La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

¡AL RESCATE DE LOS NINIS!

- JESSICA ROJAS CH. jessica.rojas@nacion.com

Ale tiene el cabello negro, una mirada dulce y es delgada. Su apariencia física evoca más bien a una niña, pero no, ya tiene 18 años. Es muy tímida al hablar, algo nerviosa podría decirse.

Cuando recuerda que hace menos de un año no podía conversar con ninguna otra persona que no fuera de su círculo familiar, suelta una risa inquieta que poco a poco se convierte en un llanto silencioso. Son lágrimas que combinan un sentimient­o de emoción y algo de susto.

Se detiene, toma aire. Para ella, todavía es un poco difícil conversar con alguien, más si se trata de una entrevista para un periódico. Aunque tratamos que la conversaci­ón se desarrolla­ra de manera calurosa, para Ale era una prueba, una más de las muchas que ha tenido que superar.

Ale y yo charlamos una tarde en la casa EscuchArte, en Alajuelita. Este es un espacio donde los jóvenes

Los jóvenes que no trabajan ni estudian son reducidos al estereotip­o del “vagabundo” pero lo cierto es que muchos de ellos llegaron a ese extremo no por decisión propia. Una fundación procura darles las herramient­as para no ser absorbidos por la calle.

pueden encontrar herramient­as para mejorar sus vidas, para salir de las calles, para alejarse de flagelos de las drogas y las pandillas; o como en el caso de Ale, mejorar sus habilidade­s personales.

Ale fue remitida a EscuchArte por un psicólogo del Hospital Nacional Psiquiátri­co, lugar donde ha estado internada. En una ocasión Ale había intentado quitarse la vida y nos confesó que a veces escucha voces y también ve cosas que otros no.

“Estoy pasando por una situación difícil porque tuve un intento de suicidio. Cuando me atendieron y me internaron en el hospital fue el momento en que conté que escuchaba voces desde pequeña. No pensé que era algo importante, nunca antes lo había comentado con nadie”, contó.

La vida de esta muchacha, vecina de La Aurora de Alajuelita, ha cambiado radicalmen­te en el último año, gracias a los cursos que recibe en EscuchArte. Los miércoles va a fútbol e inglés, los viernes recibe clases de computació­n y también de empleabili­dad, que la prepara para buscar trabajo de una manera correcta.

Al principio fue complicado, ella tenía que mitigar sus miedos y aprender a relacionar­se con otros, pero con el apoyo de especialis­tas de este lugar lo ha logrado. Un paso a la vez.

Antes era lo que se conoce como una NiNi (no estudiaba ni trabajaba), pero ya no. La joven ya terminó el colegio y se está preparando para los exámenes de admisión de la universida­d. Sueña con convertirs­e en actriz de doblaje o en compositor­a musical.

“Al principio cuando llegué al centro fue un poco raro porque no estoy acostumbra­da a compartir con otras personas. Ya luego fue más cómodo, me hicieron sentir muy bien. Es muy importante contar con un lugar como estos porque ahí no me trataron diferente por mi estado mental, ahí me trataron como un ser humano”, relató.

Consejos para los papás

“Recibimos muchachos vinculados al sicariato y al narcomenud­eo. Hemos logrado que muchos salgan de ahí, esa es una apuesta muy importante”.

Nataly Ugalde Coordinado­ra de casa EscuchArte

Alajuelita.

facilitaci­ón del espacio físico en el que se trabaja.

DIFERENTES CASOS

No porque sean catalogado­s como NiNis quiere decir que estos muchachos y muchachas simplement­e no quieren estudiar o trabajar. De acuerdo con Ugalde hay diferentes situacione­s que llevan a los jóvenes a alejarse de la fuerza estudianti­l y laboral.

Las realidades sociales son muy distintas unas de otras. Sí, muchas son personas que se han decantado por una vida relacionad­a con los delitos; sin embargo, también hay otras historias de corte más social.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC), entre diciembre del 2020 y febrero del 2021, hubo un total de 413.505 personas entre los 15 y los 24 años que estaban fuera de la fuerza de trabajo.

Además, el INEC informó de que a julio del 2020 un total de 12.023 personas entre los 15 y 24 años no completaro­n la educación primaria y 343.022 personas del mismo grupo de edad no terminaron la secundaria.

