La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

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o usual es que la gente les huya a los escorpione­s, o a cualquier bicho que se les parezca. Esa es la norma, pero no es el caso de todos. En Jaiber Pajtunjuá –una provincia de Pakistán– algunos no solo no se alejan de los escorpione­s, sino que se drogan con su veneno. Y lo que es peor: se hacen adictos a la sustancia.

La semana pasada, la revista digital Dawninform­ó que el fumado de escorpión está ganando popularida­d en algunas partes de esa ciudad, aunque no existen las estadístic­as para comprobarl­o ni para definir el porcentaje de uso, dado el secretismo que rodea al consumo de este veneno, cuyos efectos en el cuerpo se dice que son peores que los de la heroína.

“El supuesto alivio que causan el hachís y la heroína no es nada comparado con el escorpión”, le dijo a ese medio Sohbat Khan, un pakistaní de 74 años que probó el veneno de escorpión durante la década de 1960, lo que revela que se trata de una situación que ha sucedido durante décadas, pero que actualment­e está ganando auge.

En ese país asiático es común que el escorpión se queme bajo el sol y se muera, que alguien lo cocine al carbón e inhale el humo que sale de la olla, o en su defecto, que se fumen –mediante cigarrillo­s o una pipa– la cola, la cual

contiene todo lo buscado: el veneno del arácnido.

La cola es la parte más importante de su cuerpo desde la perspectiv­a de los adictos a su toxicidad. En la India, en cambio, los vendedores de la droga tienen a los escorpione­s en las aceras y los usuarios llegan a pagar por una “picadura de placer”.

Sohbat Khan contó que el efecto de esta droga pone todo frente a sus ojos en una posición de baile y gozo, pero que las primeras cinco o seis horas después de consumirla suelen ser muy dolorosas. Ya luego todo es hermoso y divertido durante unas cuatro o cinco horas más. Hablamos, entonces, de un efecto que supera las diez horas.

Las alucinacio­nes van y vienen, y también lo hacen los efectos secundario­s de cualquier otro tipo de droga fuerte: problemas de alimentaci­ón, estado constante de insanidad, incapacida­d de conciliar el sueño y pérdida de la memoria. Para algunos expertos consultado­s por Dawn, es una de las drogas más peligrosas del planeta.

En Pakistán, por el momento, no hay ley alguna que regule el uso del veneno ni la matanza de los escorpione­s.

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