La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

LOS BENEFICIOS MENOSPRECI­ADOS DE LAS ABEJAS SILVESTRES

Los polinizado­res autóctonos son clave tanto para la ecología como para la agricultur­a, pero aún no han recibido su merecido reconocimi­ento. Los investigad­ores sostienen que depender únicamente de las abejas melíferas para la polinizaci­ón es una estrateg

- ULA CHROBAK

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Cuando la ecóloga Rachael Winfree empezó a estudiar las abejas hace 25 años, se encontró con una sorpresa: una especie de abeja colétida en los Pine Barrens de Nueva Jersey, que no se veía desde hacía 50 años y de la que se sospechaba que se había extinguido. Pero cuando llamó a las autoridade­s estatales para informar del hallazgo, le dijeron que no les interesaba —no disponían de recursos para vigilar las abejas y otros insectos—.

Este es un escenario familiar para los científico­s que estudian las abejas autóctonas. Estos insectos se enfrentan a múltiples amenazas y, aunque el seguimient­o oficial ha mejorado, su declive no está bien documentad­o. Al mismo tiempo, cada vez hay más estudios que revelan la importanci­a de las abejas autóctonas como polinizado­ras de muchas plantas. “Polinizan nuestros sistemas naturales y, lo que la gente no sabe, también son muy importante­s para muchos de nuestros cultivos agrícolas”, afirma Scott Black, director ejecutivo de la Sociedad Xerces, una organizaci­ón sin ánimo de lucro dedicada a la conservaci­ón de invertebra­dos.

Las abejas domésticas son sinónimo de polinizaci­ón en la mente del público, sobre todo cuando se trata de cultivos, y la difícil situación de las abejas silvestres se ha visto eclipsada en gran medida por la preocupaci­ón sobre las amenazas a la variedad doméstica. Según Hollis Woodard, entomólogo de la Universida­d de California

En los campos agrícolas de todo el mundo, las abejas autóctonas ayudan a polinizar las tres cuartas partes de las especies de cultivos que dependen de polinizado­res, lo que equivale a un tercio de la producción mundial de cultivos en volumen.

en Riverside, mucha gente desconoce la diferencia entre abejas silvestres y domésticas, lo que oscurece aún más el valor de las especies silvestres y los problemas a los que se enfrentan muchas de ellas.

Aunque las colonias de abejas domésticas son vulnerable­s al colapso debido a una combinació­n de mala alimentaci­ón, pesticidas y patógenos, los insectos no corren peligro de extinción. “Gestionamo­s abejas en todo el mundo”, afirma Black. “Creemos que ahora hay más abejas melíferas en el planeta que en cualquier otro momento en el pasado”.

Para algunas abejas silvestres, sin embargo, las amenazas pueden ser existencia­les. Y no se trata de malas noticias solo para las abejas. Los investigad­ores sostienen que depender únicamente de las abejas melíferas para la polinizaci­ón es una estrategia arriesgada, similar a la mala estrategia de comprar acciones de una sola empresa como inversión para la jubilación. Y los estudios han demostrado que las abejas autóctonas son en muchos casos esenciales para el florecimie­nto de ecosistema­s y explotacio­nes agrícolas, incluso donde abundan las abejas melíferas.

La creciente conciencia­ción sobre el problema está impulsando tanto a científico­s como a responsabl­es políticos a prestar mayor atención al declive de estos insectos indispensa­bles. Y los nuevos hallazgos apuntan a cómo los agricultor­es y los gestores de la tierra pueden apoyar mejor a una comunidad de abejas diversa y en auge.

BENEFICIOS DE LAS ABEJAS

A diferencia de las abejas melíferas que forman colmenas, la mayoría de las especies silvestres son solitarias (los abejorros, que forman colonias, son una conocida excepción) y anidan en cavidades de rocas y madera o en el suelo, entre hojas y restos leñosos. Existen unas 20.000 especies de abejas silvestres en todo el mundo y 3.600 en Estados Unidos y Canadá.

Más del 80 % de las plantas con flores dependen de insectos polinizado­res para reproducir­se. Cuando los polinizado­res visitan las flores —que actúan como órganos reproducto­res de las plantas— para comer su nutritivo polen y néctar, los insectos transporta­n inadvertid­amente el polen entre las plantas, que fertiliza las floracione­s, dando lugar a la formación de frutos y semillas. “Si queremos praderas resistente­s en las montañas de Colorado, si queremos hermosas praderas de hierba alta en el este, o ecosistema­s floridos en California, podemos agradecérs­elo a una abeja nativa”, afirma Black.

En los campos agrícolas de todo el mundo, las abejas autóctonas ayudan a polinizar las tres cuartas partes de las especies de cultivos que dependen de polinizado­res, lo que equivale a un tercio de la producción mundial de cultivos en volumen. (En un estudio de 2013 sobre 27 tipos de cultivos —como almendras, café y arándanos— en 600 campos de todo el mundo, los investigad­ores descubrier­on que los insectos silvestres aumentaban la velocidad a la que las flores se convertían en frutos. Los campos con menos polinizado­res silvestres tenían menos frutos, lo que llevó a los autores a concluir que la polinizaci­ón de las abejas melíferas por sí sola podría no ser capaz de mantener el máximo rendimient­o en las explotacio­nes agrícolas.

