La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical
Centenario histórico de Barrio México
Hace cien años se tomó la decisión de nombrar a una de las localidades de la ciudad de San José con el nombre de Barrio México, como resultado de una peculiar concatenación de factores de la más diversa índole y significancia
“Aquella noche funesta, pocos minutos después del terremoto, en medio de la oscuridad muchos de los acongojados cartagineses tuvieron la ocasión de ver cruzar a través del cielo, una esfera luminosa proveniente del cielo. Este bólido no solo fue observado por los cartagineses; mucha gente a lo largo del país tuvo la oportunidad de verlo claramente. Tal es el caso de los pobladores de San José, Heredia y Alajuela, lo mismo que los vecinos de Puntarenas”
Tan vívidas palabras fueron plasmadas en 1974 por el historiador y académico cartaginés Franco Fernández
Esquivel en su conocido libro Terremoto de Cartago (1910), para referirse a un inusual hecho que se suscitó poco después de las 6 y 50 p. m. del miércoles 4 de mayo de 1910, es decir, tras desatarse el trágico Terremoto de Santa Mónica.
Evento telúrico que devastó a la otrora capital costarricense por espacio de dieciséis segundos y que, en efecto, había estado precedido durante varios días del vistoso avistamiento del célebre Cometa Halley, el cual se había observado por última vez en nuestro país en 1835.
Así, al cumplirse en 2023 los cien años de fundación del emblemático Barrio México de la ciudad de San José, se exponen los detalles y peculiares circunstancias que se concatenaron entre el origen dicha localidad y el cataclismo citado.
ORÍGENES REMOTOS
Desde 1868, la ciudad de San José se encontraba conformada por cuatro distritos: Carmen, Merced, Catedral y Hospital. Todos los cuales presentaban el común denominador de integrarse por diversos barrios y localidades, así como estar rodeados de amplias zonas rústicas.
Entre esos últimos lugares y situado al noroeste de la capital, estuvo el antiguo sitio conocido como Rincón de Cubillos, cuyo apelativo surgió a raíz de que sus pocos habitantes pertenecían a un mismo grupo familiar con dicho apellido. Mientras que, los propietarios de sus otros terrenos, fincas y dehesas, las utilizaban para actividades agrícolas, ganaderas, pastoriles o ecuestres.
Fue entonces, en 1910, cuando el Terremoto de Santa Mónica provocó el súbito
ensanche de San José, pues la destrucción de Cartago hizo que muchas de sus familias buscasen un nuevo sitio para vivir. Razón por la que los dueños de fundos en Rincón de Cubillos los seccionaron en lotes y parcelas para la venta, siendo así adquiridos por muchos de esos habitantes cartagineses. Hecho que originó un primigenio núcleo poblacional y sus ulteriores primeras calles, alumbrado, limpieza pública y alcantarillado, así como la apertura, en 1914, de un sitio para comercio vacuno con el nombre de Plaza de Ganado.
CONVERGENCIA DE HECHOS
En 1921 y tras poco más de una década de existencia, los vecinos de Rincón de Cubillos razonaron un hecho evidente: dicho nombre ya no correspondía a la nueva realidad de esa zona. Motivo por el que iniciaron los trámites municipales necesarios para dotarla de una denominación oficial.
Para ello, eligieron a su primer órgano de representación vecinal bajo el nombre de Junta Patriótica Progresista, cuya presidencia fue asignada a don José Montero Calderón. Entidad que peticionó la asignación de un nuevo nombre ante el jurista José L. Lujan Mata, quien fungía como gobernador de San José.
De modo concomitante, fue también en 1921 cuando nuestro país recibió una invitación formal del presidente mexicano, Gral. Álvaro Obregón
S., para que participásemos en la Fiesta del Centenario de la Consumación de la Independencia Nacional. Evento que conmemoraba los cien años de autonomía de ese país respecto de España y la instalación del I Imperio Mexicano en septiembre de 1821.
Al respecto, dicho acontecimiento poseía gran significancia para ambas naciones, pues, entre el 10 de enero de 1822 y el 8 de marzo de 1823, Costa Rica había formado parte del citado Imperio Mexicano, contando con el ilustre Presb. Florencio del Castillo Villagra como nuestro representante interino.
