La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Una maravilla esculpida en piedra

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E ste metate de panel colgante o calado, hallado en San Rafael de San Isidro de la Arenilla (actualment­e Coronado), es uno de los tesoros que exhibe el Museo Nacional de Costa Rica. Sin duda, es una obra compite, en calidad y dominio técnico, con esculturas destacadas de siglos recientes.

Mide 70 cm de alto, 85 cm de ancho y 77 cm de largo, y tiene entre 1.500 y 2.000 años de antigüedad. “Es una pieza muy interesant­e. Su exquisito acabado y enorme dificultad técnica lo hacen uno de los objetos destacados”, afirmó el arqueólogo Ricardo Vázquez Leiva.

No solo sobresale en Costa Rica, sino en todo el continente; de hecho, este trabajo precolombi­no ha sido exhibido en varias ocasiones, como préstamo, en exposicion­es fuera del país.

En este metate, en la parte central, debajo de la losa o plato, se observa un ser humano desnudo, con los brazos –de una extensión exagerada– levantados, a los lados, y parado sobre un cocodrilo de dos cabezas. Lleva una máscara de cocodrilo o jaguar, la cual muestra cabezas de felinos. Se ven, también, monos con largas colas en los soportes, posa-

dos sobre efigies de felinos que sostienen cabezas humanas en sus patas.

“Ilustra una especie de cosmogonía”, agrega el especialis­ta del Museo Nacional. El personaje central representa a aquel que comunica los diferentes planos del mundo; es decir, el chamán en situación ritual, según agrega un artículo publicado por el arqueólogo en 1997, en el Boletíndel Museo.

Aunque se le llama metate, este objeto de piedra no tiene evidencia de haber sido usado para moler alimentos. Se cree que pudo haber sido utilizado, de forma ceremonial, como un asiento para la élite indígena, según Vázquez Leiva. “No es un asiento cotidiano, sinomuy ceremonial. Quien lo usaba estaba sentado en el cosmograma; tiene una altísima significac­ión: era sentarse sobre el universo”, afirma.

Fascinante entrega

¿Cómo acabó esta joya de piedra en el Museo Nacional? La historia es fascinante.

El campesino Juan Corrales llegó con una carreta llena de fragmentos de piezas indígenas al Museo Nacional en 1899 y se los entregó a Juan Fernández Ferraz, su director. En ese momento, la institució­n estaba en unacasona en El Laberinto (calle 3, avenida 18 de la capital).

Corrales halló aquellos vestigios al cavar en busca de las raíces deuna mata de chayote junto a su casa, en San Rafael de San Isidro de la Arenilla. El director le dio un poco de dinero y, posteriorm­ente, le pidió a la Tesorería Nacional que le pagara una recompensa de ¢100. A los especialis­tas los sigue sorprendie­ndo la voluntad de protección que movió al campesino.

Con los fragmentos, FernándezF­erraz logró reconstrui­r este metate ceremonial de roca volcánica y otros nueve metates trípodes, rectangula­res y poco decorados.

El director quedó tan impresiona­do por esta pieza que escribió acerca de su posible significad­o. Dicha investigac­ión fue acompañada por un dibujo del objeto realizado por el artista español Tomás Povedano, quien dirigía la recién fundada Escuela Nacional de Bellas Artes.

El trabajo de restauraci­ón que tiene este metate de panel colgante es “impecable”.

Puede admirar este trabajo en la Sala Precolombi­na del Museo Nacional.

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 ?? JORGE RENDÓN. ?? Este metate de panel colgante o calado está exhibido en la Sala Precolombi­na del Museo Nacional.
JORGE RENDÓN. Este metate de panel colgante o calado está exhibido en la Sala Precolombi­na del Museo Nacional.

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