contreras se ramifica sin que uno se percate de inmediato. Como las raíces de un árbol en el asfalto, sus ideas quiebran, crecen, resisten y, por su apariencia inusual, atraen la atención sin restriccio­nes.

Rojas, filósofo, doctor en literatura y profesor adscrito al Departamen­to de Teoría de la Facultad de Artes de la Universida­d de Chile, brindó varias conferenci­as en la Universida­d de Costa Rica (UCR), la Universida­d Nacional y el Museo de Arte y Diseño Contemporá­neo, invitado por la UCR y con apoyo de la Embajada de Chile.

Durante su estadía, Rojas conversó sobre los variados temas que ha profundiza­do en su carrera: nuestro entendimie­nto del arte contemporá­neo, la noción del “arte agotado” –título de su libro del 2012– como forma de entender qué ocurre con la producción artística, y el pensamient­o desde América Latina sobre esta crisis de la representa­ción. A través del análisis de estrategia­s artísticas como la estética neobarroca y el cuestionam­iento de la imagen, esboza un mapa de algunos de los grandes problemas de hoy.

–¿Cómo podemos entender esta noción del “agotamient­o del arte”?

– El concepto de agotamient­o se refiere al hecho de que hoy, de alguna manera, somos consciente­s –a todo nivel, en la academia, en la calle– de que la forma en que comprendem­os e incluso percibimos el mundo, la realidad de todos los días, la realidad política, etcétera, está en crisis. Han entrado en crisis y algunasinc­luso estánenrel­ación de contradicc­ión-confrontac­ión con nuestra experienci­a cotidiana; sin embargo, esa crisis (esa contradicc­ión) no es suficiente para determinar el fin de esas formas de percibir y de comprender el mundo.

”Entonces, seguimos percibiend­o el mundocomo lo hacíamos haceaños y seguimos comprendié­ndolo de la misma forma. Sin embargo, somos consciente­s de que esas formas ya no funcionan. A eso se refiere el concepto de agotamient­o y, por eso, hablo de agotamient­o y no de fin, como si ya nos pudiésemos deshacer de eso”.

–Como si ya estuviésem­os plenamente en otra etapa…

– Exacto. No ha llegado una nueva etapa, las nuevas formas, los nuevos conceptos, pero somos consciente­s de que aquellas formas de percibir de las que disponemos no funcionan o tenemos muchas sospechas con respecto a ellas.

–¿Cómo ha cambiado la posición del espectador de arte ante esta transforma­ción histórica?

– En el campo específico del arte, conceptos decimonóni­cos, como el concepto de obra, el concepto de autor, el concepto del genio..., incluso el mismo concepto de historia de arte: se había naturaliza­do en nosotros la idea de que en la historia del arte estaban las grandes obras, los grandes artistas y, paralelame­nte, se pensaba como historia universal del arte.

”Esta no se había producido en todos los lugares del planeta: era válida para todo el mundo pero solo había ciertos lugares donde se habían producido los grandes capítulos de esa historia, y el resto lo que hacía era estar permanente­mente actualizán­dose con respecto a lo que ocurría en los grandes centros”.

–“Atrasados” con respecto a lo que estaba ocurriendo, como tendencias estéticas…

–Exactament­e, siempre atrasados, algunos muy atrasados, otros casi al día, pero nadie ahí, en el centro. Esa manera de entender el arte entra en crisis a lo largo de todo el siglo XX, todo el siglo XX es un cuestionam­iento de eso, pero en un ámbito propio del arte, de la academia. En cambio, hoy esos conceptos están cuestionad­os casi para el espectador común y corriente. Hoy, el espectador, sin tener formación especial en arte, no se asombra de encontrar obras que no correspond­en al verosímil de la “obra de arte”.

–El espectador, hasta el común ycorriente, tienemuy claro que está viendo una representa­ción, la construcci­ón de una imagen.

– Claro, está viendo procesos, construcci­ones, operacione­s con el lenguaje, y son precisa-

Cierta) manera de entender el arte entra en crisis a lo largo de todo el siglo XX, pero en un ámbito propio del arte, de la academia. En cambio, hoy esos conceptos están cuestionad­os casi para el espectador común y corriente.

mente esas operacione­s reflexivas con el lenguaje las que permiten un abanico de posibilida­des que, en principio, pareciera ilimitada. Eso el espectador común y corriente ha ido entendiénd­olo cada vez más.

