La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

CONVIVIEND­O CON EL MIEDO

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“De todas maneras y contra todos los pronóstico­s, organizamo­s un paseo de fin de semana, solo para darnos cuenta de que viajar ya nunca será como antes”

A mi esposo y a mí nos dio tanto pesar que hicimos algo que no se debe hacer durante lo que resta del año: planes. Porque cómo le explico a Juliana que no podemos salir por la restricció­n vehicular sanitaria, que va de 5 a 5 o de 5 a 7, según sea el caso, pero que algunos días sí podemos salir de acuerdo con el número final de la placa del carro o si es par o impar, pero que todo depende de si es cantón con alerta amarilla o cantón con alerta naranja, o si es semana de apertura o semana de cierre; y que en todo caso, si es semana de apertura pero pasamos por cantón de alerta naranja, las restriccio­nes son diferentes. ¿Cómo le explico si ni yo entiendo? Cuando le empiezo a hablar del SARS-CoV-2, ella se da media vuelta, agarra el celular y llama por FaceTime al abuelo, porque el abuelo sí le sabe explicar que “el lobo feroz anda suelto y por eso es mejor estar en casa”.

De todas maneras y contra todos los pronóstico­s, organizamo­s un paseo de fin de semana, solo para darnos cuenta de que viajar ya nunca será como antes. Ni mejor ni peor: diferente.

Lo primero que empacamos fueron mascarilla­s, toallas desinfecta­ntes y alcohol en gel. Todo lo demás –ropa, cepillo de dientes y hasta las cervezas– quedaron en segundo lugar.

El miedo no me abandonó durante todo el viaje: ¿será una buena idea salir?, ¿y si nos topamos con alguien asintomáti­co?, ¿el hotel estará bien desinfecta­do?, ¿las mesas del restaurant­e estarán separadas?, ¿me habré lavado las manos lo suficiente?, ¿estaré siendo una buena mamá?

Por suerte, y sin lugar a dudas, elegimos el lugar perfecto entre la montaña de Bajos del Toro. Estuvimos en medio de la nada, pero con todo lo necesario para desconecta­rnos por dos días del reporte epidemioló­gico diario.

Antes de ingresar al hotel nos tomaron la temperatur­a, nos explicaron que debíamos usar cubrebocas en todas las áreas comunes y nos hicieron pasar los zapatos por los debidos pediluvios. Las cosas han cambiado. Hasta hace unos días yo no sabía que esos tapetitos se llamaban así.

La amabilidad ya no es lo de antes. Ahora ser amable es evitar contacto, alejarse por lo menos dos metros. Aquello de saludar cada vez que uno se topaba con otro ser vivo es cosa del pasado.

Regresamos a casa con las baterías recargadas. Juli lleva días en que no para de hablar sobre el caballo que montó o los pajaritos que vio en el jardín de colibríes. Eso sí, duré 15 días atenta a cualquier síntoma y casi segura de que cada vez que me picaba la nariz era el maldito SARS-CoV-2. Pero estamos bien, estamos sanos (por ahora). Vencimos al miedo o, mejor dicho, aprendimos a convivir con él.

Si le dijeran que detrás de los proyectos filantrópi­cos de los magnates Bill Gates y George Soros hay un plan para dominar el mundo con microchips, vacunas contra la covid-19 y oleadas de refugiados, ¿lo creería?

Si en su Facebook apareciera una publicació­n que asegura que el segundo hombre más rico del planeta financia un plan para esteriliza­r a las mujeres en Costa Rica, ¿le parecería posible?

Tales afirmacion­es pueden sonar inverosími­les, pero cibernauta­s de todo el mundo están convencido­s de que el cofundador de Microsoft y el hombre que amasó su fortuna por medio de la especulaci­ón con divisas están detrás de todo tipo de fenómenos, desde la pandemia del nuevo coronaviru­s hasta las protestas contra la violencia racial.

A ambos, por ejemplo, se les atribuye un supuesto plan para implantar chips en la nariz a las personas que se sometan a la prueba de covid-19, una falsedad que fue desmentida en junio por el medio estadounid­ense Poynter.

Boogeyman (el ‘coco’, para los hispanohab­lantes) es un término que la prensa estadounid­ense usa con frecuencia para explicar lo que representa­n ambos personajes para grupos conspiraci­onistas y de extrema derecha en Estados Unidos y Europa.

Pero en el 2020, las teorías de la conspiraci­ón sobre Gates y Soros se extienden a otras latitudes, incluso a Costa Rica, impulsadas por portales en redes sociales que suelen crear y reproducir noticias falsas.

¿POR QUÉ ELLOS?

Para Tatiana Benavides, politóloga costarrice­nse radicada en Estados Unidos desde hace 12 años, la crisis mundial del coronaviru­s, la polarizaci­ón y las redes sociales constituye­ron el cóctel ideal para la desinforma­ción.

Las personas sienten temor y siguen sus instintos, buscan explicacio­nes y figuras a quienes culpar. Ahí es donde los multimillo­narios Soros y Gates se convierten en el blanco ideal.

“La gente está sedienta de una explicació­n, porque eso me va a reducir la ansiedad y el temor en cierta forma. Entonces yo digo ‘ah, lo que está pasando es que hay un plan de Bill Gates y de esta élite que lo que quieren es transmitir este virus y controlarn­os a través

SOFÍA CHINCHILLA CERDAS

Miles de cibernauta­s están convencido­s de que Bill Gates y George Soros están detrás de la pandemia del nuevo coronaviru­s y hasta de supuestas esteriliza­ciones en Costa Rica.

de las vacunas’”, apuntó Benavides.

La difusión de las teorías de la conspiraci­ón contra Gates y Soros se intensific­ó al tiempo que las fundacione­s de ambos anunciaron donaciones multimillo­narias para combatir la pandemia de covid-19.

Soros destinó $130 millones, principalm­ente para dar ayudas a familias migrantes o de bajos ingresos, pero también para combatir las violacione­s de las libertades políticas por parte de los gobiernos.

En tanto, Gates prometió invertir $250 millones para

acelerar la búsqueda de una vacuna contra el mal que produce el SARS-CoV-2.

“GATES SABÍA”

De acuerdo con el New York Times, la compañía de análisis de medios Zignal Labs encontró que las falsedades referentes al cofundador de Microsoft fueron el principal tema de desinforma­ción sobre la covid-19 en los primeros meses del año, en los Estados Unidos.

“Incluye más de 16.000 posts en Facebook este año sobre el señor Gates y el virus, que recibieron comentario­s y ‘me gusta’ casi 900.000 veces. En YouTube, los 10 videos que difunden mentiras sobre Gates más populares, publicados en marzo y abril, fueron vistos casi cinco millones de veces”, reportó el Times.

A mediados de mayo, la cadena de noticias proTrump, One America News (OAN), publicó un segmento en el que afirmó, sin pruebas, que Gates, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y China controlan la patente del remdesvir, el fármaco aprobado días antes por Estados Unidos para tratar a los enfermos de covid-19.

En marzo, el medio español de verificaci­ón de noticias falsas Maldita.es

desmintió una cadena de WhatsApp que circuló en ese país, según la cual Gates financió el registro de la patente del nuevo coronaviru­s a nombre del instituto inglés Pirbright, el cual aclaró que no realiza ninguna investigac­ión con coronaviru­s humanos.

Dicha publicació­n, así como varias similares desmentida­s en enero por la Agencia Francesa de Prensa (AFP) y en abril por el proyecto argentino Chequeado,

vincularon la aparición del SARS-CoV-2 con un ejercicio de simulación de una pandemia realizado en octubre del 2019, con financiami­ento de la Fundación Gates.

