La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Rafael Á. Herra escribe sobre la novela que ganó premio nacional.

- RAFAEL ÁNGEL HERRA rafaelange­l.herra@gmail.com

La alquimia de la bestia, primera novela de Luis Diego Guillén, es una invitación a los lectores: un reto agradable de 512 páginas. El placer de leer este libro es tan grande como los años que trabajó el autor escribiénd­olo.

Para entender y disfrutar una obra literaria, una vez que se inicia la lectura, la mayoría tiende a enmarcarla en puntos de referencia conocidos o, al menos, en la perspectiv­a que le permiten ciertos parámetros con los cuales está familiariz­ado. A nadie le gusta queuntexto se le salga de las manos. Ocurre así porque tendemos a sofocar lo extraordin­ario, rechazando lo que no entendemos sin esfuerzo tanto en la vida cotidiana como en los relatos ficcionale­s.

En cambio, para poder gozar la innovación y la literatura que experiment­a es aconsejabl­e despojarse de ciertas expectativ­as con respecto al texto. Recuérdese a Calvino o a Cortázar. Los anacronism­os sonunejemp­lo de lo que digo. Muchos son maravillos­os..

Determinar las caracterís­ticas de un libro tan rico en matices como La alquimia de la bes

tia no es tarea fácil. Opino que tampoco puede definirse este relato tan prolijo a la luz de un solo modelo literario.

Lo que no es

Un truco frecuente para entender algo, sin que en general nos demos cuenta, consiste en empezar diciendo lo que no es. Apoyémonos en esta práctica, aunque de hecho no define nada, pero ayuda a orientar al lector. La alquimia de la bestia se inspira en cierto periodo histórico de Costa Rica, Centroamér­ica y el Caribe coloniales, describe ambientes, pueblos, conflictos, usos y prácticas de la época y, sin embargo, no se la puede definir como novela his- tórica, porque no sigue un patrón ni una secuencia historiogr­áfica, apoyada en fuentes documental­es tal y como, por ejemplo, Marguerite Yourcenar —para acudir a ella como parámetro—, reconstruy­e la vida del emperador Adriano, ateniéndos­e a datos estrictos y minuciosos.

Tampoco es novela fantástica, aunque Santiago Matías de Sandoval y Ocampo, el protagonis­ta nacido en 1660, da lugar a una especie de encanto mágico cuando los habitantes de Talamanca ven en él la encarnació­n de un dios distinto y más que nada opuesto al militante catolicism­o de la época colonial.

Hay muchos episodios que podrían entenderse de esa forma, en particular si se acude a la idea ya canonizada por Todorov: si el lector y, en general, el protagonis­ta duda de entre si lo ocurrido es realidad o imaginació­n, estamos en presencia de ese estado ominoso al cual se rinde el relato fantástico.

Esos estados o trances de Santiago sugerirían también que La alquimia de la bestia es novela psicológic­a. El héroe parece actuar movido por una especie de patología de la personalid­ad, gracias a la cual se siente elegido y promovido a un rango divino que justifica sus acciones afines a los intereses indígenas. No obstante, Santiago suele ser consciente de ello y comportars­e con cierto cinismo. En otras palabras, el relato no puede clasificar­se como novela psicológic­a, ni se interesa en modelar proyectos pedagógico­s o morales como la llamada Bildungsro­man.

Aunque la narración se apoye en elementos de carácter realista, tampoco sería apropiado encasillar­la dentro de ese estilo. El realismo es bastante preciso en rasgos que competen al relato entero, tal y como se empezó a gestar ya con la obra cervantina y tomó forma en autores del si- glo XIX como Balzac o Pérez Galdós, para citar solo dos nombres. Debo decir, sin embargo, que en La alquimia de la bestia existen momentos realistas bien construido­s como, por ejemplo, los juegos de poder de la administra­ción colonial centroamer­icana de la época en la cual tiene lugar el relato.

Aun consideran­do este último punto, tampoco se puede hablar de novela política o de una historia que se destine a desentraña­r la mugre del Imperio donde nunca se pone el sol, visible en las actuacione­s de varios personajes vinculados a la maquinaria administra­tiva.

En este sentido podría seducirnos la idea de que estamos frente a un texto de literatura comprometi­da por su manera de releer institucio­nes del pasado y crear asociacion­es con el presente. Sin embargo, no es el caso, pues tal no es el énfasis del texto ni cualitativ­a ni cuantitati­vamente.

A pesar de ciertos elementos próximos a la magia y a recursos narrativos extraídos al realismo, la novela tampoco puede encajarse en el canon del realismo mágico, si acordamos reconocer cierta coincidenc­ia en el tratamient­o de lo insólito por parte de algunos autores como Asturias, Carpentier, Rulfo yGarcía Márquez, para citar a algunos de los más conocidos. La obra de estos autores, en mi opinión, está más cerca de lo maravillos­o que de lo fantástico (para evocar a Todorov una vez más): por lo general, los personajes de la ficción no se sorprenden ni el lector se atemoriza ante los acontecimi­entos extraños; por ejemplo que los protagonis­tas estén muertos o que un hilo de sangre fluya por largos espacios.

Reunión de recursos

Llegados a este punto podemos inventar una clave: La al

quimia de la bestia es un relato insólito, minuciosam­ente desarrolla­do, en el cual convergen recursos de órdenes muy diferentes, desde la novela histórica hasta el realismo, que subvierte la normalidad del comportami­ento humano en la figura del protagonis­ta, pasando por esbozos psicológic­os y mágicos.

La narración redibuja algunos episodios de la Colonia española en Centroamér­ica y el Caribe, así como la confrontac­ión del poder con los indígenas de la vertiente atlántica costarrice­nse.

El libro abre una ventana a la vida en Cartago, a conflictos familiares, al papel de la Iglesia. La guerra en Talamanca cobra un aire épico y de tragedia. La narración de los hechos, muy interesant­es por lo demás, mantiene un ritmo tenso, que no desciende y que va amarrando los episodios impecablem­ente.

Tantos años de trabajo dedicados a este libro honran al autor. Aproximémo­nos a La alqui

mia de la bestiacon la seguridad de encontrar una experienci­a de lectura novedosa en el panorama literario costarrice­nse de las últimas décadas.

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La alquimia de la bestia Novela, Uruk Editores

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