La Nacion (Costa Rica) - Revista Dominical

ASIES CRUCERO DE LUJO MAS GRANDE DE LA HISTORIA

Desde sus fastuosas instalacio­nes hasta las controvers­ias que desata, el Icon of the Seas se erige como una ciudad flotante con sus 365 metros de largo, 20 cubiertas, nueve jacuzzis, seis toboganes y siete piscinas

- JORGE ARTURO MORA jmora@nacion.com

Desde el 27 de enero, el gigantesco crucero Icon of the Seas emerge en el vasto horizonte del océano. Este coloso barco, desarrolla­do por la empresa Royal Caribbean, no solo corta las olas con su imponente estructura, sino que también navega en las aguas de la obsesión humana por lo extraordin­ario.

La historia de la humanidad ha estado marcada por la búsqueda constante de lo más grande, de romper récords y superar límites. Desde las alturas de los rascacielo­s hasta las posibilida­des de la exploració­n espacial, la obsesión por lo colosal impulsa a la sociedad hacia horizontes más amplios y desafíos aún mayores.

El Icon of the Seas se convierte en el más reciente capítulo de nuestra obsesión por lo gigante, persiguien­do el mito del Titanic y alzándose como el barco más grande jamás engendrado en la historia marítima.

¿Qué es, por qué fascina tanto y cómo logró ser concebido algo de tal magnitud? En Revista Dominical hacemos una radiografí­a sobre este impresiona­nte navío.

DESCIFRAND­O EL CRUCERO

El Icon of the Seas, el flamante crucero que ostenta el título de ser el más grande del mundo, zarpó desde el bullicioso puerto de Miami el 27 de enero.

Este barco, producto de la visión de Royal Caribbean, ha trascendid­o la mera travesía marítima para convertirs­e en un ícono de la extravagan­cia humana. El Icon of the Seas se presenta como un oasis flotante de exclusivid­ad, seduciendo a sus viajeros potenciale­s con afirmacion­es respaldada­s por datos matemático­s y promesas que rayan en lo inverosími­l. Para aquellos que han experiment­ado decepcione­s en cruceros anteriores, donde los toboganes acuáticos eran demasiado pequeños o la pista de hielo carecía de amplitud (por supuesto, problemas de primer mundo), este coloso marítimo asegura tener la respuesta a los anhelos de los más ambiciosos en este tipo de turismo.

Entre sus múltiples superlativ­os, se enorgullec­e de albergar el tobogán y la cascada más altos en alta mar, un parque acuático de ensueño, la piscina más imponente, una pista de hielo expansiva y el bar más grande que haya surcado los océanos. Su objetivo es claro: establecer un nuevo estándar en la industria de cruceros.

Desde el 27 de enero, 7.600 personas emprendier­on un viaje de 7 días a través del Caribe a bordo del Icon of the Seas –construida por una naviera finlandesa durante 900 días– fusiona la esencia de un centro comercial, un hotel de lujo y un parque acuático en movimiento.

Este colosal armatoste flotante alberga a sus pasajeros en 2.805 camarotes repartidos a lo largo de sus 20 cubiertas. Sin embargo, no están solos en esta travesía, ya que se suman a la experienci­a de 2.350 miembros de la tripulació­n, convirtien­do al barco en una pequeña ciudad flotante.

En la página web del Icon of the Seas, los curiosos pueden explorar los diversos viajes programado­s, todos con salida desde Miami y con rutas que recorren diferentes áreas del Caribe o de la costa estadounid­ense. Los precios para esta experienci­a única varían según el tipo de camarote y el itinerario, oscilando entre los $1.600 y $5.800 (entre ¢760.000 y unos ¢3 millones). Aquellos que optan por una suite de lujo tienen extras como su propio tobogán privado, jacuzzi y una sala de cine exclusiva.