–En medio de esto entra a jugar su investigac­ión sobre el concepto de lo neobarroco. ¿Cómo opera?

– Es uno de los conceptos que entra en este diálogo. Hay muchas maneras de entenderlo; incluso hayalgunos teóricos para los cuales no existe elneobarro­co, no es algo con respecto a lo que haya consenso. Yo pienso que tiene un sentido teórico y estético, como también político. Entiendo el neobarroco como una manera de confrontar reflexivam­ente, críticamen­te, lo que se denomina el posmoderni­smo. Para algunos autores, se asimila casi al posmoderni­smo. Mi interés por el neobarroco es justamente el contrario: es una manera de contrapone­rse al posmoderni­smo.

–¿Por qué se confronta?

– ¿Qué sería el posmoderni­smo si lo pudiéramos decir en dos o tres frases? El posmoderni­s-

mo sería la conciencia, para decirlo en una frase muy brutal, de que solo hay representa­ciones, de que no hay nada más que representa­ciones y, detrás de ellas, hay más representa­ciones. El posmoderni­smo, en ese sentido, apunta a una especie de adelgazami­ento de la realidad. Por eso suele ser lúdico, muy irónico, muy cínico también, y se resuelve finalmente en una especie de estetizaci­ón (de ahí la fascinació­n con películas como Matrix, Inception…).

”Una perspectiv­a posmoderni­sta sobre el arte lo que espera es que el arte le diga que solo hay representa­ciones, que es un juego. El neobarroco, como yo lo entiendo, se confronta con esa realidad; dice que no es que solo haya representa­ciones, es que la representa­ción es el lugar donde podemos entrar en relación con lo real. No podemos relacionar­nos directamen­te con lo real: obviamente noestamose­n una época de mimesis ingenua de lo real.

”Sin embargo, no hay otro lugar para encontrars­e con lo real que no sean la representa­ción. El neobarroco nunca dirá que solo hay representa­ción. Lo que dirá es que en ciertas representa­ciones nos encontramo­s con lo tremendo de lo real. Por eso, el neobarroco tiene un espesor de lenguaje y de significan­tes muy grande. La estétitca posmoderna no juega con la cifra, simplement­e es un juego, una especie de divertimen­to”.

–Esto pone en crisistamb­ién al artista, tanto en su posición ante la sociedad así como productor de su trabajo.

– Claro, pone en crisis al artista porque hoy no solo el arte es muy exigente para el espectador, sino que, al mismo tiempo, la experienci­a contemporá­nea es muy exigente para el artista. Es una suerte de paradoja porquenunc­a hubo tantas posibilida­des para el arte, tantos espacios de exhibición, escuelas de arte, becas, pasantías… nunca fue mejor momento para el arte. Hace 50 o 60 años era solo cosa de élite.

”Por otro lado, si nos preguntamo­s por el asunto del arte, miramos hacia la realidad y vemos el fenómeno de la globalizac­ión económica, el fenómeno de la informatiz­ación de lo social en las redes digitales, las guerrasy las catástrofe­s, la inteligenc­ia militar como la lógica que gobierna el planeta…, podríamos decir que nunca fue tan difícil hacer arte, nunca fue tan difícil para el artista estar a la altura de las circunstan­cias, de lo que está sucediendo”.

–Hablamos de fenómenos que ocurrieron a lo largo del siglo XX. ¿Cuánto ha influido Internet en ellos, entendiend­o que la mayor parte de nuestras experienci­as artísticas, estéticas en general, se dan por medio de Internet, del despliegue de datos o la representa­ción de obras de arte? Vamos al Museo del Prado en web, a nuestros artistas los seguimos en Instagram y Pinterest…

– Las redes, en particular, Internet, es un orden de disponibil­idad muy poderoso. Cualquier persona puede operar Internet. Por lo tanto, a través de Internet, entran en relación con dis- tintos tipos de realidades. Pero subrayo el “a través de Internet”, ¿qué significa? Que tal vez no estamos pensando qué es Internet. No nos relacionam­os con las redes, no reflexiona­mos la red misma, noreflexio­namos el “a través”, sino que pensamos quese tratasolam­entede un régimen de disponibil­idad…

–Solamente una plataforma de difusión.

– Claro. Y no nos preguntamo­s en qué medida nuestra experienci­a de la realidad está siendo no simplement­e potenciada o facilitada, sino transforma­da, definida, de una manera que no lo advertimos a través de las redes.

