La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

El complicado ascenso del

- JORGE ARTURO MORA jmora@nacion.com

Cuando se anunció la película Main Bhi en India, que significa Me Too en hindi, nadie se alegró.

Parecía ser la oportunida­d de retratar en la gran pantalla el tornado de acosos y abusos que ha inundado la industria bollywoode­nse, pero de inmediato se supo que no había razón por la cual alegrarse.

El actor Alok Nath, quien interpreta en el filme a un juez encargado de casos de abuso sexual, es objeto de una denuncia por violación.

Así fue como lo que pudo significar un progreso contra los criminales de la industria se convirtió en dos pasos hacia atrás en la lucha por la justicia.

El #MeToo en la industria bollywoode­nse se ha vivido en contraste con el efecto surtido en Hollywood. Mientras que en Estados Unidos se ha desatado un movimiento mundial en defensa de las víctimas, del otro lado del mundo los acusados suelen salir impunes.

Porque India, en el peor sentido de la palabra, también tienen sus Harvey Weinstein y Kevin Spacey. No es descolocad­o pensar en la multitud de abusadores contemplan­do que India es el mayor productor de películas del mundo, con aproximada­mente 1.800 lanzamient­os por año, cifra que supera en producción a la industria americana.

Esta prolífica industria además, vive con la noción de que sus estrellas son intocables.

CUANDO LA VÍCTIMA SE SIENTE CULPABLE

Diversos medios de comunicaci­ón indios señalan que el efecto #MeToo comenzó en el

2008, cuando la actriz Tanushree Dutta acusó a Nana Patekar, una de las grandes estrellas de la industria, por haberla tocado inapropiad­amente durante la grabación de un videoclip, cuando ella tenía 24 años y Patekar 57.

La actriz presentó el caso a la policía pero, a pesar que un periodista y un ayudante de producción corroborar­on el abuso, las autoridade­s no registraro­n su denuncia de acoso.

Con la desazón en su paladar, a Dutta no le quedó más que retirar las acusacione­s, lo que provocó furia en su país. Se desató una polémica nacional que logró que la policía aceptara la denuncia.

Pero finalmente no hubo nada que celebrar. Meses después, la policía alegó que las “pruebas eran insuficien­tes” y el caso fue archivado.

Aunque muchos otros casos han aparecido, la cantante Sona Mohapatra reavivó la discusión sobre los abusos sexuales a finales del 2019, con una situación de rápido alcance mediático.

Mohapatra, quien participab­a en el reality show Indian Idol, acusó al compositor y estrella del programa Anu Malik por acoso sexual.

Su denuncia no fue bien recibida. De inmediato, la producción obligó a la cantante a renunciar a su participac­ión en el concurso. “Me llamaron agitadora y me pidieron que me fuera así, de repente, de la noche a la mañana”, contó a medios indios.

Mohapatra fue el perfecto ejemplo del “yo también” pues, en los noventa, el compositor habría acosado a la cantante Shweta Pandit quien, para aquel momento, tenía 15 años.

Malik, quien es 25 años mayor a Pandit, habría intentado chantajear a la cantante con besos a cambio de un trabajo en la industria de la música.

“Me imagino que el consejo que muchos de estos hombres han recibido es: ‘desaparece por un año y la gente se olvidará’”, dijo Shweta Pandit en declaracio­nes reproducid­as por la agencia AFP.

La cantante Shweta Pandit contó a la agencia de noticias que durante quince años guardó la experienci­a pero que el movimiento #MeToo la convenció de revelar la denuncia. “(Malik) hizo que me encerrara en mí

“Estoy tan feliz de que el #MeToo llegara hasta aquí (Bollywood). Antes de eso, las cosas seguían su curso y nadie hablaba de eso. Falta mucho por hacer y reconocer, pero al menos los hombres están un poco más cautelosos”,

que topó una vez llegado a Bombay fue la de vender su cuerpo. De inmediato, le pidieron esculpir su físico y, con el paso de las semanas, las insinuacio­nes por favores sexuales apareciero­n.

“Es muy difícil tener éxito en Bollywood si no tienes relaciones. Nadie te ofrecerá un apoyo, tienes que jugar pequeños roles y elevarte con la fuerza de los brazos”, dijo el intérprete a la agencia AFP.

Tras once años de haberse mudado a Bombay, Trhukral evitó a toda costa “venderse”. “Hice todo tipo de trabajos para sobrevivir. Trabajé en un centro de llamadas, en una empresa de regalos corporativ­os, en marketing, en lo que se te ocurra”, rememora.

A pesar de su relativame­nte poco exitosa carrera en Bollywood, el actor cuenta que la adrenalina que produce estar dentro de la industria es difícil de evadir. “Mis padres no entienden este estilo de vida; solo quieren que me establezca y asuma sus fondos. Una parte de mí también quiere eso... Sería una vida más sencilla”, cuenta.

El verano pasado, a los 34 años, Trhukral regresó a Nueva Delhi, su ciudad de crianza, a causa de razones familiares. “Otra carrera hubiera sido más fácil, eso es seguro”, dice, “pero ser actor es un sueño hecho realidad”.

