La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
CONVIVIENDO CON EL MIEDO
“De todas maneras y contra todos los pronósticos, organizamos un paseo de fin de semana, solo para darnos cuenta de que viajar ya nunca será como antes”
A mi esposo y a mí nos dio tanto pesar que hicimos algo que no se debe hacer durante lo que resta del año: planes. Porque cómo le explico a Juliana que no podemos salir por la restricción vehicular sanitaria, que va de 5 a 5 o de 5 a 7, según sea el caso, pero que algunos días sí podemos salir de acuerdo con el número final de la placa del carro o si es par o impar, pero que todo depende de si es cantón con alerta amarilla o cantón con alerta naranja, o si es semana de apertura o semana de cierre; y que en todo caso, si es semana de apertura pero pasamos por cantón de alerta naranja, las restricciones son diferentes. ¿Cómo le explico si ni yo entiendo? Cuando le empiezo a hablar del SARS-CoV-2, ella se da media vuelta, agarra el celular y llama por FaceTime al abuelo, porque el abuelo sí le sabe explicar que “el lobo feroz anda suelto y por eso es mejor estar en casa”.
De todas maneras y contra todos los pronósticos, organizamos un paseo de fin de semana, solo para darnos cuenta de que viajar ya nunca será como antes. Ni mejor ni peor: diferente.
Lo primero que empacamos fueron mascarillas, toallas desinfectantes y alcohol en gel. Todo lo demás –ropa, cepillo de dientes y hasta las cervezas– quedaron en segundo lugar.
El miedo no me abandonó durante todo el viaje: ¿será una buena idea salir?, ¿y si nos topamos con alguien asintomático?, ¿el hotel estará bien desinfectado?, ¿las mesas del restaurante estarán separadas?, ¿me habré lavado las manos lo suficiente?, ¿estaré siendo una buena mamá?
Por suerte, y sin lugar a dudas, elegimos el lugar perfecto entre la montaña de Bajos del Toro. Estuvimos en medio de la nada, pero con todo lo necesario para desconectarnos por dos días del reporte epidemiológico diario.
Antes de ingresar al hotel nos tomaron la temperatura, nos explicaron que debíamos usar cubrebocas en todas las áreas comunes y nos hicieron pasar los zapatos por los debidos pediluvios. Las cosas han cambiado. Hasta hace unos días yo no sabía que esos tapetitos se llamaban así.
La amabilidad ya no es lo de antes. Ahora ser amable es evitar contacto, alejarse por lo menos dos metros. Aquello de saludar cada vez que uno se topaba con otro ser vivo es cosa del pasado.
Regresamos a casa con las baterías recargadas. Juli lleva días en que no para de hablar sobre el caballo que montó o los pajaritos que vio en el jardín de colibríes. Eso sí, duré 15 días atenta a cualquier síntoma y casi segura de que cada vez que me picaba la nariz era el maldito SARS-CoV-2. Pero estamos bien, estamos sanos (por ahora). Vencimos al miedo o, mejor dicho, aprendimos a convivir con él.
Si le dijeran que detrás de los proyectos filantrópicos de los magnates Bill Gates y George Soros hay un plan para dominar el mundo con microchips, vacunas contra la covid-19 y oleadas de refugiados, ¿lo creería?
Si en su Facebook apareciera una publicación que asegura que el segundo hombre más rico del planeta financia un plan para esterilizar a las mujeres en Costa Rica, ¿le parecería posible?
Tales afirmaciones pueden sonar inverosímiles, pero cibernautas de todo el mundo están convencidos de que el cofundador de Microsoft y el hombre que amasó su fortuna por medio de la especulación con divisas están detrás de todo tipo de fenómenos, desde la pandemia del nuevo coronavirus hasta las protestas contra la violencia racial.
A ambos, por ejemplo, se les atribuye un supuesto plan para implantar chips en la nariz a las personas que se sometan a la prueba de covid-19, una falsedad que fue desmentida en junio por el medio estadounidense Poynter.
Boogeyman (el ‘coco’, para los hispanohablantes) es un término que la prensa estadounidense usa con frecuencia para explicar lo que representan ambos personajes para grupos conspiracionistas y de extrema derecha en Estados Unidos y Europa.
Pero en el 2020, las teorías de la conspiración sobre Gates y Soros se extienden a otras latitudes, incluso a Costa Rica, impulsadas por portales en redes sociales que suelen crear y reproducir noticias falsas.
¿POR QUÉ ELLOS?
Para Tatiana Benavides, politóloga costarricense radicada en Estados Unidos desde hace 12 años, la crisis mundial del coronavirus, la polarización y las redes sociales constituyeron el cóctel ideal para la desinformación.
Las personas sienten temor y siguen sus instintos, buscan explicaciones y figuras a quienes culpar. Ahí es donde los multimillonarios Soros y Gates se convierten en el blanco ideal.
“La gente está sedienta de una explicación, porque eso me va a reducir la ansiedad y el temor en cierta forma. Entonces yo digo ‘ah, lo que está pasando es que hay un plan de Bill Gates y de esta élite que lo que quieren es transmitir este virus y controlarnos a través
SOFÍA CHINCHILLA CERDAS
Miles de cibernautas están convencidos de que Bill Gates y George Soros están detrás de la pandemia del nuevo coronavirus y hasta de supuestas esterilizaciones en Costa Rica.
de las vacunas’”, apuntó Benavides.
La difusión de las teorías de la conspiración contra Gates y Soros se intensificó al tiempo que las fundaciones de ambos anunciaron donaciones multimillonarias para combatir la pandemia de covid-19.
Soros destinó $130 millones, principalmente para dar ayudas a familias migrantes o de bajos ingresos, pero también para combatir las violaciones de las libertades políticas por parte de los gobiernos.
En tanto, Gates prometió invertir $250 millones para
acelerar la búsqueda de una vacuna contra el mal que produce el SARS-CoV-2.
“GATES SABÍA”
De acuerdo con el New York Times, la compañía de análisis de medios Zignal Labs encontró que las falsedades referentes al cofundador de Microsoft fueron el principal tema de desinformación sobre la covid-19 en los primeros meses del año, en los Estados Unidos.
“Incluye más de 16.000 posts en Facebook este año sobre el señor Gates y el virus, que recibieron comentarios y ‘me gusta’ casi 900.000 veces. En YouTube, los 10 videos que difunden mentiras sobre Gates más populares, publicados en marzo y abril, fueron vistos casi cinco millones de veces”, reportó el Times.
A mediados de mayo, la cadena de noticias proTrump, One America News (OAN), publicó un segmento en el que afirmó, sin pruebas, que Gates, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y China controlan la patente del remdesvir, el fármaco aprobado días antes por Estados Unidos para tratar a los enfermos de covid-19.