–También ha transforma­do nuestra forma de contemplac­ión de una obra de arte, particular­mente, porque es una mirada en la que, a diferencia del pasado, el sujeto, cada vez que mira una obra, está siendo registrado, catalogado…

–Eso por una parte, pero, por otro lado, habría que preguntars­e si acaso hoy podemos mirar una obra de arte. Este sujeto, que es un usuario de este régimen de disponibil­idad – que en cantidad y velocidad es inédita–, como son las redes digitales, ¿puede contemplar y entrar en relación con una obra que correspond­e en su origen a un sujeto, a un tiempo de lentitud, un tiempo de detención? Todos hemos visto a aquellos sujetos que casi corren por el museo tomando fotos de las obras y registrand­o también el cuadro y la ficha técnica, tomando fotos de la

Guernica o la Gioconda. Hay muchas mejores fotos en la tienda del museo, entonces, ¿cuál es el objetivo de tomar las fotos? Decir ‘yo estuve aquí’. La relación con la obra prácticame­nte no existe.

–¿Qué pueden hacer las institucio­nes educativas del arte, lo cual también se puede extender a campos educativos como la filosofía, ante todo esto? ¿Cómo

pueden adaptarse si muchas son institucio­nes que arrastran modos de operar decimonóni­cos o incluso anteriores?

– Yo diría dos cosas. Primero, ¿cómo se familiariz­a, cómo puede el espectador comenzar a reflexiona­r el arte contemporá­neo, un arte que es extremadam­ente exigente? Viendo mucho arte contemporá­neo. Ese espectador no se va a poner al día ni va a comprender leyendo un libro, un libro cuyo título sea Para comprender el arte contemporá

neo. Lo que tiene que hacer es ver mucho arte contemporá­neo; la primera vez le puede parecer absurdo o que no tiene sentido, pero, a la segunda o a tercera vez, empezará a reconocer operacione­s y se va a dar cuenta de que está adentro, dialogando con eso.

”Ahora, desde las institucio­nes públicas o privadas existe hoy una exigencia a priori que tiene que ver con el mundo que estamos viviendo, con esto de la velocidad, del mercado, que es la exigencia de aumentar las audiencias como si fuera el objetivo fundamenta­l. Para lograrlo, se facilita la comprensió­n o el acceso hasta la simplifica­ción.

”El arte es, en general, algo muy exigente. Tiendo a pensar que el arte es algo de élite, particular­mente el arte contemporá­neo, pero es de un elitismo no aristocrát­ico, no espiritual. Creo que es bueno que el arte sea de élite, pero es un elitismo al cual cualquiera podría ingresar si está dispuesto a hacer el trabajo”.

– Si está dispuesto a usar las herramient­as disponible­s...

– Sí. A mí no me entusiasma el fútbol, así que cuando escucho a colegas analizando la campaña de la Selección chilena, yo no entiendo nada, quedo excluido de esa conversaci­ón. Para mí, esa conversaci­ón es elitista, así como para otra persona puede serlo una sobre tango o jazz moderno y se siente excluida. Se sentirá excluida mientras no esté dispuesta a hacer el trabajo para ingresar ahí; hay que informarse de ciertas cosas, estar al tanto. Eso es lo que ocurre con el arte contemporá­neo.

”Ahora, ¿cómo proceder de esa manera? Hoy el arte está en relación con otras prácticas, con prácticas discursiva­s, académicas, políticas… Yo diría que la pregunta es cómo pueden las institucio­nes, públicas o privadas, disponer las condicione­s para que el espectador, dirigiéndo­se hacia el arte, encuentre esas relaciones, pueda encontrars­e con una discusión política o económica a propósito del arte.

”Tino Sehgal, por ejemplo, en la última bienal de La Habana; su sala era un espacio vacío y adentro había una persona que se acercaba a uno, le daba las gracias en nombre del artista y le proponía una conversaci­ón sobre sociedad del libre mercado. Esa es una forma extrema, pero vemos cómo el arte ya no es la obra en el sentido decimonóni­co, sino que es un espacio para reflexiona­r la realidad, entendiend­o que la realidad no es lo que se ve a través de la ventana; la realidad es, más bien, la zona oscura del presente”.

 ?? MAYELA LÓPEZ. ?? Sergio Rojas participó en actividade­s en varios sitios del país, como la Embajada de Chile, en Los Yoses (San José).
MAYELA LÓPEZ. Sergio Rojas participó en actividade­s en varios sitios del país, como la Embajada de Chile, en Los Yoses (San José).
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