LA PROPUESTA CERTERA
Ante el citado viaje, nuestro gobierno, liderado por el presidente Julio Acosta G., comisionó al eximio historiador, diplomático y literato Ricardo Fernández Guardia como delegado en dicha celebración, quien se dirigió a la nación mexicana con la investidura de ministro plenipotenciario.
Asimismo, nuestras autoridades nombraron al periodista y escritor nicaragüense Leonardo Montalbán Betanco como delegado oficial de prensa; individuo que radicaba desde hacia varios años en Costa Rica y que laboraba como redactor en el conocido periódico Diario de Costa Rica.
Una vez allá y como deferencia a las delegaciones diplomáticas que asistieron a suelo mexicano, se bautizó a varias calles de Ciudad de México con el nombre de dichos países. Homenaje que, para el caso costarricense, implicó el designio de la Calle Costa Rica, situada a un kilometro al norte de la Catedral Metropolitana de esa ciudad y cuyo nombre conserva hasta el presente.
Todo lo anterior hizo que, tras su regreso a nuestro país y ostensiblemente impresionado por la cultura e historia mexicanas, Montalbán escribiese varios artículos sobre dicha nación, los cuales luego recopiló y publicó, en 1922, en un libro titulado Bajo el sol de México. A lo que siguió una iniciativa suya, desde su nuevo puesto como redactor del periódico Diario del Comercio, para que, en reciprocidad a lo realizado por el gobierno mexicano, nuestras autoridades municipales designasen a algún parque o localidad con el nombre de esa nación.
NOMBRE HISTÓRICO
Una vez conocida la proposición de Montalbán por el municipio josefino, aconteció entonces una doble peculiaridad. Ya que, por una parte, ello se dio en la misma coyuntura en que la Junta Patriótica Progresista de Rincón de Cubillos había solicitado la asignación de un nuevo apelativo para dicha zona.
Mientras que, por otra parte, el ya referido gobernador Luján M. era hijo del ciudadano mexicano Manuel María Lujan Tejeda, quien se había domiciliado en Costa Rica desde el siglo XIX, fungiendo incluso como primer representante diplomático de su país ante nuestro gobierno.
Así, tras consultar a los vecinos de Rincón de Cubillos, quienes reconocían las ingentes acciones que Luján había realizado para con su localidad desde 1919 cuando había sido electo, fue el miércoles 26 de septiembre de 1923 cuando la municipalidad capitalina acordó: “Desde esta fecha en adelante, el barrio Rincón de Cubillos se denominará Barrio México, conforme lo solicitan los miembros de la Junta Patriótica Progresista y el señor don Leonardo Montalbán, como justo homenaje de admiración y simpatía a la gran nación azteca”.
Apelativo oficial que se inauguró a partir de las 9 a. m. del domingo 21 de octubre de 1923, tras una ceremonia a la que asistió el antes citado mandatario Julio Acosta, el gobernador Luján M. y el di
plomático mexicano Eduardo Ruíz en calidad de ministro plenipotenciario de su país en nuestra patria.
DESARROLLO CONSTRUCTIVO
Con el paso de los años, Barrio México fue creciendo en infraestructura y extensión, erigiéndose sitios públicos como la Plaza de Deportes Calderón Guardia (1941), la Plazoleta Morelos (1941), el kindergarten Margarita Esquivel R. (1945), el Campo de Juegos Alberto T. Brenes (1943) y la Escuela Ramiro Aguilar V. (1945).
En paralelo, se designó a dos de sus más importantes vías de tránsito con los nombres de dos de nuestros más importantes personajes patrios, tal fue el caso de la Calle Juan Santamaría (1941; actual calle 20ª) y la Avenida Florencio del Castillo (1943; actual avenida 13ª), ambas cuales perviven hasta la actualidad.
Caso aparte es el de su estructura eclesial, dado que, desde 1930 y en obvio nexo con México, se había colocado bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe. Empero, en 1936, se decidió construir un nuevo templo y se modificó su tutela religiosa para con la figura de la Santísima Trinidad, erigiéndose así en la primera iglesia de Centroamérica en consagrarse a dicho significado teológico.
