La Nacion (Costa Rica) - Ancora
Torso puente (2009): Turgentes líneas
Ya sumergido en los misterios de la talla y dedicado por completo a la escultura, allá en el primer quinquenio de los años 80, José Sancho comenzó a buscar un ideal de belleza femenino en su trabajo artístico. A partir de una modelo, hizo una talla en madera de una mujer de cuerpo entero, que llegó a convertirse en una suerte de mascarón de proa en su hogar y en su creación. De allí, de esas formas (torso curvado, glúteos y senos turgentes), han salido decenas de sensuales torsos; erotismo con líneas suaves. En su Torso puente (2009), también de la colección de la Fundación José Sancho –que manejan sus hijos (Leonardo, Sebastián y Florencia) y nietas– encontramos un torso haciendo el puente: espalda arqueada, senos levantados…; en este caso está tallado en madera y partido en dos. “Sigo buscando ese ideal de belleza. Solo van saliendo, no hay guion. Los materiales son los que me sugieren formas y yo aprovecho eso… Describir ciertos procesos no es fácil en palabras: en mi mente hay una serie de posibilidades plásticas; están en estado latente. Eso lo aunamos a lo que podemos hacer con materiales y herramientas hasta que la idea cuaja (...) Es un proceso más de las vísceras que del cerebro”, manifiesta este hombre de cabellera blanca y camisa a rayas, que se sienta en un silla de madera hecha por él (sale el carpintero que siempre tuvo dentro).