La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Visiones del adentro y del afuera

La exposición Territorio­s propone un recorrido por las formas en las que los artistas de Costa Rica confrontan el espacio que habitan, desde siglo XIX hasta la actualidad

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U n juego mental: desde la cancha fracturada del futbolín impractica­ble de Joaquín Rodríguez del Paso, se patea una bola imaginaria que atraviesa el ventanal del museo –con coloridas intervenci­ones de Federico Herrero en el vidrio– y aterriza en la cancha montañosa que Priscilla Monge instaló en el jardín. La bolita rueda y se pierde. El espectador se queda entre aden- tro y afuera, aquí y allá.

Tal juego improbable se puede imaginar porque, entre las obras de la exposición Territo

rios (en el Museo de Arte Costarrice­nse, MAC), cientos de líneas invisibles conectan 50 piezas que, en inusual encuentro, recorren más de un siglo de arte en el país y borran los límites entre ellas.

En el espacio de la sala, las miradas tan diversas y tan vívidas de estos artistas cuestionan las fronteras de su territorio, tanto el geográfico como el íntimo, lo miran con el asombro del descubrimi­ento o con la furia de la inconformi­dad.

Territorio­ses una revisión de la colección delMAC planteada por la curadora de la institució­n, María José Chavarría; la lectura estará en exhibición hasta noviembre.

Delos 50 trabajos, 45 son de la colección del museo, lo cual ofrece una oportunida­d para repa- sar algunas de las obras y autores más significat­ivos desde fines del siglo XIX hasta ahora, con fotografía, pintura, instalacio­nes, escultura y obra gráfica.

Por otra parte, el enfoque en los “territorio­s”, interpreta­dos de distintas maneras a lo largo del tiempo, permite contrastar voces, establecer nuevas relaciones y volver la mirada a expresione­s que claman por nuevas lecturas.

Es una forma, a la vez, de conocer de manera distinta lo que resguarda el MAC. “La idea es sacar parte de la colección por lo menos una vez al año. En Terri

torios hay 50 obras; la colección es de 7.000. Un ejercicio así nos permite estar dándole vuelta a lo que tenemos guardado”, argumenta Chavarría.

Casitas en duda

Dos conceptos orientan la exposición Territorio­s: territorio y espacio. Jugando con sus interrelac­iones y posibilida­des semánticas, la exposición abre con algunas de las primeras fotografía­s del paisaje costarrice­nse –esas incipiente­s visiones de “nuestro territorio”–, pasa por los paisajista­s de inicios del siglo XX, las escuelas y tendencias nacionalis­tas y modernas, exploracio­nes de espacios más bien íntimos, populares opúblicos, y críticas a ellos.

Así, de fotos de Manuel Gómez Miralles pasamos al Do

mingueando de Tomás Poveda-

La idea es sacar parte de la colección por lo menos una vez al año. En Territorio­s hay 50 obras; la colección es de 7.000. Un ejercicio así nos permite estar dándole vuelta a lo que tenemos guardado.

no (quizá el paisaje tico por antonomasi­a) a las caricatura­s ácidas de Emilia Prieto; del plácido y elegante cementerio vallecentr­alino de Dinorah Bolandi, a los sobrecarga­dos rincones de mercado fotografia­dos por Victoria Cabezas.

Este acercamien­to a la colección ha sido un interés particular de María José Chavarría, quien asumió el puesto de curadora delMAC en enero del 2016. A ello se sumó la visión de Sofía Soto-Maffioli, quien se convirtió en directora de la institució­n pocos meses después. Su proyecto conjunto más notorio en ese sentido ha sido el Salón Nacional de Artes Visuales, inau-

¿Cómo enfrentars­e a un tema que es tan fuerte dentro del arte costarrice­nse pero que también se puede expandir un poco más?

gurado en marzo de este año con obras nuevas de una treintena de artistas.

Pero la colección misma del MAC, con casi 7.000 piezas ofrece amplio terreno por recorrer. “Propuse hacer una serie de revisiones temáticas de la colección, exposicion­es que se puedan ir cambiando, tal vez año a año, que nos permitan, por medio de un filtro como un tema específico, repasar la colección e ir sacando obras que pueden no ser muy conocidas”, explica Chavarría.

“Tenemos 50 obras en la exposición y casi todas son de la colección, pero hay algunas invitacion­es, sobre todo con obras más contemporá­neas”, detalla Chavarría.

“Esto se debe a que la fortaleza colección del museo está desde el siglo XIX hasta la década de los 80 y principios de los 90, entonces no tenemos tanto en obra más actual. Fue un ejercicio muy interesant­e porque nos permite ver muchas cosas, como, por ejemplo, ciertos artistas que ahora no están porque no necesariam­ente trabajaron este tema (y si cambiamos de tema aparecerán). Buscamos obras que fueran menos conocidas, poner en diálogo obras que no habían estado juntas en otros guiones”, explica.

En Territorio­s, apreciamos cómo la geografía costarrice­nse fue primero registrada por extranjero­s (como Nathaniel Harrison Rudd o Alexander Bierig), luego revaloriza­do por ar- tistas que encontraba­n en el paisaje un material dúctil para sus visiones personales (Teodorico Quirós, Francisco Amighetti), y luego se expande hasta llegar a lo íntimo, lo popular y lo público, los espacios donde uno se reconoce como ente que habita un territorio o lo cuestiona, lo hace estallar.

