La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

Cuando la película favorita es racista: el caso de ‘Lo que el viento se llevó’

- VÍCTOR FERNÁNDEZ G. vfernandez@nacion.com

Por décadas fue considerad­o un clásico intocable de la época dorada del cine hollywoode­nse. Sin embargo, el consagrado filme no ha envejecido bien: su innegable transfondo racista hoy es revisado, y las intrigas de su producción expuestas.

Quienes tratan de bajarle el tono al legado racista de Lo que el viento se llevó se apuran a señalar que fue gracias a esa película que por primera vez en la historia una persona afrodescen­diente no solo fue postulada al Óscar, sino que también lo ganó: Hattie

McDaniel, quien se alzó con el reconocimi­ento de la Academia a la mejor actriz de reparto. Sin embargo, un detalle que esos defensores del filme omiten es el trato que se le dio a McDaniel en la ceremonia de premiación.

Celebrados el 29 de febrero de 1940, en el Hotel Ambassador de Los Ángeles, los premios Óscar de ese año estuvieron a tono con las políticas discrimina­torias contra la población negra que estaban vigentes en Estados Unidos.

El hotel sede del evento mantenía una estricta norma de no admitir personas de color, pero al resultar McDaniel nominada, se hizo la excepción de permitir su ingreso, aunque con condicione­s: ella y su acompañant­e fueron sentados en una mesa para dos, segregada, al fondo del salón. Al final de la gala, el elenco de la película asistió a una fiesta, a la que Hattie no fue admitida por el color de su piel.

80 años han pasado desde aquella noche, y el legado de Lo que el viento se llevó es revisado con menos condescend­encia. Estrenado en 1939, el filme se convirtió de inmediato en un éxito masivo de crítica y taquilla, y por décadas se sostuvo sin problema con un clásico querido y venerado, al que era común ver de regreso en las salas de cine y en canales de televisión aún hasta hace algunos años.

Basada en la novela homónima de Margaret Mitchell, la película es un drama romántico que se desarrolla en una plantación de la sureña y confederad­a Georgia, en tiempos de la Guerra Civil estadounid­ense (1861-1865). Ahí, Scarlett O’Hara (Vivien Leigh), la hija del hacendado, y su eventual esposo, Rhett Butler (Clark Gable), son protagonis­tas de una relación llena de desventura­s, en medio de un entorno en el que la esclavitud no

solo era legal, sino aceptada como algo “normal”.

Ganadora de ocho premios Óscar, incluido el de Mejor Película, y consagrada como la cinta más taquillera de todos los tiempos (ajustada a la inflación), Lo que el viento se llevó es parte de la realeza cinematogr­áfica. Sin embargo, desde su estreno la película fue perseguida por las voces que criticaban su representa­ción idílica de la vida en las plantacion­es sureñas, donde los esclavos negros parecen no solo conformes, sino casi a gusto con su condición de propiedad de los dueños blancos.

El filme perpetúa estereotip­os de las personas afroameric­anas que al día de hoy aún siguen vigentes en los discursos cargados de ignorancia de los supremacis­tas.

Sin embargo, la adoración por la película pudo más y por décadas su estatus permaneció intacto, al punto que aún en el 2014 se le exhibió en muchos cines de Norteaméri­ca, a propósito de los 75 años del filme. Pero tras la muerte, el mes pasado, de George Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco, las cosas se miran desde otras perspectiv­as.

A medida que las protestas masivas contra el racismo y la violencia policial se apoderaban de Estados Unidos, muchos símbolos considerad­os “inofensivo­s” han sido revisados en el marco de movimiento­s civiles como el Black Lives Matter. Así, mientras monumentos del pasado colonial y segregacio­nista son derribados, otros debates relacionad­os con el arte también dividen criterios y pasiones. Y es en este contexto en el que finalmente uno de los filmes más populares de todos los tiempos parece perder su inmunidad.

El 9 de junio de este año, el diario Los Angeles Times publicó una carta del guionista negro John Ridley (ganador del Óscar por su adaptación de 12 Años de esclavitud), en la que le pedía a HBO el retiro de Lo que el viento se llevó del catálogo de su recién lanzado servicio de streaming HBO Max, dado su transfondo racista.

Ese mismo día, la película desapareci­ó de la plataforma en línea, propiciand­o reclamos de quienes alegaban censura y exceso de “corrección política”. HBO explicó

En los días posteriore­s al retiro de Lo que el viento se llevó de HBO Max, la película alcanzó el primer lugar entre las más vendidas en Amazon, e igualmente se disparó entre las más adquiridas en iTunes.

que el filme “es producto de su tiempo” y que incluye “prejuicios étnicos y raciales que estaban mal entonces y están mal hoy”. Aún así, la cadena anunció que la cinta volverá a su servicio pronto, aunque con advertenci­as de contexto.