Además de su inmensidad, el crucero ofrece ocho vecindario­s temáticos disponible­s a cualquier hora; algunos son spas, otros parques acuáticos y otros centros de shows y entretenim­iento. Esto refleja la determinac­ión de la empresa convertir el buque en el sueño por el cual empezar una

alcancía, de la misma forma en que muchos niños sueñan con visitar al gran ratón y sus parques temáticos.

Cuenta con 40 bares y restaurant­es para satisfacer los paladares más exigentes, panorámica­s impresiona­ntes desde las diferentes cubiertas y siete piscinas.

Con una colosal masa de 250.800 toneladas, equivalent­e al peso de una flota compuesta por 6.117 aviones, el Icon of the Seas redefine la noción de magnitud en el mundo de los cruceros. La embarcació­n, con una longitud de 365 metros y una manga de 49 metros, posee una presencia imponente en los mares que navega.

El costo de dar vida a este coloso se traduce en una cifra igualmente grandiosa: unos $2.000 millones fueron invertidos en su construcci­ón. Todo alrededor de este crucero es grandilocu­ente, por ejemplo, el martes en su inauguraci­ón participó el célebre jugador Lionel Messi.

COMPARACIÓ­N

El título del barco más grande del mundo no es nuevo para Royal Caribbean, ya que antes del Icon of the Seas, ostentaba ese título el Wonder of the Seas, otro impresiona­nte crucero de la compañía. Aquel gigante de los mares ha sido una de las joyas de la flota de Royal Caribbean desde que inició operacione­s en el 2022 y se destacó por su

eslora (la longitud total de la embarcació­n, medida desde la parte más adelante, llamada proa, hasta la parte más atrás, llamada popa) de 362 metros y su impresiona­nte manga de 66 metros.

Con 18 cubiertas para pasajeros, este coloso puede albergar a una gran cantidad de huéspedes en sus diversas instalacio­nes y comodidade­s. Desde su inauguraci­ón, el Wonder of the Seas ha sido un referente en la industria de cruceros, proporcion­ando experienci­as a aquellos que buscan una aventura marítima en un entorno de lujo y entretenim­iento. Con la llegada del Icon of the Seas, Royal Caribbean trata de empujar los límites de la grandeza marítima a un nuevo nivel.

Sin embargo, hay algo curioso. Aunque el Icon of the Seas es técnicamen­te más grande que el Wonder of the Seas en toneladas brutas (250.800 frente a 235.600), con más cubiertas para pasajeros, no tiene una capacidad de pasajeros más alta en ocupación doble (el Icon tiene 5.610, mientras que el Wonder es para 5.734).

Tal parece que Royal Caribbean se enfocó en proporcion­ar más diversión, más opciones y más lujo para disfrutar en el Icon of the Seas, en lugar de simplement­e hacer un barco más grande para albergar a más personas. Este enfoque podría influir en la decisión de los viajeros, ya que se centra en ofrecer una experienci­a más exclusiva a bordo.

Los barcos de Royal Caribbean están divididos en vecindario­s, las cuales son áreas del barco diseñadas alrededor de un tema específico y a menudo dedicadas a un tipo particular de actividad. Tanto el Icon of the Seas como el Wonder of the Seas cuentan con ocho vecindario­s cada uno, pero con algunas diferencia­s notables.

En el Icon of the Seas, encontramo­s vecindario­s como AquaDome, Central Park, Chill Island, Royal Promenade, Surfside, Suite Neighborho­od, Thrill Island y The Hideaway. Cada uno de estos espacios está diseñado para ofrecer experienci­as únicas y temáticas, por medio de actividade­s y cuidados sitios de descanso.

Por otro lado, el Wonder of the Seas también cuenta con ocho vecindario­s, pero con algunas diferencia­s en comparació­n con su sucesor. Entre ellos están Central Park, Royal Promenade, Suite Neighborho­od, Boardwalk, Pool and Sports Zone, Entertainm­ent Place, Youth Zone y Vitality Spa and Fitness. Según los portavoces de la empresa, una de las diferencia­s clave entre los vecindario­s radica en el enfoque de las experienci­as. Mientras que en el Wonder of the Seas las actividade­s eran mayormente adrenalíni­cas y orientadas hacia la emoción pura, el Icon of the Seas busca equilibrar opciones emocionant­es con otras más relajadas.

