La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

El corazón en la maleta

Los integrante­s del proyecto Maletas con Propósito se alistan por tercer año consecutiv­o para cruzar el Atlántico con decenas de piezas de equipaje llenas de regalos donados por costarrice­nses. En Guinea Bisáu, 120 niños les esperan.

- FERNANDA MATARRITA CHAVES fernanda.matarrita@nacion.com

Cuatro ticos cargan en su equipaje la Navidad de un un centenar de niños huérfanos de un lejano país africano. Con ellos viajan los donativos de cientos.

Testimonio

Los niños de un orfanato ubicado en un lejano país en África saben que en el último mes del año ocurre algo extraordin­ario. Ellos no creen en Santa Claus, ni en la fantasía que vende la publicidad en época navideña. Lo único que saben, e importa, es que hay gente que viaja desde América para que ellos tengan una fiesta en Nochebuena.

La noche en la que llegan esas personas, los 120 niños (entre los 0 y 15 años) no les ven, pues a esa hora en su hogar no hay luz y todos deben de estar dormidos. Los pequeños ignoran que esos amigos llegan con unas 17 maletas repletas de regalos y dinero para comprar manzanas, gaseosas y carne para que los chicos tengan una fiesta especial, una en la que el menú es tan extraordin­ario que rara vez en el resto del año pueden probar algo similar.

Las personas que por una noche hacen más que felices a pequeños del orfanato Casa Emanuel (fundado por la costarrice­nse Isabel Johanning), en el pequeño y subdesarro­llado país de Guinea Bisáu, son cuatro costarrice­nses que aprovechan su viaje de ocio en fin de año para también ayudar.

Ellos son dos parejas de esposos jóvenes: Asly Anchía y Dorian Fernández y sus amigos Daiana Corrales y Luis Felipe Tellez. Los cuatro conforman Maletas con Propósito, iniciativa que existe con la finalidad de una vez al año llevar amor, solidarida­d, dedicación, juguetes, confites y comida rica a estos niños que viven ahí porque sus padres falleciero­n, porque no los pueden cuidar o hasta porque son considerad­os una maldición para la familia.

AMOR A PRIMERA VISTA

Asly y Dorian visitaron por primera vez a los niños en diciembre del 2017. Fueron porque allá estaba Mónica Espinoza, una costarrice­nse que llegó como misionera a colaborar con los niños, y quien hoy está en Costa Rica con dos niños que adoptó, sus hijos Maia y Luca Espinoza.

Para visitar el lugar, la pareja debía llegar con un proyecto e idearon hacer una fiesta de Navidad.

“Llegamos y nuestras vidas cambiaron para siempre. Vemos personas que, a pesar de tener tanta necesidad, son felices con tan poco. Los niños no solo valoran la fiesta, para ellos es importante que estemos ahí y compartamo­s, que los abracemos”, contó Asly, de 29 años.

Al regresar a Costa Rica luego de sus vacaciones y de su paso por el orfanato, Asly y su esposo Dorian sentían que tenían que volver a África, así que le comentaron a sus amigos Daiana y Luis Felipe y los invitaron a participar.

Poco después compraron los tiquetes e invirtiero­n casi 10 meses en planear la fiesta y recaudar dinero para llevar regalos y ropa para cada niño.

Los cuatro se financian los boletos, pues resaltan que no son misioneros, sino personas que en medio de su viaje aprovechan unos días para visitar a los niños y celebrarlo­s.

En el 2018, además de la fiesta y los regalos, los costarrice­nses lograron, con la ayuda de donaciones, recolectar $12.000 que sirvieron para la actividad y además para comprar leche para un año, carne que rindió varios días después del festejo y hasta pañales para los bebés o pequeños que tienen alguna discapacid­ad.

Asly cuenta que tiene contacto con una joven brasileña que está ayudando en el orfanato y que a través de ella los niños le envían mensajes de WhatsApp diciendo que “ya quieren que lleguen sus amigos”.

“A uno esto (de ayudar) lo fortalece como ser humano. Mi esposo y yo quedamos con la cuenta en ceros porque acabamos de construir casa e invertimos nuestros ahorros. Aun no podíamos confirmarl­e a los niños que íbamos a ir (este año). De repente mi esposo recibió un bono y pudimos comprar los boletos. Fue un milagro. Este año vamos a

volver y esperamos hacer más que el año pasado”, agregó Asly, especialis­ta en marketing.

En la fiesta los pequeños reciben un regalo, un juego completo de ropa, una bota con dulces, comida y dos gaseosas. Las bebidas son uno de los presentes que más atesoran los chicos. La primera botella la consumen en pequeños sorbos y la otra la guardan en la bota para asegurar que podrán extender la experienci­a.

Para acudir a la fiesta, los niños eligen su ropa favorita.

Esta experienci­a cambió la vida y la perspectiv­a de Asly.

“Lo material no es lo más importante. Hay gente que no lo tiene y es feliz. Para mí poder ir y que sientan el amor a través de lo que hago le da un propósito a mi vida. Más allá de mi trabajo, de mi familia, de construir mi casa; lo importante es ayudarlos porque lo necesitan ahorita. Lo que le falta a la casa no es indispensa­ble. En nuestra vida y matrimonio va primero ayudar a los demás y cumplir lo que Dios nos manda”, dice.

Entre los valores de Dorian, esposo de Asly, está el ayudar al prójimo. Antes de empezar con Maletas con Propósito, ellos apoyaron proyectos relacionad­os con adultos mayores y personas que estaban superando su adicción a las drogas.

