La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
“Mi esposa Ivette tiene gran mérito en todo lo que se ha logrado. Ella ha sido mi compañera y apoyo” afirmó Isaías Salas
rurales, así pasó Isaías sus años escolares. Tenía muchas ilusiones el chiquillo, pero fue en el colegio –el Liceo Maurilio Alvarado Vargas–, donde pulió su amor eterno por la ciencia.
“Era muy bueno en biología y en cuarto año, gracias a una beca del American Field Service (AFS) me fui a estudiar a Michigan, Estados Unidos, y ahí me gradué de secundaria”, recordó Salas.
Se fue a Estados Unidos sin saber ‘naditica’ de inglés, pero eso no le impidió graduarse con honores en aquel lejano país. Sacó el ‘High School’, como él mismo lo llama, para luego regresar a su amado suelo tico.
Al ingresar a la carrera de medicina, en la Universidad de Costa Rica (UCR), siguió sorprendiendo con su rendimiento académico. Fue promedio de honor en cuatro de los seis años que duró la carrera, hasta que se graduó como médico general.
Luego vino su servicio social en Nandayure, donde le regalaron la famosa gallina, y rápidamente consiguió plaza como médico general en el Hospital Calderón Guardia.
En este puesto atendía a sus pacientes durante el día y estudiaba por las noches. Su maestría en ciencias médicas era su próxima meta, hasta que el gobierno de Gran Bretaña lo becó para cursar una especialidad en Londres.
“Siempre me sentí muy orgulloso de la educación que recibí en mi pueblo, en Tilarán. Cuando llegué a la U, muchos de mis compañeros eran de colegios privados de la capital y nunca fui menos. Luego, cuando llegué a Gales, me admiraba saber que yo estaba ahí, un lugar en el que
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