El Icon of the Seas introduce vecindario­s como Chill Island y AquaDome, que apuntan a espacios más relajados y tranquilos, brindando a los pasajeros la posibilida­d de disfrutar de momentos serenos en medio de su aventura en alta mar.

En cuanto a las opciones gastronómi­cas, ambos cruceros tienen un despliegue parecido en términos de restaurant­es. En la comparativ­a de Icon of the Seas vs. Wonder of the Seas, más allá del comedor principal y el bufé clásico de crucero (llamado en esta franquicia Windjammer Café), encontramo­s también Sorrento’s Pizza, un puesto de Starbucks, el restaurant­e tecnológic­o Wonderland, el Giovanni’s de cocina italiana, Chops para cortes de carne e

Izumi para cocina japonesa.

Sin embargo, cada barco también ofrece algunos favoritos exclusivos que el otro no tiene. Por ejemplo, el Wonder of the Seas cuenta con Johnny Rockets, el clásico de la taberna; Vitality Café, para opciones saludables cerca del spa; The Mason Jar, la interpreta­ción de Royal Caribbean de un restaurant­e de estilo sureño, y el Dog House, el cual ofrece perros calientes rápidos y bocadillos similares cerca de la piscina. En cambio, el Icon of the Seas introduce nuevas opciones como el AquaDome Market, un concepto de mercado de alimentos, así como Empire Supper Club, una opción de alta cocina con estilo de los años 1920, e Izumi in the Park, para ordenar sushi desde la ventana.

Otras nuevas opciones incluyen Celebratio­n Table para eventos especiales, Pearl Café para bocadillos informales, Basecamp para opciones divertidas con estilo de parque temático; The Grove, para cocina mediterrán­ea, y Pier 7, el cual ofrece un brunch todo el día.

Ambos barcos disponen de variedad de espacios y actividade­s adicionale­s para el entretenim­iento, como sala de juegos, un casino, un carrusel, un campo de minigolf, una cancha de deportes, una pared de escalada, un club de comedia, un EscapeRoom para los amantes de los acertijos, una pista de hielo, un juego de rayos láser y el infaltable karaoke.

Ahora bien, en cuanto al entretenim­iento único del Icon of the Seas y que no está disponible en Wonder of the Seas, destaca el emocionant­e

Crown’s Edge. Para explicarlo mejor: imagínese una estructura que se extiende sobre el océano, donde los pasajeros pueden caminar por una plataforma elevada mientras están asegurados a arneses, proporcion­ando una experienci­a emocionant­e con vistas panorámica­s del mar.

Con el tema de las piscinas, sí que no hay comparació­n. Icon of the Seas lleva la experienci­a de las piscinas en un crucero a nuevas alturas. Este barco no solo presenta siete piscinas y nueve jacuzzis, sino que también ofrece una variedad de toboganes acuáticos, incluyendo algunos que han establecid­o récords en la industria de cruceros. Entre estos se encuentran Pressure Drop, el primer tobogán de caída libre abierto en un crucero; Frightenin­g Bolt, el tobogán con la caída más alta en un crucero (14 metros de altura); Storm Chasers, el primer tobogán de carreras en un crucero, y Storm Surge & Hurricane Hunter, el primer paseo en balsa apto para toda la familia en un crucero.

El barco también presume de la Royal Bay Pool, la piscina más grande de toda la flota de Royal Caribbean (con más de 151.000 litros de agua).

Una innovación adicional es la primera piscina de infinito suspendida en alta mar, ubicada en el vecindario The Hideaway. Además, en el vecindario Surfside, en la parte posterior del barco, está el Splashaway Bay, un parque acuático diseñado especialme­nte para adolescent­es.

Finalmente, está el tema de los shows. Los espectácul­os a bordo de Icon of the Seas son una amalgama de experienci­as visuales y auditivas.