En marzo, el medio español de verificación de noticias falsas Maldita.es
desmintió una cadena de WhatsApp que circuló en ese país, según la cual Gates financió el registro de la patente del nuevo coronavirus a nombre del instituto inglés Pirbright, el cual aclaró que no realiza ninguna investigación con coronavirus humanos.
Dicha publicación, así como varias similares desmentidas en enero por la Agencia Francesa de Prensa (AFP) y en abril por el proyecto argentino Chequeado,
vincularon la aparición del SARS-CoV-2 con un ejercicio de simulación de una pandemia realizado en octubre del 2019, con financiamiento de la Fundación Gates.
En el Evento 201, autoridades políticas, de salud y empresariales de todo el mundo simularon cómo reaccionaría el planeta ante una pandemia de un coronavirus ficticio.
Sin embargo, múltiples teorías conspiracionistas afirmaron que, durante el simulacro, se creó el SARSCoV-2, o que ahí se predijo el virus que se detectó por primera vez en China un par de meses después.
Dichas afirmaciones fueron desmentidas desde enero por el Centro de Seguridad de la Salud de la Universidad John Hopkins, el cual aclaró que no hizo una predicción, sino una simulación con un virus ficticio, imaginado con síntomas comunes en distintas cepas de coronavirus.
Pese a eso, la mentira siguió circulando y se repitió incluso en Costa Rica, en una transmisión que realizó la página de Facebook “Los Ignorantes” con la médica argentina antivacunas Chinda Brandolino , en el que el cantante y productor Luis Alonso Naranjo afirmó que el Evento 201 fue “muy alineadamente sospechoso”.
Otras teorías de la conspiración que circulan recientemente sobre Gates buscan desacreditar los proyectos que financia su fundación para el desarrollo y suministro de vacunas contra la poliomelitis y múltiples enfermedades diarreicas.
Por ejemplo, en junio, Chequeado desmintió una publicación de un portal llamado El Contramedio, el cual describió un inexistente juicio por la supuesta enfermedad que causó una vacuna de la Fundación Gates en 1.200 niñas de India, de lo cual no hay ninguna evidencia.
¿Qué dice Gates sobre los ataques? El millonario afirma que las teorías son tan bizarras que le cuesta reaccionar a ellas.
“Es casi difícil desmentir estas cosas, porque son tan estúpidas o extrañas”, afirmó
“Es casi difícil desmentir estas cosas, porque son tan estúpidas o extrañas”
el filántropo durante una llamada con periodistas, en junio, según reportó Business Insider.
“EL DESTRUCTOR”
El hombre que ocupa la posición 162 en la lista “Billonarios 2020”, de la revista Forbes, nació en Hungría, en 1930, en una familia judía que sobrevivió la ocupación nazi y el Holocausto al ocultar su identidad.
Siendo adolescente, Soros emigró a Londres y estudió economía. Luego se fue a Estados Unidos, donde construyó su fortuna por medio de la especulación con divisas y las inversiones.
El trabajo filantrópico lo inició en 1979, al otorgar becas a estudiantes negros sudafricanos durante el Apartheid.
Desde entonces, su Open Society Foundation se estableció en 120 países y financia proyectos relacionados con derechos de los votantes, justicia racial, derechos de la población LGBTI, salud mental, migración y combate a regímenes autoritarios.
De acuerdo con Benavides, las primeras teorías de la conspiración contra Soros surgieron en la década de 1990 y se intensificaron en 2003, después de que condenara la guerra en Irak y de que comenzara a financiar al Partido Demócrata.
“Me parece que tiene que ver un poco con esta gente que tal vez sienten que se han quedado atrás, que los procesos de globalización han venido a cambiar el status quo o los valores que ellos tenían; entonces, empieza toda esta idea subyacente de estas personas con valores liberales”, dijo la analista.
Una de las afirmaciones falsas más persistentes sobre el inversionista es que fue nazi y que colaboró con la policía de Adolfo Hilter, rumores que un portavoz de Soros calificó, en el 2018, como insultantes para la familia del magnate y los sobrevivientes del Holocausto.
Ese mismo año, un hombre
surgieron mucho en continentes como África y ciertas partes de Asia, más atrasadas en la transición demográfica. Pero ya en la mayoría de países de América Latina es biológica y socialmente imposible porque en promedio, los ticos y las ticas ya no quieren tener tantos hijos”, explicó el funcionario.
“ABRIR FRONTERAS”
Un artículo publicado el año pasado por la BBC, titulado ¿Por qué el billonario George Soros es ‘el coco’ para la derecha dura?, relata cómo en el 2018, Fox News repitió una y otra vez que Soros financiaba la caravana de migrantes hondureños que se dirigía hacia Estados Unidos, así como que buscaba abrir las fronteras y promover una inmigración irrestricta.
Los medios de comunicación que indagaron dichas declaraciones, como el New York Times, no encontraron evidencia de que Soros financiara la caravana.
Dicho relato copió el discurso antimigrantes con el que Víktor Orbán, primer ministro de Hungría (el país natal de Soros), ganó su tercer mandato meses antes. Las vallas publicitarias de la campaña de Orbán advertían a los húngaros sobre no dejar que Soros “riera de último”.
Leonard Benardo, vicepresidente de la Open Society Foundation, calificó las afirmaciones de mentiras.
“Es un argumento falso. Ni George Soros ni la Fundación proponen abrir las fronteras”.
La aclaración no detuvo que la falsedad siguiera circulando, incluso en Costa Rica.
Hace un año, la página Los Ignorantes invitó al periodista español Javier de Villamor a hablar sobre “la influencia de George Soros en el mundo”. Durante el programa, el entrevistado afirmó que “la élite” de la cual el billonario forma parte planea desaparecer a los “blancos nativos” europeos y reemplazarlos por migrantes.
“No es una conspiración de locos, es un plan que se está cumpliendo”, aseguró Villamor.
Se estima que una de cada cuatro mujeres sufren abortos espontáneos. Pocas veces se saben las causas y cada vez más se ven como un número parte de la estadística, cuando en realidad lo que sucede es que se convierten en madres sin hijos, al menos en este mundo.
Cuando me enteré de que estaba embarazada estaba en otro país, vivía en Inglaterra y el padre del niño era de allá.
Contrario a esos videos que se pueden ver en las redes sociales donde las “influencers” organizan absolutamente todo para dar la noticia a su pareja, mi reacción fue más desastrosa, sin guión alguno y con mucha más realidad.
Demasiadas preguntas me pasaron en un segundo. Con 31 años y me sentía como una adolescente que había “metido las de andar”.
Extrañamente en Reino Unido no es fácil accesar a un laboratorio clínico para una prueba de embarazo, para ellos las de farmacia son suficiente.
Mi mejor amigo, Alexis un boliviano todo Pura Vida, me acompañó a realizar la compra. “Mejor llevá tres por si hay que buscar el desempate”, me dijo, sin embargo todas dieron el mismo resultado. No había duda de que estaba embarazada.