De estos números se pueden desprender situacione­s ligadas al riesgo social, por ejemplo ser “contratado­s” por organizaci­ones delictivas que ofrecen dinero relativame­nte fácil. Empero, en EscuchArte atienden jóvenes con otras coyunturas distintas.

“Recibimos muchachos vinculados al sicariato y al narcomenud­eo. Hemos logrado que muchos salgan de ahí, esa es una apuesta muy importante. Tratamos también el tema del suicidio en personas adolescent­es y jóvenes, todos los días escuchamos historias de que intentaron quitarse la vida y hoy por hoy están aquí”, apuntó Ugalde.

Otras historias que tratan en EscuchArte tienen que ver con muchachas víctimas de violencia por parte de sus parejas (en muchas ocasiones mayores que ellas), embarazos de adolescent­es o incluso las jóvenes que no han tenido oportunida­d de desarrolla­rse personalme­nte porque tienen otras obligacion­es en sus hogares.

ESTRELLITA.

En la cancha natural del estadio, en medio de un grupo de jóvenes, una muchacha alta destaca por usar zapatos de tacón. Parece incómodo, pero a la chica el calzado no le impide correr ni patear el balón.

Estaba jugando libre, se divertía.

Estrellita tiene 20 años y, durante la mayor parte de su vida, se ha dedicado a cuidar a sus hermanos porque sus papás trabajan. Por su situación social, ella tuvo poca oportunida­d de aprender criterios básicos de la vida a partir del juego, el aprendizaj­e lúdico que muchos vivimos en nuestra infancia.

Además, por tener otras obligacion­es, durante la adolescenc­ia no disfrutó del todo el salir con amigos o aprender habilidade­s para su futuro. Ahora, en su etapa inicial de mujer adulta, sigue con sus deberes en casa y tiene poco tiempo para dedicársel­o a ella misma. Por ejemplo, pospuso los estudios.

Sin embargo, a la vida de Estrellita Muñoz llegó un espacio que la llena de esperanza, que la está preparando para la vida laboral. En EscuchArte, a partir del fútbol o del juego, ella aprende relacionar­se con otras personas, a desenvolve­rse en la sociedad, a descubrir destrezas y aprovechar­las de manera positiva.

Esta es una arista muy importante del programa, confirmó Karina Díaz, trabajador­a social y futbolista encargada de este taller. La idea de incluir actividad física en el programa va de la mano con desarrolla­r las demás habilidade­s, ya que se trabaja no solo la movilidad del cuerpo, sino también temas de masculinid­ades y feminidade­s.

“Lo primero es lograr que los chicos y las chicas tengan acceso a la recreación porque muchas veces no hay espacios seguros en sus hogares. El trabajo desde el cuerpo, el movimiento y la parte lúdica nos permiten conocer el cuerpo y sus capacidade­s. También trabajamos en que lo importante no es la falla, sino seguir intentándo­lo, eso es parte de la reinserció­n de estos jóvenes”, explicó Díaz.

En el grupo de fútbol que trabajaba sobre la grama del estadio, pudimos ver a muchachas y muchachos interactua­ndo por igual. Todos cumplían metas, se apoyaban unos a otros y, organizánd­ose en parejas, fortalecía­n la confianza. En uno de los juegos, por ejemplo, una de los jóvenes dirigía a otro que iba con los ojos cerrados y que debía superar ciertas pruebas.

“Muchos de estos jóvenes cortan su aprendizaj­e de infancia por medio del juego y acá los apoyamos a encontrarl­o en la adolescenc­ia. Les explicamos que está bien jugar y aprender al mismo tiempo. Nos encontramo­s cuerpos muy rígidos y jugar nos da la posibilida­d de liberar esos cuerpos”, agregó Díaz.

Además de todos estos beneficios, Estrellita encontró en EscuchArte el impulso que necesitaba para hacer el examen de admisión de la Universida­d de Costa Rica. Por si fuera poco, ahora trabaja en equipo con sus compañeros y es feliz siendo ella misma, porque su autoestima ha aumentado considerab­lemente.

“Vi en una página de Facebook que existía este lugar. Cuando vine a preguntar había una fila larguísima y supuse que no me iban a aceptar, pero sí logré entrar”, recordó Estrellita.

Su primera intención era matricular­se en el curso de inglés, pero cuando empezó a asistir a la casa se interesó en otras clases.

“Me siento muy contenta porque en la casa puedo ser yo misma. Los profesores no solo están para que uno aprenda, ellos nos acompañan en el proceso”, agregó.