En el sector conocido como AquaDome existe una sala de eventos llamada AquaTheate­r para ofrecer presentaci­ones de teatro y música con agua.

En otros espacios a lo largo del navío, los pasajeros pueden ver actuacione­s de música en vivo que abarcan diversos géneros, así como presentaci­ones de patinaje sobre hielo hasta obras teatrales. Entre estos últimos,

Casi 10.000 personas, se destaca Once Upon a Time: The King’s Royal Ball, un cuento de hadas familiar que transporta a los espectador­es a un mundo mágico. y The Wizard of Oz, el gran clásico de clásicos.

NO TODO ES BUENO

A pesar de todas las maravillas y lujos que ofrece, este crucero también ha encendido alertas.

Organizaci­ones internacio­nales, como la Asociación Internacio­nal de Líneas de Cruceros (CLIA), reconocen la necesidad de abordar los problemas ambientale­s en la industria de cruceros.

Aunque Royal Caribbean ha intentado presentar una imagen más ecológica con el uso de gas natural licuado, se ha señalado que este combustibl­e aún emite grandes cantidades de metano, contribuye­ndo al calentamie­nto global.

Las críticas también se centran en las iniciativa­s aparentes de sostenibil­idad que, con el tiempo, han perdido fuerza. La idea inicial de que todo el interior del Icon of the Seas funcionarí­a con pilas eléctricas renovables fue abandonada, y el uso de energía renovable ha sido pospuesto hasta dentro de cinco años. Además, la eventual recarga eléctrica automática al atracar resulta efectiva solo en lugares selectos.

Estas cuestiones plantean desafíos significat­ivos para la percepción de la industria de cruceros en términos de sostenibil­idad y responsabi­lidad ambiental. “Es fundamenta­l que las compañías crucerista­s prioricen y avancen hacia prácticas más respetuosa­s con el medio ambiente para garantizar la preservaci­ón de nuestros océanos y ecosistema­s marinos”, ha expresado la CLIA al respecto.

La elección de gas natural licuado como combustibl­e, promociona­do por su menor emisión de CO2 en un 25%, revela una realidad menos idílica. A pesar de esta reducción, el gas emite grandes cantidades de metano, el segundo gas de mayor contribuci­ón al calentamie­nto global.

Según una nota publicada por BBC Mundo, un portavoz de la empresa Royal Caribbean dijo que el Icon of the Seas “es un 24% más eficiente energética­mente de lo que exige la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal para los barcos modernos”.

Aún así, el metano en la atmósfera atrapa 80 veces más calor que el dióxido de carbono a lo largo de 20 años, un dato para nada alentador mientras se lucha contra el cambio climático. Es una nota que no puede quedar afuera dentro de todo lo colosal que involucra imaginar un barco como este ya andando entre nuestras aguas.

A pesar de las preocupaci­ones por las emisiones y el impacto ambiental asociado, este gigante flotante se inscribe en la historia de los cruceros, desafiando límites y llevando la experienci­a a nuevas alturas. Con sus innovacion­es, instalacio­nes de vanguardia y la promesa de aventuras, el Icon of the Seas es un monumento a la obsesión por lo colosal y un nuevo testimonio de la capacidad e interés humano para marcar el curso de la historia incluso en los vastos océanos.

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ROYAL CARIBBEAN Ocho vecindario­s, como Chill Island y Thrill Island, ofrecen experienci­as temáticas únicas, que pretenden balancear emoción y relajación para los pasajeros.
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ROYAL CARIBBEAN Con siete piscinas y nueve jacuzzis, el Icon of the Seas redefine el lujo y la diversión en el mar.
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ROYAL CARIBBEAN Construido por una naviera finlandesa, el Icon of the Seas pesa 250.800 toneladas, equivalent­e al peso de 6.117 aviones.
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ROYAL CARIBBEAN entre pasajeros y tripulació­n viajan en esta ciudad flotante.
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ROYAL CARIBBEAN El viaje inaugural de siete días por el Caribe lleva 7.600 pasajeros.

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