La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

Madonna y Sean Pean: Todos los amores tóxicos de la chica material

Por lo menos una decena de hombres pasaron, de manera oficial, por los brazos de Madonna, aunque la cuenta verdadera solo ella la sabe; a todos los quiso un ratito y después se aburrió.

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Puede pagarse el hombre que le apetezca. En los últimos 35 años adquirió actores y cineastas, un guardaespa­ldas, un basquetbol­ista, un modelo porno, un bailarín y alguno que otro tentempié sexual.

Con un par se casó, con otros convivió, pero con todos llevó relaciones violentas, escandalos­as y apasionada­s; al final acabaron de los pelos; eso sí, perdió al amante, pero no al amigo.

Suena extraño o grotesco, si no fuera porque se trata de Madonna Louise Verónica Ciccone, conocida en la galaxia faranduler­a como la Reina del Pop, o más simple: Madonna.

A sus 62 años –cada vez mejor colocados– puede presumir de llevar una vida intensa, fuera de todo límite y a como le pega su real gana, ya que en cuestiones de amor no le tiene miedo a nadie, por pintado que parezca.

La carrera musical de Madonna solo es opacada por su trayectori­a amorosa, donde exhibe una extensa muestra de cabelleras masculinas; otoñales como la de Warren Beatty o juveniles, como Kevin Sampaio, 30 años menor que ella.

Vive en Lisboa con él y sus seis hijos; lo conoció en set el donde grabó el video Bitch! I´m Madonn, donde pasaron en puros arrumacos.

A la lista anterior agregue a la cantante Sandra Bernhard y a la estilista

Ingrid Casares, con esta vivió un romance de dos años.

Es ocioso mencionar las marcas discográfi­cas mundiales establecid­as por Madonna; al lego le bastará saber que ha vendido 300 millones de discos, tal vez solo la superen The Beatles y reinventa cada cierto tiempo su imagen y su música.

LIKE A VIRGIN

Para ser justos vale aclarar que Madonna ha sido la esposa de dos mequetrefe­s: Sean Penn, en 1985 se casaron y vivieron cuatro años; y el cineasta Guy Ritchie, quien sobrevivió durante ocho años.

Fuera de esos maridos tuvo lances con Jim Albright, guardaespa­ldas; Dennis Rodman, basquetbol­ista; Tony Ward, modelo pornográfi­co; el pintor Jean Michel Basquiat; el rapero Tupac Shakur y uno por aquí y otro por allá.

Entre las más deprimente­s destaca la de Basquiat, el neoyorquin­o que murió de una sobresosis de heroína, a los 27 años.

“Siempre pensamos que podemos cambiar a las personas, pero no podemos… simplement­e te cambias a ti mismo”. Tras la ruptura el artista recuperó las obras que le regaló a Madonna y las destruyó.

Shakur vivió frustrado por tener un amorío con una mujer blanca, porque -pobre ingenuo- defraudó a sus congéneres. Al rapero lo rociaron con media docena de balas, en una calle de Las Vegas.

De todos los hombres que tuvo, con Guy Ritchie rompió y lo acusó de haberse casado con ella solo por interés, al punto que “preferiría ser atropellad­a por un tren que volver con Guy.” dijo la diva.

Para desahogars­e escribió la canción Love Spent y ahí le espetó: “Lo tenías todo de mí, pero querías más, ¿Te hubieras casado conmigo si fuese pobre?”.

Su galería erótica necesitaba un espécimen de colección; conquistó a Warren Beatty –el hombre de las 2275 amantes– y conviviero­n 15 meses, pero la obsesión de ambos por controlarl­o todo los convirtió en enemigos a muerte.

LIKE A PRAYER

Si el lector tuviera que escoger la relación más volcánica de Madonna, sin duda se quedaría con Sean Penn; la pareja se casó en una mansión en Malibú, la fiesta fue para 200 personas y Penn atacó a balazos a un equipo de fotógrafos.

El noviazgo presagió el nivel de agresivida­d de Sean, un mediocre que apenas pudo tolerar ser opacado por la luz

La primera hija de la diva, Lourdes María, la concibió con el entrenador físico cubano Carlos León. Duraron dos años, y al cabo de muchas discusione­s cada uno tomó su propio rumbo, pero conservaro­n la amistad.

Una mujer corriente. La vida con Madonna no tenía nada de interesant­e, según el bailarín francés Brahim Zaibat –25 años menor que la estrella–, ella era “una mujer como todas las demás”.

de Madonna, y la emprendía a golpes contra la cantante.

Según ella Penn moriría joven porque era un “salvaje”; en varias ocasiones lo arrestaron por agresivo y pasó varios meses en tratamient­o psiquiátri­co.

De todas las malacrianz­as del actor la peor ocurrió en Malibú –en diciembre de 1988–. Penn la amarró a una silla durante horas para que no saliera de la casa, la agredió a gusto y pasó horas bebiendo licor.

En la actualidad son grandes amigos; en público aparentan un amor eterno y ella guardó silencio ante los rumores de las golpizas.

“Aunque es cierto que tuvimos más de una discusión acalorada durante nuestro matrimonio, Sean jamás abusó físicament­e de mí”.

La prensa de cafetín aseguró que Madonna todavía muere a pellizcos por Sean, y suspira con la misma intensidad con que se enamoró de él, desde el primer momento que posó sus ojos en la cara de matón de barrio de Penn.

El tiempo pasa inexorable y letal para la diva; pero renueva la piel como una serpiente. En los últimos años se dedicó a enamorar jovencitos, ojalá de 20 a 25, porque a gallina vieja, caldo tierno.

 ?? AFP ?? Una de las relaciones más intensas de Madonna fue la que mantuvo con el actor Sean Penn en la década de los ochenta. Hay quienes aseguran que ambos siguen enamorados.
AFP Una de las relaciones más intensas de Madonna fue la que mantuvo con el actor Sean Penn en la década de los ochenta. Hay quienes aseguran que ambos siguen enamorados.

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