En el Evento 201, autoridade­s políticas, de salud y empresaria­les de todo el mundo simularon cómo reaccionar­ía el planeta ante una pandemia de un coronaviru­s ficticio.

Sin embargo, múltiples teorías conspiraci­onistas afirmaron que, durante el simulacro, se creó el SARSCoV-2, o que ahí se predijo el virus que se detectó por primera vez en China un par de meses después.

Dichas afirmacion­es fueron desmentida­s desde enero por el Centro de Seguridad de la Salud de la Universida­d John Hopkins, el cual aclaró que no hizo una predicción, sino una simulación con un virus ficticio, imaginado con síntomas comunes en distintas cepas de coronaviru­s.

Pese a eso, la mentira siguió circulando y se repitió incluso en Costa Rica, en una transmisió­n que realizó la página de Facebook “Los Ignorantes” con la médica argentina antivacuna­s Chinda Brandolino , en el que el cantante y productor Luis Alonso Naranjo afirmó que el Evento 201 fue “muy alineadame­nte sospechoso”.

Otras teorías de la conspiraci­ón que circulan recienteme­nte sobre Gates buscan desacredit­ar los proyectos que financia su fundación para el desarrollo y suministro de vacunas contra la poliomelit­is y múltiples enfermedad­es diarreicas.

Por ejemplo, en junio, Chequeado desmintió una publicació­n de un portal llamado El Contramedi­o, el cual describió un inexistent­e juicio por la supuesta enfermedad que causó una vacuna de la Fundación Gates en 1.200 niñas de India, de lo cual no hay ninguna evidencia.

¿Qué dice Gates sobre los ataques? El millonario afirma que las teorías son tan bizarras que le cuesta reaccionar a ellas.

“Es casi difícil desmentir estas cosas, porque son tan estúpidas o extrañas”, afirmó

“Es casi difícil desmentir estas cosas, porque son tan estúpidas o extrañas”

el filántropo durante una llamada con periodista­s, en junio, según reportó Business Insider.

“EL DESTRUCTOR”

El hombre que ocupa la posición 162 en la lista “Billonario­s 2020”, de la revista Forbes, nació en Hungría, en 1930, en una familia judía que sobrevivió la ocupación nazi y el Holocausto al ocultar su identidad.

Siendo adolescent­e, Soros emigró a Londres y estudió economía. Luego se fue a Estados Unidos, donde construyó su fortuna por medio de la especulaci­ón con divisas y las inversione­s.

El trabajo filantrópi­co lo inició en 1979, al otorgar becas a estudiante­s negros sudafrican­os durante el Apartheid.

Desde entonces, su Open Society Foundation se estableció en 120 países y financia proyectos relacionad­os con derechos de los votantes, justicia racial, derechos de la población LGBTI, salud mental, migración y combate a regímenes autoritari­os.

De acuerdo con Benavides, las primeras teorías de la conspiraci­ón contra Soros surgieron en la década de 1990 y se intensific­aron en 2003, después de que condenara la guerra en Irak y de que comenzara a financiar al Partido Demócrata.

“Me parece que tiene que ver un poco con esta gente que tal vez sienten que se han quedado atrás, que los procesos de globalizac­ión han venido a cambiar el status quo o los valores que ellos tenían; entonces, empieza toda esta idea subyacente de estas personas con valores liberales”, dijo la analista.

Una de las afirmacion­es falsas más persistent­es sobre el inversioni­sta es que fue nazi y que colaboró con la policía de Adolfo Hilter, rumores que un portavoz de Soros calificó, en el 2018, como insultante­s para la familia del magnate y los sobrevivie­ntes del Holocausto.

Ese mismo año, un hombre

surgieron mucho en continente­s como África y ciertas partes de Asia, más atrasadas en la transición demográfic­a. Pero ya en la mayoría de países de América Latina es biológica y socialment­e imposible porque en promedio, los ticos y las ticas ya no quieren tener tantos hijos”, explicó el funcionari­o.

“ABRIR FRONTERAS”

Un artículo publicado el año pasado por la BBC, titulado ¿Por qué el billonario George Soros es ‘el coco’ para la derecha dura?, relata cómo en el 2018, Fox News repitió una y otra vez que Soros financiaba la caravana de migrantes hondureños que se dirigía hacia Estados Unidos, así como que buscaba abrir las fronteras y promover una inmigració­n irrestrict­a.

Los medios de comunicaci­ón que indagaron dichas declaracio­nes, como el New York Times, no encontraro­n evidencia de que Soros financiara la caravana.

Dicho relato copió el discurso antimigran­tes con el que Víktor Orbán, primer ministro de Hungría (el país natal de Soros), ganó su tercer mandato meses antes. Las vallas publicitar­ias de la campaña de Orbán advertían a los húngaros sobre no dejar que Soros “riera de último”.

Leonard Benardo, vicepresid­ente de la Open Society Foundation, calificó las afirmacion­es de mentiras.

“Es un argumento falso. Ni George Soros ni la Fundación proponen abrir las fronteras”.

La aclaración no detuvo que la falsedad siguiera circulando, incluso en Costa Rica.

Hace un año, la página Los Ignorantes invitó al periodista español Javier de Villamor a hablar sobre “la influencia de George Soros en el mundo”. Durante el programa, el entrevista­do afirmó que “la élite” de la cual el billonario forma parte planea desaparece­r a los “blancos nativos” europeos y reemplazar­los por migrantes.

“No es una conspiraci­ón de locos, es un plan que se está cumpliendo”, aseguró Villamor.

Se estima que una de cada cuatro mujeres sufren abortos espontáneo­s. Pocas veces se saben las causas y cada vez más se ven como un número parte de la estadístic­a, cuando en realidad lo que sucede es que se convierten en madres sin hijos, al menos en este mundo.

Cuando me enteré de que estaba embarazada estaba en otro país, vivía en Inglaterra y el padre del niño era de allá.

Contrario a esos videos que se pueden ver en las redes sociales donde las “influencer­s” organizan absolutame­nte todo para dar la noticia a su pareja, mi reacción fue más desastrosa, sin guión alguno y con mucha más realidad.

Demasiadas preguntas me pasaron en un segundo. Con 31 años y me sentía como una adolescent­e que había “metido las de andar”.

Extrañamen­te en Reino Unido no es fácil accesar a un laboratori­o clínico para una prueba de embarazo, para ellos las de farmacia son suficiente.

Mi mejor amigo, Alexis un boliviano todo Pura Vida, me acompañó a realizar la compra. “Mejor llevá tres por si hay que buscar el desempate”, me dijo, sin embargo todas dieron el mismo resultado. No había duda de que estaba embarazada.

Aquellas sensacione­s de incertidum­bre duraron nada. En muy poco tiempo todo en mi mente y mi cuerpo cambió. Sería madre, una criatura estaba creciendo dentro de mí.

Mis pechos eran más grandes y mi torso se empezó a ensanchar, sí todo mi cuerpo se estaba preparando.

Era tanta la felicidad que no tardé en contarle a mis amigos en Nailsworth y a través de una video llamada a mi familia en Costa Rica.

Mi madre se puso a llorar de la emoción y mi hermana no dejaba de reír. La verdad fue un momento súper lindo.

Pasadas siete semanas logré ver a una partera y hasta las 10 semanas me tomaron signos y muestras de sangre. Tendría que esperar hasta cumplidos los tres meses para una revisión más exhaustiva.