Como era de esperar, todo lo anterior empujó a más personas a buscar la película de 1939, recordando que por lo general los pedidos de censura hacia un producto cultural terminan por hacerlo más apetecido por la audiencia: en los días posteriore­s al retiro de Lo que el viento se llevó de HBO Max, la cinta alcanzó el primer lugar entre las más vendidas en Amazon, e igualmente se disparó entre las películas más adquiridas en iTunes.

HISTORIAS DE VERGÜENZA

Si bien pareciera que Lo que el viento se llevó guarda aún suficiente pedigrí como para no desaparece­r del ojo público, otros filmes contemporá­neos suyos no han corrido con la misma suerte y conforme el tiempo fue dejándolos atrás, la vergüenza de sus implicacio­nes racistas los han condenado al exilio.

El caso más notorio es El nacimiento de una nación (1915), película de la era del cine mudo que sigue siendo considerad­a una de las más polémicas de todos los tiempos. Ambientada al igual que Lo que el viento se llevó en los años de la Guerra Civil, la obra del director D. W. Griffith muestra a los afrodescen­cientes como faltos de inteligenc­ia y agresivos sexualment­e, al mismo tiempo que exalta al movimiento racista Ku Klux Klan como una fuerza heróica y defensora de los “valores tradiciona­les”.

El nacimiento de una nación innovó en muchos

aspectos técnicos para su época, fue la primera película en exhibirse en la Casa Blanca y resultó un éxito de taquilla. Sin embargo, pronto su fama fue de mal a peor y hoy es imposible verla en cualquier servicio de suscripció­n y ningún cine se atreve a exhibirla, con sobrada razón.

Una suerte similar ha corrido Canción del sur, filme musical infantil desarrolla­do por Walt Disney, de 1946, basado en los cuentos del Tío Remus, que era una colección de fábulas del folclore afroameric­ano del sur estadounid­ense, compiladas por el periodista blanco Joel Chandler Harris.

La historia se ubica en la Era de la Reconstruc­ción, que fue el convulso período que siguió a la Guerra Civil y en que los esclavos fueron liberados, aunque los estados sureños que perdieron el conflicto aún pujaban para negarle derechos ciudadanos a las personas negras y eran comunes los linchamien­tos y otros actos de violencia contra esa población.

La película, que mezcla actores reales con personajes animados, fue desde su estreno fuente de controvers­ias, por su representa­ción de estereotip­os hacia los afrodescen­dientes y la idealizaci­ón de la vida en las plantacion­es que explotaban a los esclavos. El personaje del bonachón Tío Remus que cuenta historias a los niños blancos (interpreta­do por el actor James Baskett) fue tildado despectiva­mente de “Tío Tom” y múltiples organizaci­ones y líderes afroameric­anos catalogaro­n la película de ofensiva y un riesgo de perpetuaci­ón de mitos racistas entre el público infantil.

Igual que las otras cintas aquí abordadas, Canción del sur fue un rotundo éxito de taquilla e incluso ganó un Óscar a la mejor canción original, gracias a la popular tonada Zip-a-Dee-Doo-Dah (así como un Óscar honorario para Baskett por su actuación).

Pese a las críticas, la película siguió vigente en los cines estadounid­enses con continuas repeticion­es, incluso hasta mediados de la década de 1980, cuando volvió a cobrar fuerza a propósito de la inauguraci­ón de la popular atracción Splash Mountain, en los parques de diversione­s de Disney y que está basada en los personajes animados de la cinta. Igualmente, en televisión el Disney Channel la emitía aún en el 2001.

Y si bien hoy Splash Mountain sigue siendo uno de los rides más queridos y populares

Hattie McDaniel fue vista siempre como la “criada negra” por excelencia en Hollywood y no logró escapar de esa imagen, por lo que se vio forzada a seguir encarnando personajes similares por buena parte de su carrera

en los parques Disneyland y Magic Kingdom, la película que lo inspira desapareci­ó del mapa. Disney siempre se resistió a lanzarla en formato casero para el mercado estadounid­ense en vista de su compleja reputación racista, aunque sí lo hizo en Europa y Asia, donde la cinta encontró menos resistenci­a (copias de esos tirajes hoy se cotizan como rarezas en mercados de coleccioni­stas).

Finalmente, en el 2019 la película “ganó” la penosa distinción de ser el único largometra­je de Disney en no ser incluido en el servicio de streaming de la compañía, Disney+, e incluso el presidente de la empresa, Bob Iger, admitió que no se trataba de un filme apropiado “para el mundo de hoy”.

LO QUE EL VIENTO CALLÓ...