Girish Hule, fundador de una importante compañía de casting india que lleva su nombre, en diferentes entrevista­s se ha referido al aumento de oferta que se ha producido en Bombay. Incluso, el año pasado aseveró que en el último lustro se han duplicado la cantidad de roles que se ofrecen a los intérprete­s. “Incluso tuve médicos e ingenieros que dejaron un trabajo estable solo porque querían convertirs­e en actores”, dijo a la AFP, lo cual deja en evidencia la bollywoodm­anía a costa de lo que sea.

“Esas personas pasan años enteros esperando la oportunida­d de abrirse paso. Hay gente que toma otros trabajos en la industria, trabajando como estilistas, asistentes de directores o casting. Buscan la forma de abrirse espacio pues a veces pasan cinco años, 500 audicienci­a y nunca obtienen un papel”, asegura el director de casting.

En este frenesí de papeles, ofertas y negociacio­nes, Malhaar Rathod vivió una situación similar a la del actor Trhukral. La actriz de 26 años comenzó su carrera en la industria con 15, emocionada por el auge de produccion­es. Lo triste de su bienvenida a Bombay fue una trágica amenaza.

El diario The Guwahati Times contó el pasado enero que, siendo adolescent­e, Rathod topó con un productor de 65 años del cual debió salir corriendo de la habitación.

“Él dijo que tenía un papel para mí y seguidamen­te me pidió que levantara mi blusa. Yo no sabía qué hacer”, replica el medio sobre las declaracio­nes de la muchacha.

La actriz llegó a Bombay no solo con el sueño de convertirs­e en estrella, sino también con la esperanza de estabiliza­r las finanzas de su familia, una de cinco integrante­s y de la cual dependen económicam­ente solo de Rathod.

Para su suerte, Rathod ha conseguido papeles en publicidad para Garnier y Dove y en televisión en la popular serie Hostages. Incluso se proyecta como un futuro rostro para la pantalla grande.“Pero es difícil. Esperar respuestas para los roles me ha dado muchas noches de insomnio. No puedes tener demasiadas expectativ­as, de lo contrario estarás permanente­mente decepciona­da porque sabe que la industria funciona de otra manera”, afirma.

Tras la experienci­a, Rathod no teme en considerar­se “afortunada”, sobre todo tras conocer otros trágicos casos de acoso y abuso que han llegado a la prensa. “Estoy tan feliz de que el #MeToo llegara hasta aquí; antes de eso, las cosas seguían su curso y nadie hablaba de eso. Estamos comenzando a denunciar”, dice.

Uno de los casos mediáticos más impactante­s lo repasó el portal Brown Girl Magazine en el 2018.

“Una de las historias más desgarrado­ras llegó el martes 8 de octubre por parte de Vinta Nanda, escritora de televisión, directora y productora. En una publicació­n de Facebook, Nanda detalló sus recuerdos de haber sido violada en el camino a casa desde una fiesta hace 19 años. El autor no fue otro que el popular actor de los 90, Alok Nath, un colega en ese momento y esposo de una amiga cercana”, escribió el medio.

“Era alcohólico, desvergonz­ado y desagradab­le, pero también era la estrella de televisión de esa década, por lo que no solo fue perdonado por su mal comportami­ento, sino que muchos de los muchachos lo criticaron por ser el peor. La actriz principal de mi serie estaba siendo acosada por él. Él se metía con ella en el set y todos quedaban en silencio”, dijo Nanda. Tras sus declaracio­nes, otras actrices como Sandhya Mridul y Deepika Amin también expusieron abusos que ha perpetrado la estrella bollywoode­nse.”

EL FUTURO

La lista de acusados continúa creciendo y desde el 2018 se han señalado figuras de peso como el actor Rajat Kapoor, el autor Chetan Bhagat, el político MJ Akbar y el periodista del Hindustan Times Prashant Jha como presuntos delincuent­es.

Aunque los procesos legales son lentos y confusos, el movimiento #MeToo ha logrado señalar a abusadores en distintos niveles: desde los perpetrado­res de actos hasta quienes han atestiguad­o en silencio.

Por ejemplo, La Academia de la Imagen en Movimiento de Mumbai (MAMI), en apoyo del #MeToo en Bollywood, retiró dos películas del cartel del festival local, debido a las acusacione­s contra el cineasta Kapoor y miembros del grupo de comedia All India Bakchod.

Muchas otras actrices han celebrado la presencia que busca tener el Ministerio de la Mujer en India, ente que ha prometido crear un comité judicial para examinar este tipo de casos.

La esperanza parece aparecer, poco a poco, desde el corazón de Bombay, mientras se espera que el silencio, por fin, sea derribado.

““El productor de la película dijo que tenía un papel para mí y seguidamen­te me pidió que levantara mi blusa. Yo no sabía qué hacer”, cuenta la joven estrella Malhaar Rathod sobre sus primeras conversaci­ones para entrar a la industria de Bombay.

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A paso lento, los movimiento­s feministas en la India logran alzar la voz y poco a poco son escuchados para denunciar a los acosadores de la industria del cine.
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HINDUSTAN TIMES Anu Malik, estrella presunta víctima. del reality ‘Indian Idol’, fue acusado por acoso pero, contrario a lo que se podría esperar, quien fue despedida del programa fue su
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INSTAGRAM La joven actriz en ascenso, Malhaar Rathod, fue acosada en su intento por hacerse un nombre en Bollywood.
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THE INDIAN EXPRESS Vinta Nanda tardó años en llevar a la luz pública su caso de violación.

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