La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
Doña Virginia Mondol fundó en Puntarenas en 1993 una agencia de viajes que le cambió la vida a ella, a su familia y a sus clientes: Agua Profundas. Hoy tiene más de un cuarto de siglo de llevar a miles de costarricenses por todo el planeta
Doña Virginia Mondol tiene el mundo en sus manos. Lo comenzó a conquistar hace más de 25 años cuando tuvo un sueño que parecía imposible pero que no descansó hasta hacerlo realidad: viajar y conocer los rincones más increíbles del planeta.
¿Cómo lograrlo sin dinero, con la responsabilidad de criar a tres hijos pequeños y con la dificultad de haber enviudado muy joven y repentinamente?
Si llega a conocer a doña Virginia, sabrá la respuesta de inmediato: su empeño, valor y fortaleza emocional la llevaron a crear la agencia de viajes Aguas Profundas, una aventura que le cumplió el sueño a ella, a su familia y a miles de costarricenses más que han viajado bajo su guía por todo el globo.
A principios de los años 90, con el objetivo de mejorar su situación económica y con deseos de conocer más allá de su natal Puntarenas, lo primero que se le ocurrió fue vender tiquetes de avión de Lacsa.
Su esposo, William Ernest, un ingeniero naval de origen inglés quien trabajaba en Puntarenas, fue el primero que la apoyó con sus “locas ideas”, como le decía en broma.
“Él se reía y me decía: ‘Con un marido, tres chiquitos y una librería (ella la fundó y administró en esos años) cómo lo vas a lograr. ¡No entiendo!’. Al mes yo le dije: ‘¡Ya sé lo que voy a hacer!, voy a vender viajes’. ‘Y, ¿quién te los va a comprar Virginia?’, me preguntaba. ‘Alguien me los compra porque aquí nadie vende’, le respondía, segura del nuevo proyecto que tenía entre manos.
Su hermano, un exprofesor de la Universidad de Costa Rica, la contactó con Luis Fallas, quien trabajaban en una agencia de viajes. Él fue la primer persona que le tendió la mano y le ayudó a entender, a grandes rasgos, cómo armar una excursión.
“Mi esposo me ayudó mucho. Me cuidaba a los chiquillos los sábados y yo viajaba a San José para aprender con ellos lo básico: desde qué era un tiquete de avión hasta cómo hacer una reservación”, recuerda con nostalgia.
“Virginia, y ¿quiénes te van a comprar esos viajes?”, le seguía preguntando su esposo. Esta vez no necesitó responderle: para ese primer viaje reunió a 48 personas, entre amigos, familiares y vecinos para que conocieran junto a ella Disney, en Orlando, Florida”.
“Estaba tan entusiasmada que la gente me apoyó. Fue un éxito. Hice todo el paquete a Orlando. Incluso, me llamaron para decirme que el avión ya no tenía campo”, recuerda entre risas.
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Don William fue el primero que reconoció el talento de doña Virginia y la animó a que montara su propia agencia de viajes.
Como doña Virginia no se decidía, su marido le hizo un regalo que la marcaría hasta el día de hoy: una licencia del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) para que comenzara su aventura con Aguas Profundas, el nombre con el que bautizaron su proyecto
y que está inspirado en las bellezas del Pacífico, el mar, los barcos y la vida.
Los dos primeros años fueron muy intensos: los esposos comenzaron a darle forma a su sueño, a enamorarse de sus aventuras y a planear su futuro hasta que un accidente apartó para siempre a don William de su familia.
Esos años fueron muy difíciles porque doña Virginia no solo tuvo que lidiar con el luto de haber perdido a su pareja, sino que se enfrentó al negocio sola con sus tres hijos. Ellos se convirtieron en su motor para seguir adelante con su sueño que se mantiene vivo hasta el día de hoy.
La mirada triste y los ojos llorosos delatan a doña Virginia: fue una época muy complicada que, aunque ya superó, la hacen valorar su presente, ahora que gracias a su trabajo logró sacar adelante a sus tres hijos: William, Evelyn y Dayana, hoy ya adultos profesionales.
Fue Dayana quien recientemente se unió a la aventura de su madre para continuar con el legado de Aguas Profundas. Ella se involucró con la agencia de viajes desde el 2013, cuando regresó de Inglaterra luego de concluir una maestría en administración de empresas (MBA). Su aporte le ayudó a Aguas Profundas a mejorar su carteras de proveedores y a buscar precios más económicos para sus clientes.
Además, modernizó la página web de la agencia, administra sus redes sociales y es parte de las guías que acompañan a sus clientes en las excursiones programadas por todo el mundo.
Precisamente, es ahí donde está el valor agregado del servicio que Aguas Profundas ofrece a sus clientes y que los ha distinguido en estos 25 años: el que doña Virginia, Dayana o alguno de sus colaboradores acompañen al grupo durante sus tour programados.
“Nosotros tenemos salidas grupales que son planificadas con mucha anticipación desde más de un año antes. En esas salidas siempre va una persona de la agencia”, explica Dayana.
Su principal tarea es analizar cuidadosamente toda la logística del viaje, desde que llegan al aeropuerto hasta la coordinación con los hoteles y los guías turísticos locales. recomendarles qué hacer en los países que visitan.
La agencia nació en Puntarenas, en donde estuvo por 8 años. Actualmente, Aguas Profundas tiene una oficina en Esparza y otra en San José, desde donde atienden a sus clientes ya sea para diseñarles personalmente sus viajes o mostrarles los que ya tienen organizados por todo el mundo.
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