Aquellas sensaciones de incertidumbre duraron nada. En muy poco tiempo todo en mi mente y mi cuerpo cambió. Sería madre, una criatura estaba creciendo dentro de mí.
Mis pechos eran más grandes y mi torso se empezó a ensanchar, sí todo mi cuerpo se estaba preparando.
Era tanta la felicidad que no tardé en contarle a mis amigos en Nailsworth y a través de una video llamada a mi familia en Costa Rica.
Mi madre se puso a llorar de la emoción y mi hermana no dejaba de reír. La verdad fue un momento súper lindo.
Pasadas siete semanas logré ver a una partera y hasta las 10 semanas me tomaron signos y muestras de sangre. Tendría que esperar hasta cumplidos los tres meses para una revisión más exhaustiva.
Aquellos primeros días transcurrieron entre abogados, páginas del gobierno y solicitudes de visa. Teníamos que encontrar la forma de que la ahora “nueva familia” pudiera permanecer junta.
Se me venció mi visa y regresé a Costa Rica justo una semana antes de que decidieran cerrar fronteras por el covid.
ANDREA GONZÁLEZ MESÉN
Las mujeres que perdemos a nuestros hijos de forma inesperada también somos madres
Llegué miércoles y el viernes ya tenía mi primer control prenatal, quería ver a mi bebé y escuchar sus latidos.
Le avisé al padre del bebé que era posible que le hiciera una video llamada, él también estaba súper emocionado; éramos padres primerizos.
Entré al consultorio, muy amable el médico, quien inició con una serie de preguntas básicas.
Se extrañó de que no tuviera cheques previos. Me advirtió de algunas dificultades en embarazos pero estaba segura de que nada de eso era para mí, yo solo quería escuchar a mi bebé.
Detrás de un biombo estaba la camilla, una silla blanca con esos aparatos para subir las piernas, una pantalla justo en frente y una pintura de un paisaje con montañas y un atardecer adherida al techo.
No había terminado de ver aquel cuadro cuando el rostro del doctor lo dijo todo.
Qué momento tan fuerte, se me destrozó el mundo en dos segundos. No recuerdo haber tenido dolor igual; un grito desgarrador salió de mi boca y las lágrimas empezaron a brotar. Mi bebé estaba muerto en mis entrañas.
Qué desesperante, impotente, duro, impensable.
¿Qué iba a hacer ahora con todas las ilusiones?: si sería niño o niña, de si sus ojos serían celestes o si hablaría primero español o inglés, las lista de nombres o hasta los planes para comprar o no pañales.
Todo lo que vino después no fue fácil, la indiferencia ante la pérdida y la cosificación de la mujer como si de una máquina de hacer niños se tratara.
“Tranquila usted está joven, ahí tendrá otros”, “seguro venía imperfecto”; “ahorita se le pasa”; “esto no es nada, solo de sacarle lo que quedó dentro”... No, ninguno de esos comentarios ayudó a superar el dolor.
Mi bebé estaba muerto y parte de mí con él.
Ya han pasado un par de meses. El cierre de fronteras distanció lo que quedaba de la “nueva familia” y a eso se le sumó la tristeza que ambos teníamos, que no sabemos como expresar por una video llamada.
Poco se volvió a hablar del tema en mi burbuja. De hecho, nunca se menciona. Sin embargo, pienso en mi bebé todos los días e imagino como estaría creciendo, ya casi a punto de estar en mis brazos.
Sigo cargando mi luto en silencio al igual que muchas mujeres. Tratando de aceptarlo.
No sé si volveré a tener otro hijo, no sé si volveré a estar embarazada, pero de lo que estoy segura es de que aunque no lo tengo conmigo yo también soy mamá, aunque no nos atrevamos a hablar de ello.
A todas esas mujeres que llevan a sus hijos en el corazón y no en sus brazos, feliz día de la madre.
“
¿Más de Ted Bundy?”, nos preguntamos muchos recién hace un par de semanas, cuando apareció en el catálogo de Amazon Prime la nueva docuserie Enamorada de un asesino. Y es que solo el año pasado se estrenaron en medio de una gran maquinaria mediática, Conversaciones con asesinos: las cintas de Ted Bundy, en Netflix, y la película Extremadamente cruel, malvado y perverso, que añadía a la siempre
La serie documental ‘Ted Bundy: enamorada de un asesino’ (Amazon Prime) descorre la dantesca historia de los crímenes del psicópata desde una perspectiva diferente a todo: deja que sean las mujeres de su vida quienes narren sus vivencias con él.
YURI LORENA JIMÉNEZ
asombrosa historia de Ted Bundy la interpretación que de él hizo nada menos que uno de los jóvenes galanes de Hollywood, Zac Efron.
Pero sin siquiera ver el trailer, ya desde el arranque se percibe que nada de lo que se había hecho con Ted Bundy en cine o televisión --y eso que se ha contado la historia decenas de veces en las últimas décadas-- se parece a la docuserie de marras por varias razones, entre las que sobresalen dos.
La primera es que el documental se plantea desde una perspectiva nunca antes abordada que ubica a Bundy justo en medio de las guerras culturales y el efervescente movimiento feminista que surgió a partir de los años 70, y la segunda la constituyen los testimonios de primera mano de las “otras” mujeres protagonistas en la vida de Bundy, más allá de las fallecidas: su expareja, su hijastra, varias periodistas que lo entrevistaron, las supervivientes de sus orgías de locura y sus abogadas, incluida la que se casó con Ted siendo ya un criminal convicto y con quien hasta procreó una hija, estando él en el corredor de la muerte.
Por supuesto, lo anterior no excluye las semblanzas de decenas de muchachas que con los años se habían vuelto un número más en la macabra estadística de los asesinatos del sociópata.
El hilo conductor que va relacionando todas las historias es brillante y tiene gran cohesión, proeza de la directora Trish Wood, quien en entrevista con el diario español
El País declaró que siempre había echado de menos algo en casi todas las narraciones previas en torno al personaje: que se diera verdadera voz a sus víctimas y supervivientes. “Todo el mundo conoce a Ted Bundy, pero casi nadie puede nombrar ni a una sola de las mujeres a las que mató”, dijo la cineasta, y justamente la visibilización que les da a decenas de sus víctimas es uno de los pluses de la serie de cinco episodios.
Huelga decir que esta nota incluye varios detalles que se observan a lo largo de la trama, por lo que si usted prefiere ver Enamorada de un asesino desprovisto de spoilers, este es el momento de detenerse.
El detallista y sesudo trabajo de recolección de entrevistas, documentos, videos y publicaciones periodísticas le demoró a Wood varios años, pero el tremendo resultado es que, hasta quienes hemos visto y escrito la historia de Bundy en diferentes momentos y formatos, por primera vez topamos no solo con los nombres, edades y fotografías de las víctimas, sino que la serie nos acerca a la humanidad de muchas de las jóvenes que
murieron a manos de él.