Tras una década de trabajos, fue en noviembre de 1946 cuando el entonces arzobispo metropolitano, Mons. Víctor M. Sanabria M. bendijo la nueva parroquia y se le dio el nombre de Guadalupana a una de sus campanas. Hasta que, unos lustros después, se inauguró su actual construcción en ese mismo sitio con planos elaborados por el arquitecto José M. Barrantes Monge.
SITIOS Y RECUERDOS
Sin lugar a dudas, uno de los elementos más llamativos que distinguió a Barrio México desde pocos años después de sus inicios, fue la utilización del estilo arquitectónico Art Decó en muchas de sus domicilios, empresas y edificios.
En tal sentido, cabe destacar lugares como: la Botica Solera (1933), el cine Gran Líbano (1937; originalmente llamado Teatro Tovac desde 1924, la Escuela República de Argentina (1935; inaugurada en 1928 con otra estructura), la Farmacia Calzada (1944) o la Estación de Bomberos (1947).
Además, en dicho barrio estuvo ubicado el conocido centro de eventos Sala Tasara, las torres de transmisión de la radioemisora La Voz de la Víctor, el sitio de espectáculos Plaza Solera (originalmente llamada Plaza de Toros de Manuel Rodó y Co.), el Teatro Colón, el cine Nuevo Coliseo, así como el actual Liceo de San José.
Mientras que, algunas de sus antiguas pulperías y comercios fueron: El Cóndor, La Sirena, El Gato Negro, El Amazonas, La Puesta del Sol, El Recuerdo, La Nueva Grecia, El Nuevo Mundo, La Frontera de México, El Alba, La Pradera, La Gitana, La Huaca, La Cartaginesa, La Aurora, El Nilo, La Mata de Tabaco. Existiendo también cantinas como: El Recreo Argentino, Aquí es Tista, México Bar, El Gran Sesteo, La Bomba, La Barca, La lluvia de plata, El Tapioca, El Poás, El Gran Tráfico, Mar del Plata, El Cometa, Pecos Bill, Río de Janeiro y el Castro’s Bar.
Unido a lo cual hubo salones de baile como el Centro Social México, el Castro´s
Bar (originado en la cantina homónima cuando se trasladó a su actual ubicación), Las Cañas Drive Inn y el Pirata´s Club. Sitio este último donde se originó el popular baile pirateado en nuestro país.
DOS ÚLTIMOS HITOS
El 26 de noviembre de 1925 se fundó en dicho barrio el equipo de futbol Club Sport México (uniforme rojiblanco), el cual ingresó a la primera división de dicho deporte en 1928 y desapareció en 1934.
Mismo sitio en el que se creó, en 1948, el Deportivo Nicolás Marín (uniforme blanquiazul), siendo en 1950 cuando se agregó una raya roja a su camiseta blanca, ascendió a segunda división (1951) y luego a primera división (1952). Con los años se reconvirtió en Club Deportivo Barrio México (1965), Deportivo México (1969), Municipal San José (1979) y Asociación Deportiva Barrio México (1986). Mientras que en 1976 se proclamó subcampeón de nuestro torneo mayor de fútbol.
Al respecto, dicha divisa futbolística, popularmente conocida como el Equipo Canela, fue declarada por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Futbol con la categoría de sétimo mejor equipo de la historia futbolística de Costa Rica en el pasado siglo XX, así como 51° lugar de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (CONCACAF).
Por otra parte, fue en la ya referida Plazoleta Morelos donde se develó, en 1941, un busto del prócer mexicano Presb. José M. Morelos y Pavón, el cual fue obsequiado por el entonces presidente de ese país Gral. Manuel Ávila Camacho.
No obstante, casi cinco décadas después y con motivo de la apertura del actual Parque de Barrio México, dicha escultura y su pedestal fueron trasladados al costado sur de dicho sitio público. Mismo sitio en el que, para 2006, se inauguró un busto del presidente mexicano Benito P. Juárez García, cuya colocación fue el resultado de una deferencia a dicho barrio por parte de las autoridades del Estado de Oaxaca (lugar de nacimiento de Juárez).
Así, al estarse conmemorado en 2023 el centenario del emblemático Barrio México de la ciudad de San José, resulta indubitable colegir que, con su distinguido nombre, se evoca a uno más de los históricos vínculos que han existido entre Costa Rica y México desde antaño.