La suerte del primer ministro llegó a su final
LONDRES. AFP. - El primer ministro británico, David Cameron, apostó su legado a dos referendos y perdió el segundo.
Este viernes, Cameron anunció que abandonará el cargo a más tardar en octubre, en respuesta a la victoria de los partidarios de sacar al Reino Unido de la Unión Europea (UE), en el referendo del jueves.
El jefe de Gobierno ya se llevó un susto de muerte cuando parecía que Escocia iba a independizarse en la consulta de setiembre del 2014, que lo convocó cuando el independentismo no pasaba del 20%.
Ganó el unionismo, pero el secesionismo escocés subió como la espuma. En el caso de la consulta de la UE, el euroescepticismo acabó desbordándolo.
Lejos de servir para unir a su Partido Conservador, la campaña del referendo lo fracturó más y la pregunta ahora es qué ocurrirá con los otros perdedores, como el ministro de Finanzas, George Osborne. De momento, la primera víctima es él.
Cameronrepresenta la paradoja de un primer ministro que, siendo en principio escéptico sobre el bloque europeo, pasó tres meses predicando sus bondades y advirtiendo de las calamidades que supondría dejarlo.
“Pero es un euroescéptico pragmático”, matizó Peter Snowdon, coautor de un libro que narra sus primeros años como líder de los conservadores.
Cameron, proveniente de una familia acomodada, nunca levantó grandes pasiones, ni en su partido ni entre sus electores. El político, de 49 años, es padre de tres hijos y estudió en el prestigioso colegio de Eton.
“Es educado, pero no es un intelectual; es determinado, pero no dominante; es un caballero, pero no es presumido. Es creyente, pero no demasiado creyente. La gente como él tiene bastantes limitaciones, como la falta de originalidad, la ausencia de pasión y la tentación de la autosatisfacción, pero antaño dominaron el mundo”, escribió su biógrafo, Charles Moore.