La producción consiguió hacerse con todo tipo de material, desde videos caseros en las que aparecen las víctimas desde que eran bebés, hasta sus graduaciones escolares y sus primeros días en la universidad, donde sus sueños de profesionalizarse y batallar por un puesto en igualdad con los hombres, en pleno y creciente movimiento feminista, quedaron pulverizados al convertirse en víctimas de las aberrantes torturas y posterior asesinato a manos de un enloquecido Ted Bundy.
Pero además, logran con un tono sobrio --hasta donde se pueda-- que varias de las familias de las víctimas rompan el silencio y revivan momentos dolorosísimos que los marcaron para siempre, incluso la angustiosa incertidumbre porque las muchachas aparecieron meses o años después de sus asesinatos... en unos 35 de los homicidios.
Una vez que se decantó la culpabilidad de Bundy en decenas de investigaciones las autoridades concluyeron que el psicópata posiblemente era el responsable de la muerte de unas 100 mujeres, cuyos cadáveres en más de 50 casos no aparecieron o bien, no se pudo llegar a conclusiones definitivas para inculparlo. De todas maneras, pese a lo prolífera de su macabra lista, bastaron las sentencias de culpabilidad en solo dos casos para que fuera condenado a muerte.
Theodore Bundy habría cometido sus salvajes crímenes entre 1974 y 1978 pero, de nuevo, tampoco se descarta que su iniciación se diera antes del 74. A estas alturas, probablemente nunca se sabrá.
Pero antes de seguir con el surrealista recuento, es imperativo volver sobre el documental Enamorada de un asesino, cuyo enorme plus es hilvanar la historia de principio a fin con el relato en exclusiva que realizan nada menos que las dos mujeres con las que Bundy convivía desde antes de que empezara con su seguidilla de crímenes: Elizabeth Kloepfer (que ha usado el apellido Kendall a manera de seudónimo durante las últimas décadas), y su hija, Molly, a la que Bundy crió desde que era una bebé de dos años, producto de un corto matrimonio anterior de Elizabeth.
Tras todo lo ocurrido, Elizabeth ha preferido el anonimato durante varias décadas, excepto porque en 1981 escribió el libro The Phantom Prince (El Príncipe Fantasma) donde narraba su increíble historia de amor con quien consideraba el hombre de su vida, con el que se casaría y envejecería tras formar una familia tradicional.
Hoy, en medio del boom de los documentales y la película mencionados, la mujer ha dicho en entrevistas que le gustaría reescribirlo y “arrancar algunas páginas” porque, casi 40 años después, al releerlo
Durante el juicio en el que fue condenado a muerte, Bundy se casó con Carole Ann Boone. Estando él en el corredor de la muerte, se convirtió en padre de una niña. Boone desapareció del radar pero se supo que murió de cáncer en los años 90. De la hija de Bundy no se sabe absolutamente nada.
se percata de que todavía en ese momento, ya con Bundy en prisión y sabedora de toda su tenebrosa saga de muerte y dolor, siente que se percibe que aún así tenía cierto apego por su historia juntos o quizá por él.
Pero tal como lo explica la docuserie al presentar a Kendall desde el inicio, lo más inexplicable sobre cómo funcionaba el cerebro de Bundy es que durante los primeros años de convivencia, ellos constituían una pareja joven, bastante normal y ambos muy atractivos: él era servicial, educado, inteligente, carismático... un dechado de atributos, salvo por un pequeño detalle: cuando no estaba siendo el alucinante novio y padrastro amoroso que dedicaba horas a enseñar juegos infantiles a su hija, se convertía en un depredador inmisericorde que salía a cazar y matar veinteañeras, la gran mayoría con el mismo fenotipo de Elizabeth: delgadas pero algo curvilíneas, bonitas de rostros y con el cabello lacio y largo.
Madre e hija van descorriendo la historia en el documental, pero una vez que Amazon anunció el lanzamiento a finales del año pasado, en enero de este 2020 varias publicaciones internacionales se frotaron las manos con una exclusiva soñada: entrevistar nada más y nada menos que a la exmujer de Ted Bundy, y se adelantaron con la primicia.
La docuserie no había visto la luz cuando la revista Vanity Fair logró conversar con Elizabeth y obtuvo varias revelaciones particulares sobre su incursión en el proyecto de Amazon. Por ejemplo, que después de dejar que otros cineastas hablaran por ella, había decidido compartir su historia de convivencia con
Bundy desde 1969 hasta 1974, con todo detalle, en Enamorada de un asesino.
En la citada entrevista la mujer, hoy de 75 años, narra que se sorprendió mucho en el 2017 cuando se enteró de que Zac Efron encarnaría a Bundy en la película Extremadamente cruel, malvado y perverso, según la versión de “la novia de toda la vida”.
“Estaban contando mi historia sobre Ted Bundy, y nunca me habían contactado”, dijo Kendall a Vanity Fair. Kendall puso el asunto en manos de sus abogados y trató de pasar página, como lo había hecho varias veces antes, cada vez que la cultura pop volvía su mirada obsesiva a Bundy. Ella pensó: Oh, no, aquí vamos de nuevo, y regresó a la terapia. “Sabía que iba a ser difícil”, dijo. “Estaba horrorizada de que esto volviera a comenzar”.
Sin embargo, no solo recomenzó, sino que el filme de Zac Efron indirectamente la puso en la mira de la cineasta Wood.
Los abogados de Kendall lograron vincularla con el filme, ella realizó sus aportes y quedó satisfecha, según lo declaró en su momento.
Pero cuando la escritora y productora Trish Wood luego contactó a los abogados de Kendall sobre un proyecto en el que finalmente podía contar su historia de Bundy usando su propia voz, Kendall decidió por fin lanzarse el todo por el todo para tratar de curar sus heridas al compartir sus anécdotas y reflexiones.
“Me dio la oportunidad de contar la historia desde el principio hasta el final en mis propias palabras”, dijo Kendall sobre la serie de Amazon y aseguró que el movimiento #MeToo había ayudado a empoderarla para hablar en cámara por primera vez.
Como lo declaró después en una entrevista con la cadena ABC, el 1° de febrero pasado, la intención de Trish de explicar los asesinatos de Bundy en el contexto cultural de los roles y expectativas sociales en los años 70 también le pareció “justo y oportuno”, a pesar de que sabía, según dijo, que la exposición que tendría a raíz de la docuserie y en entrevistas por todo el mundo, de alguna manera le reiteraba que no podría “deshacerse” de Ted por completo.
“Siento que era el momento adecuado (para participar en la docuserie) porque estábamos viendo y escuchando a las mujeres recuperar sus vidas al decir la verdad sobre lo que les había sucedido. Quiero decir, me cuesta mucho y todavía tengo mucha vergüenza de haber amado a este hombre. Pero espero haber contribuido para que otras mujeres hablen sobre cosas que les han sucedido”.
