La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Lo que guarda este sótano

- DANIEL GALLEGOS TROYO gallegostr­oyo@gmail.com

Hay libros que nos perturban; libros de los que, aun después de leerlos, continuamo­s oyendosu voces, como si quisieran dejar en nosotros una marca indeleble. Es lo que yo llamaría una experienci­a literaria.

Pues bien, algo parecido me sucede con la novela El sótano, de Luis Thenon. Es uno de esos libros que emociona por la excelencia del lenguaje narrativo.

La prosa de Luis Thenon es prosa de poeta, que es lo que distingue al verdadero escritor. Igualmente asombra la experiment­ación formal que hace el autor con el uso del tiempo y el espacio, donde lo recurrente, de modo paradójico, no es lo mismo cada vez, ya que la percepción de su sentido cambia constantem­ente.

También es innovador porque el lenguaje que utiliza para internarno­s en el fluido de la conciencia nos hace recordar el relato cinematogr­áfico: el montaje donde las imágenes se componen y se descompone­n, se suceden y se disuelven en fades in yfades out.

Además de estas exploracio­nes con el lenguaje, la novela cuenta una historia que es una reflexión acerca de la condición humana de nuestro tiempo. La historia de un sujeto que vive cierta forma deenajenam­iento, en la que todo parece permanecer en un plano abstracto de cosificaci­ón, lo que le produce un sentimient­o de orfandad y falta de pertenenci­a; incluso la soledadhad­ejado de ser parte de su más íntima condición.

Un hombre se encuentra en un inmundo sótano, únicamente puede observar elmundo exterior desde una ventanilla ubicada a lo alto. Ignora por qué se encuentra en ese sitio, por qué es víctima de una inamovilid­ad absoluta. En ese sótano lo acompaña un viejo, cuya sombra proyecta una silueta igual a la suya y cuya presencia parece rodearlo; presencia que es observada por el narrador como una estopa desechable, que la humedad desintegra.

El protagonis­ta quiere escapar de ese sótano, desaparece­r, pasar de ese lugar a otro pero, más que nada, desprender­se de la inmunda figura que lo acompaña. Sabe que hay un mundo allá afuera, el de la ciudad, del cual se observan fragmentos por la ventanilla, pero el viejo, en su horrible pasividad, le impide mirar.

¿Por qué el viejo y el hombre están atados a una misma presencia? ¿Por qué no pueden decidir quién es el que habla? ¿O será, quizá, el eco de las voces en la cabeza del viejo?

En el sótano no se puede determinar la apariencia de las cosas pues es difícil establecer la diferencia entre ver algo y creer ver. Se vive en dos espacios simultánea­mente: el mundo interior y el otro, el de afuera, donde únicamente el recuerdo hace posible el paso de un ámbito al otro, por un interstici­o que los une. Es la vía de la retrospecc­ión la que nos permitirá enterarnos de la historia de esas vidas no vividas, como aquella de la que nos habla Kierkegaar­d, la de un hombre que, tan abstraído estaba en su propia vida, que casi no sabía que existía, hasta que un día despertó para encontrase muerto. Es decir, había muerto sin haber vivido.

La lectura de la obra de Thenon tuvo en mí un impacto parecido al que me produjo la primera vez que leí A puerta cerrada, de Sartre, o La náusea.

Nietzsche proclama la muerte de Dios. Si Dios no existe, dice Sartre, entonces somos responsabl­es de nosotros mismos. Esto significa que no hay nada ni nadie que nos justifique. Tampoco encontramo­s en nosotros una justificac­ión propiament­e dicha, por eso lo más preciado es nuestra elección. Esta elección hace de los humanos seres responsabl­es de si´ mismos. Mientras llega la muerte: la nada.

El personaje de El sótanonos dice: “La muerte es anodina, podrías traer el muerto a la vida a través de la memoria en el momento de la muerte, pero la vida no está, apenas son resabios de una vida pasada, reflejos espontáneo­s. No tiene sentido porque la memoria es antojadiza, cruel y vanidosa".

“Pero también nos dice que la vida es igualmente anodina, cuando no podemos determinar siquiera cuándo fue el momento más importante de la vida que es un morirse sin saber vivido.”

Al final de esta lectura cabe preguntars­e: ¿es el hombre dueño de su libertad?

El ser humano no elige. Dice Michel Foucault: el hombre ha muerto. Son las estructura­s del poder las que configuran su existencia.

El lector, a través de una tramamuybi­en urdida, tomarásu decisión.

 ??  ?? Luis Thenon El sótano Novela Uruk Editores 164 páginas
Luis Thenon El sótano Novela Uruk Editores 164 páginas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica