La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
NAYA RIVERA, UN TALENTO DE OTRO MUNDO
La trágica muerte de Naya Rivera fue un golpe devastador para el reparto de Glee, que agrega una víctima más a la maldición de la serie.
Murió joven, en un lago al atardecer. Un tranquilo paseo en bote, para disfrutar del agua, el sol y retozar con su hijo Dorsey, terminó en tragedia para Naya Rivera, actriz del elenco de Glee, la comedia musical gringa del canal Fox.
La intérprete de Santana López, una jovencita abrumada por sus conflictos de sexualidad, captó la atención de quienes seguían cada semana las trivialidades de un grupo de estudiantes del coro, en el colegio William McKinley, en Ohio.
Entre el 2009 y el 2015, Rivera y varios actores de medio pelo, con ínfulas de cantantes, mezclaban con desparpajo sus clases con el cóctel de hormonas juveniles, un poco de discriminación, “bullying” y una competencia musical.
Mientras la policía sacaba -el 13 de julio- el cuerpo de Rivera del lago Piru, en el bosque nacional Los Padres en Los Ángeles, por la mente de los fans de Glee desfilaron los cadáveres de Cory Monteith y Mark Salling.
Al infeliz Cory lo hallaron muerto en la habitación de un hotel en Vancouver, el 13 de julio de 2013, atiborrado de heroína y alcohol. Tenía 31 años y era el amante de Rachel Berry, otra integrante del elenco.
Los restos de Salling aparecieron el 30 de enero del 2018, en una zona boscosa de Tujunga, en Los Ángeles. Mark fue encontrado culpable de promover pornografía infantil, poseía 30 mil imágenes y unos 60 videos con sus perversiones.
SOLOS LOS DOS
Si bien la mitad de su sangre era puertotorriqueña, ni mamá podía decir en español. Su padre, George, tenía ascendencia alemana y su madre, Yolanda, aportó los genes afroamericanos y la parió el 12 de enero de 1987 en California.
Con solo ocho meses grabó un anuncio de una cadena de supermercados, a los cuatro encarnó a Hilary Wintston, en una comedia con Eddie Murphy. Entre los cinco y diez años hizo de figurante en algunas series; así escaló posiciones y con 22 años le cayó el papel de Santana López, en Glee.
Por su aspecto “hispano” le endosaron el rol de una porrista volcánica, disparatada, bochinchera, “enamoradiza” y -para ir a tono con los tiempos que corrían por esos años- lesbiana en el armario, prendada de su amiga Brittany.
El lector compasivo aceptará que Santana no era Hamlet, pero igual le abrió el pasillo y posó ligera de ropas para la revista Maxim; además, logró grabar algunas piezas con relativo éxito.
Sin sacar un álbum como solista la eligieron mejor artista en los Premios Alma; más tarde estuvo en un estira y encoge con los estudios Columbia, para grabar varios temas pero el proyecto naufragó.
Llevó una azarosa vida sentimental. Por varios años compartió lecho con el rapero Big Sean; la inestabilidad de la pareja la llevó a la separación en el 2014.
Ese mismo año se casó con el actor Ryan Dorsey; a los meses quedó embarazada y dio a luz a su único hijo Josey Hollis Dorsey.
Al parecer Naya decidió ir al lago Piru, para recordar con el niño los paseos de su infancia, y sin saber cómo ni por qué, el bote quedó a la deriva, y ella cayó al agua y una corriente la arrastró y murió ahogada. Todo son especulaciones.
“SI MUERO JOVEN”...
Al margen de su carrera artística, Naya afrontó tres conflictos serios: un aborto, la anorexia y sus peleas bíblicas con Lea Michele, una compañera