En el filme ella cuenta con todo detalle cómo siendo una madre divorciada con una hija de casi tres años tratando de sobrevivir en Seattle, conoció en un bar al entonces veinteañero Ted Bundy, atractivo, encantador y estudiante de la Universidad de Washington.
La gran y ordenada colección de fotos que ella guardó prolijamente a pesar de todos los horrores que sabría años después, fue vital para que la producción lograra armar un relato sólido sobre la vida en pareja de Elizabeth y Ted, cuando ambos eran jóvenes anónimos. Por supuesto, una vez que Bundy quedó en la mira de la policía, ante las primeras sospechas, su figura se convirtió en un imán para las cámaras por el tiempo que le quedó de vida, lo que también ha sido vital para la reconstrucción, igual que los famosos audios recopilados en la serie de Netflix citada anteriormente.
También desarrolla muy bien las razones que la hicieron entrar en negación cuando poco a poco empezó a tener sospechas de que su pareja podría estar vinculado con la ola de asesinatos que se dieron primero en Washington, y
Expertos aseguran que, a pesar de su sangre fría, al final a Bundy lo traicionó su naturaleza. Si hubiera dejado de matar cuando se fue a Florida, es posible que se hubiera salido con la suya, pero hizo todo lo contrario: en Tallahassee ingresó a una casa estudiantil, atacó a cuatro mujeres y mató a dos. Poco después, asesinaría a Kimberly Leach, de 12 años. Fuera de control, robó un carro y huyó, pero fue arrestado en Pensacola. Nunca más recuperó su libertad.
luego en Utah, justo cuando Bundy se trasladó a ese estado para cursar estudios de derecho. Su mudanza coincidió con una nueva seguidilla de asesinatos con el mismo modus operandi, pero a ella le era imposible creer que el hombre estudioso y amoroso que había conocido, mutaba, como en una película de horror, en asesino serial.
Varias veces llora durante su relato, como cuando recuerda el caso de Carol DaRonch, estudiante universitaria de Salt Lake City, quien milagrosamente escapó de una trampa que le había tendido Bundy y luego lo identificó como su atacante. Ted siempre volvía a Kendall, la relación se había vuelto tóxica y enfermiza, él se alejaba de la casa por varios días y luego regresaba como si nada hubiera pasado. Una de esas ocasiones fue la que coincidió con la identificación de DaRonch..., él salió libre por un periodo mientras se continuaba con la investigación pero ya el caso estaba en la prensa. Elizabeth, aún después de ese episodio, decidió continuar la relación con él, algo que no se perdona al día de hoy.
Kendall dijo, sobre participar en las docuseries: “Esto me dio una perspectiva sobre las decisiones que tomé, algunas de las cuales son realmente difíciles de explicar a otras personas porque era un momento tan emotivo. Estaba luchando con lo que era real y lo que no, en lo que respecta a mi relación con Ted. A través de este proceso, y quiero decir, han pasado un par de años, ha sido mucho pensar, pensar, pensar. Realmente he reexaminado todo “.
La gran diferencia que marca la docuserie de Amazon con respecto a Conversaciones con asesinos: las cintas de Ted Bundy, en Netflix, y la película Extremadamente cruel, malvado y perverso es que las dos últimas fueron criticadas por invisibilizar a las víctimas al no enfocarse en los dantescos detalles cometidos en su contra y, más bien, se centraron en la cotidianidad y en la mente de Ted, pero los responsables de ambas producciones insistieron en que el objetivo fue tratar de entender qué llevó a Bundy a convertirse en un monstruo con ese calibre de maldad y cinismo.
Desde este punto de vista, Enamorada de un asesino vendría a ser un complemento perfecto porque justamente es esta la docuserie que les da voz a las víctimas, a los familiares... La cineasta Trish Wood y su equipo, de alguna manera, trataron de que quienes sobrevivieron a Bundy, encontraran forma de desahogarse y darle un cierre a esta historia. En el ínterin, los testimonios agigantaron el estupor de quienes hemos leído y visto prácticamente todo lo relacionado con este nefasto y extraño personaje,
pues como se ha dicho en varias ocasiones, a la par de su grado de depravación Jack el Destripador se habría visto como un niño de pecho.
La docuserie logró entrevistar a Joni Lenz, quien tenía 18 años cuando sufrió un brutal ataque por parte de un enloquecido Bundy, el 4 de enero de 1974. Era de noche y estaba en su habitación cuando recibió una tunda con una palanca metálica; luego, mientras se hallaba inconsciente, fue violada con una pata de la cama y sufrió tremendos daños en riñones y otro órganos internos, además de que quedó con un daño cerebral permanente que, eso sí, no afecta sus habilidades mentales. Sin embargo, al repasar el duro suceso es evidente que, al día de hoy, Joni no es capaz de procesar ni lo que le hizo Bundy, ni la forma en que sobrevivió, ni lo que pueden haber sufrido las otras decenas de víctimas, las que no vivieron para contarlo.
Estudios psiquiátricos posteriores al arresto y condena de Bundy explicarían que el asesino había tenido como agravante una fuerte adicción a la pornografía, y al llevarla a la vida real todos los estímulos malignos se conjugaban en una orgía macabra, pues según se reveló en sus juicios, en sus ataques hubo de todo: tortura, mordidas en pezones, violación anal, utilización de objetos durante abuso sexual, decapitación, desmembramiento y necrofilia.
¿CÓMO PUDO SUCEDER?
En tiempos modernos y cuando se ve la clase de libertad con la que Bundy repitió su patrón de asesinatos en Washington, Utah,
Colorado y Florida, entre 1974 y 1978, sin que las autoridades de estos estados se comunicaran con sus pares, existe una sencilla explicación: era otra época.
Porque incluso cuando por fin fue arrestado y se convirtió en un firme sospechoso de ser el asesino en serie que tenía en vilo a Estados Unidos, logró escaparse en dos ocasiones de las cárceles en las que estuvo detenido.
Viéndolo en retrospectiva y tal como lo aseguran los mismos jefes policiales y abogados que reconstruyen la historia, aquellos tiempos eran aún dominados por una especie de candor y confianza, en un país en el que mantener las casas sin cerrojo ni en la noche o dejar los carros con las llaves puestas, eran parte de la cotidianidad de una gran mayoría de pueblos y ciudades.
Desprolijas de precauciones ante algo tan impensable como convertirse en víctimas al azar de un sádico demente, las víctimas fueron presa fáciles para Bundy, a quien oficialmente se le atribuyen 36 asesinatos con identidades establecidas, aunque las autoridades siempre han dicho que la cifra puede ser mayor en vista de la gran cantidad de mujeres desaparecidas en esos años, y de las que no se supo nada nunca más.
Irónicamente, ese mismo candor con el que se conducía la sociedad estadounidense hace medio siglo, posiblemente propició un exceso de confianza en Bundy, quien ya convertido en el hombre más buscado del país, cayó en manos de la policía, al menos en dos ocasiones, debido a torpezas relacionadas con faltas de tránsito.
Sobre lo que pudo ocasionar la fusión entre su encanto, su autocontrol a la hora de enfrentarse a la prensa o al estrado en los juicios en los que declinó un abogado y se representó el mismo, con la bestia sádicamente enloquecida en que se transformaba, nunca se ha podido llegar a una conclusión científica.
Nacido en el bucólico Vermont, el 24 de noviembre de 1946, el inicio de su vida estuvo marcada por la vicisitud pues su madre, Louise, quedó embarazada soltera y, sin el apoyo del padre de la criatura; tras dar a luz a su primogénito se halló sin salida y lo llevó a un centro para niños en adopción. Sin embargo, cuando el padre de Louise se enteró, la envió a recoger al niño y Ted pasó sus primeros años pensando que él era hijo de sus abuelos, y que su madre biológica era su hermana mayor.
Sí se supo que en la escuela era introvertido y solitario, y sufría algún tipo de bullying, pero en cuanto llegó a la adolescencia y empezó a percibir su efecto en las mujeres ante su físico privilegiado y su encanto natural, empezó a destilar encanto y seducción. El resto, es historia.
Y bueno, quienes recorran la historia en la nueva docuserie de Amazon atestiguarán las decenas de situaciones que se generaron alrededor de todos los sucesos relacionados con Ted Bundy. Como el día en que el juez a cargo de su sentencia lo condenó a muerte y, acto seguido, le dijo a Bundy que le daba mucha pena optar por ese castigo, que él (Ted) habría sido un excelente abogado y que su vida había sido un completo desperdicio. Y acotó con voz paternal: “sepa que no tengo ninguna animosidad contra usted”. Esas fueron las palabras del jurista que había visto, en fotos y recreaciones, las carnicerías que había hecho Bundy con sus víctimas, incluso con una niña de 12 años a la que raptó, violó y masacró, en Florida.
O el minicarnaval que se armó en las afueras de la prisión en el momento en que fue ejecutado. O que no se sabe al día de hoy donde reposan sus restos, pues ningún cementerio accedió a recibirlos.
Han pasado más de 30 años desde que Bundy confesó haber matado a 30 mujeres, poco antes de su muerte en 1989 por electrocución. Pero la misma Elizabeth Kendall ha dicho que no tiene idea de por qué el público todavía está tan fascinado por él y sus crímenes. Espera que los espectadores puedan superar a Bundy, como ella ya lo hizo.
En 1948 Costa Rica vivía una de sus épocas más convulsas. La crisis política y social llevó a una guerra civil y por algún tiempo los ticos se “acostumbraron” a vivir entre tiroteos, asesinatos y combates armados día y noche.
Para ese entonces, Franklin Meléndez era un joven de 18 años, vecino de San José. Sus días los pasaba laborando en una farmacia ubicada cerca de donde se construía la estación central de los bomberos.
Él era testigo de que las sirenas no dejaban de sonar en todo el día. Había muchas personas heridas y frecuentemente se atendían incendios producto de los enfrentamientos entre los bandos.
Meléndez sentía que no podía quedarse cruzado de brazos ante tantos acontecimientos dolorosos. Quería ayudar de alguna manera.
Sin embargo, era tan solo un muchacho, a quien le faltaban tres años para obtener la mayoría de edad, que en ese entonces era a los 21. Sus opciones eran limitadas.
Los días pasaban y los equipos de emergencia atendían incidentes todos los días, a toda hora. Entonces Franklin pensó que reclutarse como voluntario en el Benemérito Cuerpo de Bomberos podía ser esa opción. La idea por días no lo dejó dormir.
Pidió permiso a sus padres, llenó la solicitud, entregó los documentos en la estación de Barrio Luján y finalmente, el 8 junio de 1948, ingresó a la institución.
Han pasado 72 años desde aquel día y lo que empezó como un deseo por ayudar a las personas afectadas por la guerra civil, se convirtió en toda una vida de experiencias y hazañas.
Hoy, a sus 90 años, don Franklin asegura que sigue siendo un “aspirante a bombero”, pues hasta la fecha continúa aprendiendo algo diferente todos los días.
“Los bomberos son mi vida. Mi difunta esposa decía que yo tenía dos matrimonios, pero ella me decía ‘mientras yo ocupe el primer lugar, siga con sus bomberos’, porque esta es una pasión que lo acompaña a uno hasta la muerte”, dice.
Y aunque su amor por esta profesión es infinito, don Franklin también ha pasado por momentos dolorosos en el cumplimiento de sus deberes.
El bombero asegura que todavía se vienen a su memoria las veces que se encontró víctimas mortales en un incendio. Esa es la peor de sus experiencias.
“Lo más difícil para mi siempre fue tener a un niñito quemado entre mis brazos, ese es el impacto más grande que he recibido. Ver que un niño perdió lo más sagrado que tenemos siempre me marcó a mí mucho.
“Por ejemplo, en uno hubo seis niños fallecidos en una casa y esa impresión de ver esos cadáveres ahí la tengo muy presente”, recuerda.
Él es uno de los cientos de bomberos retirados que han aprendido lo que significa eso de “Abnegación, Honor y Disciplina” como parte del Benemérito Cuerpo de Bomberos, que recientemente cumplió 155 años de salvar vidas en el país.
Esta institución fue fundada oficialmente el 27 de julio de 1865, como una dependencia de la Municipalidad de San José, a poco más de un año después que se produjera un voraz incendio en la casa propiedad de Francisco María Iglesias en la que habitaba el entonces presidente de la República, Jesús Jiménez Zamora.
Los hechos de aquel 26 de enero de 1864 convencieron a los costarricenses de la época para formar un cuerpo de bomberos debidamente organizado y que hasta la fecha prevalece, más fortificado.
“Los incendios marcan la historia del cuerpo de bomberos, al igual que sus personajes, que han marcado épocas por la forma que administraron, por la forma que
KIMBERLY HERRERA
Los personajes dan vida a una historia y el Benemérito Cuerpo de Bomberos, a lo largo de sus 155 años, ha tenido muchos héroes. Los bomberos ya retirados, si bien no pueden lanzarse a atender un incendio como antes, siguen presentes para ayudar con su sabiduría a los nuevos apaga incendios.
dirigieron a la organización y esas son las personas que escriben la historia de esta institución, porque hicieron cambios o tuvieron protagonismo en un hecho histórico”, afirma Héctor Chaves, director general del Cuerpo de Bomberos.
Don Franklin es uno de ellos.