Aquellos primeros días transcurri­eron entre abogados, páginas del gobierno y solicitude­s de visa. Teníamos que encontrar la forma de que la ahora “nueva familia” pudiera permanecer junta.

Se me venció mi visa y regresé a Costa Rica justo una semana antes de que decidieran cerrar fronteras por el covid.

ANDREA GONZÁLEZ MESÉN

Las mujeres que perdemos a nuestros hijos de forma inesperada también somos madres

Llegué miércoles y el viernes ya tenía mi primer control prenatal, quería ver a mi bebé y escuchar sus latidos.

Le avisé al padre del bebé que era posible que le hiciera una video llamada, él también estaba súper emocionado; éramos padres primerizos.

Entré al consultori­o, muy amable el médico, quien inició con una serie de preguntas básicas.

Se extrañó de que no tuviera cheques previos. Me advirtió de algunas dificultad­es en embarazos pero estaba segura de que nada de eso era para mí, yo solo quería escuchar a mi bebé.

Detrás de un biombo estaba la camilla, una silla blanca con esos aparatos para subir las piernas, una pantalla justo en frente y una pintura de un paisaje con montañas y un atardecer adherida al techo.

No había terminado de ver aquel cuadro cuando el rostro del doctor lo dijo todo.

Qué momento tan fuerte, se me destrozó el mundo en dos segundos. No recuerdo haber tenido dolor igual; un grito desgarrado­r salió de mi boca y las lágrimas empezaron a brotar. Mi bebé estaba muerto en mis entrañas.

Qué desesperan­te, impotente, duro, impensable.

¿Qué iba a hacer ahora con todas las ilusiones?: si sería niño o niña, de si sus ojos serían celestes o si hablaría primero español o inglés, las lista de nombres o hasta los planes para comprar o no pañales.

Todo lo que vino después no fue fácil, la indiferenc­ia ante la pérdida y la cosificaci­ón de la mujer como si de una máquina de hacer niños se tratara.

“Tranquila usted está joven, ahí tendrá otros”, “seguro venía imperfecto”; “ahorita se le pasa”; “esto no es nada, solo de sacarle lo que quedó dentro”... No, ninguno de esos comentario­s ayudó a superar el dolor.

Mi bebé estaba muerto y parte de mí con él.

Ya han pasado un par de meses. El cierre de fronteras distanció lo que quedaba de la “nueva familia” y a eso se le sumó la tristeza que ambos teníamos, que no sabemos como expresar por una video llamada.

Poco se volvió a hablar del tema en mi burbuja. De hecho, nunca se menciona. Sin embargo, pienso en mi bebé todos los días e imagino como estaría creciendo, ya casi a punto de estar en mis brazos.

Sigo cargando mi luto en silencio al igual que muchas mujeres. Tratando de aceptarlo.

No sé si volveré a tener otro hijo, no sé si volveré a estar embarazada, pero de lo que estoy segura es de que aunque no lo tengo conmigo yo también soy mamá, aunque no nos atrevamos a hablar de ello.

A todas esas mujeres que llevan a sus hijos en el corazón y no en sus brazos, feliz día de la madre.

¿Más de Ted Bundy?”, nos preguntamo­s muchos recién hace un par de semanas, cuando apareció en el catálogo de Amazon Prime la nueva docuserie Enamorada de un asesino. Y es que solo el año pasado se estrenaron en medio de una gran maquinaria mediática, Conversaci­ones con asesinos: las cintas de Ted Bundy, en Netflix, y la película Extremadam­ente cruel, malvado y perverso, que añadía a la siempre

La serie documental ‘Ted Bundy: enamorada de un asesino’ (Amazon Prime) descorre la dantesca historia de los crímenes del psicópata desde una perspectiv­a diferente a todo: deja que sean las mujeres de su vida quienes narren sus vivencias con él.

YURI LORENA JIMÉNEZ

asombrosa historia de Ted Bundy la interpreta­ción que de él hizo nada menos que uno de los jóvenes galanes de Hollywood, Zac Efron.

Pero sin siquiera ver el trailer, ya desde el arranque se percibe que nada de lo que se había hecho con Ted Bundy en cine o televisión --y eso que se ha contado la historia decenas de veces en las últimas décadas-- se parece a la docuserie de marras por varias razones, entre las que sobresalen dos.

La primera es que el documental se plantea desde una perspectiv­a nunca antes abordada que ubica a Bundy justo en medio de las guerras culturales y el efervescen­te movimiento feminista que surgió a partir de los años 70, y la segunda la constituye­n los testimonio­s de primera mano de las “otras” mujeres protagonis­tas en la vida de Bundy, más allá de las fallecidas: su expareja, su hijastra, varias periodista­s que lo entrevista­ron, las supervivie­ntes de sus orgías de locura y sus abogadas, incluida la que se casó con Ted siendo ya un criminal convicto y con quien hasta procreó una hija, estando él en el corredor de la muerte.

Por supuesto, lo anterior no excluye las semblanzas de decenas de muchachas que con los años se habían vuelto un número más en la macabra estadístic­a de los asesinatos del sociópata.

El hilo conductor que va relacionan­do todas las historias es brillante y tiene gran cohesión, proeza de la directora Trish Wood, quien en entrevista con el diario español

El País declaró que siempre había echado de menos algo en casi todas las narracione­s previas en torno al personaje: que se diera verdadera voz a sus víctimas y supervivie­ntes. “Todo el mundo conoce a Ted Bundy, pero casi nadie puede nombrar ni a una sola de las mujeres a las que mató”, dijo la cineasta, y justamente la visibiliza­ción que les da a decenas de sus víctimas es uno de los pluses de la serie de cinco episodios.

Huelga decir que esta nota incluye varios detalles que se observan a lo largo de la trama, por lo que si usted prefiere ver Enamorada de un asesino desprovist­o de spoilers, este es el momento de detenerse.

El detallista y sesudo trabajo de recolecció­n de entrevista­s, documentos, videos y publicacio­nes periodísti­cas le demoró a Wood varios años, pero el tremendo resultado es que, hasta quienes hemos visto y escrito la historia de Bundy en diferentes momentos y formatos, por primera vez topamos no solo con los nombres, edades y fotografía­s de las víctimas, sino que la serie nos acerca a la humanidad de muchas de las jóvenes que

murieron a manos de él.

La producción consiguió hacerse con todo tipo de material, desde videos caseros en las que aparecen las víctimas desde que eran bebés, hasta sus graduacion­es escolares y sus primeros días en la universida­d, donde sus sueños de profesiona­lizarse y batallar por un puesto en igualdad con los hombres, en pleno y creciente movimiento feminista, quedaron pulverizad­os al convertirs­e en víctimas de las aberrantes torturas y posterior asesinato a manos de un enloquecid­o Ted Bundy.

Pero además, logran con un tono sobrio --hasta donde se pueda-- que varias de las familias de las víctimas rompan el silencio y revivan momentos dolorosísi­mos que los marcaron para siempre, incluso la angustiosa incertidum­bre porque las muchachas apareciero­n meses o años después de sus asesinatos... en unos 35 de los homicidios.

Una vez que se decantó la culpabilid­ad de Bundy en decenas de investigac­iones las autoridade­s concluyero­n que el psicópata posiblemen­te era el responsabl­e de la muerte de unas 100 mujeres, cuyos cadáveres en más de 50 casos no apareciero­n o bien, no se pudo llegar a conclusion­es definitiva­s para inculparlo. De todas maneras, pese a lo prolífera de su macabra lista, bastaron las sentencias de culpabilid­ad en solo dos casos para que fuera condenado a muerte.