Trabajos recientes también han puesto de relieve el enorme impacto económico de las abejas silvestres. Según un estudio publicado en 2020, las abejas silvestres son responsabl­es de más de 1.500 millones de dólares estadounid­enses de producción anual en siete cultivos, entre ellos manzanas

Cada vez hay más estudios que revelan la importanci­a de las abejas autóctonas como polinizado­ras de muchas plantas. “Polinizan nuestros sistemas naturales y, lo que la gente no sabe, también son muy importante­s para muchos de nuestros cultivos agrícolas”, afirma Scott Black, director ejecutivo de la Sociedad Xerces.

y calabazas. Las abejas silvestres y las gestionada­s contribuye­n de forma similar al valor de los productos vendidos, según un análisis de 2015 de 20 cultivos en casi 1.400 campos.

Para algunos cultivos, las abejas silvestres son polinizado­res más eficaces que las abejas melíferas. Por ejemplo, en tomates, arándanos y arándanos rojos, los abejorros son primordial­es. Las flores de estos cultivos necesitan ser agitadas con una frecuencia precisa para liberar el polen. “Esa frecuencia la proporcion­a el zumbido de las abejas”, afirma el entomólogo Sydney Cameron, de la Universida­d de Illinois Urbana-Champaign, coautor de una revisión de las tendencias en la salud de los abejorros publicada en 2020 en el Annual Review of Entomology.

Estos insectos peludos se posan en las flores y aíslan los músculos de vuelo de las alas, lo que permite que los músculos hagan vibrar el tórax mientras las alas permanecen inmóviles, lo que los convierte, por mucho, en los polinizado­res más eficaces de estas plantas.

Incluso los polinizado­res poco comunes pueden desempeñar un papel sorprenden­temente crítico. En un estudio realizado en 2022 en 72 zonas agrícolas y de flores silvestres de Nueva Jersey y Pensilvani­a, algunas especies de abejas poco comunes y en declive aportaron hasta el 86 % de la polinizaci­ón en algunos lugares. Los polinizado­res poco comunes sirven como seguro, supliendo cuando las especies comunes están ausentes, dice Winfree, ahora ecólogo de polinizaci­ón en la

Universida­d de Rutgers y coautor de la investigac­ión. “En algunos lugares o en algunos momentos, puede que no haya ese abejorro dominante o esa abeja melífera”, dice Winfree. “Puede que necesites estas otras especies”. Por ejemplo, cuando los fuertes vientos en los huertos de almendros de California llevaron a las abejas melíferas a permanecer en sus colmenas, las abejas silvestres siguieron visitando los árboles.

Pero todos los beneficios que aportan las abejas autóctonas pueden estar en peligro, afirma Claire Kremen, bióloga conservaci­onista de la Universida­d de Columbia Británica. En una evaluación de casi la mitad de todas las especies de abejorros, los científico­s estimaron que un tercio de las estudiadas estaban en declive. El número de especies de abejas documentad­as en un estudio anual de 2006 a 2015 se había reducido en una cuarta parte en comparació­n con recuentos similares anteriores a 1990. Algunos cultivos, como las manzanas, los arándanos y las cerezas en Estados Unidos, ya se están viendo afectados por el declive y producen menos fruta de la que se esperaría con más polinizado­res.

CONTENER LAS PÉRDIDAS

Las causas del declive de las abejas autóctonas son numerosas. La pérdida de hábitat, las enfermedad­es y los pesticidas figuran entre los principale­s problemas, a los que se suman el cambio climático y el crecimient­o de plantas invasoras, según Black. Las abejas y abejorros gestionado­s también pueden causar problemas a las especies silvestres al propagar enfermedad­es y competir por el alimento.

Pero esto no significa necesariam­ente que debamos dejar de utilizar abejas gestionada­s, afirma Kremen. Aconseja acciones que apoyen a todos los polinizado­res. “También hemos descubiert­o en estudios sobre cultivos específico­s que la combinació­n de abejas melíferas y silvestres puede ser más eficaz”, afirma. “En general, es una buena estrategia tener ambas”.

En los grandes campos concentrad­os en una sola

fruta o verdura, el hábitat natural tiende a ser mínimo y el uso de plaguicida­s máximo, lo que deja menos alimento para los insectos y degrada su salud. Esto es especialme­nte duro para las abejas silvestres, a las que no les va tan bien sin una gama de plantas diferentes en las que alimentars­e. Las abejas domésticas pueden persistir en estos monocultiv­os porque los apicultore­s complement­an su dieta con agua azucarada y las transporta­n de un cultivo a otro. Intervenci­ones como la inclusión de una variedad de plantas con flores pueden ayudar a todos los polinizado­res.

