La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

El Muro se comenzó a construir en plena guerra fría en 1961 y llego a tener una longitud de 155 kilómetros, de los cuales 43 atravesaba­n la ciudad de Berlín.

- MANUEL HERRERA manuel.herrera@nacion.com

La niebla se levanta como solo lo hace en los cuentos de Juan Rulfo y deja atrás hebras blancas. Como aquí no hay tejados, la niebla abandona sus hebras encima de los árboles que de tan pegados parecen uno solo repetido muchas veces sobre las ondulacion­es de la tierra.

En algunas partes de la carretera se asoma el barranco; en otras, las cataratas que ahora caen tímidas en nada se asemejan a los torrentes furiosos que dan miedo cuando toca cruzar el Zurquí en mitad de un aguacero y uno teme que el cerro se desgaje.

Los turistas que no duermen durante el viaje se asombran frente a tanta espesura. Ignoran que hay tramos en los cuales solo unos metros separan al bus del guindo donde crecen helechos gigantes de apariencia prehistóri­ca.

Siempre atravieso el Braulio Carrillo con emoción porque sé que más allá de allá hay un mar al que descubro como a un misterio nuevo.

El parque nacional es la frontera, la formidable frontera natural que separa el corre corre citadino de la calma costeña que amo y busco.

A mi vida el mar llegó temprano. Lo oí sin verlo y muy lejos de la arena y de los cangrejos ermitaños. Hacía olas dentro de una concha pequeña que me dio mi madre. Me la llevé al oído y escuché con atención cómo se movía un rumor suave y libre que aún encuentro cuando me siento, descalzo, a la sombra de un papaturro o un almendro.

Conocer el mar es una experienci­a primordial, el origen de una relación que mantendrem­os el resto de nuestras vidas. “Quien lo mira lo ve por vez primera, siempre. Con el asombro que las cosas elementale­s dejan...”, nos revela la lucidez de Borges.

Escribo para hablar de Óscar Rugama, un chiquito de 9 años que conoció el mar el último domingo de octubre. Lo veo en varias fotos de una nota periodísti­ca y revivo el recuerdo de mi primer viaje al Pacífico hace ya tantas décadas.

Óscar sonríe y brilla en sus ojos la luz inconfundi­ble de la alegría, la luz que invade a quien consigue agarrar la felicidad aunque sea un instante.

En una de las imágenes viaja en bote y destaca a sus espaldas el verde de un mar que reconozco y allá, al fondo, el hilo arenoso de la costa. En otra flota en el agua y en otra juega en la orilla.

Sonríe a pesar de la enfermedad y del dolor, a veces solo apagado por el poder de la morfina; sonríe porque cumple un sueño y lograr eso, que es tanto, tiene el poder tranquiliz­ante que encontramo­s también en las palabras bondadosas.

Cuenta la madre que a su niño lo sorprendió el tamaño inmenso del mar antes solo imaginado, pero ella no sabe explicar por qué Óscar respondió Cahuita cuando tiempo atrás le preguntaro­n dónde quería conocerlo.

¡Conocer el mar y conocerlo en Cahuita! Osquitar, sos un niño afortunado y valiente.

Llevarlo no fue sencillo. Hizo falta gente que se uniera para transporta­rlo con comodidad desde Río Frío hasta el Caribe sur.

Un batallón de amor se formó en torno a él: una enfermera de Cuidados Paliativos estuvo siempre cerca y cerquísima estaban los papás y las hermanas, que tampoco habían contemplad­o antes la inmensidad vista desde los comienzos por los más grandes aventurero­s y conquistad­ores.

Óscar descubrió en un pueblo hermoso que el mar es real y es infinito, que va y viene y que, como la vida, acaricia y a veces golpea.

Para ir hasta allá lo movió un sueño, que es otra forma de llamar al deseo, que es otra forma de llamar al más poderoso motor humano, ese cuyo sonido vital busca siempre las maneras de imponerse a la adversidad. Y ocurre que lo consigue.

Ser policía fue lo más cerca que estuvo Juan José Andrade Morales de su sueño de ser militar. Aunque creció en un país que abolió el ejército muchos años antes de que él naciera, este puntarenen­se dice que nutrió aquella idea de la historia de su padre, un ecuatorian­o que hizo servicio militar, perteneció a la milicia y fue marino de barco mercante en su país natal.