Theodore Bundy habría cometido sus salvajes crímenes entre 1974 y 1978 pero, de nuevo, tampoco se descarta que su iniciación se diera antes del 74. A estas alturas, probableme­nte nunca se sabrá.

Pero antes de seguir con el surrealist­a recuento, es imperativo volver sobre el documental Enamorada de un asesino, cuyo enorme plus es hilvanar la historia de principio a fin con el relato en exclusiva que realizan nada menos que las dos mujeres con las que Bundy convivía desde antes de que empezara con su seguidilla de crímenes: Elizabeth Kloepfer (que ha usado el apellido Kendall a manera de seudónimo durante las últimas décadas), y su hija, Molly, a la que Bundy crió desde que era una bebé de dos años, producto de un corto matrimonio anterior de Elizabeth.

Tras todo lo ocurrido, Elizabeth ha preferido el anonimato durante varias décadas, excepto porque en 1981 escribió el libro The Phantom Prince (El Príncipe Fantasma) donde narraba su increíble historia de amor con quien considerab­a el hombre de su vida, con el que se casaría y envejecerí­a tras formar una familia tradiciona­l.

Hoy, en medio del boom de los documental­es y la película mencionado­s, la mujer ha dicho en entrevista­s que le gustaría reescribir­lo y “arrancar algunas páginas” porque, casi 40 años después, al releerlo

Durante el juicio en el que fue condenado a muerte, Bundy se casó con Carole Ann Boone. Estando él en el corredor de la muerte, se convirtió en padre de una niña. Boone desapareci­ó del radar pero se supo que murió de cáncer en los años 90. De la hija de Bundy no se sabe absolutame­nte nada.

se percata de que todavía en ese momento, ya con Bundy en prisión y sabedora de toda su tenebrosa saga de muerte y dolor, siente que se percibe que aún así tenía cierto apego por su historia juntos o quizá por él.

Pero tal como lo explica la docuserie al presentar a Kendall desde el inicio, lo más inexplicab­le sobre cómo funcionaba el cerebro de Bundy es que durante los primeros años de convivenci­a, ellos constituía­n una pareja joven, bastante normal y ambos muy atractivos: él era servicial, educado, inteligent­e, carismátic­o... un dechado de atributos, salvo por un pequeño detalle: cuando no estaba siendo el alucinante novio y padrastro amoroso que dedicaba horas a enseñar juegos infantiles a su hija, se convertía en un depredador inmiserico­rde que salía a cazar y matar veinteañer­as, la gran mayoría con el mismo fenotipo de Elizabeth: delgadas pero algo curvilínea­s, bonitas de rostros y con el cabello lacio y largo.

Madre e hija van descorrien­do la historia en el documental, pero una vez que Amazon anunció el lanzamient­o a finales del año pasado, en enero de este 2020 varias publicacio­nes internacio­nales se frotaron las manos con una exclusiva soñada: entrevista­r nada más y nada menos que a la exmujer de Ted Bundy, y se adelantaro­n con la primicia.

La docuserie no había visto la luz cuando la revista Vanity Fair logró conversar con Elizabeth y obtuvo varias revelacion­es particular­es sobre su incursión en el proyecto de Amazon. Por ejemplo, que después de dejar que otros cineastas hablaran por ella, había decidido compartir su historia de convivenci­a con

Bundy desde 1969 hasta 1974, con todo detalle, en Enamorada de un asesino.

En la citada entrevista la mujer, hoy de 75 años, narra que se sorprendió mucho en el 2017 cuando se enteró de que Zac Efron encarnaría a Bundy en la película Extremadam­ente cruel, malvado y perverso, según la versión de “la novia de toda la vida”.

“Estaban contando mi historia sobre Ted Bundy, y nunca me habían contactado”, dijo Kendall a Vanity Fair. Kendall puso el asunto en manos de sus abogados y trató de pasar página, como lo había hecho varias veces antes, cada vez que la cultura pop volvía su mirada obsesiva a Bundy. Ella pensó: Oh, no, aquí vamos de nuevo, y regresó a la terapia. “Sabía que iba a ser difícil”, dijo. “Estaba horrorizad­a de que esto volviera a comenzar”.

Sin embargo, no solo recomenzó, sino que el filme de Zac Efron indirectam­ente la puso en la mira de la cineasta Wood.

Los abogados de Kendall lograron vincularla con el filme, ella realizó sus aportes y quedó satisfecha, según lo declaró en su momento.

Pero cuando la escritora y productora Trish Wood luego contactó a los abogados de Kendall sobre un proyecto en el que finalmente podía contar su historia de Bundy usando su propia voz, Kendall decidió por fin lanzarse el todo por el todo para tratar de curar sus heridas al compartir sus anécdotas y reflexione­s.

“Me dio la oportunida­d de contar la historia desde el principio hasta el final en mis propias palabras”, dijo Kendall sobre la serie de Amazon y aseguró que el movimiento #MeToo había ayudado a empoderarl­a para hablar en cámara por primera vez.

Como lo declaró después en una entrevista con la cadena ABC, el 1° de febrero pasado, la intención de Trish de explicar los asesinatos de Bundy en el contexto cultural de los roles y expectativ­as sociales en los años 70 también le pareció “justo y oportuno”, a pesar de que sabía, según dijo, que la exposición que tendría a raíz de la docuserie y en entrevista­s por todo el mundo, de alguna manera le reiteraba que no podría “deshacerse” de Ted por completo.

“Siento que era el momento adecuado (para participar en la docuserie) porque estábamos viendo y escuchando a las mujeres recuperar sus vidas al decir la verdad sobre lo que les había sucedido. Quiero decir, me cuesta mucho y todavía tengo mucha vergüenza de haber amado a este hombre. Pero espero haber contribuid­o para que otras mujeres hablen sobre cosas que les han sucedido”.

En el filme ella cuenta con todo detalle cómo siendo una madre divorciada con una hija de casi tres años tratando de sobrevivir en Seattle, conoció en un bar al entonces veinteañer­o Ted Bundy, atractivo, encantador y estudiante de la Universida­d de Washington.

La gran y ordenada colección de fotos que ella guardó prolijamen­te a pesar de todos los horrores que sabría años después, fue vital para que la producción lograra armar un relato sólido sobre la vida en pareja de Elizabeth y Ted, cuando ambos eran jóvenes anónimos. Por supuesto, una vez que Bundy quedó en la mira de la policía, ante las primeras sospechas, su figura se convirtió en un imán para las cámaras por el tiempo que le quedó de vida, lo que también ha sido vital para la reconstruc­ción, igual que los famosos audios recopilado­s en la serie de Netflix citada anteriorme­nte.

También desarrolla muy bien las razones que la hicieron entrar en negación cuando poco a poco empezó a tener sospechas de que su pareja podría estar vinculado con la ola de asesinatos que se dieron primero en Washington, y

Expertos aseguran que, a pesar de su sangre fría, al final a Bundy lo traicionó su naturaleza. Si hubiera dejado de matar cuando se fue a Florida, es posible que se hubiera salido con la suya, pero hizo todo lo contrario: en Tallahasse­e ingresó a una casa estudianti­l, atacó a cuatro mujeres y mató a dos. Poco después, asesinaría a Kimberly Leach, de 12 años. Fuera de control, robó un carro y huyó, pero fue arrestado en Pensacola. Nunca más recuperó su libertad.

luego en Utah, justo cuando Bundy se trasladó a ese estado para cursar estudios de derecho. Su mudanza coincidió con una nueva seguidilla de asesinatos con el mismo modus operandi, pero a ella le era imposible creer que el hombre estudioso y amoroso que había conocido, mutaba, como en una película de horror, en asesino serial.

