La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
Durante medio siglo, el servicio telefónico que daba la hora con solo una llamada fue un referente nacional. No conocíamos su origen ni su historia, pero su final inminente fue la excusa perfecta para investigar y recordar otros tiempos.
El viernes 26 de julio en la sección de nacionales de La Nación se asomó en una esquina un pequeño anuncio del Instituto Costarricense de Electricidad, que le daba una fecha de terminación al servicio 1112.
Usted y yo seguro lo conocimos
como el 112, en la época en la que no había celulares y los números tenían 7 dígitos, incluso 6. El servicio estuvo disponible durante cinco décadas para que quien llamara, pudiera obtener la hora oficial del país.
Sonó como una curiosidad que un servicio así se acabara, algunas personas en la Redacción incluso se preguntaron, ‘¿eso todavía existía?’ y así es como entendimos inmediatamente que el 112 tenía sus días contados.
El ICE fijó el miércoles 28 de agosto como el último día en el que el sistema que respondía con la hora (indicando si era la mañana, los minutos y segundos).
El anuncio explicaba que la tecnología actual, era el móvil del crimen.
“Gracias a la penetración tecnológica actual, existen mecanismos modernos que brindan la hora de la misma forma expedita que lo hacía el servicio 1112 y con los cuales, usted, podría satisfacer dicha necesidad”, explicaba el anuncio de la forma más cortés.
En otras palabras: en una época en la que ni el presidente de la República tiene un reloj en la muñeca –porque puede ver la hora en su celular– el servicio 112 está obsoleto.
Haga la prueba: en la búsqueda de imágenes de Google el único Carlos Alvarado que aparece con reloj es el famoso portero de la Liga, ese al que el expresidente Otilio Ulate le regaló su reloj de oro por hacer un buen partido (pero esa es historia para otro momento).
ANÉCDOTAS
Hablar del 112 es recordar un sinnúmero de historias que acumula cada persona, y así, no puedo eximirme de ofrecer mi relato.
Empiezo presentándome: Me llamo Carlos y tampoco