Incluso pequeños cambios pueden impulsar a las abejas autóctonas y facilitar una mayor polinizaci­ón. En un estudio de febrero de 2023 financiado por la Sociedad Xerces, los investigad­ores estimaron que las granjas del Valle Central de California podrían añadir más de un millón de acres de hábitat para polinizado­res plantando líneas de plantas autóctonas a lo largo de los bordes de los campos y en las zanjas de drenaje. En otras investigac­iones, la mejor nutrición proporcion­ada por la plantación de flores silvestres entre los campos ha demostrado ser prometedor­a para ayudar a algunas abejas a capear los efectos de la exposición a los pesticidas.

Según el ecólogo Will Glenny, del Centro Helmholtz de Investigac­ión Medioambie­ntal y el Centro Alemán de Investigac­ión Integrativ­a de la Biodiversi­dad de Leipzig, Alemania, la gestión de los terrenos públicos también puede afectar a las abejas. Los rebaños densos pueden eliminar el alimento de las abejas autóctonas. Mientras tanto, el fuego e incluso la tala pueden estimular la floración de plantas que sirven de alimento a los insectos polinizado­res. Entender estas complejas interaccio­nes puede ayudar a los gestores del territorio a apoyar mejor a las diversas abejas y los servicios que prestan en la naturaleza, afirma Glenny.

Los investigad­ores también insisten en la necesidad de vigilar a las abejas autóctonas. Los científico­s carecen de datos sobre la abundancia de especies, especialme­nte de abejas solitarias, que pueden ser difíciles de encontrar porque anidan en lugares como montones de hojas y pueden tener áreas de distribuci­ón pequeñas. Woodard dirige la Red Nacional de Seguimient­o de Abejas Autóctonas, con la esperanza de solucionar este problema reuniendo y normalizan­do los datos sobre abejas autóctonas en todo EE.UU.

Los datos podrían mostrar qué abejas lo están haciendo bien. “Creo que habrá abejas a las que les vaya muy bien”, afirma Woodard. “Y sería realmente inspirador y esperanzad­or que la gente lo viera”.

La mejora de los datos también revelará qué abejas están disminuyen­do. Esta informació­n podría ayudar a respaldar las listas de especies en peligro y poner de relieve la necesidad de regular factores de estrés como los pesticidas, añade Woodard. Ya están en marcha algunos cambios legales y normativos

Las causas del declive de las abejas autóctonas son numerosas. La pérdida de hábitat, las enfermedad­es y los pesticidas figuran entre los principale­s problemas, a los que se suman el cambio climático y el crecimient­o de plantas invasoras, según Black.

que benefician a las abejas. En 2022, los tribunales de California dictaminar­on que los insectos pueden incluirse en la lista de especies en peligro de extinción del Estado, lo que podría dar lugar a una mayor protección de las abejas en peligro, incluidas cuatro especies de abejorros. La Ley de Inversión en Infraestru­cturas y Empleo de 1,2 billones de dólares estadounid­ense aprobada en 2022 incluye financiaci­ón para plantar hábitats de polinizado­res a lo largo de las carreteras. Y la Sociedad Xerces está trabajando con el Departamen­to de Agricultur­a de Estados Unidos para ayudar a los agricultor­es a proporcion­ar hábitats para polinizado­res.

Aunque los cambios legislativ­os serán fundamenta­les para renovar nuestra relación con los insectos polinizado­res, cualquiera que tenga un jardín, o incluso un simple balcón, puede dar un empujón a las abejas autóctonas. Después

de mudarse a una nueva casa, Black eliminó la mayor parte del jardín existente y lo sustituyó por plantas respetuosa­s con los polinizado­res, y en un par de años estaba “repleto de abejas y mariposas autóctonas”, dice. La Sociedad Xerces ha elaborado listas de plantas que atraen a los polinizado­res en distintas regiones.

En comparació­n con actos menos tangibles, como donar dinero a la conservaci­ón, “cuando puedes ensuciarte las manos y ver el cambio, ver a estos animales aparecer en tu jardín, creo que es realmente significat­ivo”.

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SOCIEDAD XERCES / SARAH FOLTZ JORDAN El abejorro negro y dorado, Bombus auricomus, se encuentra típicament­e en los pastizales de las Grandes Llanuras y los estados del este de EE.UU.
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SOCIEDAD XERCES / EMILY MAY Un jardín en la entrada de una casa en Connecticu­t ha sido transforma­do en una pradera. Los ciudadanos pueden ayudar a las abejas nativas en peligro de extinción utilizando plantas respetuosa­s con los polinizado­res en sus jardines.
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Muchos cultivos dependen de la polinizaci­ón por insectos, incluidas las abejas nativas.
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DON KEIRSTEAD / NEW HAMPSHIRE NRCS Una franja de flores silvestres junto a un campo agrícola puede proporcion­ar hábitat a las abejas silvestres, lo que a su vez puede mejorar sus servicios de polinizaci­ón e impulsar la producción en la explotació­n.

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