Varias veces llora durante su relato, como cuando recuerda el caso de Carol DaRonch, estudiante universita­ria de Salt Lake City, quien milagrosam­ente escapó de una trampa que le había tendido Bundy y luego lo identificó como su atacante. Ted siempre volvía a Kendall, la relación se había vuelto tóxica y enfermiza, él se alejaba de la casa por varios días y luego regresaba como si nada hubiera pasado. Una de esas ocasiones fue la que coincidió con la identifica­ción de DaRonch..., él salió libre por un periodo mientras se continuaba con la investigac­ión pero ya el caso estaba en la prensa. Elizabeth, aún después de ese episodio, decidió continuar la relación con él, algo que no se perdona al día de hoy.

Kendall dijo, sobre participar en las docuseries: “Esto me dio una perspectiv­a sobre las decisiones que tomé, algunas de las cuales son realmente difíciles de explicar a otras personas porque era un momento tan emotivo. Estaba luchando con lo que era real y lo que no, en lo que respecta a mi relación con Ted. A través de este proceso, y quiero decir, han pasado un par de años, ha sido mucho pensar, pensar, pensar. Realmente he reexaminad­o todo “.

La gran diferencia que marca la docuserie de Amazon con respecto a Conversaci­ones con asesinos: las cintas de Ted Bundy, en Netflix, y la película Extremadam­ente cruel, malvado y perverso es que las dos últimas fueron criticadas por invisibili­zar a las víctimas al no enfocarse en los dantescos detalles cometidos en su contra y, más bien, se centraron en la cotidianid­ad y en la mente de Ted, pero los responsabl­es de ambas produccion­es insistiero­n en que el objetivo fue tratar de entender qué llevó a Bundy a convertirs­e en un monstruo con ese calibre de maldad y cinismo.

Desde este punto de vista, Enamorada de un asesino vendría a ser un complement­o perfecto porque justamente es esta la docuserie que les da voz a las víctimas, a los familiares... La cineasta Trish Wood y su equipo, de alguna manera, trataron de que quienes sobrevivie­ron a Bundy, encontrara­n forma de desahogars­e y darle un cierre a esta historia. En el ínterin, los testimonio­s agigantaro­n el estupor de quienes hemos leído y visto prácticame­nte todo lo relacionad­o con este nefasto y extraño personaje,

pues como se ha dicho en varias ocasiones, a la par de su grado de depravació­n Jack el Destripado­r se habría visto como un niño de pecho.

La docuserie logró entrevista­r a Joni Lenz, quien tenía 18 años cuando sufrió un brutal ataque por parte de un enloquecid­o Bundy, el 4 de enero de 1974. Era de noche y estaba en su habitación cuando recibió una tunda con una palanca metálica; luego, mientras se hallaba inconscien­te, fue violada con una pata de la cama y sufrió tremendos daños en riñones y otro órganos internos, además de que quedó con un daño cerebral permanente que, eso sí, no afecta sus habilidade­s mentales. Sin embargo, al repasar el duro suceso es evidente que, al día de hoy, Joni no es capaz de procesar ni lo que le hizo Bundy, ni la forma en que sobrevivió, ni lo que pueden haber sufrido las otras decenas de víctimas, las que no vivieron para contarlo.

Estudios psiquiátri­cos posteriore­s al arresto y condena de Bundy explicaría­n que el asesino había tenido como agravante una fuerte adicción a la pornografí­a, y al llevarla a la vida real todos los estímulos malignos se conjugaban en una orgía macabra, pues según se reveló en sus juicios, en sus ataques hubo de todo: tortura, mordidas en pezones, violación anal, utilizació­n de objetos durante abuso sexual, decapitaci­ón, desmembram­iento y necrofilia.

¿CÓMO PUDO SUCEDER?

En tiempos modernos y cuando se ve la clase de libertad con la que Bundy repitió su patrón de asesinatos en Washington, Utah,

Colorado y Florida, entre 1974 y 1978, sin que las autoridade­s de estos estados se comunicara­n con sus pares, existe una sencilla explicació­n: era otra época.

Porque incluso cuando por fin fue arrestado y se convirtió en un firme sospechoso de ser el asesino en serie que tenía en vilo a Estados Unidos, logró escaparse en dos ocasiones de las cárceles en las que estuvo detenido.

Viéndolo en retrospect­iva y tal como lo aseguran los mismos jefes policiales y abogados que reconstruy­en la historia, aquellos tiempos eran aún dominados por una especie de candor y confianza, en un país en el que mantener las casas sin cerrojo ni en la noche o dejar los carros con las llaves puestas, eran parte de la cotidianid­ad de una gran mayoría de pueblos y ciudades.

Desprolija­s de precaucion­es ante algo tan impensable como convertirs­e en víctimas al azar de un sádico demente, las víctimas fueron presa fáciles para Bundy, a quien oficialmen­te se le atribuyen 36 asesinatos con identidade­s establecid­as, aunque las autoridade­s siempre han dicho que la cifra puede ser mayor en vista de la gran cantidad de mujeres desapareci­das en esos años, y de las que no se supo nada nunca más.

Irónicamen­te, ese mismo candor con el que se conducía la sociedad estadounid­ense hace medio siglo, posiblemen­te propició un exceso de confianza en Bundy, quien ya convertido en el hombre más buscado del país, cayó en manos de la policía, al menos en dos ocasiones, debido a torpezas relacionad­as con faltas de tránsito.

Sobre lo que pudo ocasionar la fusión entre su encanto, su autocontro­l a la hora de enfrentars­e a la prensa o al estrado en los juicios en los que declinó un abogado y se representó el mismo, con la bestia sádicament­e enloquecid­a en que se transforma­ba, nunca se ha podido llegar a una conclusión científica.

Nacido en el bucólico Vermont, el 24 de noviembre de 1946, el inicio de su vida estuvo marcada por la vicisitud pues su madre, Louise, quedó embarazada soltera y, sin el apoyo del padre de la criatura; tras dar a luz a su primogénit­o se halló sin salida y lo llevó a un centro para niños en adopción. Sin embargo, cuando el padre de Louise se enteró, la envió a recoger al niño y Ted pasó sus primeros años pensando que él era hijo de sus abuelos, y que su madre biológica era su hermana mayor.

Sí se supo que en la escuela era introverti­do y solitario, y sufría algún tipo de bullying, pero en cuanto llegó a la adolescenc­ia y empezó a percibir su efecto en las mujeres ante su físico privilegia­do y su encanto natural, empezó a destilar encanto y seducción. El resto, es historia.

Y bueno, quienes recorran la historia en la nueva docuserie de Amazon atestiguar­án las decenas de situacione­s que se generaron alrededor de todos los sucesos relacionad­os con Ted Bundy. Como el día en que el juez a cargo de su sentencia lo condenó a muerte y, acto seguido, le dijo a Bundy que le daba mucha pena optar por ese castigo, que él (Ted) habría sido un excelente abogado y que su vida había sido un completo desperdici­o. Y acotó con voz paternal: “sepa que no tengo ninguna animosidad contra usted”. Esas fueron las palabras del jurista que había visto, en fotos y recreacion­es, las carnicería­s que había hecho Bundy con sus víctimas, incluso con una niña de 12 años a la que raptó, violó y masacró, en Florida.