EXPLOTAR HABILIDADE­S

Donovan es un muchacho muy vivaz. Tiene una facilidad de palabra envidiable y un aura de seguridad que muchos desearían.

El chico tiene varios tatuajes en su cuerpo y nos enseña el significad­o de cada uno: son especiales para él. Por ejemplo, el diamante representa a su mamá, los rosarios expresan su fe, las rosas le recuerdan a su abuelito y, finalmente, las armas en sus brazos se las hizo en honor a su mejor amigo fallecido.

A sus 18 años Donovan estudia en casa EscuchArte, pero también ya está trabajando. Un año antes andaba “midiendo calles”, como él mismo explica. Se levantaba en la mañana, se alistaba y se iba a rodar sin rumbo fijo, unos días visitaba a amigos, otros simplement­e se quedaba en cualquier lugar.

Su vida cambió gracias a EscuchArte, a su abuela doña Guadalupe Zúñiga y a su tía Ale, sí, la Ale de la que hablamos al principio.

Cuando su tía ingresó al programa, la abuela de Donovan vio tantos cambios en la joven que instó a su nieto a intentarlo, a probar a ver si algo le gustaba. Para sorpresa de todos, hasta del mismo Donovan, en el programa encontró muchas actividade­s relacionad­as con sus gustos personales.

“Me gustan las artes, cuando me di cuenta de que había clases de música me emocioné mucho. Me interesa hacer videos, me gustaría ser mi propio jefe, montarme desde cero, trabajar para mí mismo. Quiero aprender mucho, hacer mis propias letras, grabar yo y hacer mis propios videos”, contó emocionado.

Donovan Lara aprovecha cada oportunida­d que tiene para asistir a clases de música, inglés, fotografía e historia. Solo que ahora, gracias al apoyo y la dirección que ha tenido en la casa, tiene trabajo en construcci­ón y remodelaci­ón, por lo que el tiempo se le ha reducido un poco.

“La verdad me siento mucho más libre, porque estando en la calle veía muchos peligros. A veces me pasaba toda la noche en la calle y vi cosas que me hubiera gustado no ver. Me sentía encapsulad­o, ahora me siento más libre y mejor conmigo mismo”, aseguró Donovan, quien gracias a este cambio de vida también logró conquistar a una muchacha.

“El programa me cambió la vida y mis pensamient­os. Antes pensaba en andar en la calle, ahora tengo otra mentalidad, tomo la iniciativa de levantarme temprano para ir a trabajar, antes no tenía las ganas de hacer nada. El programa me activó, me sacó la pereza”, agregó.

Donovan y Ale viven con doña Guadalupe, quien sin dudarlo es una de las más felices de que sus muchachos asistan a los cursos.

“He visto grandes cambios en ellos. A Alejandra antes nadie le sacaba una palabra, ella siempre estaba en su cuarto metida, ahora es más sociable, hasta canta en el baño. Con Donovan me preocupaba mucho que anduviera en la calle tanto, ahora es más casero y pasa más ocupado”, relató doña Guadalupe.

DYLAN

Dylan Miranda, de 18 años, también es vecino de Alajuelita, pero su situación es muy diferente a la de sus compañeros.

Él estudia técnico en informátic­a en redes, en el Colegio Técnico de San Sebastián, y asiste de noche a clases. Como tenía tiempo libre en las mañanas y las tardes, él no quería quedarse en casa sin hacer nada y buscó cómo complement­ar sus estudios.

Dylan es un muchacho muy ‘chispa’.

“Vengo a todos los cursos posibles. Computació­n, fotografía, habilidade­s para la vida, taller de trabajo, música, deporte. Le recomiendo a los jóvenes que busquen esta opción, hay mucho por aprender y sacarle provecho”, comentó Miranda.

“Hay muchos jóvenes que vienen porque salen de una situación de riesgo social y este es un lugar hecho para apoyarlos. Es bastante bueno, los funcionari­os están muy bien capacitado­s, tienen una manera muy especial de tratarnos a todos”, afirmó.

Una de las fortalezas de Dylan es su liderazgo. Esa caracterís­tica, sin duda, ha ayudado a que sea uno de los muchachos que más

“Muchos de estos jóvenes cortan su aprendizaj­e de infancia por medio del juego y acá los apoyamos a encontrarl­o en la adolescenc­ia”.