Es casi seguro que Lo que el viento se llevó no acompañará a El nacimiento de una nación y Canción del sur en el infierno cinematogr­áfico. Sin embargo, la épica producción sigue perdiendo medallas a medida que se revisa más y más su historia.

La novela de la que se nutre ya cargaba su propia polémica desde su publicació­n, en 1936. Si bien la historia de Mitchell no es sobre esclavitud, esta es incluida como parte de la “normalidad” de las plantacion­es del Sur, y los esclavos, como Mammy, Pork, Prissy y Big Sam son representa­dos como personas felices, leales y sumisas, quienes incluso prefieren seguir a las órdenes de sus antiguos amos aún después de ser emancipada­s.

El libro fue un bestseller instantáne­o y hoy se cuenta entre las obras literarias más vendidas en Estados Unidos. De ahí que su adaptación al cine fuese cuestión de poco tiempo, aún cuando los principale­s estudios no veían posible la película, no por considerac­iones éticas o étnicas, sino más bien por los altísimos costos y complejida­d de la producción. Finalmente, fue David O. Selznick el productor que se hizo con los derechos cinematogr­áficos de la novela.

Hacer la película fue un proceso extenso, tortuoso y complejo. El director original, George Cukor, fue despedido después de tres semanas de rodaje y su reemplazo, Víctor Fleming, aún no había terminado de trabajar en El Mago de Oz cuando fue contratado de emergencia para completar la ambiciosa producción (un tercer director, Sam Wood, tomó las riendas durante dos semanas, pues Fleming debió retirarse momentánea­mente dado el agotamient­o acumulado). El elenco estaba plagado de egos, empezando por el temperamen­tal Clarke Gable, quien se dice que tuvo peso en la salida de Cukor.

En el libro de Mitchell hay representa­ciones racistas que resultaron demasiado explícitas para los productore­s, quienes modificaro­n detalles de la historia que, de haberse conservado en el filme, hoy lo harían del todo impresenta­ble. Por ejemplo, en la novela el Ku Klux Klan se incluye como un movimiento “justiciero” y casi necesario, y el segundo esposo de Scarlett, Frank Kennedy, es parte de dicha organizaci­ón racista.

Selznick y el guionista Sidney Howard estuvieron de acuerdo en que en la escena del libro en que una partida de hombres blancos con capuchas del KKK se lanza a perseguir a un hombre negro que atacó a Scarlett no tenía que adaptarse al pie de la letra: en la película el atacante no es negro ni los vengadores usan signos del

Klan. También se cuidaron de que ningún personaje utilice el epíteto racial “nigger” (sí incluido en el libro), esto tras las protestas de McDaniell, Butterfly McQueen y otros intérprete­s afrodescen­dientes en el elenco.

La película -que terminó resultando una grandilocu­encia de cuatro horas de duración- se estrenó el 15 de diciembre de 1939 en Atlanta. Más de 300.000 personas se congregaro­n en la ciudad para ver desfilar a las estrellas del filme, entre las que no estuvo McDaniel: ella ni ninguno de los intérprete­s negros fueron invitados, dadas las políticas segregacio­nistas entonces vigentes en Georgia. Gable, quien era cercano amigo de la actriz, amenazó con boicotear el estreno si McDaniel no asistía, aunque al final fue ella quien lo convenció de desistir. Igualmente, ninguno de los actores afroameric­anos fueron incluidos en el material que se usó para promociona­r la cinta en los estados sureños.

Si bien Selznick mantuvo comunicaci­ón estrecha con organizaci­ones civiles afroameric­anas durante la producción para evitar oposición al filme, muchos activistas señalaron

En la novela Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell, hay representa­ciones racistas que resultaron demasiado explícitas para los productore­s de la película, quienes modificaro­n detalles de la historia que, de haberse conservado en el filme, hoy lo harían del todo impresenta­ble.

desde el inicio las implicacio­nes raciales de la película. Aún así, tras anunciarse la postulació­n de McDaniel al Óscar, la mayoría de las voces contrarias a Lo que el viento se llevó se alinearon para impulsar la primera candidatur­a de una persona afrodescen­diente a un premio de la Academia.

Casi todos los participan­tes principale­s del filme se bañaron en gloria en los Óscar del siguiente año: Selznick recogió la estatuilla de Mejor Película, y también fueron premiados Fleming, el guionista Howard, la actriz principal Vivien Leigh, y Hattie McDaniel, quien se impuso como mejor actriz secundaria a su compañera de elenco Olivia de Havilland (quien aún vive y goza de buena salud, a sus increíbles 103 años). Gable tambien fue postulado, como mejor actor principal, pero perdió en su categoría.

Hattie McDaniel fue vista desde entonces como la “criada negra” por excelencia en Hollywood y no logró escapar de esa imagen, por lo que se vio forzada a seguir encarnando personajes similares por buena parte de su carrera (coincident­emente también fue parte de Canción del sur).

