La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
Un tsunami de amor
Pionero del género. “Aquí estoy, soy quien soy, eso es todo.” Así respondía a quienes preguntaban si él era heterosexual, homosexual, metrosexual, bisexual o un poco de todo.
Primer Impacto, con Don Francisco, leyeron sus artículos en People o lo siguieron en su sitio web, nunca pensaron que cargaba un saco de pesares y una vida de sinsabores.
El retoño del boricua José María Mercado y la catalana Aída Salinas encarnó en San Juan, Puerto Rico; creció en el barrio de Ponce; ahí mostró su talento por la danza, la actuación y la futurología, tanto que le apodaron “Walter de los Milagros”.
Aunque en sus despedidas nos deseaba a todos “mucho, mucho, pero mucho amor”, en eso le fue como un rompecabezas cósmico. Sostuvo dos romances, uno trágico y el otro divinizado, pero ambos extraños.
La primera mujer fue una modelo borinqueña quien murió en un accidente aéreo; y cuando tenía 71 años se enamoró de una conejita de Playboy –Mariette Detotto– y rompió su voto de celibato espiritual.
El otro golpe fue devastador. En el 2009 perdió el derecho de usar Walter Mercado –como nombre comercial– dado que cedió al manáger a perpetuidad esa marca y debió buscar otro apelativo de guerra.
En un viaje astral una revelación ultraterrena lo conminó a llamarse Shanti Ananda, que en lenguaje humano significa paz y felicidad, la expresión exacta a la extravagancia y la cadena de vibraciones que desencadenó en sus admiradores.