Cuenta que desde que iniciaron la ayuda a los niños africanos, se enamoró de la causa. Aparte, desde que empezó con su esposa se habían planteado la idea de adoptar.

“Hacer esto va con mi propósito de vida. Nosotros vamos de viaje de ocio y uno de los objetivos es ir a ayudar a los niños. Eso sí, las finanzas son independie­ntes: nada de lo que recaudamos es para nosotros”, agrega Dorian, quien trabaja como químico farmacéuti­co.

Este año, la visita al orfanato será de unos seis días. “Uno piensa que los chiquitos van a recibir un montón se cosas. Pero lo cierto es que uno es quien más recibe de ellos. Uno se siente pleno porque recibe un amor tan sincero a cambio de cosas que para uno son insignific­antes y que para ellos inmensas. Estos niños nos hacen valorar la vida”, dijo Fernández, de 29 años.

En esta oportunida­d, los amigos salen de viaje la segunda semana de diciembre, y por supuesto, llevan más maletas de lo normal. La última vez cargaron 17.

GRATITUD

Cuando a Daiana Corrales le plantearon la idea de ir de vacaciones y destinar varios días del itinerario para hacerle una fiesta a niños huérfanos de Guinea Bisáu, pensó que ni ella ni su esposo Luis Felipe Tellez estaban preparados para ver esa realidad.

Aun así aceptaron ser parte de la experienci­a y luego de vivirla quieren continuar con este proyecto “por el resto de sus vidas”.

“Asly y Dorian nos dijeron que visitar el lugar nos llenaría de gratitud. Le pusimos nombre al proyecto y le hicimos redes sociales. Queríamos que la gente viera que no hay que ser misionero para poder viajar y durante las vacaciones dedicar tiempo a la gente que lo necesita”, cuenta Daiana, relacionis­ta pública.

Antes de llegar hasta Guinea Bisáu, los cuatro amigos pasearán por Europa, junto a todas las maletas que puedan llevar, pues su promesa es empacar en ellas todo lo que alcance.

En diciembre pasado viajaron con casi 20 valijas. Durante sus paseos las guardaban en las habitacion­es y allí se acomodaban, pero, ¿cómo fue la odisea al pasarlas por los aeropuerto­s?

Daiana dice que no encuentran explicació­n, pues cuando les preguntaba­n por su llamativa carga ellos contaban acerca del proyecto y no tuvieron que pagar extras por el exceso de equipaje ni una vez, aun llevando sobrepeso. Luego de su visita, las maletas, muchas donadas, las dejan en el orfanato para que allí les den uso.

Este año van a dedicar seis días de sus vacaciones a los niños (del 20 al 26 de diciembre). Además de la fiesta de Navidad, ellos ofrecerán talleres a los chicos enfocados en temas de identidad y sexualidad.

“Es para que las chicas entiendan que nadie las va a amar o definir por lo que hagan con su cuerpo. Esto lo hacemos con enfoque bíblico”, contó Daiana.

Varias veces a los amigos les han cuestionad­o “por qué ir hasta África para ayudar”. Para ellos su propósito es muy claro.

“Allá no hay hospitales. Los niños mueren de diarrea o deshidrata­ción. La esperanza de vida de los guinenses es de 40 años.

“Todos tenemos llamados diferentes. Hay quienes ayudan perritos, otros juntan basura en playa y hay quienes cuidamos a niños en un orfanato. El punto es que las personas ayuden a quienes lo necesiten”, aseguró semanas antes de emprender un viaje junto a Asly, Dorian y Luis Felipe; periplo al que irán cargados de cariño para más de 120 niños que cuentan los días para tener su fiesta de Navidad.

“Todos tenemos llamados diferentes. Hay quienes ayudan perritos, otros juntan basura en playa y hay quienes cuidamos a niños en orfanato en África. Lo importante es que ayuden”

Daiana Corrales.

 ?? MALETAS CON PROPÓSITO PARA LN. ?? En 2018, Asly Anchía, Dorian Fernández, Daiana Corrales y Luis Felipe Tellez llevaron 17 maletas cargadas de ropa, juguetes y hasta confites para más de 100 niños que viven en un orfanato en Guinea Bissau.
MALETAS CON PROPÓSITO PARA LN. En 2018, Asly Anchía, Dorian Fernández, Daiana Corrales y Luis Felipe Tellez llevaron 17 maletas cargadas de ropa, juguetes y hasta confites para más de 100 niños que viven en un orfanato en Guinea Bissau.
 ?? MALETAS CON PROPÓSITO PARA LN. ?? En Navidad, los niños de Casa Emanuel reciben botas llenas de dulces y un juego de ropa. Otros años les han dejado paga la leche de un añ y, ese es el propósito de este 2019.
MALETAS CON PROPÓSITO PARA LN. En Navidad, los niños de Casa Emanuel reciben botas llenas de dulces y un juego de ropa. Otros años les han dejado paga la leche de un añ y, ese es el propósito de este 2019.
 ?? MALETAS CON PROPÓSITO PARA LN. ?? Los cuatro amigos, junto a un colaborado­r del orfanato, posan con algunos de los productos para los niños que pudieron comprar gracias a donaciones.
MALETAS CON PROPÓSITO PARA LN. Los cuatro amigos, junto a un colaborado­r del orfanato, posan con algunos de los productos para los niños que pudieron comprar gracias a donaciones.

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