Actualmente la institución cuenta con 76 estaciones totalmente equipadas a lo largo del país. Asimismo, contabiliza un total de 2.000 funcionarios, de los cuales 1.000 son bomberos voluntarios.
“El Cuerpo de Bomberos ha evolucionado de acuerdo a las necesidades de la sociedad. Hoy por hoy tenemos unidades especializadas, de materiales peligrosos, de rescate de estructuras colapsadas, de rescate de montañas, paramédicos, de rescate de montañas y eso no existía antes, porque las necesidades han cambiado”, añade.
Eso sí, Chaves especifica que para poder abarcar todo el país requieren un total de 90 estaciones y ya se encaminan hacia eso. Por ello son uno de los cuerpos de bomberos más desarrollados a nivel regional.
“La cobertura, el equipamiento y ser solo un cuerpo de bomberos y no depender del Ministerio de Seguridad, nos da más capacidad de tomar decisiones, nosotros tenemos más autonomía para definir necesidades y prioridades”, añade.
Don Franklin ha sido testigo de esa transformación que ha tenido el Cuerpo de Bomberos a lo largo de los años. Se siente feliz de que nuevas generaciones puedan trabajar con alta tecnología y con equipos de protección de alta calidad.
Por ejemplo, antes los bomberos hacían un curso de una semana en el tercer piso de la Estación Central, donde enseñaban lo básico y el resto lo aprendían en el camino. Ahora tienen una academia, donde entrenan y se aprenden manuales completos.
“Bomberos ha vivido un 100% de cambios muy favorables. Tenemos una bomba que cuando ingresó al país era única, ya después se adquirieron otras máquinas. El cambio ha sido tremendo y se tiene el equipo moderno no solo en las unidades, sino para atender el fuego en edificios de hasta 20 pisos
“Dicen que cuando los bomberos se mueren van al cielo, porque en el infierno no nos quieren… les apagamos el fuego. Entonces ese campo ya lo tengo asegurado, no voy a quemarme”
con escaleras aéreas y todo significa seguridad para la ciudadanía”, dice.
Tras seis años de ejercer como bombero voluntario, en 1954 don Franklin pasó a ser bombero permanente. Pero su paso por la institución no se quedó ahí, ya que también fue inspector de incendios y formó parte del departamento de Prevención de Riesgos. Incluso en 1983 asumió la Dirección del Benemérito Cuerpo de Bomberos, aunque reconoce que estuvo en el cargo tan sólo unos meses.
“A mí me gusta más el campo de batalla que la oficina, entonces volví a ser jefe de operaciones y hasta la fecha… siempre donde los bomberos me necesiten, ahí estoy”, afirma.
Aunque Don Franklin se pensionó en 1994, no ha dejado de ser bombero y frecuentemente visita las estaciones para asesorar y aconsejar a las nuevas generaciones.
“Siempre me gusta estar visitándolos, porque ahí encontré hermanos y mis hermanos con el transcurrir del tiempo tuvieron hijos que eran como mis nietos y ahí siguen las generaciones”, relata.
Eso sí, confiesa que desde hace unos meses ha preferido quedarse en su casa, debido a la pandemia.
Pero confía en que esto pasará pronto, para poder volver a visitar a las nuevas generaciones y aconsejarlos con lo mucho que ha aprendido a lo largo de los años en esta profesión, de la que siempre se ha sentido orgulloso.
“Nunca me arrepentí de ser bombero y espero que en los pocos o muchos años que me quedan nunca arrepentirme. Y espero que Dios me dé muchos años más para seguir siendo bombero, porque es mi pasión”, detalla.
DE AMIGOS
Entre esos colegas que aprendieron y admiran a don Franklin, se encuentran Rafael Molina y Juan Martín Siles, dos bomberos veteranos y que se retiraron años atrás.
Ambos recuerdan a ‘Machito’, como le llaman, como un ejemplo a seguir en esta carrera. Y al igual que él tienen sus experiencias.
Hablar de don Rafael y de don Juan Martín es resumir décadas de amistad, de experiencias compartidas que hasta la fecha siguen sumando. Ellos son amigos desde la juventud, cuando eran parte de la Selección Nacional de Béisbol de Costa Rica, otra de sus grandes pasiones.
Juntos vivieron muchas experiencias como bomberos. Una de la que más presente tienen don Juan y don Rafael es la del terremoto de Managua, Nicaragua, ocurrido el 23 de diciembre de 1972 y que dejó miles de víctimas mortales.
Para ese entonces ambos eran voluntarios en la institución, tenían 20 y 23 años, respectivamente, y se ofrecieron para ir como bomberos a ayudar al país vecino. Salieron temprano y tardaron unas cinco horas en llegar.
“Eramos como 10, casi todos voluntarios y teníamos una edad similar. Y no habíamos comido nada y allá no había nada tampoco. Había un bar y uno fue y se robó un pedazo de hielo entonces nos sentamos en el caño y quebramos el hielo con nuestras llaves y cada uno masticaba un tuco de queso que era lo único que teníamos y chupaba un pedazo de hielo”, cuenta don Juan.
Recuerda que finalmente como a las 7 p. m. llegó un carro cargado de comida.
Él define esta experiencia como la más fuerte de su vida.
“Estábamos muertos del susto porque temblaba a cada rato, y no había electricidad”, afirma. Pasaron el 24 de diciembre apagando incendios y posteriormente regresaron a Costa Rica. Sin embargo, el 31 de diciembre varios bomberos voluntarios regresaron a Nicaragua para seguir con la ayuda y tuvieron que recibir el Año Nuevo allí.
Don Juan recuerda que dormían frente al teatro Rubén Darío, ahí tenían un campamento e incluso un baño improvisado.
“Esta fue la experiencia más fuerte de mi vida y me ayudó muchísimo en mi formación como persona, a mis hijos les cuento. Yo pienso que me ayudó a formarme un poco, yo juego de muy
En los últimos 20 años, el Benemérito Cuerpo de Bomberos ha atendido incidentes de todo tipo, unos más grandes que otros, pero que han dejado una huella imborrable en el país.
Los incendios en mayores proporciones
ASILO DE ANCIANOS Tilarán, Guanacaste 21 de julio del 2000 18 fallecidos
Ubicación: Fecha: Víctimas:
EMPAQUES SANTA ANA Coyol de Alajuela 2 de mayo del 2020 19.800 m2
Ubicación: Fecha: Área quemada:
HOSPITAL CALDERÓN GUARDIA Barrio Aranjuez, San José 7 de diciembre del 2005 22 fallecidos
Ubicación: Fecha: Víctimas:
INCIDENTES MÁS FRECUENTES
AÑOS CON MÁS EMERGENCIAS 2019 2018 2017 2016 2015
69.980 66.870 67.856 64.272 57.210
Incendios con más víctimas mortales
PINTURAS ALFA Barrio San José en Alajuela 22 de abril del 2009 10.000 m2
Ubicación: Fecha: Área quemada:
hogares así”, detalla.