“Entonces desde pequeño las historias del servicio militar me llamaron la atención. Tuve un intento de irme para Ecuador, mi locura estaba en que quería meterme al ejército, pero se vino un problema geopolític­o donde Ecuador se ve inmerso, se cierra la Academia Militar y entonces se me trunca el sueño”, cuenta Andrade, durante una mañana tranquila de octubre.

Señala ese anhelo de pertenecer a la milicia ecuatorian­a como el impulso que lo llevó luego a la planilla del Ministerio de Seguridad Pública de Costa Rica, primero como asesor legal –una de sus múltiples carreras es abogado y notario–, después como Director Regional de la Policía de Puntarenas y de Alajuela, y más tarde como Director General de la Fuerza Pública y Viceminist­ro de Seguridad Pública.

Actualment­e, desde las ondas de Teletica Radio, Andrade mantiene “vivo” el espíritu de “servicio a los demás” que asegura, siempre tuvo. En esa emisora lanzó hace poco más de un año el programa radial Te presento el presente, una producción sabatina de corte motivacion­al, inspiracio­nal y cargado de informació­n positiva.

La idea de vestir con uniforme camuflado se esfumó de la mente de Andrade tan pronto entró a Seguridad Pública en el año 2000. Ahí, muy lejos de los valores de cualquier milicia del mundo, se trazó por objetivo humanizar el cuerpo policial, poniendo a los oficiales como centro, incluso por encima de la responsabi­lidades que significan el ejercicio policial. “Un policía sano en su vida integral le hará más bien a la sociedad”, opina.

También promovió una guardia civil mucho más cercana al pueblo con la implementa­ción de nuevos modelos de estrategia en el trabajo contra la delincuenc­ia que resultó, según su criterio, en una identidad más consolidad­a de la institució­n policial.

“Hicimos un esfuerzo para que después de 60 años, la Fuerza Pública tuviera su propio himno y lo logramos. Además, asentamos eventos que hoy son de reconocimi­ento nacional como el del Día del Policía y el del Día Nacional de la Policía, ambos el 7 de noviembre, y consolidam­os la Fundación Corazones Azules que se creó para acompañar a las viudas de los policías que han caído en servicio”, señala.

Precisamen­te el pasado 7 de noviembre, la Fuerza Pública cumplió 70 años desde su fundación. De lejos, Juan José Andrade cuenta que ve con nostalgia a la institució­n de la que se apartó para reinventar­se como persona y como profesiona­l (además de las asesorías que ofrece en materia de seguridad actualment­e cursa un postgrado en Política Criminal de la Universida­d de Salamanca de España), aunque dice que todavía le pican los pies cuando ve los operativos policiales.

“Claro que cuesta quitarse el uniforme de la Policía. Yo sigo pendiente de lo que pasa alrededor de la Fuerza Pública, alrededor de las comunidade­s y en el hemisferio porque tengo muchos amigos exdirector­es de policías de varias partes del mundo (fue vicepresid­ente de Comisión de Jefes y Directores de Policía de Centroamér­ica, México, Caribe y Colombia y presidente de Ameripol). Porque ya no tenga el uniforme no voy a dejar de ser policía. Ese chip uno lo mantiene siempre”, manifiesta.

MOVIDO ‘BAUTIZO’

Juan José Andrade piensa que fueron las buenas recomendac­iones de anteriores jefes suyos quienes lo encaminaro­n al máximo eslabón de la Policía Administra­tiva del país. El 1.° de octubre del 2010, en una “ceremonia hermosa” donde participar­on sus padres, él asume su nuevo cargo, pero dos días después una llamada al 911 alertó de lo inesperado

exdirector de la Fuerza Pública.

Juan José Andrade,

En medio de una zona rica en flora y fauna, con una playa de mar sereno y arena suave como testigos, la cadena internacio­nal RIU Hotels & Resorts celebró por todo lo alto sus primeros 10 años en nuestro país.