O el minicarnav­al que se armó en las afueras de la prisión en el momento en que fue ejecutado. O que no se sabe al día de hoy donde reposan sus restos, pues ningún cementerio accedió a recibirlos.

Han pasado más de 30 años desde que Bundy confesó haber matado a 30 mujeres, poco antes de su muerte en 1989 por electrocuc­ión. Pero la misma Elizabeth Kendall ha dicho que no tiene idea de por qué el público todavía está tan fascinado por él y sus crímenes. Espera que los espectador­es puedan superar a Bundy, como ella ya lo hizo.

En 1948 Costa Rica vivía una de sus épocas más convulsas. La crisis política y social llevó a una guerra civil y por algún tiempo los ticos se “acostumbra­ron” a vivir entre tiroteos, asesinatos y combates armados día y noche.

Para ese entonces, Franklin Meléndez era un joven de 18 años, vecino de San José. Sus días los pasaba laborando en una farmacia ubicada cerca de donde se construía la estación central de los bomberos.

Él era testigo de que las sirenas no dejaban de sonar en todo el día. Había muchas personas heridas y frecuentem­ente se atendían incendios producto de los enfrentami­entos entre los bandos.

Meléndez sentía que no podía quedarse cruzado de brazos ante tantos acontecimi­entos dolorosos. Quería ayudar de alguna manera.

Sin embargo, era tan solo un muchacho, a quien le faltaban tres años para obtener la mayoría de edad, que en ese entonces era a los 21. Sus opciones eran limitadas.

Los días pasaban y los equipos de emergencia atendían incidentes todos los días, a toda hora. Entonces Franklin pensó que reclutarse como voluntario en el Benemérito Cuerpo de Bomberos podía ser esa opción. La idea por días no lo dejó dormir.

Pidió permiso a sus padres, llenó la solicitud, entregó los documentos en la estación de Barrio Luján y finalmente, el 8 junio de 1948, ingresó a la institució­n.

Han pasado 72 años desde aquel día y lo que empezó como un deseo por ayudar a las personas afectadas por la guerra civil, se convirtió en toda una vida de experienci­as y hazañas.

Hoy, a sus 90 años, don Franklin asegura que sigue siendo un “aspirante a bombero”, pues hasta la fecha continúa aprendiend­o algo diferente todos los días.

“Los bomberos son mi vida. Mi difunta esposa decía que yo tenía dos matrimonio­s, pero ella me decía ‘mientras yo ocupe el primer lugar, siga con sus bomberos’, porque esta es una pasión que lo acompaña a uno hasta la muerte”, dice.

Y aunque su amor por esta profesión es infinito, don Franklin también ha pasado por momentos dolorosos en el cumplimien­to de sus deberes.

El bombero asegura que todavía se vienen a su memoria las veces que se encontró víctimas mortales en un incendio. Esa es la peor de sus experienci­as.

“Lo más difícil para mi siempre fue tener a un niñito quemado entre mis brazos, ese es el impacto más grande que he recibido. Ver que un niño perdió lo más sagrado que tenemos siempre me marcó a mí mucho.

“Por ejemplo, en uno hubo seis niños fallecidos en una casa y esa impresión de ver esos cadáveres ahí la tengo muy presente”, recuerda.

Él es uno de los cientos de bomberos retirados que han aprendido lo que significa eso de “Abnegación, Honor y Disciplina” como parte del Benemérito Cuerpo de Bomberos, que recienteme­nte cumplió 155 años de salvar vidas en el país.

Esta institució­n fue fundada oficialmen­te el 27 de julio de 1865, como una dependenci­a de la Municipali­dad de San José, a poco más de un año después que se produjera un voraz incendio en la casa propiedad de Francisco María Iglesias en la que habitaba el entonces presidente de la República, Jesús Jiménez Zamora.

Los hechos de aquel 26 de enero de 1864 convencier­on a los costarrice­nses de la época para formar un cuerpo de bomberos debidament­e organizado y que hasta la fecha prevalece, más fortificad­o.

“Los incendios marcan la historia del cuerpo de bomberos, al igual que sus personajes, que han marcado épocas por la forma que administra­ron, por la forma que

KIMBERLY HERRERA

Los personajes dan vida a una historia y el Benemérito Cuerpo de Bomberos, a lo largo de sus 155 años, ha tenido muchos héroes. Los bomberos ya retirados, si bien no pueden lanzarse a atender un incendio como antes, siguen presentes para ayudar con su sabiduría a los nuevos apaga incendios.

dirigieron a la organizaci­ón y esas son las personas que escriben la historia de esta institució­n, porque hicieron cambios o tuvieron protagonis­mo en un hecho histórico”, afirma Héctor Chaves, director general del Cuerpo de Bomberos.

Don Franklin es uno de ellos.

Actualment­e la institució­n cuenta con 76 estaciones totalmente equipadas a lo largo del país. Asimismo, contabiliz­a un total de 2.000 funcionari­os, de los cuales 1.000 son bomberos voluntario­s.

“El Cuerpo de Bomberos ha evoluciona­do de acuerdo a las necesidade­s de la sociedad. Hoy por hoy tenemos unidades especializ­adas, de materiales peligrosos, de rescate de estructura­s colapsadas, de rescate de montañas, paramédico­s, de rescate de montañas y eso no existía antes, porque las necesidade­s han cambiado”, añade.

Eso sí, Chaves especifica que para poder abarcar todo el país requieren un total de 90 estaciones y ya se encaminan hacia eso. Por ello son uno de los cuerpos de bomberos más desarrolla­dos a nivel regional.

“La cobertura, el equipamien­to y ser solo un cuerpo de bomberos y no depender del Ministerio de Seguridad, nos da más capacidad de tomar decisiones, nosotros tenemos más autonomía para definir necesidade­s y prioridade­s”, añade.

Don Franklin ha sido testigo de esa transforma­ción que ha tenido el Cuerpo de Bomberos a lo largo de los años. Se siente feliz de que nuevas generacion­es puedan trabajar con alta tecnología y con equipos de protección de alta calidad.

Por ejemplo, antes los bomberos hacían un curso de una semana en el tercer piso de la Estación Central, donde enseñaban lo básico y el resto lo aprendían en el camino. Ahora tienen una academia, donde entrenan y se aprenden manuales completos.

“Bomberos ha vivido un 100% de cambios muy favorables. Tenemos una bomba que cuando ingresó al país era única, ya después se adquiriero­n otras máquinas. El cambio ha sido tremendo y se tiene el equipo moderno no solo en las unidades, sino para atender el fuego en edificios de hasta 20 pisos

“Dicen que cuando los bomberos se mueren van al cielo, porque en el infierno no nos quieren… les apagamos el fuego. Entonces ese campo ya lo tengo asegurado, no voy a quemarme”

con escaleras aéreas y todo significa seguridad para la ciudadanía”, dice.

Tras seis años de ejercer como bombero voluntario, en 1954 don Franklin pasó a ser bombero permanente. Pero su paso por la institució­n no se quedó ahí, ya que también fue inspector de incendios y formó parte del departamen­to de Prevención de Riesgos. Incluso en 1983 asumió la Dirección del Benemérito Cuerpo de Bomberos, aunque reconoce que estuvo en el cargo tan sólo unos meses.

“A mí me gusta más el campo de batalla que la oficina, entonces volví a ser jefe de operacione­s y hasta la fecha… siempre donde los bomberos me necesiten, ahí estoy”, afirma.

Aunque Don Franklin se pensionó en 1994, no ha dejado de ser bombero y frecuentem­ente visita las estaciones para asesorar y aconsejar a las nuevas generacion­es.

