La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
¿Costa Rica debe bajar a León Cortés de su pedestal?
“¡León Cortés! Así, a secas, pronunciado el nombre, tiene sonido de proclama. Es un nombre breve, como una bandera de combate y sonoro como un clarín de permanente convocación a los pueblos. Lo pronunciarán con fervor las generaciones nuevas, en tanto que las actuales lo tienen alzado como un símbolo. Como una advertencia a los que han tomado el camino mal. Como una luz que oriente, por los caminos del bien, a los que sigan su huella fuerte y luminosa”.
Casi 75 años después de que Otilio Ulate escribiera tal emotiva reflexión en el editorial del Diario de Costa Rica en marzo de 1946, aquellas palabras han tomado resonancias inusitadas: el nombre de León Cortés Castro (1882-1946), presidente de la República entre 1936 y 1940, se pronuncia con fervor para cuestionar su figura y muchas acciones de su gobierno, las nuevas generaciones hablan de él para revisar nuestra memoria histórica e, incluso, sembrar la idea de remover el monumento en su honor en La Sabana que vigila al país desde 1952.
¿Qué cambió? Ciertamente, la historia del maestro, abogado y político afincado en Alajuela es la misma, pero cambió el mundo, cambió Costa Rica y cambió quiénes cuentan la historia, cuántos detalles sabemos de ella y cómo los valoramos en la actualidad.
A raíz de las molestias y cuestionamientos que generan hoy estatuas a figuras esclavistas o racistas en Estados Unidos y en Europa, se revive en Costa Rica una petición que circula desde el 2017 para remover la estatua del hombre que también fue gobernador y comandante de Plaza de Alajuela (1917), diputado (1914-1917 y 1922-1929), Secretario de Instrucción Pública (1929-1930) y Secretario de Fomento y Agricultura (mayo-noviembre de 1930 y 1932-1935) ya que su figura como “gran defensor de la libertades” no corresponde con los hechos históricos, explica Antonio Trejos Mazariegos, uno de los impulsores de la iniciativa.
En el detalle de la petición, se afirma que dejar esta estatua en uno de los más visibles espacios públicos de la capital “es complaciente con la presencia de la iconografía caudillista, filofascista, anticomunista y antisemita”.
Trejos asegura que no
León Cortés Castro, presidente de la República entre 1936 y 1940 que se ganó el apoyo popular en un gobierno que llenó de obra pública el país y redujo la deuda nacional, es también un político de grandes yerros y contradicciones que ensombrecen su figura a tal punto de que hay un movimiento ciudadano que pide remover su monumento de La Sabana.
buscan destruir la obra patrimonial, sino retirarla del parque metropolitano y que se coloque en un museo con la contextualización histórica necesaria para entender su figura en la actualidad. “Al no tener ninguna contextualización es una ofensa a las miles de personas que fueron perseguidas”, dice.
La discusión está encendida. La historia nos arroja las luces y sombras de un político firme, pujante, carismático, simpatizante de la Alemania del nacionalsocialismo, acérrimo enemigo de la izquierda y quien, además, supo aprovechar una época de prosperidad antes de la Segunda Guerra Mundial.
¿QUÉ SE PUEDE PROBAR Y QUÉ NO?
Luego de ser gobernador de Alajuela -donde se le recuerda por sus excesos en el uso del poder-, diputado y cabeza de varios ministerios (llamados secretarías en aquella época), León Cortés se convierte en presidente de la República con el Partido Republicano
Nacional en 1936.
Su gobierno fue prolífico como pocos en obras de infraestructura: carreteras entre la capital y las zonas rurales, puentes y escuelas fueron construidas bajo su mandado. De hecho, se le denomina la administración del cemento y la varilla. Y precisamente, esto, unido a su talante patriarcal y católico, lo convertirán en un personaje adorado en las zonas rurales de Costa Rica, según explica el historiador David Díaz Arias, director del Centro de
“No hay dioses ni demonios ni santos en política (...) Yo (el monumento a León Cortés) no lo quitaría; a lo sumo lo movería al cantón que lleva su nombre”
Vladimir de la Cruz, historiador
Investigaciones Históricas de América Central.
Además, su periodo se distinguió por lograr bajar la deuda pública nacional y por la generación de empleo. Claro, como bien detalla el historiador Vladimir de la Cruz, a Cortés Castro le toca ser presidente en una época de bonanza económica.
Sin embargo, León Cortés definitivamente no fue un gran defensor de la democracia ni de la libertades, asegura Díaz Arias. Fue autoritario, persiguió maestros relacionados o ligados con la izquierda, quiso prohibir el partido comunista, acallaba voces que no estaban de acuerdo con sus ideas o la de grupos afines…
El historiador Dennis Arias lo expresa así: “Es más plausible pensar en Cortés como una figura autoritaria; su temprana participación como gobernador y comandante de plaza en Alajuela durante el gobierno de los Tinoco, generalmente evoca recuerdos de sus excesos. Las medidas anticomunistas que su régimen tomó han sido ampliamente documentadas; durante su mandato se aplicó de forma desigual la Ley Gurdián -creada en 1934 para regular las opiniones emitidas contra personalida