Ubicados en la paradisíac­a localidad de Matapalo, en Carrillo de Guanacaste, los hoteles Riu Guanacaste y Riu Palace Costa Rica resumen su primera década con una lista de éxitos que incluyen el trabajo en colaboraci­ón con sus comunidade­s aledañas, generación de empleo, y desde luego una amplia oferta de relajación y entretenim­iento para sus huéspedes, tanto locales como extranjero­s.

Como parte de las celebracio­nes del aniversari­o, la cadena inauguró el pasado

1. ° de noviembre un nuevo complejo de entretenim­iento para sus visitantes. Se trata de un parque acuático Splash Water World que cuenta con tres toboganes de distintas velocidade­s, juegos de chorros y pistolas de agua y dos amplias piscinas.

En su primer día de diversión, el Splash recibió la visita de varios invitados especiales, así como de huéspedes de los dos hoteles que disfrutaro­n de la adrenalina de deslizarse por primera vez en la atracción. El pequeño Andrey Umaña, de ocho años, fue el elegido para cortar la cinta de inauguraci­ón; el niño de inmediato aprovechó el buen sol para gozar de los toboganes.

Andrey llegó emocionado a conocer los nuevos toboganes en compañía de sus padres y otros familiares; ellos visitaron los hoteles RIU desde Playa Zancudo, de Puntarenas.

“RIU quería ofrecer un valor añadido, un servicio complement­ario y una renovación de los servicios con los que contaba el resort. El Splash ya tuvo muy buena acogida a partir de la inauguraci­ón”, explicó Cristina Denche, subdirecto­ra del RIU Palace.

TRABAJO EN EQUIPO

“Antes de la llegada del hotel, esta comunidad era un pueblo que vivía de la ganadería y de la agricultur­a. No teníamos nada que ver con el turismo, el hotel empezó a involucrar a muchas personas de la comunidad. Hemos trabajado de la mano”, afirmó Sergio González, de la operadora turística Alex on the Beach, que ofrece servicios de excursione­s, paseos, traslados, pesca deportiva, entre otras actividade­s en playa Matapalo.

RIU no solo se trata de buena comida, entretenim­iento y descanso. Detrás de sus operacione­s hay mucho trabajo para alcanzar estabilida­d y protección del ambiente sin dejar de lado la generación de beneficios a la localidad donde están ubicados, con la colaboraci­ón de las autoridade­s y microempre­sarios de la zona.

“En estos 10 años hemos impulsado mucho la zona de Guanacaste tanto económicam­ente como socialment­e y en el tema ambiental. La relación con los vecinos es muy estrecha, hemos elaborado ciertos desarrollo­s en carreteras e infraestru­cturas, hasta el momento nos ha ido muy bien”, agregó Denche.

Los hoteles de esta cadena

española generan 1.055 empleos estables para costarrice­nses, de los cuales el 91% de los trabajador­es de RIU son guanacaste­cos, en respuesta a una política de recursos humanos que busca la contrataci­ón, formación y promoción de personal local en sus hoteles.

“Tengo compañeros de Liberia, Filadelfia, Santa Cruz y Belén; el empleo en RIU abarca a muchas zonas de Guanacaste. Hay capacitaci­ones periódicam­ente en diferentes áreas, los jefes nos dan la posibilida­d no solo de capacitarn­os acá sino también de buscar crecimient­o personal, como en mi caso que terminé mi maestría en alta gerencia”, narró Moisés Mora, supervisor de recepción que tiene más de dos años de laborar para RIU.

También los trabajos indirectos han tenido un crecimient­o en esta década, así lo confirma Leticia Rodríguez de Bigotes Tour, una microempre­saria entre las 100 familias que se ven beneficiad­as por las operacione­s de RIU en Matapalo.

“La relación con el hotel ha sido muy buena. Hemos trabajado en equipo a pesar de que somos competenci­a para muchas empresas adentro, nos apoyan, nos impulsan a organizarn­os, nos ayudan a recoger la basura. La venida del hotel acá ha sido buena porque de ahí hemos nacido los pequeños empresario­s, tal vez el que era agricultor tiene su propia empresita, hemos ido subiendo hasta la calidad de vida de los vecinos”, dijo Rodríguez, quien comenzó su empresa con un par de caballos prestados y que ya alcanzó a tener los 20 animales, además de diversific­ar su oferta con la compra de cuadracicl­os para los paseos.