Una versión ficcionali­zada de la actriz aparece en la reciente miniserie de Netflix Hollywood; interpreta­da por Queen Latifah, McDaniel alienta en ese drama a una joven intérprete negra a escapar de los roles estereotip­ados que ella, a su pesar, había ayudado a perpetuar.

A su muerte, en 1952, el último deseo de McDaniel no se pudo cumplir, pues pese a que la actriz pidió que se le sepultara en el cementerio de Hollywood, la administra­ción no lo permitió, en vista de que no aceptaba entierros de personas negras. Para colmo, la intérprete especificó que su premio Óscar fuese donado a la Universida­d Howard, donde estuvo en exhibición en la escuela de artes dramáticas, hasta que a inicios de los años 90 se reveló que la estatuilla había sido extraviada por la casa de estudios y a la fecha no se tiene certeza de que pasó con el primer Óscar ganado por una persona negra.

Por mucho tiempo, Lo que el viento se llevó fue recordada por sus frases inmortales, como “Después de todo, mañana será otro día” o “Francament­e, querida, no me importa un bledo”. Ahora, bajo la lupa, otros son los rasgos que se le resaltan... y no para bien.

 ?? SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER ?? Clark Gable y Hattie McDaniel en una escena de ‘Lo que el viento se llevó’. Los dos intérprete­s mantuviero­n una estrecha amistad, al punto que Gable amenazó con boicotear el estreno de la película cuando supo que McDaniel no fue invitada por motivos raciales.
SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER Clark Gable y Hattie McDaniel en una escena de ‘Lo que el viento se llevó’. Los dos intérprete­s mantuviero­n una estrecha amistad, al punto que Gable amenazó con boicotear el estreno de la película cuando supo que McDaniel no fue invitada por motivos raciales.
 ?? SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER ?? Hattie McDaniel, Olivia de Havilland y Vivien Leigh (izquierda a derecha) fueron postuladas al Óscar por su actuación en la película. McDaniel y Leigh ganaron sus respectiva­s categorías.
SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER Hattie McDaniel, Olivia de Havilland y Vivien Leigh (izquierda a derecha) fueron postuladas al Óscar por su actuación en la película. McDaniel y Leigh ganaron sus respectiva­s categorías.
 ?? WALT DISNEY PRODUCTION­S. ?? ‘Canción del sur’ fue una producción impulsada por el propio Walt Disney. Sin embargo, hoy su compañía reniega del filme y admite su tono racista.
WALT DISNEY PRODUCTION­S. ‘Canción del sur’ fue una producción impulsada por el propio Walt Disney. Sin embargo, hoy su compañía reniega del filme y admite su tono racista.
 ?? SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER. ?? Si bien en la película sus personajes discuten con frecuencia, Vivien Leigh y Hattie McDaniel mantuviero­n una relación cordial como colegas. La actriz británica fue de las primeras en acercarse a felicitar a McDaniel cuando recibió el Óscar.
SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER. Si bien en la película sus personajes discuten con frecuencia, Vivien Leigh y Hattie McDaniel mantuviero­n una relación cordial como colegas. La actriz británica fue de las primeras en acercarse a felicitar a McDaniel cuando recibió el Óscar.
 ?? DAVID W. GRIFFITH CORP. ?? ‘El nacimiento de una nación’, de 1915, exalta a la organizaci­ón racista Ku Klux Klan. Sin embargo, en su momento gozó de excelentes taquillas.
DAVID W. GRIFFITH CORP. ‘El nacimiento de una nación’, de 1915, exalta a la organizaci­ón racista Ku Klux Klan. Sin embargo, en su momento gozó de excelentes taquillas.
 ?? SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER ?? Si su taquilla se ajusta a la inflación, ‘Lo que el viento se llevó’ sigue siendo el filme más recaudador de la historia, incluso por encima de ‘Avatar’, ‘Titanic’ y ‘Avengers: Endgame’.
SELZNICK INTERNATIO­NAL PICTURES METRO-GOLDWYN-MAYER Si su taquilla se ajusta a la inflación, ‘Lo que el viento se llevó’ sigue siendo el filme más recaudador de la historia, incluso por encima de ‘Avatar’, ‘Titanic’ y ‘Avengers: Endgame’.
 ?? GRIFFITH CORP. DAVID W. ?? ‘El nacimiento de una nación’ fue la primera película en exhibirse en la Casa Blanca. Hoy ningún cine se atrevería a ponerla en cartelera.
GRIFFITH CORP. DAVID W. ‘El nacimiento de una nación’ fue la primera película en exhibirse en la Casa Blanca. Hoy ningún cine se atrevería a ponerla en cartelera.

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