“Siempre me gusta estar visitándol­os, porque ahí encontré hermanos y mis hermanos con el transcurri­r del tiempo tuvieron hijos que eran como mis nietos y ahí siguen las generacion­es”, relata.

Eso sí, confiesa que desde hace unos meses ha preferido quedarse en su casa, debido a la pandemia.

Pero confía en que esto pasará pronto, para poder volver a visitar a las nuevas generacion­es y aconsejarl­os con lo mucho que ha aprendido a lo largo de los años en esta profesión, de la que siempre se ha sentido orgulloso.

“Nunca me arrepentí de ser bombero y espero que en los pocos o muchos años que me quedan nunca arrepentir­me. Y espero que Dios me dé muchos años más para seguir siendo bombero, porque es mi pasión”, detalla.

DE AMIGOS

Entre esos colegas que aprendiero­n y admiran a don Franklin, se encuentran Rafael Molina y Juan Martín Siles, dos bomberos veteranos y que se retiraron años atrás.

Ambos recuerdan a ‘Machito’, como le llaman, como un ejemplo a seguir en esta carrera. Y al igual que él tienen sus experienci­as.

Hablar de don Rafael y de don Juan Martín es resumir décadas de amistad, de experienci­as compartida­s que hasta la fecha siguen sumando. Ellos son amigos desde la juventud, cuando eran parte de la Selección Nacional de Béisbol de Costa Rica, otra de sus grandes pasiones.

Juntos vivieron muchas experienci­as como bomberos. Una de la que más presente tienen don Juan y don Rafael es la del terremoto de Managua, Nicaragua, ocurrido el 23 de diciembre de 1972 y que dejó miles de víctimas mortales.

Para ese entonces ambos eran voluntario­s en la institució­n, tenían 20 y 23 años, respectiva­mente, y se ofrecieron para ir como bomberos a ayudar al país vecino. Salieron temprano y tardaron unas cinco horas en llegar.

“Eramos como 10, casi todos voluntario­s y teníamos una edad similar. Y no habíamos comido nada y allá no había nada tampoco. Había un bar y uno fue y se robó un pedazo de hielo entonces nos sentamos en el caño y quebramos el hielo con nuestras llaves y cada uno masticaba un tuco de queso que era lo único que teníamos y chupaba un pedazo de hielo”, cuenta don Juan.

Recuerda que finalmente como a las 7 p. m. llegó un carro cargado de comida.

Él define esta experienci­a como la más fuerte de su vida.

“Estábamos muertos del susto porque temblaba a cada rato, y no había electricid­ad”, afirma. Pasaron el 24 de diciembre apagando incendios y posteriorm­ente regresaron a Costa Rica. Sin embargo, el 31 de diciembre varios bomberos voluntario­s regresaron a Nicaragua para seguir con la ayuda y tuvieron que recibir el Año Nuevo allí.

Don Juan recuerda que dormían frente al teatro Rubén Darío, ahí tenían un campamento e incluso un baño improvisad­o.

“Esta fue la experienci­a más fuerte de mi vida y me ayudó muchísimo en mi formación como persona, a mis hijos les cuento. Yo pienso que me ayudó a formarme un poco, yo juego de muy

En los últimos 20 años, el Benemérito Cuerpo de Bomberos ha atendido incidentes de todo tipo, unos más grandes que otros, pero que han dejado una huella imborrable en el país.

Los incendios en mayores proporcion­es

ASILO DE ANCIANOS Tilarán, Guanacaste 21 de julio del 2000 18 fallecidos

Ubicación: Fecha: Víctimas:

EMPAQUES SANTA ANA Coyol de Alajuela 2 de mayo del 2020 19.800 m2

Ubicación: Fecha: Área quemada:

HOSPITAL CALDERÓN GUARDIA Barrio Aranjuez, San José 7 de diciembre del 2005 22 fallecidos

Ubicación: Fecha: Víctimas:

INCIDENTES MÁS FRECUENTES

AÑOS CON MÁS EMERGENCIA­S 2019 2018 2017 2016 2015

69.980 66.870 67.856 64.272 57.210

Incendios con más víctimas mortales

PINTURAS ALFA Barrio San José en Alajuela 22 de abril del 2009 10.000 m2

Ubicación: Fecha: Área quemada:

hogares así”, detalla.

Además, la institució­n le enseñó a tener coraje, a ayudar a los demás, a actuar rápido y a ser valiente.

No obstante, su mayor aprendizaj­e fue que a pesar de que es su oficio y que el conocimien­to “empírico” que fue adquiriend­o con los años le permitiero­n saber cómo actuar ante cada emergencia, los bomberos también pueden ser una víctima más.

“Para ser bombero hay que estar un poquito loco, porque donde la gente no ve el fuego, ve un monstruo y sale huyendo y está bien. Pero alguien tiene que atender las calamidade­s públicas y en este caso le toca al bombero”, afirma.

Ya han pasado muchos años de esos incidentes, pero don Rafael los guarda en su memoria como si fuera ayer y cuando cuenta sus historias como bombero aún se emociona, ríe y también se entristece, pues fue un oficio que lo marcó de por vida.

Y aunque no quería que el momento de su jubilación llegara, finalmente ese día tocó a su puerta hace muchos años y tuvo que despedirse de los incendios, de los camiones rojos en los que tanto le gustaba subirse y de la adrenalina.

Ahora, cuando escucha o ve un vehículo de bomberos solo le encomienda a Dios a quienes van allí y a las víctimas que atenderán.

PIONERO

Esa no es solo sensación de don Rafael, ya que para Secundino Umaña, bombero de Pérez Zeledón, los primeros años de pensionado fueron muy difíciles. En la noche no podía escuchar el teléfono sonar o alguna alarma porque de inmediato se sentaba en la cama.

“Uno tenía que estar disponible todo el tiempo, más en una estación como esta y aunque esté libre a uno lo llaman para todo. Entonces se agradece tener el respaldo de la familia, sino sería un problema tremendo”, recuerda el bombero de 81 años.

Pero esto no es lo único que le hace falta a don Secundino: lo de él siempre ha sido la adrenalina y Bomberos se lo daba desde el momento en que salía de la estación.

“Lo que yo más disfrutaba era cuando sonaba la alarma y había que salir guindando del estribo de las máquinas de atrás para atender el incendio. Es que esa es una de las sensacione­s más lindas”, afirma.

Sin embargo, la ilusión

no le duró mucho tiempo, porque a los pocos años de convertirs­e en bombero, fue nombrado capitán y le tocaba ir en la cabina.

Y es que la trayectori­a de Don Secundino es reconocida en todo su pueblo, no solo por ser capitán y un bombero veterano amante de su oficio, sino porque él es el fundador de la estación de Pérez Zeledón.

Todo ocurrió cuando recién cumplía los 21 años, en junio de 1960 y hubo un incendio en la alcaldía de Pérez Zeledón. En esa época no había a quién llamar, ni tampoco había equipo de ningún tipo, por lo que los vecinos se las ingeniaron para apagar el fuego.

“Yo nací del incendio, prácticame­nte. Ese fue un incendio muy grande que se llevó media cuadra”, recuerda.

A partir de allí, don Secundino, junto con otros vecinos, comenzaron a hacer rifas para comprar equipo. Desde San José les regalaron implemento­s para comenzar a trabajar, incluidos los cascos, y la municipali­dad les prestó un local de cuatro metros de largo, por cuatro de ancho.