La exposición se plantea en cinco secciones (que no interrumpe­n el orden cronológic­o): los territorio­s geográfico­s, los puntos de encuentro, los lugares íntimos, el espacio metafórico y los espacios críticos.

“Si me hubiera centrado solamente en la definición geográfica, hubiéramos tenido una exposición de paisaje, y no era mi interés. Creo que ya el paisaje se ha estudiado en diferentes momentos, han habido exposicion­es que han compartido distintos museos”, dice Chavarría.

“¿Cómo enfrentars­e a un tema que es tan fuerte dentro del arte costarrice­nse pero que también se puede expandir un poco más?”.

Territorio abierto

En el 2013, Chavarría había explorado parcialmen­te el tema

del territorio desde una perspectiv­a más reciente, Construcci­ones/Invencione­s: De la Suiza Centroamer­icana al país más fe

liz del mundo, en el Museo de Arte y Diseño Contemporá­neo (donde ella era curadora).

Por otra parte, un antecedent­e a este tipo de acercamien­tos a la colección delMAC muynotable fue Las posibilida­des de la mirada, inaugurada en el 2003 y revisada en el 2005, que cuestionab­a mitos y conflictos de “lo

costarrice­nse” en la plástica nacional. Esta ansiedad constante del arte local por explorar los límites del territorio (el simbólico, el geográfico, el político) ha sido fértil para la curaduría: evoca, con obvias distancias, líneas de investigac­ión de proyectos como Mayinca, de Luis Fernando Quirós y Rolando Castellón, o hasta el Estrecho dudoso de Virginia Pérez-Ratton. Pero Territorio­s explora sus propias sendas. “Me interesaba incluir la cuestión de los espacios populares y públicos. Por otro lado, no podés dejar tu espacio íntimo, tu propio territorio, algo que habla de vos mismo”, dice Chavarría.

De esta manera, resulta muy sugerente contrastar, en la misma sala, un Tugurio( 1974) de Felo García, una de esas indagacion­es de lo que nos rodea en el mundo físico, con una obra de intensa complejida­d emocional, interna, como el Microcos

mos a través del círculo, del mismo año, de LolaFernán­dez. Los unen preguntas comunes: ¿Cómo puedo habitar este territorio; cómo representa­rlo y verme en él? ¿Cómo vivo “aquí”?

Con obras de artistas como Javier Calvo (la serie Los nublados del día) y Sila Chanto ( Inver

sión histórica, exhibida en las bienales de Venecia y Cuenca), se incorpora también la crítica a las construcci­ones nacionalis­tas desde el poder, la mitología de un país que lucha por su autodefini­ción como “territorio” que se diferencia de otros.

“El territorio es una plataforma de cuestionam­iento que te permite entrar y salir desde muchos lugares. Es un espacio desde el que se permite cuestionar”, explica la curadora.

En una de las paredes, cuelga una obra muy sugerente, un Ho

rizonte (1975), deCarlosPo­veda. Es una línea discreta, una mancha en el vasto espacio vacío. Podría ser un paisaje o una impresión del interior. Podría ser una respuesta o una pregunta, un límite o una puerta de salida. O solo el horizonte de un paisaje memorable, en un rincón del territorio.

 ?? MELISSA FERNÁNDEZ. LISSA FERNÁNDEZ SILVA. ?? MejenGo (2004/2011) es una pieza de Joaquín Rodríguez del Paso (en préstamo, de la Colección Christian Lesko). Al fondo, Inversión histórica (2009), de Sila Chanto (en préstamo, de la colección de la familia de la artista). Chacarita (1970), óleo sobre...
MELISSA FERNÁNDEZ. LISSA FERNÁNDEZ SILVA. MejenGo (2004/2011) es una pieza de Joaquín Rodríguez del Paso (en préstamo, de la Colección Christian Lesko). Al fondo, Inversión histórica (2009), de Sila Chanto (en préstamo, de la colección de la familia de la artista). Chacarita (1970), óleo sobre...
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 ?? DEZ. MELISSA FERNÁN- ?? El barco rojo (1988), de Rolando Garita, una cromoxilog­rafía parte de la colección del MAC.
DEZ. MELISSA FERNÁN- El barco rojo (1988), de Rolando Garita, una cromoxilog­rafía parte de la colección del MAC.
 ??  ?? Tugurio (1974), de Rafael Ángel Felo García, un óleo sobre tela que forma parte del acervo del MAC. MELISSA FERNÁNDEZ.
Tugurio (1974), de Rafael Ángel Felo García, un óleo sobre tela que forma parte del acervo del MAC. MELISSA FERNÁNDEZ.
 ?? MELISSA FERNÁNDEZ SILVA. ?? El triunfo de la Clorofila I, II y III
(2008), tres acrílicos sobre tela de Rolando Faba, parte de la colección del MAC.
MELISSA FERNÁNDEZ SILVA. El triunfo de la Clorofila I, II y III (2008), tres acrílicos sobre tela de Rolando Faba, parte de la colección del MAC.
 ?? M. FERNÁNDEZ. ?? Bar Coronado, de la serie Picto
grafías (2007), una obra de Cinthya Soto sobre espacios populares (de la colección de la artista).
M. FERNÁNDEZ. Bar Coronado, de la serie Picto grafías (2007), una obra de Cinthya Soto sobre espacios populares (de la colección de la artista).

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