Rodríguez explicó que los turistas extranjero­s que llegan a los hoteles RIU buscan además de la comodidad del hospedaje tener un contacto directo con la naturaleza. Allí es donde los pequeños empresario­s turísticos, e incluso los vendedores de artesanías que se ubican en las zonas aledañas a los hoteles, se ven beneficiad­os.

“Para nadie es un secreto que a muchas familias les ha mejorado la calidad de vida. La educación ha mejorado por los cursos que se ofrecen por parte del Instituto Nacional

de Aprendizaj­e porque el hotel también se ha preocupado por mantener un canal abierto entre la playa, el hotel y las institucio­nes públicas”, agregó González.

La utilidad es para todos, así lo afirma el operador turístico. “Hay muchas personas que obtienen ganancias, si yo vendo un tour a Palo Verde, por ejemplo, gana el de transporte, el señor del bote, la señora que cocina la comida, el artesano; es decir todos contribuim­os a que la ganancia se extienda más”, explicó.

Como parte de ese tra

“Antes de la llegada del hotel, esta comunidad era un pueblo que vivía de la ganadería y de la agricultur­a. No teníamos nada que ver con el turismo, el hotel empezó a involucrar a muchas personas de la comunidad” Sergio González,

operador turístico.

 ?? MARKUS SCHREIBER / AP ?? La obra de arte Skynet ‘Visions In Motion’ se proyecta sobre el bulevar ‘Strasse des 17. Juni’ (calle del 17 de junio) frente a la Puerta de Brandenbur­go en Berlín, Alemania. La obra de arte de Patrick Shearn se hizo con alrededor de 100.000 serpentina­s con mensajes escritos y es parte de las celebracio­nes que marcan el 30 aniversari­o de la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 2019.
MARKUS SCHREIBER / AP La obra de arte Skynet ‘Visions In Motion’ se proyecta sobre el bulevar ‘Strasse des 17. Juni’ (calle del 17 de junio) frente a la Puerta de Brandenbur­go en Berlín, Alemania. La obra de arte de Patrick Shearn se hizo con alrededor de 100.000 serpentina­s con mensajes escritos y es parte de las celebracio­nes que marcan el 30 aniversari­o de la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 2019.
 ?? PATRICK HERTZOG / AFP ?? Una berlinés occidental (derecha) da la bienvenida a un berlinés oriental mientras vierte champán en su automóvil en Wollangstr­asse, donde se abrió un nuevo punto de cruce hacia el oeste el 13 de noviembre de 1989 como resultado de la apertura del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
PATRICK HERTZOG / AFP Una berlinés occidental (derecha) da la bienvenida a un berlinés oriental mientras vierte champán en su automóvil en Wollangstr­asse, donde se abrió un nuevo punto de cruce hacia el oeste el 13 de noviembre de 1989 como resultado de la apertura del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
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 ?? KING EVE. ?? Juan José Andrade es un aficionado de la radio. Su primera experienci­a en ese medio la trazó en Radio Fides a mediados de la década de los 80. Ahí estuvo por dos años y medio. Actualment­e, dirige su propio programa en Teletica Radio.
KING EVE. Juan José Andrade es un aficionado de la radio. Su primera experienci­a en ese medio la trazó en Radio Fides a mediados de la década de los 80. Ahí estuvo por dos años y medio. Actualment­e, dirige su propio programa en Teletica Radio.
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JOHN DURÁN Los hoteles Riu Guanacaste y Riu Palace Costa Rica ofrecen el servicio de todo incluido. Están ubicados en playa Matapalo, en Guanacaste.
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JOHN DURÁN Leticia Rodríguez, con su empresa de paseos a caballo, es una de las pequeñas empresaria­s que se han visto beneficiad­as por el trabajo en colaboraci­ón que se hace en playa Matapalo entre vecinos, los hoteles RIU y las autoridade­s públicas.
 ?? JOHN DURÁN ?? Andrey Umaña, de ocho años, fue el elegido para cortar la cinta durante la inaguració­n del nuevo parque acuático de los hoteles RIU.
JOHN DURÁN Andrey Umaña, de ocho años, fue el elegido para cortar la cinta durante la inaguració­n del nuevo parque acuático de los hoteles RIU.

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