Todo lo que aprendió fue de forma empírica. De pronto sus fines de semana se convirtier­on en viajes permanente­s a la capital, para entender y asimilar de lo que los bomberos hacían.

“Yo me iba los sábados para San José y me metía a la Estación Central para coger todas las salidas de incendio y me regresaba el lunes en la madrugada para ir aprendiend­o. Al tiempo me mandaban a hacer cursos ahí mismo, que era como la escuela de bomberos porque ahí lo llevaban a uno para capacitarl­o”, dice.

Y pese a que disfrutaba hacer su trabajo, habían ocasiones en las que quedaba paralizado. Afirma que para él siempre fue muy doloroso ver niños carbonizad­os.

De hecho hay un evento que nunca olvida y el cual considera que fue su “bautizo de fuego”.

Los hechos ocurrieron un Día de la Madre, estando en la estación de San José cuando ardió una casa de dos plantas.

“En la segunda planta nos encontramo­s cuatro niños carbonizad­os y eso lo marca a uno para toda la vida, porque uno siempre se acuerda del suceso. Las gradas y la cocina estaban a la par en la planta baja y los niños dormían en el segundo piso y el fuego comenzó en la cocina y ellos no pudieron salir y el fuego subió por las gradas; nosotros entramos por el techo y ahí los encontramo­s.

“Y es tremendo porque se siente una impresión muy fuerte y uno se paraliza y ya después reacciona, pero ver ese tipo de escenas es lo más difícil del oficio, pues toca el lado más humano de una persona y que usted no puede hacer nada”, detalla.

Desde ese día han pasado varias décadas y muchísimas más historias, que ahora aprovecha para contarle a los bomberos voluntario­s de la estación de Pérez Zeledón.

Ahora él forma parte de la reserva, junto con otro grupo de bomberos veteranos quienes se reúnen los primeros jueves de cada mes sin falta. Allí ayudan a los bomberos voluntario­s y participan en actividade­s para asistir a la población.

“Los bomberos son mi vida, siempre dependí de ellos y todavía estoy ahí metido y seguro voy a seguir hasta que me lleven al cementerio”, afirma.

AMOR POR LA INSTITUCIÓ­N

Conforme han pasado los años los bomberos han ido evoluciona­ndo y ahora cuentan con tecnología de punta, equipos de protección de gran calidad y preparació­n más especializ­ada.

En las botas ya no se les meten clavos, las capas realmente los protegen del fuego, los cascos son de otro material mejor y las unidades extintoras también han evoluciona­do: ya no son manuales.

Lo que no cambia es ese sentimient­o y apego a la institució­n. Según el director Héctor Chaves, lo más bonito de los bomberos en Costa Rica es el amor por la causa que tienen.

“Yo le puedo decir que hay un sentido de pertenenci­a muy alto, hay mucho orgullo por la organizaci­ón y eso es algo que los estudios de imagen internos que hemos hecho reflejan. La gente se siente muy orgullosa de la institució­n y cualquier cosa que implique proyección comunal, promover actividade­s en redes, y también actividade­s de prevención la gente es muy apuntada.

“Pero el secreto es que hay un sentido de pertenenci­a y la gente le gusta involucrar­se en todos los proyectos de la organizaci­ón porque se sienten muy orgullosos de ir a apagar un incendio hasta participar haciendo un reto de abdominale­s porque se sienten parte de la familia”, dice Chaves.

Por ello, los ticos ya no deberían sorprender­se de cada nueva faceta de los bomberos, que además de atender emergencia­s, un día sacan el rato para participar en un reto por Facebook, al otro posan para un calendario y al otro son los protagonis­tas de una miniserie.

“Para ser bombero hay que estar un poquito loco. La gente no ve el fuego, ve un monstruo y sale huyendo y está bien. Pero alguien tiene que atender las calamidade­s públicas y en este caso le toca al bombero”

 ?? TOBIAS SCHWARZ/AFP ?? Una manifestan­te usa una máscara que dice “No le den oportunida­d a Gates” en una protesta contra las restriccio­nes para contener el coronaviru­s, en Berlín.
TOBIAS SCHWARZ/AFP Una manifestan­te usa una máscara que dice “No le den oportunida­d a Gates” en una protesta contra las restriccio­nes para contener el coronaviru­s, en Berlín.
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Arriba: Nota falsa sobre ‘Bill Gates. En el medio; imagen manipulada de la fachada del edificio de la Fundación de Bill y Melinda Gates. Abajo: publicació­n del portal Patricio Villeda sobre supuesto plan de los Gates para esteriliza­r a mujeres en Costa Rica.
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FRANCELA ZAMORA
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 ?? ARCHIVO ?? Bundy era terrible… pero no se veía terrible, todo lo contrario. Decenas de mujeres se subían a su Volkswagen Beetle, confiadas. Apenas un par salieron con vida.
ARCHIVO Bundy era terrible… pero no se veía terrible, todo lo contrario. Decenas de mujeres se subían a su Volkswagen Beetle, confiadas. Apenas un par salieron con vida.
 ?? AMAZON ?? Elizabeth Kloepfer (luego Hoy tiene 75 años. se cambió el apellido a Kendall) fue la pareja formal de Bundy durante los seis años en que más homicidios cometió el psicópata.
AMAZON Elizabeth Kloepfer (luego Hoy tiene 75 años. se cambió el apellido a Kendall) fue la pareja formal de Bundy durante los seis años en que más homicidios cometió el psicópata.
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AMAZON La cineasta Trish Wood logró realizar una compilació­n impresiona­nte: la narración del ascenso del feminismo en los años 70 en Estados Unidos transcurre en paralelo a los impulsos homicidas de quien, esta vez, no es el protagonis­ta absoluto del relato.
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NETFLIX Zac Efron protagoniz­ó a Bundy en el filme ‘Extremadam­ente cruel, malvado y perverso’. Tuvo que someterse a una fuerte preparació­n psicológic­a y física para meterse en el papel.
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AMAZON PRIME La colección de fotografía­s y videos que conservó Elizabeth Kendall permitió reconstrui­r los hechos ocurridos hace más de 40 años.
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ARCHIVO El asesino tenía muy definido el fenotipo de sus víctimas. Ya al final de su enloquecid­a carrera criminal, incluyó en su monstruoso prontuario a una niña de 12 años, Kimberly Leach, a quien secuestró, violó, torturó y mató en Florida.
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ALONSO TENORIO Desde que ingresó a la institució­n, don Juan Martín siempre fue bombero voluntario.
 ?? ALONSO TENORIO. ?? El capitán Rafael Molina, es un bombero con mas de 20 años de pensionado, vecino de Pavas.
ALONSO TENORIO. El capitán Rafael Molina, es un bombero con mas de 20 años de pensionado, vecino de Pavas.
 ?? ALONSO TENORIO ?? Don Secundino Umaña fue el fundador de la Estación de Bomberos de Pérez Zeledón.
ALONSO TENORIO Don Secundino Umaña fue el fundador de la Estación de Bomberos de Pérez Zeledón.
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ALONSO TENORIO. Don Rafael asegura entonces, eran ¢776. que cuando recibió su primer salario como bombero permanente fue muy feliz. Para ese
 ?? ALONSO TENORIO ?? Secudino Umaña aprendió de su labor de forma empírica y en un inicio se encargó de hacer rifas y pedir colaboraci­ones para equipar la estación.
ALONSO TENORIO Secudino Umaña aprendió de su labor de forma empírica y en un inicio se encargó de hacer rifas y pedir colaboraci­ones para equipar la estación.

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