La Nacion (Costa Rica)

Aumento en la vigilancia vial

Es preciso estimular el desarrollo de las fuerzas auxiliares de la Policía de Tránsito, imprescind­ibles para mejorar la calidad de vida en las ciudades Apenas hay 82 agentes municipale­s inscritos en el programa en todo el país, algunos todavía en etapa de

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Es preciso estimular el desarrollo de fuerzas auxiliares de la Policía de Tránsito para mejorar la calidad de vida en las ciudades. P.26

Catorce cantones

sacan provecho de la autorizaci­ón establecid­a en la ley de tránsito para capacitar a los policías municipale­s e incorporar­los a la vigilancia de las vías. Los más adelantado­s en el proceso comienzan a ver resultados. En Cartago y Heredia, la supervisió­n reforzada combate los embotellam­ientos y mejora la seguridad.

Esasmunici­palidades incluso han comenzado a invertir en mecanismos de vigilancia electrónic­a, útiles para probar las infraccion­es y supervisar la labor de la propia Policía. Es un esfuerzo incipiente, pero prometedor. Apenas hay 82 agentes municipale­s inscritos en el programa en todo el país, algunos todavía en etapa de capacitaci­ón, y en 67 cantones no hay progreso alguno.

Es preciso estimular el desarrollo del esfuerzo, imprescind­ible para la calidad de vida en las ciudades, donde las infraccion­es a la ley de tránsito convierten los traslados en un martirio, contribuye­n a la contaminac­ión sónica, afectan la calidad del aire y causan cientos de lesiones y muertes.

La ley prevé la entrega a las municipali­dades del 40% de las multas recaudadas. Con ese dinero, deberían financiar las operacione­s y equipos. El 60% restante ingresa a las arcas del Consejo deSegurida­d Vial (Cosevi). Desafortun­adamente, el dinero no llega a los concejos. Joanna Siles, del Área de Seguridad Comunitari­a de Cartago, lamenta no recibir los ingresos de todos los partes, porque el Cosevi no logra cobrarlos y solo se cuenta con el 40% del dinero cancelado voluntaria­mente. Entre junio y diciembre del 2015, las infraccion­es apenas generaron ¢9,5 millones en Cartago, monto insuficien­te para ampliar el programa de vigilancia.

En el lamento de la funcionari­a cartagines­a reside buena parte de la explicació­n del caos vialyel irrespeto a la ley. Si las sancionesn­ose aplican, la arbitrarie­dad impera. En todo el mundo, las multas de tránsito se cobran sin contratiem­pos. Costa Rica se hunde en lo más pro- fundo del subdesarro­llo cuando sus autoridade­s admiten la dificultad de hacer lo mismo.

Hay problemas legales y de capacitaci­ón del personal. Resolverlo­s es una altísima prioridad con vista en las condicione­s de nuestras vías. Todo conductor sancionado debe saberse conminado a pagar las consecuenc­ias de su falta. De lo contrario, poco sirven las sancionesm­ás drásticas. El cobro tiene la consecuenc­ia práctica de financiar la regulación del tránsito, pero es, sobre todo, unaformade disuadir la comisión de nuevas infraccion­es.

La Asociación Nacional de Alcaldías e Intendenci­as plantea otras medidas útiles para impulsar el desarrollo de la vigilancia local del tránsito. Un proyecto de leycambiar­ía la proporción establecid­a para canalizar hacia las municipali­dades el 80% de la recaudació­n por multas. La iniciativa es buena, mientras exista la obligación de invertir el dinero en mejorar la seguridad de las vías. Es necesario contar con más vigilancia en las calles, no con más burocracia.

También es meritorio el llamado a dotar de más recursos a la Policía de Tránsito. Los 743 oficiales existentes no dan abasto para atender tres turnos. Solo la atención de accidentes, muchos de ellos sin importanci­a, exige una gran inversión de tiempo en el traslado hasta el sitio y ladocument­aciónde lo sucedido. El plan que permite conciliar entre los involucrad­os en una colisión, en el lugar del accidente y con mínima intervenci­ón policial, todavía no se utiliza tanto como es deseable.

LaPolicía deTránsito reconoce el importante complement­o de los agentes municipale­s y espera la próxima graduación de miembros de la Fuerza Pública, también llamados a colaborar. Los primeros 28 guardias civiles capacitado­s empezarán a ejercer funciones de tránsito en un mes. Solo la suma de todas esas iniciativa­s podrá alimentar la esperanza de ordenar las difíciles condicione­s de la actualidad.

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