Además, la institución le enseñó a tener coraje, a ayudar a los demás, a actuar rápido y a ser valiente.
No obstante, su mayor aprendizaje fue que a pesar de que es su oficio y que el conocimiento “empírico” que fue adquiriendo con los años le permitieron saber cómo actuar ante cada emergencia, los bomberos también pueden ser una víctima más.
“Para ser bombero hay que estar un poquito loco, porque donde la gente no ve el fuego, ve un monstruo y sale huyendo y está bien. Pero alguien tiene que atender las calamidades públicas y en este caso le toca al bombero”, afirma.
Ya han pasado muchos años de esos incidentes, pero don Rafael los guarda en su memoria como si fuera ayer y cuando cuenta sus historias como bombero aún se emociona, ríe y también se entristece, pues fue un oficio que lo marcó de por vida.
Y aunque no quería que el momento de su jubilación llegara, finalmente ese día tocó a su puerta hace muchos años y tuvo que despedirse de los incendios, de los camiones rojos en los que tanto le gustaba subirse y de la adrenalina.
Ahora, cuando escucha o ve un vehículo de bomberos solo le encomienda a Dios a quienes van allí y a las víctimas que atenderán.
PIONERO
Esa no es solo sensación de don Rafael, ya que para Secundino Umaña, bombero de Pérez Zeledón, los primeros años de pensionado fueron muy difíciles. En la noche no podía escuchar el teléfono sonar o alguna alarma porque de inmediato se sentaba en la cama.
“Uno tenía que estar disponible todo el tiempo, más en una estación como esta y aunque esté libre a uno lo llaman para todo. Entonces se agradece tener el respaldo de la familia, sino sería un problema tremendo”, recuerda el bombero de 81 años.
Pero esto no es lo único que le hace falta a don Secundino: lo de él siempre ha sido la adrenalina y Bomberos se lo daba desde el momento en que salía de la estación.
“Lo que yo más disfrutaba era cuando sonaba la alarma y había que salir guindando del estribo de las máquinas de atrás para atender el incendio. Es que esa es una de las sensaciones más lindas”, afirma.
Sin embargo, la ilusión
no le duró mucho tiempo, porque a los pocos años de convertirse en bombero, fue nombrado capitán y le tocaba ir en la cabina.
Y es que la trayectoria de Don Secundino es reconocida en todo su pueblo, no solo por ser capitán y un bombero veterano amante de su oficio, sino porque él es el fundador de la estación de Pérez Zeledón.
Todo ocurrió cuando recién cumplía los 21 años, en junio de 1960 y hubo un incendio en la alcaldía de Pérez Zeledón. En esa época no había a quién llamar, ni tampoco había equipo de ningún tipo, por lo que los vecinos se las ingeniaron para apagar el fuego.
“Yo nací del incendio, prácticamente. Ese fue un incendio muy grande que se llevó media cuadra”, recuerda.
A partir de allí, don Secundino, junto con otros vecinos, comenzaron a hacer rifas para comprar equipo. Desde San José les regalaron implementos para comenzar a trabajar, incluidos los cascos, y la municipalidad les prestó un local de cuatro metros de largo, por cuatro de ancho.
Todo lo que aprendió fue de forma empírica. De pronto sus fines de semana se convirtieron en viajes permanentes a la capital, para entender y asimilar de lo que los bomberos hacían.
“Yo me iba los sábados para San José y me metía a la Estación Central para coger todas las salidas de incendio y me regresaba el lunes en la madrugada para ir aprendiendo. Al tiempo me mandaban a hacer cursos ahí mismo, que era como la escuela de bomberos porque ahí lo llevaban a uno para capacitarlo”, dice.
Y pese a que disfrutaba hacer su trabajo, habían ocasiones en las que quedaba paralizado. Afirma que para él siempre fue muy doloroso ver niños carbonizados.
De hecho hay un evento que nunca olvida y el cual considera que fue su “bautizo de fuego”.
Los hechos ocurrieron un Día de la Madre, estando en la estación de San José cuando ardió una casa de dos plantas.
“En la segunda planta nos encontramos cuatro niños carbonizados y eso lo marca a uno para toda la vida, porque uno siempre se acuerda del suceso. Las gradas y la cocina estaban a la par en la planta baja y los niños dormían en el segundo piso y el fuego comenzó en la cocina y ellos no pudieron salir y el fuego subió por las gradas; nosotros entramos por el techo y ahí los encontramos.
“Y es tremendo porque se siente una impresión muy fuerte y uno se paraliza y ya después reacciona, pero ver ese tipo de escenas es lo más difícil del oficio, pues toca el lado más humano de una persona y que usted no puede hacer nada”, detalla.
Desde ese día han pasado varias décadas y muchísimas más historias, que ahora aprovecha para contarle a los bomberos voluntarios de la estación de Pérez Zeledón.
Ahora él forma parte de la reserva, junto con otro grupo de bomberos veteranos quienes se reúnen los primeros jueves de cada mes sin falta. Allí ayudan a los bomberos voluntarios y participan en actividades para asistir a la población.
“Los bomberos son mi vida, siempre dependí de ellos y todavía estoy ahí metido y seguro voy a seguir hasta que me lleven al cementerio”, afirma.
AMOR POR LA INSTITUCIÓN
Conforme han pasado los años los bomberos han ido evolucionando y ahora cuentan con tecnología de punta, equipos de protección de gran calidad y preparación más especializada.
En las botas ya no se les meten clavos, las capas realmente los protegen del fuego, los cascos son de otro material mejor y las unidades extintoras también han evolucionado: ya no son manuales.
Lo que no cambia es ese sentimiento y apego a la institución. Según el director Héctor Chaves, lo más bonito de los bomberos en Costa Rica es el amor por la causa que tienen.
“Yo le puedo decir que hay un sentido de pertenencia muy alto, hay mucho orgullo por la organización y eso es algo que los estudios de imagen internos que hemos hecho reflejan. La gente se siente muy orgullosa de la institución y cualquier cosa que implique proyección comunal, promover actividades en redes, y también actividades de prevención la gente es muy apuntada.
“Pero el secreto es que hay un sentido de pertenencia y la gente le gusta involucrarse en todos los proyectos de la organización porque se sienten muy orgullosos de ir a apagar un incendio hasta participar haciendo un reto de abdominales porque se sienten parte de la familia”, dice Chaves.
Por ello, los ticos ya no deberían sorprenderse de cada nueva faceta de los bomberos, que además de atender emergencias, un día sacan el rato para participar en un reto por Facebook, al otro posan para un calendario y al otro son los protagonistas de una miniserie.
“Para ser bombero hay que estar un poquito loco. La gente no ve el fuego, ve un monstruo y sale huyendo y está bien. Pero alguien tiene que atender las calamidades públicas y en este caso le toca al bombero”