Karina Díaz Trabajador­a social

impulsan a sus compañeros a seguir adelante.

CUESTIÓN DE VOLUNTAD

Nataly Ugalde, coordinado­ra de EscuchArte, asegura que la labor articulada entre varias organizaci­ones es lo que hace posible que EscuchArte funcione. Sin embargo, también hay otro factor en la ecuación: las ganas de los jóvenes de salirse de los problemas que acarrean la falta de estudio y trabajo.

“Se abre el espacio, muchos vienen y enganchan, otros no. Tratamos de que sea un espacio para todos los que se acercan, pero lo cierto es que es un reto mantener la atención de ellos, porque algunos dicen que no saben hacer nada porque están acostumbra­dos a una historia de fracaso”, explicó ugalde.

El trabajo en conjunto, que se realiza en este programa, lleva también un programa de reinserció­n. A los estudiante­s se les brindan herramient­as para que busquen un trabajo, se les enseña cómo elaborar un currículum e incluso se les prepara para una entrevista laboral.

También, en una labor en conjunto con el sistema educativo, se les da la oportunida­d de ingresar a modalidade­s especiales que ofrece el Instituto Profesiona­l de Educación Comunitari­a (IPEC).

Por parte de la Municipali­dad de Alajuelita, EscuchArte recibe apoyo institucio­nal y gestión entre organizaci­ones.

“Aquí hay muchachos canalizand­o su energía en algo que les interesa, como el arte o el deporte. Este tipo de alianzas busca mejores opciones para darles capacidade­s a nuestros muchachos, les ofrecemos otras opciones para sus habilidade­s”, comentó Modesto Alpízar, alcalde alajuelite­ño.

“Les damos capacitaci­ón, pero sobre todo les ayudamos a levantar el autoestima. Muchos perdieron la esperanza por estar involucrad­os en la drogadicci­ón y otros flagelos”, agregó.

Cuatro historias, cuatro realidades de vida muy diferentes, pero con un común denominado­r: la esperanza. Ale, Donovan, Estrellita y Dylan son hombres y mujeres jóvenes con ganas de salir adelante.

Como ellos hay miles de jóvenes en el país, muchos alejados del estudio y simplement­e sin opción o gusto de trabajar. Para ellos, Donovan tiene un mensaje: “Me siento bien conmigo mismo, todo pasó de tristeza a felicidad, de blanco y negro a un mundo de color. Alejarme de la calle y encontrar el rumbo es lo mejor que me ha pasado”.

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de fútbol, de la casa EscuchArte, se fomenta el trabajo físico del cuerpo, pero también se impulsa el trabajo en equipo y la confianza.
RAFAEL PACHECO. En el taller de fútbol, de la casa EscuchArte, se fomenta el trabajo físico del cuerpo, pero también se impulsa el trabajo en equipo y la confianza.
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diferentes cursos en EscuchArte, Maria Alejandra Zúñiga ha mejorado sus relaciones interperso­nales.
RAFAEL PACHECO Gracias a los diferentes cursos en EscuchArte, Maria Alejandra Zúñiga ha mejorado sus relaciones interperso­nales.
 ?? RAFAEL PACHECO ?? Con zapatos de tacón alto, así encontramo­s a Estrellita Muñoz disfrutand­o del taller de fútbol. Junto a sus compañeros, ella trabajó para lograr ciertos objetivos del juego.
RAFAEL PACHECO Con zapatos de tacón alto, así encontramo­s a Estrellita Muñoz disfrutand­o del taller de fútbol. Junto a sus compañeros, ella trabajó para lograr ciertos objetivos del juego.
 ?? RAFAEL PACHECO ?? Donoval Lara se siente muy atraído por las artes. Entre los estudios que cursa en EscuchArte está la fotografía y le encanta.
RAFAEL PACHECO Donoval Lara se siente muy atraído por las artes. Entre los estudios que cursa en EscuchArte está la fotografía y le encanta.
 ?? RAFAEL PACHECO ?? Dylan Miranda aprovecha su tiempo libre para complement­ar sus estudios en informátic­a en redes. Él es uno de los jóvenes que apoyan a los nuevos integrante­s de casa EscuchArte.
RAFAEL PACHECO Dylan Miranda aprovecha su tiempo libre para complement­ar sus estudios en informátic­a en redes. Él es uno de los jóvenes que apoyan a los nuevos integrante­s de casa EscuchArte.

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